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Argentina: La lucha continúa

A dos años, por Kosteki y Santillán

Piqueteros cortaron el puente Pueyrredon por la masacre de Avellaneda

Laura Vales
Página 12

A dos años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki, los piqueteros iniciaron los actos en reclamo de justicia con un corte del puente Pueyrredón. Allí harán una vigilia hasta este mediodía, para marchar a la Plaza de Mayo con el pedido de que se investigue a los responsables políticos de la masacre. Las organizaciones de desocupados quieren que se lleve a declarar a los tribunales al ex presidente Eduardo Duhalde y a parte de su gabinete. Sostienen que el ex mandatario ordenó la represión para frenar las crecientes protestas contra el modelo económico. Y denuncian que el gobierno de Néstor Kirchner "no cumplió con su palabra de investigar hasta las últimas consecuencias".

Ramona Cisneros, de 49 años, es una de las desocupadas que ayer fueron al puente. Mamá de dos adolescentes de 18 y 16 años, trabaja en un emprendimiento del MTD del barrio La Fe, donde militaba Darío Santillán. El día de la represión, ella también estuvo en Avellaneda. Hoy siente que en el tiempo transcurrido cambiaron pocas cosas. "En la panadería del MTD estamos vendiendo algo más, pero el país es como si no te ayudara –dijo a Página/12–, porque nosotros tendríamos que estar en una fábrica, cobrando un sueldo digno."

Las actividades de estas 48 horas de lucha estarán centradas en esos dos ejes, justicia por lo sucedido el 26 de junio del 2002 y denuncia de la situación económica y social. En el mes de preparativos que llevaron los homenajes, cuando todo el mundo se vio obligado a hacer un balance, el primer dato en aparecer fue que los reclamos por los que se cortó el puente en aquel momento seguían vigentes.

Aquel día se pidió por un aumento para los subsidios de 150 a 300 pesos, el pago de planes caídos, la creación de un programa alimentario y el desprocesamiento de los militantes con causas abiertas por cortar rutas. La protesta tuvo también un fuerte mensaje contra las políticas del FMI, que hoy volverá a reiterarse.

En las movilizaciones por los dos años participarán todos los sectores piqueteros opuestos al Gobierno. Los MTD Aníbal Verón, el Polo Obrero, el Movimiento Teresa Rodríguez, el Territorial de Liberación, el de Jubilados y Desocupados, el de Unidad Popular, la Corriente Clasista y Combativa, la CTD Aníbal Verón son algunas de los que ya están en el puente. A pesar de la fragmentación del movimiento, aunaron su reclamo con la redacción de un documento único. Por otra parte, un grupo de organizaciones kirchneristas se movilizará al puente por separado, a las tres de la tarde. Harán allí un segundo acto debido a que no comparten las críticas contra el Gobierno, pero expresarán la misma exigencia de castigo a los responsables políticos de la masacre. El sector estará encabezado por Barrios de Pie y Resistir y Vencer, cuyos militantes hace dos años también sufrieron la represión.

El diagnóstico compartido es que, desde los meses previos a los crímenes de Santillán y Kosteki, los organismos internacionales como el FMI y sus socios dentro del país exigían a Duhalde mayores límites sobre el ascendente movimiento de asambleas populares, fábricas ocupadas y piqueteros. Duhalde y su gabinete, sostienen los piqueteros, tradujeron esa exigencia en la persecución y el asesinato de quienes salían a la calle a reclamar.

