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Europa

23 de marzo del 2004

¿Cambio de planes o mentira calculada?
Rodríguez Zapatero da la espalda a su promesa de sacar las tropas españolas de Iraq

José Daniel Fierro
Rebelión

Poco ha durado la alegría entre quienes querían el fin de la intervención española en Iraq. Exactamente una semana.

Pese a la promesa postelectoral del futuro presidente, Jose Luis Rodríguez Zapatero, acerca de hacer regresar a las tropas españolas desplegadas en Iraq y acabar de ese modo con la participación en la invasión, lo cierto es que el futuro gobierno socialista ya trabaja en la línea contraria.

Al pasado domingo (21 de marzo), una semana después de la victoria electoral, Rodríguez Zapatero concedió una entrevista al diario El País en la que dibujaba el futuro deseado por el PSOE para la invasión de Iraq.

Según adelantaba la entradilla de la larga entrevista, "su primer desafío será gestionar el solemne compromiso de retirar las tropas españolas de Irak si la ONU no toma las riendas". Algo que el futuro presidente de España explicaba con las siguientes palabras: "la gestión de la ocupación ha sido un desastre [...] la única vía razonable de ocupación es que Naciones Unidas tomara la dirección política [...] o hay un cambio radical, a fondo, de la estrategia en Irak, liderado por Naciones Unidas y que afecte a las fuerzas ocupantes con un cambio en el mando de esas fuerzas desde una nueva perspectiva, o las tropas se vendrán".

Preguntado por la posibilidad de que ese cambio se produzca antes del 30 de junio, Rodríguez Zapatero contestó: "mi impresión es que sí". Es decir, dejó claro que ellos trabajan con la posibilidad de esa hipótesis y que, por tanto, las tropas españolas permanecerán en Iraq pasada la fecha del 30 de junio.

Por lo declarado en la entrevista, Rodríguez Zapatero entiende que esta línea de actuación es lo que reclama en el estado español el movimiento contra la guerra. Puestos a manipular la voluntad popular, el próximo presidente español ha demostrado, en apenas una semana, ser una figura destacada. Para mayor escarnio, el titular de portada, a toda página, de la entrevista era un solemne: "La gente quiere políticos que les digan la verdad".

El mismo domingo, el futuro Ministro de Defensa, José Bono, era también entrevistado en el diario ABC. Bono apostilló idéntica argumentación cuando dijo que el compromiso socialista "es que las tropas regresen si las Naciones Unidas no se hacen cargo de la situación en Irak" y, para evitar esta vuelta, definió como uno de los "principales objetivos" del próximo gobierno conseguir que la ONU adopte el papel protagonista en la ocupación. Además no le falto pudor para decir que este compromiso "sintoniza con la inmensa mayoría de los españoles". Y por si esto no convencía lo suficiente, declaró que no darían la espalda a los EE.UU. ya que "es un país aliado y amigo".

Otro más

Los futuros ministros socialistas trabajan contra reloj para conseguir los objetivos que se han marcado. Miguel Ángel Moratinos, probable Ministro de Asuntos Exteriores acordó el pasado viernes con el Secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, mantener un fechas próximas una estrevista en Washington para "corregir malentendidos" (¿quizá se refiera a las pomposas declaraciones de su líder, el mismo día en que ganaron las elecciones, sobre la vuelta de las tropas españolas de Iraq?). Moratinos matizó que su pretensión es dar a conocer a Powell que "las tropas españolas se retirarán de Irak si la ONU no ha asumido el control para el 30 de junio". Por su parte el secretario de estado yanqui afirmó que espera mantener mejores relaciones con la nueva Administración española de las que tuvo en los tiempos en que al frente de Exteriores estaban Josep Piqué o Ana Palacio.

También Condolezza Rice, la asesora de Seguridad de Bush, anda detrás de entrevistarse con Rodríguez Zapatero (¿habrá otros "malentendidos" de más alto nivel?).

Según publicaba el diario ABC ayer lunes (22 de marzo), fuentes cercanas a la Ejecutiva socialista explicaron que el escenario que busca Rodríguez Zapatero es un complejo tablero en el que hay que mover muchas fichas para lograr que los norteamericanos acepten una resolución de la ONU que "maquille" la autoridad en Iraq y recomponga, de paso, las relaciones con Alemania y Francia, deterioradas desde los meses previos a la guerra.

Para ello, el PSOE ha empezado a tantear a los países iberoamericanos que forman parte del Consejo de Seguridad, Chile y Brasil. Además parece que contarían con el apoyo de Francia, miembro permanente, y de Alemania y con la posible connivencia de Gran Bretaña.

A este respecto, la semana próxima llegará a Madrid para entrevistarse con Rodríguez Zapatero el representante especial para Iraq de Tony Blair, Jeremy Greenstock. En la reunión los socialistas españoles intentarán convencer al Gobierno británico de que apadrine una nueva resolución que sirva al mismo tiempo para no decepcionar a sus electores y para convencer a Estados Unidos. Londres sería el interlocutor idóneo -y quizá el único- que Washington aceptaría.

Según el mismo diario, "el texto de esa nueva resolución establecería una fórmula según la cual la Administración civil de Iraq estaría bajo control de Naciones Unidas. En el PSOE parece que ya se han barajado incluso posibles nombres para el cargo de representante de la ONU en Bagdad, como el de la italiana Emma Bonino, ex comisaria europea, que asumió un papel central en la crisis de Kosovo y que sería bien vista por los norteamericanos".

El problema parece ser el de consensuar el mando militar, donde se abren dos opciones. La primera, que la ONU encomendara la dirección militar a un solo país, como hizo con Australia en Timor Este; en este caso, serían los norteamericanos los que se hicieran cargo de la operación. Esta opción tendría pocas posibilidades de prosperar ya que Washington seguiría soportando el peso y gasto humano de la misma, con las elecciones muy cercanas y supondría en términos políticos legitimar la situación actual. La segunda, por la que se inclina el PSOE, intentaría que fuera la OTAN la que llevara el peso de la operación, siguiendo el modelo desarrollado en Afganistán. Esta última opción permitiría a Francia y a Alemania incorporarse formalmente al negocio y expolio de Iraq y a EE.UU. repartir el coste militar y humano. En cuanto a Zapatero, podría mantener las tropas sin incumplir formalmente su promesa electoral.

Por si alguien lo había olvidado o pasado por alto, durante la convocatoria internacional contra la guerra y la ocupación de Iraq del pasado 20 de marzo, ningún representante destacado del PSOE (a pesar de ser una de las organizaciones convocantes) hizo acto de presencia en ninguna de las decenas de manifestaciones que tuvieron lugar a lo largo del estado español.