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Argentina: La lucha continúa

Kirchner, la ESMA, el crimen de Blumberg y la contraofensiva de la derecha

Por Alberto Lapolla

El acto de la ESMA, De La Sota, Solá, Chiche, Olga y demás tiranosaurios Si Kirchner no hubiera dicho lo que dijo, si allí no hubieran estado los que estuvieron y si la desesperación de la derecha no hubiera llegado hasta mostrar la estupidez política -así como su permanente complicidad con la misma- de Solá y el fascismo descarado de De La Sota, podría pensarse -como sostiene algún sector de la izquierda- que la política de derechos humanos del Presidente es funcional a no enfrentar la dominación imperialista concreta y real construida por la dictadura, el menemismo y el FMI.
De hecho la política frente a la renacionalización de las empresas públicas transfugadas por el infame traidor a la Patria Carlos Saúl I y la conciliación con la mafia empresarial que se apoderó de ellas, es de lejos el peor de los aspectos de la gestión de Kirchner y el punto más débil para la recuperación cierta de la Argentina industrial destruida por el traidor de Anillaco.
Pero el acto de la ESMA y el descuelgue de los cuadros de los genocidas Videla y Bignone del Colegio Militar, plantearon un antes y un después en la maltrecha sociedad de los argentinos. No en vano Alfonsín salió a gritar, no en vano el PJ se volvió loco con la presencia de Hebe de Bonafini y de HIJOS junto al Presidente, mientras que sus varones mafiosos debían verlo por TV.
El PJ de Barrionuevo, del menemismo, el de los intendentes del conurbano y sus increíbles negocios -droga, secuestros, prostitución, robo de autos, 'seguridad privada'- el de Pierri, de Duhalde, de De La Sota, de Reutemann, de Romero, de los que fueron socios de Alsogaray, el PJ de los ganadores de la 'guerra sucia', el PJ vaciado del contenido revolucionario que lo hiciera el 'hecho maldito del país burgués' -al decir de Cooke-.
Ese fue el PJ que avaló sin chistar la destrucción de la Argentina peronista realizada por un hombre del PJ y con todo el PJ detrás. Pues a excepción del grupo de los Ocho y la corriente de pino Solanas el resto permaneció viviendo de las cuantiosas dádivas que el traidor de Anillaco repartió con las privatizaciones, entre diputados, senadores, gobernadores y concejales, incluyendo su célebre 'operativo lexotanil' para acallar a los díscolos, incluyendo a muchos montoneros que hoy desfilan por el 'grupo michelángelo' y que supieron edulcorar su pasaje de la revolución nacional al neoliberalismo, con suculentos sobres llenos de dólares.
Pues ese PJ -la otra parte del 'que se vayan todos', que sigue siendo el mandato histórico de la etapa y que aflorará cada vez, hasta que se resuelva- que en muchas provincias fue cómplice del genocidio y luego fue el hacedor de la destrucción de la nación, debía encabezar la resistencia y el enfrentamiento al acto heroico del Presidente Kirchner en la ESMA.
Claro, los jurásicos del PJ no eran conscientes -como si lo es Duhalde- que en realidad, al igual que el resto de los partidos políticos argentinos anteriores al 19 y 20 de diciembre -incluida la izquierda- no son más que cadáveres insepultos de una etapa histórica concluida y que aun espera su sepulturero. El Presidente que cabalga sobre la ola abierta por la rebelión decembrista lo sabía, por eso aprovechó la estupidez política de Chiche, Olga Ruitort y demás tiranosaurios, para asestarle el golpe de gracia. En algún sentido el Congreso de Parque Norte es la reedición del Odeón, sólo que hoy De La Sota es Herminio, indicando que una nueva etapa ha comenzado en el peronismo y que lo viejo comienza a morir.
