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Argentina: La lucha contin�a
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Para qu� Hait�
Por Jorge Rivas *
Confundir la Constituci�n Nacional con un desde�able manual de procedimientos
administrativos es violar su esencia. As� parece actuar el Poder Ejecutivo
cuando, sin contar con la debida autorizaci�n del Poder Legislativo, compromete
ante organismos internacionales y gobiernos extranjeros la presencia de
militares argentinos en la Misi�n de Estabilizaci�n de las Naciones Unidas en
Hait� (Minustah).
Sabido es que la Constituci�n otorga al Legislativo la facultad de autorizar la
salida de tropas del territorio nacional. Esta atribuci�n excede por lejos los
alcances de un acto burocr�tico e implica reconocer la potestad pol�tica del
Congreso para decidir si determinada participaci�n de tropas argentinas en
escenarios extranjeros conviene o no a los intereses nacionales.
La desaprensi�n del Ejecutivo respecto de este mandato constitucional se ha
expresado tanto en su compromiso ante Naciones Unidas de participar en la
Minustah, como en la reciente promesa de enviar tropas argentinas al pa�s
caribe�o que el canciller Rafael Bielsa le hiciera a su par franc�s Michel
Barnier durante la Cumbre de Guadalajara.
Hace pocos d�as, el Congreso recibi� un infundado proyecto del Ejecutivo
tendiente a autorizar la salida de militares hacia Hait�. Decimos infundado
porque ni el mensaje ni el anexo que lo acompa�an eval�an la situaci�n haitiana
o exponen las razones por las cuales Argentina deber�a intervenir en ese pa�s.
A falta de tales elementos, el Ejecutivo se limita a parafrasear la Resoluci�n
1542/04 mediante la cual el desacreditado Consejo de Seguridad de Naciones
Unidas dispuso establecer en Hait� una fuerza encargada de instaurar all� la
estabilidad pol�tica, social y econ�mica.
Hacer suyos los argumentos del Consejo de Seguridad, implica la presunta
ignorancia del Ejecutivo respecto de que fue Estados Unidos el que arras� con la
tambaleante estabilidad haitiana, alent� a los narcotraficantes, matones,
asesinos y terroristas que derrocaron a un gobierno leg�timo y encomend� a sus
diplom�ticos y marines que forzaran la renuncia y la salida del pa�s del
presidente Jean Bertrand Aristide. Significa tambi�n desconocer que la
prepotente intervenci�n de Washington no s�lo avasall� la soberan�a haitiana,
sino que amenaza a la de terceros pa�ses latinoamericanos.
Ya en marzo pasado, en efecto, el general James Hill, jefe del c�lebre Comando
Sur de las fuerzas armadas de los Estados Unidos, inform� extensamente al Senado
de su pa�s acerca de los peligros que se cern�an en Am�rica latina para los
intereses del norte, y a los que era necesario poner fin. Habl� del populismo
radical y se�al� tres problemas cuya soluci�n no pod�a esperar: Venezuela,
Bolivia, y precisamente Hait�.
Tal vez suene m�s duro aun para los o�dos argentinos, sin embargo, que Hill haya
incluido entre los peligros al consenso de Buenos Aires, que no es otra cosa que
la mera condena, formulada el a�o pasado por los presidentes Lula da Silva y
N�stor Kirchner, de las pol�ticas econ�micas neoliberales. Parece claro hacia
d�nde apuntan los ca�ones internacionales en Hait�.
* Diputado nacional, presidente del bloque del Partido Socialista