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Argentina: La lucha continúa

4 de mayo del 2004
La deuda y los medios
¿Una batalla perdida? ¿Qué batalla?


Agencia de Noticias de la Carrera de Comunicación de la Facultad de Ciencias Sociales UBA
Alainet

La deuda externa, como noticia y como tema de análisis, ocupó numerosas páginas de los diarios nacionales en los días previos al pago de 3.100 millones de dólares por parte del Estado argentino al Fondo Monetario Internacional. En aquellas páginas se utilizó el lenguaje para representar ciertos aspectos de la realidad y obviar otros, algunas voces tuvieron relevancia y otras fueron silenciadas. ¿De qué forma? ¿Y qué resultados se lograron? El pago que se realizó al FMI tuvo lugar en un momento y en un contexto político del país por demás particular. Desde su asunción, el presidente Néstor Kirchner había anunciado un cambio de posición y de estrategia frente a los Organismos de Crédito internacionales. Su discurso se construyó continuamente en oposición al criterio adoptado durante la década de gobierno menemista.

Se dijo que ya no se pagaría a costa del hambre y la exclusión de millones de argentinos, que a pesar de las presiones no se aflojaría. Las diversas expectativas puestas ante el inminente pago eran muchas. Durante semanas se especuló con el no pago, con un posible default y sus probables consecuencias. Luego de realizado el pago, éste fue recibido por importantes sectores de la sociedad, incluido por el mismo gobierno, con un gran alivio y hasta con una paradójica alegría. Una tranquilidad y un optimismo que los medios no dejaron de reproducir.

¿Dos bandos, un mismo objetivo?

Si algo caracterizó la representación de los medios de comunicación acerca de la negociación entre el gobierno y el FMI, fue haber la calificado continuamente como una batalla, una pulseada, una pelea cuerpo a cuerpo. Se utilizó una larga serie de sinónimos que aludieron siempre a una pelea limpia, necesaria, obvia.

"El epílogo de una dura pulseada que anticipa otras" (Clarín, 10/03); "Una pulseada de nunca acabar" (Página 12, 10/03). Al Presidente se lo caracteriza como un "negociador duro y tenaz" (Clarín, 10/03)Modos de explicar, todos estos, en qué consistía la negociación entre uno y otro "bando". El acuerdo alcanzado es calificado como una "tregua", como "un anticipo de la batalla que aguarda en setiembre". (Clarín, 10/03/04).

La problemática estaba planteada: el 10 de marzo Argentina, luego de duras negociaciones, debería dar a conocer la decisión tomada con respecto al pago o incumplimiento de los compromisos adoptados con el Fondo Monetario Internacional.

¿Existía tal enfrentamiento realmente, o era sólo una cuestión retórica por parte del presidente, y marketin era por parte de los medios? ¿Era el pago o no pago de la deuda la verdadera problemática? Al respecto, Claudio Katz, economista, integrante del EDI, dio a conocer su opinión en una conferencia realizada el jueves 1ª de marzo en la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo: "Lejos de plantarse firme frente al Fondo Monetario, en los últimos dos años se han girado al exterior siete mil millones de dólares, las mayores transferencias netas realizadas al Fondo Monetario desde el año 1982. Al principal responsable de la crisis argentina es al que se le paga con mayor puntualidad los vencimientos de la deuda". Y agrega: "Lavagna y Kirchner, dicen que negocian con transparencia, pero reconocen la legitimidad de una deuda fraudulenta.

Se presentan como duros negociadores, pero siempre terminan aflojando como se vio en el último acuerdo suscrito con el Fondo Monetario, el cual incluye compromisos secretos de tarifazos, de compensaciones a los bancos, de reformas fiscales y coparticipación federal regresiva".

A pesar de las críticas que el acuerdo con el Fondo podría haber llegado a suscitar, el día posterior al pago de los 3.100 millones de dólares, Clarín sólo se encargó de detallar cuáles fueron los logros obtenidos por el Gobierno. Estos consistían en la modificación de la cláusula que establecía "un umbral alto" de aceptación a la propuesta por parte de los acreedores, y que se haya dejado abierta la posibilidad de negociar el porcentaje en base al logro de "un umbral mínimo necesario". Otro de los triunfos fue que el gobierno tenga la posibilidad de remover alguna entidad del sindicato de bancos que asesorará en la renegociación de la deuda en default, en el caso deque haya incumplimiento de contrato.

A través de este comité de bancos, asegura Katz, "el Fondo Monetario recupera un control directo sobre la negociación de la deuda que persiste en default, y cualquier controversia política se sigue dirimiendo en los Tribunales de New York". Por otro lado, también "aceptan que Merry Lynch, un grupo de estafadores que participó del Mega canje ahora sea el que codirija en el Comité la renegociación de la deuda" En definitiva, durante aquellos días los medios se encargaron de borrar la contradicción entre lo que oficialmente se había dicho y el rumbo definitivo que estaba tomando la negociación. Se construyó un escenario para que el pago fuera visto por la opinión pública como positivo, como un alivio, como una victoria por parte del gobierno en una larga lucha que, por supuesto, aún no ha terminado.

El día 10 los medios reflejaron los estados de ánimo en ambos bandos de la contienda. Ambas partes gozaban de buen humor y contento. No se cansaban de expresar su satisfacción con lo acordado. Uno de los diarios comenta: "Krueger se manifiesta satisfecha por el acuerdo alcanzado", sentimiento que también compartía el presidente Kirchner, ya que también "se lo veía satisfecho después del acuerdo" (Página 12, 10/03). La conclusión era, al menos, confusa.

