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Europa

2 de febrero del 2004

Hay conmocion en la prensa por los intentos de censurar a la BBC
El Pravda, nuevo manual de estilo británico

Marcelo Justo
Página/12

"La BBC ha sido víctima de una gran injusticia. Si Lord Hutton hubiera sido imparcial y objetivo con las pruebas que tenía, habría concluido que era cierto que el gobierno exageró el informe de los servicios secretos, transformando posibilidades en certezas, quitando las dudas, como lo reconocieron ante su investigación expertos en armas de destrucción masiva."

Con estas palabras anunció su renuncia a la BBC el periodista Andrew Gilligan, cuya nota radial desató una guerra verbal de casi un año entre la radioemisora británica y el primer ministro Tony Blair. El presidente de la junta de gobernadores de la BBC Gavin Davies y el director general de la Corporación Greg Dyke también renunciaron a raíz del informe del juez que este miércoles exoneró al gobierno y condenó a la BBC por transmitir informaciones "infundadas". "Lord Hutton parece condenar a los medios a no informar sobre los que quieran hacer sonar la alarma de modo anónimo sobre un problema determinado", dijo ayer Dyke en sus primeras declaraciones públicas.

Parece estar en juego la relación entre los medios y el gobierno, y la posibilidad de un inédito período de autocensura de la prensa británica. En el debate parlamentario posterior al dictamen de Lord Hutton el miércoles pasado, el primer ministro Tony Blair insinuó que las consecuencias del informe van más allá de la BBC. "Los medios de prensa tienen que darse cuenta de que no pueden atacar gratuitamente la integridad de una figura pública. Es importante que haya un proceso de reflexión respecto al modo en que lanza rutinariamente acusaciones sin ningún tipo de pruebas. Esto no puede seguir así", indicó Blair a los parlamentarios.

El debate en la Cámara de los Comunes dejó en claro que muchos diputados laboristas pensaban lo mismo. El presidente del comité parlamentario de Cultura, Medios y Deportes, el laborista Gerald Kauffman, condenó a la BBC en términos particularmente duros. "Este informe confirma lo que nosotros venimos diciendo desde hace meses. Que la BBC emitió una mentira, que el presidente de la BBC la condonó, que el jefe de noticias Richard Sambrook escondió parte de la información que mostraba que era una mentira a la Junta de Contralores y que el editor del programa que la emitió y el presentador continuaron propagando la misma información", señaló a la Cámara.

Entre los medios británicos creció ayer la sensación de que el gobierno estaba intentando limitar la libertad de prensa. "El informe Hutton le viene maravillosamente bien al gobierno para amordazar a la prensa. Por supuesto que hay que mejorar los estándares de periodismo de Gran Bretaña, pero la intención encubierta del gobierno es otra", señaló a Página/12 Tim Gospill del Sindicato Nacional de Periodistas británicos. Bob Satchwell, director general de la Sociedad de Editores, que agrupa a los editores de periódicos y medios audiovisuales, reconoció a este diario que había lecciones que aprender del informe, pero advirtió al gobierno de Tony Blair contra cualquier intento de censura. "La BBC debió disculparse en su momento por los errores que hubo en la nota. Pero el gobierno estaría cometiendo un grave error si toma esto como un punto de partida para generar censura o autocensura", indicó Satchwell a Página/12.