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Argentina: La lucha continúa

Blumberg, un encubridor

La convocatoria de La Horqueta

Alejandro Guerrero

Juan Carlos Blumberg y Susana Chaia, madre del joven ex secuestrado Nicolás Garnil, han convocado a una concentración para el jueves 26 de agosto en Congreso.

Blumberg y su fundación actúan financiados por el Manhattan Institute, organismo vinculado con el ala más reaccionaria, fascista, antisemita y racista del Partido Republicano. No por nada desde su último viaje a los Estados Unidos el señor Blumberg nos pone de ejemplo a la policía de Nueva York, una de las más corrompidas del mundo y adalid de la "mano dura" desde los tiempos del alcalde Joseph Giuliani.

En el mismo sentido marcha la carta de la médica Chaia, cuando se refiere al "museo de la memoria" en la Esma.

Blumberg olvida a los asesinos de su propio hijo al exigir el fortalecimiento del aparato represivo que, a todas luces, está detrás del crimen de Axel y de tantos otros. La zona más cara de San Isidro se ha convertido en coto de caza para los secuestros extorsivos, y los investigadores judiciales —no ya los piqueteros— han establecido que la inteligencia previa de esos hechos la hace la misma policía o los guardias de seguridad privados que pululan por allí. Los ricachones de La Horqueta se han convertido en prisioneros de sus guardianes, cuando no se asesinan entre ellos dentro de los countries como sucedió con María García Belsunce.

Ahora se ha generado otra explosión mediática con el secuestro de un empresario en Lanús. Las marchas de velas que se hacen por ese caso, convocadas por la Iglesia, cuentan por supuesto con la presencia del señor Blumberg, quien jamás aparece en los barrios pobres cuando cotidianamente ocurren casos de gatillo fácil. Él se dedica, como sostiene él mismo, a los "ciudadanos decentes", no al pobrerío.

Por tanto, Blumberg actúa en su doble condición de empresario, dueño de la fábrica Castelar —donde la represión antiobrera es histórica—, y de hijo de un oficial nazi muerto en el sitio de Stalingrado.

Pero esta vez juega un papel adicional, pues ha convocado a esa concentración para el segundo día del corte de rutas que, durante 48 horas, llevará adelante la Asamblea Nacional de Trabajadores por pan, trabajo, educación y salud. En otras palabras: Blumberg intenta que su manifestación choque físicamente con la lucha piquetera. Lo que no han conseguido los ex piqueteros amigos del gobierno lo intentará él por otra vía. Con el argumento de la inseguridad, Blumberg tratará de movilizar a las clases medias contra la clase obrera. Ese es un cambio cualitativo respecto de las concentraciones convocadas anteriormente por él mismo. No puede extrañar que su llamado haya recibido el respaldo explícito de Eduardo Duhalde, el asesino de Puente Pueyrredón.

Corresponde insistir: la resolución del problema de la inseguridad se vincula directamente con la posibilidad de que la población trabajadora, organizada en asambleas populares, tome la cuestión en sus manos, con el desmantelamiento del aparato represivo que Blumberg quiere fortalecer y con la aplicación de mano dura contra los grandes organizadores del delito: la policía, los punteros políticos, las empresas de seguridad privada, los bancos dedicados al lavado de dinero.

Cuando la Argentina tome el camino de El Jagüel y de Palermo viviremos seguros.