¿Cómo era posible que los que hasta el día anterior habían sido acérrimos enemigos hoy compartieran la misma alegría? ¿No eran opuestos los intereses del FMI con los del país? Por supuesto, los medios actuaron como si tal confusión fuera impensable.

Las noticias más importantes en los días posteriores al pago se refirieron al apoyo recibido por el presidente Kirchner desde diferentes sectores. La Nación comenta: "El presidente chileno felicitó al argentino por el "éxito con el FMI y el crecimiento de la economía. " (14/03). Al día siguiente el mismo diario publica una encuesta en la que se registra un 80% de apoyo al pago de la deuda y una suba en la imagen pública de Kirchner y Lavagna. Muchos de los titulares consistieron en el apoyo recibido por empresarios, banqueros, la Bolsa y distintos dirigentes de partidos políticos al acuerdo alcanzado.

A la hora de citar las voces contrarias al pago de la deuda, éstas se reducían para La Nación, por ejemplo, en un "alivio por el acuerdo, pero críticas a la estrategia. Esa fue la opinión de la mayoría de los legisladores y referentes partidarios de la oposición consultados acerca del acuerdo alcanzado con el FMI". (10/03).

Las marchas que se realizaron para rechazar al ALCA y al pago de la deuda apenas ocuparon algunos párrafos y apartados entre la gran cantidad de información emitida durante esos días respecto al tema. Por supuesto, no dejaron de mencionar los problemas de tránsito ocasionados: "Los piqueteros cortan calles para que el Gobierno no pague la deuda" (Infobae, 10/03).

¿Qué pasaría si nos caemos del mundo?

¿Qué pasa si no pagamos? ¿Qué sucedería si definitivamente Argentina decidiera no pagar la deuda externa? Esta pregunta al no estar explícitamente formulada, solo acepta respuestas parciales. Las condiciones están dadas para que se naturalicen y sean asimiladas al sentido común que ronda el tema de la deuda externa. Por esta razón, muy difícilmente se encuentren en las páginas de cualquier diario alternativas claras al pago de la deuda externa y que consistan en un proyecto de país diferente. Por el contrario, en los días previos al pago, no faltaron las voces que, invocando al fantasma del default, alertaron sobre los peligros de que Argentina se cayera del mundo o sobre los riesgos insuperables del aislamiento. El 7 de marzo Clarín titula en tapa:

"Negociación de última hora para evitar el default con el FMI" y en el interior se opina: "Otro default es exactamente lo que buscan como argumento los más duros del Fondo, para decir que la Argentina es un defaulteador serial. Iríamos así a una ruptura con el FMI, pero con una posición débil: seríamos los que rompimos las reglas".

Las discusiones suelen girar en torno al modo más beneficioso de negociar y de pagar la deuda.

Pero nunca se toma seriamente la posibilidad de una salida integral a la problemática del endeudamiento. El mensaje parece ser: "discutamos el modo, pero la deuda hay que pagarla".

La deuda externa aparece así como dada y esencialmente indiscutible. Se obvian sus orígenes y su historia fraudulenta. Se niegan los argumentos y las razones que la consideran ilegal e inconstitucional.

Sin embargo, para muchos terminar con una política de sometimiento, más o menos explícita, ante los organismos internacionales de financiamiento, es la única alternativa ante un país que no encuentra una solución, si es que la busca, a sus problemas estructurales.

"Hoy estamos fuera del mundo. Hoy estamos sin posibilidad de recibir créditos genuinos. Si salimos del pago, en esta negociación con el Fondo vamos a ingresar a otro mundo. Vamos a ingresar a un mundo de alianzas latinoamericanas genuinas para recambiar la deuda regional de manera combativa, de manera efectiva a nivel continental utilizando el desprestigio internacional que sufre hoy el neoliberalismo (&) Suspender el pago, investigar la deuda, romper las negociaciones con el FMI, son las tres únicas alternativas que tiene la Argentina para poner fin a la miseria, para poner fin al hambre, para recuperar el país sobre la mejora del poder adquisitivo de la mayoría de la población". Éstas fueron las palabras de Claudio Katz, en un intento de ir más allá de lo que los medios y la dirigencia política naturalizan, casi arbitrariamente, como lo imposible o lo utópico. Las recetas acerca de "lo posible" ya han demostrado sus resultados.

Y tal vez podamos ir un poco más allá de una discusión bipolar entre pago y no pago, y preguntarnos si la deuda es la única y verdadera causa de los problemas que sufre el país, o si en todo caso es el resultado del modo en que está organizada la economía argentina. Al plantear esta perspectiva, Claudio Lozano, participante de la citada conferencia, responde: "quienes entendemos que el problema es un régimen de organización de la economía argentina que determina que la economía sea dependiente del endeudamiento, pensamos que si no hay un replanteo de la economía en su conjunto, aunque no paguemos, aunque nos condonen la deuda, pasado mañana Argentina vuelve a endeudarse (&) En definitiva: la deuda no es el problema, el problema es el régimen de organización de la economía. Consecuentemente no hay solución al endeudamiento sino se replantea el rumbo más general de la economía Argentina".

Y es también Lozano quien lanza la crítica fundamental: "Este Gobierno no ha convocado a la construcción de una coalición política y social, que le permita discutir en otros términos y con seriedad estrategias de acuerdos regionales, que impliquen un cambio en la realidad de América Latina".