La primera actividad de la tarde fue un escrache a la sede de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) en Barrio Norte, sobre la calle Billinghurst, a media cuadra de la avenida Las Heras. El lugar fue elegido porque desde allí, el día que la Policía Bonaerense disparó contra la manifestación, hubo tres llamados telefónicos que comunicaron el celular del comisario Alfredo Fanchiotti con el despacho del vicejefe de la SIDE, Oscar Rodríguez. Desde la Secretaría, que conducía Carlos Soria, también habían salido informes de inteligencia que vincularon a los piqueteros con la FARC colombianas. Los piqueteros viajaron hasta la SIDE en subte, mezclados con la gente que a esa hora seguramente volvía a su casa después de trabajar. Carlos, de 45 años, se animó con algunos chistes. "Cuidado que bajamos en Barrio Norte. Ahí hay que pedir permiso para todo. No le toquen la cabeza a nadie porque salimos en todos los diarios", dijo en la estación Pueyrredón.
Ex pintor de casas, supo trabajar en las zonas más paquetas de la Capital "hasta que vino la mala". Fue en el ’98. Por tres meses no consiguió ningún trabajo y tuvo que pedir comida en la municipalidad de Guernica, donde tiene su casa. Se acercó a un movimiento de desocupados (la Unión de Trabajadores en Lucha) un poco después. Ahora se las rebusca. "Vendo basura importada y fundas de celulares, en un puesto en la calle", contó. Tampoco para él la situación mejoró en estos dos años. "Es cierto que la gente nos critica. En el barrio también, nos critican hasta que se quedan sin trabajo. Y entonces vienen buscando un plan. Todos necesitamos sobrevivir", dijo mientras caminaba rumbo al escrache.

El edificio estuvo cercado y con custodia policial, de uniforme y de civil. En las paredes del barrio los manifestantes escribieron "El gobierno ordena - La SIDE organiza - La policía dispara". Muchos se taparon la cara.

"Ocultos detrás de las vallas están nuestros asesinos. Detrás de nuestros pañuelos, el rostro de tantos y tantas, dignos y dignas. El rostro de Darío y el rostro de Maxi", dijo uno de ellos, también con la cara tapada, al abrir el acto. "Frente a la SIDE, que se encarga de filmarnos y fotografiarnos, nosotros nos tapamos el rostro. Véannos bien. Si para el hambre y la persecución somos un nadie, un sin rostro, tampoco tendremos rostro para la represión."

Los militantes tiraron bombitas de témpera contra el frente del local, un garaje antiguo de aspecto abandonado. Unas cuantas dieron en el blanco y mancharon las persianas cerradas del primer piso. En la vereda, cinco policías con uniforme de la Federal fueron destinatarios de los primeros cantitos. Los manifestantes les dedicaron el tradicional "por una pizza reprimís a tu mamá" y, ayudados por cañas de pescar de las que colgaron cajas de pizzería, les ofrecieron porciones de
muzzarella.

Pablo Solana, del MTD Aníbal Verón, habló en segundo término para reclamar la apertura de los archivos de la SIDE. "Le dijimos al presidente Kirchner que la SIDE estuvo involucrada. Nos dijo que iba a abrir los archivos, pero pasó un año y nada se hizo. No nos quieren dar la evidencia, aunque nosotros sabemos que usaron los servicios de inteligencia para planificar los asesinatos."

Finalmente, Aurora Cividino, una asambleísta que fue baleada por el comisario Fanchiotti y todavía está en silla de ruedas, leyó un documento que criticó la continuidad política del ex vicejefe de la SIDE, Oscar Rodríguez, hoy diputado nacional. No es el único caso cuestionado: Luis Genoud, ministro de Seguridad bonaerense cuando los asesinatos, fue nombrado juez de la Suprema Corte provincial. Su par de Nación, Juan José Alvarez, es diputado. También Alfredo Atanasof, el entonces jefe de Gabinete que alimentó el clima previo, advirtiendo que si los desocupados cortaban los accesos a la Capital Federal sería entendido como una "declaración de guerra".

Luego del escrache, los piqueteros volvieron al puente Pueyrredón, donde al cierre de esta edición se hacía un festival cultural y una vigilia (ver aparte). Hoy, a las 12.05 del mediodía, leerán el documento único –con fuertes críticas al actual plan económico– y marcharán a la Plaza de Mayo. Una vez que las columnas despejen el puente, subirán a él las organizaciones kirchneristas para su acto.