Argentina: La lucha contin�a
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Cumplea�os de todos
Por Eduardo Aliverti
eduardoaliverti@fibertel.com.ar
�Desde d�nde juzgar el primer a�o de Kirchner? Es una pregunta de honestidad
ideol�gica.
Parados desde la derecha -de esa derecha que es la �nica en Argentina y que se
caracteriz� por una de las aplicaciones m�s salvajes en el mundo de la llamada
"libertad de mercado"- el gobierno K. merece la cr�tica porque, aun cuando no
modific� nada, estructuralmente, del modelo que se termin� de implantar en los
�90, tampoco lo profundiz�. El establishment no contin�a reclamando la reducci�n
del gasto p�blico, una de sus banderas hist�ricas, al menos en voz alta. Pero
insiste en que se reduzcan las retenciones a la exportaci�n; acusa al
oficialismo de espantar a las inversiones internacionales con sus "grititos
setentistas"; cuestiona con severidad la negociaci�n de la deuda en default, y
no le gustan nada de nada las amenazas (por ahora en los papeles) de volver a
otorgarle al Estado un rol intervencionista en el manejo de la econom�a. La
derecha est� espantada, por supuesto, con la pol�tica gubernamental de Derechos
Humanos. Y actos como el de la ESMA directamente le pusieron los pelos de punta.
El problema de la derecha es que carece por completo de un partido o figura que
exprese sus intereses con capacidad y discurso atractivo. Y tiene que tragarse
que un dirigente como Kirchner, con perfiles populistas y verba de
centroizquierda, haya aparecido para salvarle las papas al capitalismo de este
traste del mundo (que nunca estuvo en riesgo serio de desaparici�n, en t�rminos
de estabilidad de la clase dominante, pero s� en medio del colapso institucional
estallado en diciembre del 2001). �Es honesto, entonces, que la derecha critique
al gobierno K., siendo que al fin y al cabo es de su palo s�lo que con s�mbolos
y connotaciones molestos para el ultraliberalismo? �Qu� pretende la derecha?
�Qu� despu�s de haber destruido al pa�s pudieran seguir acciones y fraseolog�as
como las de la rata? En una palabra, �puede criticarse al kirchnerismo por
derecha? S�, pero no es justo. Las corporaciones; los due�os de los grandes
negocios; los cruzados de la mano dura para reprimir la inseguridad; el
peronismo bonaerense, deber�an llamarse a silencio porque no es la hora de que
sigan haciendo de las suyas as� como as�. Lo �nico que hace Kirchner es ponerles
algunos l�mites.
Ahora vamos a la izquierda. Aqu� no hay tanto una cuesti�n de justicia en el
sentido moral del t�rmino, sino de comprensi�n global de la etiolog�a
kirchnerista y de las aspiraciones populares. El Gobierno, desde ya, deja hacia
la izquierda una serie de flancos muy considerables, que lo son m�s todav�a al
tomar nota de que le gusta amagar por ah�. Veamos. No es cierto que privilegie
la deuda interna -social- contra los acreedores. S�lo es cierto que, como
producto del deceso de la convertibilidad, se negocia con el FMI y los bonistas
en un escenario de "m�s que esto no puedo". Significa un cambio con relaci�n a
la rata, cuando s�lo hab�a un lado del mostrador, pero no que ello redunde en
mayor justicia social. A ver: no se discute la ilegitimidad de la deuda; el pago
a los privados es en cualquier caso un mont�n de dinero, y a los organismos
multilaterales de cr�dito no s�lo se les paga todo y en punto sino que, encima,
Argentina se comprometi� a un super�vit de sus cuentas p�blicas que es, no hay
que cansarse de decirlo, una epopeya fiscal. Esto afecta gravemente cualquier
programa de desarrollo, y refugia a pobres e indigentes en la �nica esperanza de
continuar asistencializados con lo que "se pueda". Se trata de una lista
