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Europa

Una represalia islámica anunciada hace dos años

J.M. Álvarez
Cádiz Rebelde

Allá por octubre del año 2.002, Aznar, el Mínimo Líder, había iniciado una escalada bélica y de acercamiento servil a Bush. La aventura aún no había llegado a un punto sin retorno, por lo que algunos albergábamos la ilusa esperanza de una rectificación que no implicara al país en sus delirios de grandezas imperiales. Por aquel entonces publiqué un artículo en Cádiz Rebelde titulado "Aznar el guerrero" del que, y pido disculpas por la auto cita, reproduzco este párrafo: "Aznar con aspiraciones imperialistas, aunque sean de potencia de tercera división, ofrece su apoyo incondicional al yanqui en la agresión que se avecina. El hecho de que esta posición belicista pueda traer malas consecuencias para unos españolitos de a pie que pasaríamos a ser objetivo militar de las organizaciones extremistas islámicas, ni se cita. Mientras nuestro falangista de pro se refugiará cómodamente, rodeado de unas medidas de seguridad que no existen para los demás, la plebe deberá conformarse con mirar recelosamente aquel coche sospechoso de la esquina. Si en una guerra que no es la nuestra tuviésemos que pagar un doloroso peaje, las responsabilidades ya sabemos a quién exigirlas".
Desgraciadamente, se cumplió la profecía y el 11 de marzo la ciudad de Madrid resultaba golpeada por una serie de atentados provocados por extremistas islámicos. Aznar, el déspota que, en un gesto de soberbia infinita, implicó a este país en una guerra ilegítima contra la voluntad de todos, había recibido su respuesta. Si alguna vez soñó con una despedida gloriosa que le hubiera elevado al divino Olimpo, la cruda realidad lo ubicó en una sucia cloaca embarrado con sus propias inmundicias. Así terminan los siervos del fascismo imperial yanqui.
Tras la matanza se organizaron masivas manifestaciones a las que, ahora sí, acudió Aznar tras esas pancartas que tanto desprecia. Muy cerca de él estaban (también ahora sí) esas organizaciones que nunca condenaron el terrorismo sufrido por el pueblo iraquí porque hubiera supuesto la pérdida de subvenciones, dietas y viajes gratis en autobuses. Su actitud farisaica, y la de quienes le acompañaban en primera fila manteniendo aún la farsa de inculpar a ETA, no engañaba a nadie. Todos eran conscientes de que Aznar había puesto su firma en las Azores, y el pueblo los muertos en Atocha. El grito de asesinos dirigido a los autores del atentado se hacía extensivo a la gente de chaqueta y corbata que, utilizando a sus mercenarios, arrojaron toneladas de bombas sobre Irak asesinando a miles de personas inocentes.
Por esa razón, pocas horas después, miles de personas se concentraban ante la sede del PP exigiendo toda la verdad y nada más que la verdad en un ejercicio de democracia real, popular y participativa que obligó al ministro Acebes a dar marcha atrás en sus iniciales "informaciones" con las que sólo trataba de ganar tiempo en aras de mezquinos intereses electorales. Su vergonzosa conducta contrastó con la de Arnaldo Otegi, que hizo una declaración llena de dignidad calificando de masacre lo sucedido en Madrid y rechazando sin ambages el atentado. Otegi, que estaba seguro de la inocencia de ETA, era plenamente consciente de que si, por algún motivo, la organización vasca hubiera estado detrás de la matanza, ésta habría firmado su final.

En cuanto a sus elecciones, en esta ocasión se salieron del guión marcado por el Régimen. Éste hacia tiempo que había tomado la decisión de que el PP continuara en el Gobierno durante, al menos, una legislatura más en unas votaciones de la que fueron excluidos decenas de miles de vascos. Pero la escasa diferencia de tiempo entre la masacre y la cita electoral, hizo imposible manipular a la gente (algo que sí lograron cuando se convocaron las históricas manifestaciones contra la guerra de Irak). Debido al cariz democrático-popular que tomaba la situación, con manifestaciones espontáneas declaradas ilegales por Rajoy, efectuaron una denuncia ante la Junta electoral Central en un claro intento de anular la consulta -lo que algunos sectores han denominado "golpe de Estado de baja intensidad"- pues la mascarada electoral estaba fuera de control. Mientras tanto, los del otro bando se mantenían a la expectativa porque la situación les beneficiaba. Al final, la situación desembocó en un voto de mayor calidad que sirvió para expulsar del Gobierno al partido de ese orate político.
Seguimos en un círculo vicioso: los votos que pierde el PP van al PSOE y viceversa, demostrando una vez más que esa historieta de que la sociedad democrática se basa en el multipartidismo, es puro cuento. Todos los partidos se vuelven uno solo a la hora de gestionar los intereses de la oligarquía, de la misma manera que todos, desde el PP hasta IU, asumieron servilmente el guión marcado por el Régimen acusando a ETA sin prueba alguna. Ya ladra por ahí Rodríguez Ibarra ("yo soy un estúpido metido a política" dijo en noviembre del 2.003) que, si le nombrasen ministro del Interior, lo primero que haría sería excarcelar a Rodríguez Galindo, condenado por delitos gravísimos. Y Zapatero manifiesta que gobernará con la misma Constitución que impusieron los franquistas. He aquí las razones que me reafirman en que éstas no son las elecciones de los trabajadores ni ésta es nuestra democracia. No albergo ilusión alguna sobre las actitudes futuras de los vencedores porque es obvio quién manda aquí.
Triste y macabra trayectoria la de esta "democracia". Suárez se marchó dejándonos las consecuencias del golpe del 23-F (auspiciado por los sectores más extremistas del Régimen); Felipe salió del Gobierno dejando tras sí un reguero de víctimas del terrorismo del Estado; y por último, Aznar, como consecuencia de su política exterior, nos obsequia en su despedida con cerca de doscientos muertos y mil quinientos heridos. Todos tienen en común haber sido postulados al Gobierno por los grupos financieros para imponer sus dictados económicos. Por eso califico al sistema de "Régimen", de fascismo encubierto. Es justo reconocer que el fhürercito superó a sus antecesores al lograr que España adquiriese, por fin, gran influencia en el concierto internacional: el día de la infamia subió el precio del petróleo y bajó la Bolsa de Nueva York .
Por último, una observación sobre el elevado número de detenciones de presuntos implicados en los hechos. O bien Osama Ben Laden pasa sus vacaciones de verano en España rodeado de una muchedumbre de fieles seguidores, o, y bastante más probable, se está criminalizando a todo lo que huela a musulmán. Mucho cuidado con identificar al conjunto de los musulmanes con el terrorismo, como ya se ha hecho con el pueblo vasco. El Estado español nos ha dado bastantes pruebas de lo que digo clausurando periódicos, encarcelando periodistas e ilegalizando partidos políticos en castigo por mantener una clara línea de denuncia contra el Régimen.