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Argentina: La lucha continúa

La Argentina fracturada

Adolfo Pérez Esquivel
La Jornada

Buenos Aires. Bien decía Martín Fierro: "Los hermanos sean unidos, porque ésa es la ley primera; tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea. Porque si entre ellos pelean los devoran los de afuera". Enseñanza olvidada por la mayoría de los argentinos. No es una historia nueva, viene de décadas; diría desde siempre. La condición humana es inescrutable y llena de laberintos, encuentros y desencuentros, que muchas veces, cegada por la violencia, no permite ver la salida ni alcanzar la luz.
La Argentina es un hermoso país que vive una fuerte crisis de identidad y valores, y que se desgasta en peleas internas y en repetir errores. Es una larga historia inconclusa que escribe entre el dolor, los miedos, la opresión de los poderosos sobre los más necesitados. Y por otro lado surge la resistencia del pueblo que busca recuperar espacios de libertad y democracia vulnerados por los que detentan el poder y se han apropiado del país.
La Argentina con grandes posibilidades y recursos naturales y humanos se ha transformado en un país devastado y fracturado, con más de 23 millones de personas en situación de pobreza, más de 10 millones bajo la línea de pobreza y el aumento de la mortalidad infantil, el analfabetismo y la deserción escolar y la pérdida de valores éticos y responsabilidad social. A este cuadro hay que sumar el permanente éxodo de familias, de profesionales y jóvenes que buscan emigrar a fin de encontrar nuevos horizontes de vida. El problema es estructural y se profundiza por la falta de estrategias y políticas coherentes.
Desde la dictadura militar hasta la fecha, y aún antes, las trasnacionales fueron apropiándose de los recursos del pueblo. Carlos Menem fue el instrumento y cómplice de la entrega de las empresas del Estado, de los recursos estratégicos del país: Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), Aerolíneas Argentinas, Teléfonos del Estado, Aguas Argentinas, Ferrocarriles Argentinos, Parques Nacionales, entre otras.
La Argentina es un país fracturado y en manos de señores feudales que manejan las provincias a su antojo y responden a intereses políticos y económicos enquistados en el poder y a mafias que manejan grandes recursos financieros que no están dispuestos a perder. Para ellos el pueblo no es sino una masa ambulante sin destino, a quien le niega sus derechos más elementales.
Las fuerzas de seguridad están infiltradas por efectivos corruptos y con métodos de la dictadura militar, como la tortura y el chantaje para su enriquecimiento ilícito. Basta recordar la provincia de Santiago del Estero y el poder de los Juárez, la provincia de San Luis con los Rodríguez Saa y la represión sistemática desatada contra los reclamos de la multisectorial, por trabajo digno y el derecho a la democracia participativa, y que dicen "no al caudillismo provincial".
La provincia de Salta y su gobernador Romero, quien decide con total y absoluta impunidad vender reservas naturales, en el Departamento de Anta, para plantar soya transgénica. Igualmente, prefiere brindar su apoyo a empresas extranjeras como Seabord Corporation en detrimento de las comunidades que habitan tierras de Orán. También podemos mencionar a Chubut y toda la Patagonia, por la venta indiscriminada de tierras y recursos naturales a empresas extranjeras. Por ejemplo a Benetton, que cuenta con más de 90 mil hectáreas y que no les son suficientes porque continúa quitándoselas a los Mapuche para ampliar sus dominios. Controlan todos los recursos de las provincias, los empleos, tanto de los municipios como provinciales, todos los medios de comunicación, radios, televisión, prensa escrita, e imponen el "voto cautivo". Y después hablan de democracia y se eternizan en el poder. Esto no sería posible sin la complicidad y tolerancia de nuestros legisladores y de jueces; aquellos que dicen representar al pueblo y que no son otra cosa que parte del saqueo y el botín de despojo del país y traidores del pueblo. Salvo excepciones.
Se busca enfrentar a sectores sociales y penalizarlos, y existe una campaña mediática de los grandes medios de prensa que buscan culpabilizarlos de hechos violentos. Debemos preguntarnos quiénes generaron a los piqueteros, por qué surgió ese movimiento social reclamando derechos negados desde el Estado y la sociedad: trabajo, salud, educación, que todo ciudadano debe tener y que hoy se le niega.
En General Moscón (Salta), Repsol expulsó a trabajadores que se transformaron en piqueteros, que fueron violentamente reprimidos y acusados de sedición por el juez Abel Cornejo de Salta, sin tener en cuenta el derecho de los trabajadores, penalizando las protestas sociales.
El reciente asesinato del Oso Martín Cisneros, dirigente del comedor popular Los Pibes, provocó la movilización y respuesta unida de todos los sectores sociales populares, reclamando verdad y justicia y derecho al trabajo, más allá de las diferencias entre los diversos grupos piqueteros. El gobierno tiene la responsabilidad de encontrar alternativas y escuchar aquellas que permitan superar la grave situación y evitar la fractura que hoy vive el país y recomponer las bases sociales. Eso sólo es posible con base en el diálogo, sumando voluntades y evitando peleas internas por el poder político. Con prudencia el gobierno no busca reprimir las protestas sociales, frente a los reclamos de sectores de derecha que buscan imponer la "mano dura" y cuyo vocero mediático hoy está en Blumberg, que busca penalizar a los niños pobres.
Es necesario construir caminos y alternativas a seguir para superar la grave situación que vive el país y no dejarse arrastrar por aquellos que buscan profundizar las fracturas y generar la violencia. Es necesario saber que nadie puede solucionar los problemas solo, se necesita de la suma de voluntades y el esfuerzo del conjunto de la sociedad para salir de la situación actual. Es necesario tener en cuenta que el poder económico y político pueden dar un golpe de Estado económico, no necesitan de las FFAA. Ya lo pusieron en práctica y no van a dudar en volver a hacerlo cuando vean peligrar sus intereses. El pueblo debe estar atento a los manejos de esos grupos del poder y a las complicidades de sectores internos. Volvamos a recordar la sabiduría del Martín Fierro. "... si entre ellos pelan, los devoran los de afuera..."