suculenta a favor de los n�cleos del privilegio, que podr�a seguir con ese toma
y daca "contra" las privatizadas en el que �stas apenas si postergan la
acumulaci�n desmedida de su tasa de ganancia. Estos flancos de K. siguen de
corrido, pero el problemita para la izquierda es que el hombre lo dej� claro de
entrada: quiere apenas "un capitalismo nacional", la reconstrucci�n de la
"burgues�a", una mera reactivaci�n del Estado como regulador de los
desequilibrios sociales. Nada menos, comparado con el roedor pr�fugo. Pero nada
m�s. Entend�monos: Kirchner no es de izquierda, es peronista. Por lo tanto, no
suena muy l�gico que digamos reclamarle lo que no son ni �l ni su gobierno;
cuando, como si fuera poco, lo deja claro. Esta es la cosa que va m�s all� del
propio K. porque se mete con aquello de los intereses populares, espec�ficamente
de la clase media y cabe presumir que tambi�n de los sectores bajos: ese grueso
tambi�n conf�a o espera que la soluci�n pueda estar en los marcos de este
sistema; y de hecho, en las urnas, rechaza una y otra vez opciones m�s
radicalizadas. �Cu�les podr�an ser, en consecuencia, un diagn�stico y estrategia
adecuados por parte de una izquierda l�cida? Seguir pidi�ndole peras al olmo
porque, est� bien, forma parte del folklore. Pero sobre todo marcarle las
contradicciones al gobierno dentro de su propia l�gica, que repitamos: es
asimismo la l�gica popular o se le parece demasiado. Por ejemplo, mucho m�s
efectivo que reclamar lisa y llanamente el no pago de la deuda parece ser la
pregunta de cu�l burgues�a nacional quieren reconstruir frente a la
extranjerizaci�n de todos los resortes b�sicos de la econom�a. Servicios
p�blicos, sistema financiero, pulpos agropecuarios. �De qu� modo piensan
estimular el mercado interno sin enfrentamientos de fondo con esos grupos?
Apenas dos de los muchos interrogantes que, uno cree, implicar�an par�rsele por
izquierda a K. pero con estatura de discusi�n a fondo, y no con la repetici�n de
consignas que aunque certeras en su dictamen demuestran, en el mejor de los
casos, ingenuidad y resultado cero.
Estas reflexiones vienen a cuento de que el primer a�o de Kirchner muestra,
hasta ahora, lo que a este periodista le parece un debate bastante pobre acerca
de c�mo evaluarlo. La caracter�stica general es cada uno en la suya, con muy
escasa observancia de matices. Y si algo identifica a este gobierno es,
justamente, ser un gobierno de matices. El soci�logo Luis Quevedo se�ala, con
acierto, que la gesti�n de K. tiene decisiones, pero no pol�ticas. Y de all� las
contradicciones y las insuficiencias. Descabezar a las c�pulas militares y
policiales est� muy bien, pero no implica tener una pol�tica de Defensa ni una
de Seguridad. Mantener una relaci�n tensa con Estados Unidos y ser amigo de la
Venezuela de Ch�ves es novedoso y simp�tico, pero no significa disponer de una
pol�tica exterior. Relacionarse con los medios por v�a de c�mo se pauta la
publicidad oficial no quiere decir tener una pol�tica de Medios. Renovar la
Corte Suprema no es sin�nimo de una pol�tica judicial.
Lo que se acerca, si es que no se est� ya ingresado, es el momento en que las
decisiones dejar�n de ser eso en s� mismas, para formar parte de una pol�tica
determinada capaz de mostrar si hay la firmeza (no la vocaci�n) de construir un
pa�s m�s justo. Y frente a ese momento esta sociedad tendr� que decir, aparte de
la voluntad de Kirchner, cu�les riesgos est� dispuesta a correr y cu�les
injusticias quiere conservar.
Los gobiernos no cumplen a�os solos. Los cumplen con los m�ritos y las miserias
de sus pueblos y de sus clases dirigentes.
Columna de opini�n emitida el s�bado 22 de mayo de 2004, en el programa
"Hip�tesis", LT8 Radio Rosario, Argentina.