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Argentina: La lucha continúa

Las muertes por "inseguridad" empresaria


Arturo M. Lozza

La Superintendencia de Riesgos de Trabajo (SRT) ya había advertido que los índices de accidentalidad en las minas de Río Turbio duplican el promedio estimado para la actividad minera, por insuficiencias en la aplicación de normas laborales de seguridad e higiene. Así lo reveló su gerente general Carlos Rodríguez.
Hoy, la muerte de los compañeros mineros de la cuenca carbonífera santacruceña nos golpea duramente a todos. Las negligencias, la superexplotación, el grave empeoramiento de las condiciones de trabajo, se han cobrado nuevas víctimas. Y desgraciadamente, no son las únicas.
Cada año, más de un millón de accidentes laborales marcan trágicamente la vida de los trabajadores en Argentina, y unos 170 mueren al mes por la precariedad o inexistencia de medidas de seguridad e higiene por parte de las patronales.
Tales cifras se deducen de los datos de la misma SRT y valga ponerlos de relieve en estos momentos tan trágicos, y cuando los grandes medios empresariales de difusión sólo destacan la "inseguridad" según la versión de los Blumberg y los "mano dura".
El estudio de la Superintendencia comprueba que solamente en los nueve primeros meses de 2003 hubo 297.294 accidentes (unos 400.000 en doce meses) y de éstos, 600 fueron mortales, es decir, un promedio cercano a los 60 fallecidos por mes (700 por año).
Pero este estudio se ha realizado solamente en base a los cinco millones de trabajadores asegurados a través de las ART y no contabiliza a los trabajadores no registrados, a los que están en "negro", donde se estima -dice- que la siniestralidad duplica a la de los trabajadores en blanco. Obvio, a mayor explotación, peores condiciones de seguridad en el empleo.
Si los accidentes laborales que afectan a los que están en negro son el doble de los que se suceden entre los que están en blanco, como deduce la Superintendencia, llegamos a la conclusión de que el total supera holgadamente el millón y que las muertes son más de 2.000 en un año. Por lo demás, cada doce meses -añade la SRT- esos accidentes van creciendo a un ritmo del 18,7%, mucho más que el repunte de la actividad económica del último período.
De estos datos surge con evidencia el desprecio de muchas patronales -privadas o públicas- hacia la vida de los obreros. Y también permite señalar la ineficiente fiscalización de los organismos del Estado para verificar el cumplimiento de las normas de higiene y seguridad, todo lo cual también es parte de la deshumnanización de un sistema que, así como mata por desnutrición a decenas y decenas de niños por día, que sostiene salarios de hambre y mantiene en "negro" al personal, y judicializa a cuatro mil trabajadores ocupados y desocupados por reclamar pan y dignidad, también mata por "inseguridad" a miles de trabajadores. Porque, en su deducción mezquina, vale menos un obrero muerto que los pesos que deben destinarse a cumplir las normas de seguridad laboral.
Esta inseguridad se verifica trágicamente y a diario en las minas, pero además en la construcción, entre los obreros del surco y de la manufactura, en las petroleras, en las de servicios eléctricos, en los ferrocarriles y trasporte automotor. ¿Son "accidentes" o se trata, en realidad, de asesinatos provocados por la insaciable sed de ganancias