El fin de los 'dos demonios' La importancia histórica de la ESMA es la distancia que separa del juicio a las Juntas, -vaciado de contenido casi inmediatamente por Alfonsín con su traición de las 'Felices Pascuas'- de la reivindicación de la lucha heroica de los setenta más allá de sus desmesuras y trágicos errores. El juicio a las Juntas se hizo con el argumento de que no era necesario el genocidio, pues 'había leyes para juzgar a los delincuentes subversivos' y la teoría de los dos demonios se instaló en la sociedad, destruyendo por dos décadas la idea de la liberación nacional, la lucha por la justicia social, la soberanía ancional, la emancipación social, penalizando la lucha reivindicativa, culpabilizando la demanda social -los cuales y no otros eran los objetivos centrales de la dictadura genocida- adocenando hasta el hartazgo cualquier rasgo de rebelión y crítica en la intelectualidad argentina, que se alfonsinizó alegremente y que luego de la mano del Club Socialista y del Frepaso, vaciaron de contenido y de pensamiento crítico y nacional a la Universidad y al aparato científico-tecnológico nacional, permitiendo la mayor colonización de la nación Argentina desde los tiempos posteriores al triunfo de Mitre y los intereses británicos en Pavón.
Eran los tiempos de Chacho y Graciela, los tiempos de la 'gente', el pueblo -ese resabio de la barbarie- había sido extirpado y según nos decía por entonces la Meijide, ahora 'no era necesario manifestarse en la calle, pues todo se resolvería con el voto'. Así le fue, ni Grondona se acuerda de ella.
El manporro popular de diciembre devolvió al pueblo a su lugar histórico: la Plaza de la Victoria y junto con Cavallo y el imbécil rosado, se fue la Argentina de Alfonsín, del traidor de Anillaco, de Chacho, de Graciela, de Rucucu y del propio Duhalde, pero también la de las Felices Pascuas y la de los Dos demonios. El Pueblo bárbaro volvía una vez más a iniciar otra etapa como en 1810, 1820, 1890, 1945 o 1969, y recordaba que la lucha por la liberación nacional sigue pendiente, pero también dejaba claro la magnitud de la derrota sufrida y hasta donde había llegado la contrarrevolución iniciada en 1976 y completada por el PJ en el gobierno después de 1989.
El acto de la ESMA así como toda la política de derechos humanos de Kirchner -incluyendo la propia designación de Eduardo Luis Duhalde, quien pese a sus vacilaciones, no deja de ser un 'subversivo' sobreviviente, el socio y coautor de Ortega Peña y uno de los abogados de Trelew y de la izquierda revolucionaria de los '70- cambió la situación, Kirchner destruyó la teoría de los dos Demonios; la presencia en la ESMA de los antiguos desaparecidos torturados allí, la de los niños nacidos en cautiverio, las Madres y su heroica lucha reivindicadas por Kirchner, la impresionante convocatoria popular, demolieron la teoría de los dos Demonios, expresando blanco sobre negro de que se trató el genocidio y para que ocurrió.
Pero lo peor para el poder -y por eso respondió con prontitud con el asesinato de Axel Blumberg- era que esta nueva situación legitima la lucha de masas, cuestión no aceptada por los medios de comunicación dictatoriales-menemistas ni por el poder desde 1976.
No casualmente Córdoba -epicentro del proceso revolucionario de los '70 y luego sede del mayor genocidio regional- donde la teoría de los dos demonios fue la base de la cogobernabilidad desde 1983 hasta hoy, entre radicales y peronistas -pues ambos que eran minoría en los '70 frente al potente movimiento revolucionario cordobés -expresado en las figuras de Tosco, Salamanca, Atilio López y Obregón Cano, fueron cómplices del mayor genocidio de la Argentina perpetrado por el asesino serial Luciano Benjamín Menéndez- como lo demuestra el hecho que sólo por las decisiones de Kirchner, fue posible encerrar en la prisión al chacal cordobés, expresó la mayor concentración de repudio popular al 24 de marzo de los últimos tiempos y al mismo tiempo mostró la furia de su gobernador expresando con palabras de Camps, la desesperación de la cúpula burguesa cordobesa -la cual no hay que olvidar produjo al otro Traidor a la Patria: Cavallo y a la Fundación Mediterránea- por la reivindicación de la lucha revolucionaria de los setenta, que casualmente comenzó con la rebelión del heroico proletariado cordobés.
Desbloquear la teoría de los Demonios involucra para la derecha, la legitimación de la lucha popular y el retorno del movimiento de masas al momento más débil de su dominación: el período 1969-1973. Es por esto que toda la derecha enloqueció con el acto de repudio a la ESMA, como pudo observarse en la mayoría de los periódicos y medios electrónicos de todo el país, que maneja aun en casi un 99% el poder económico construido en el país después de la dictadura y del menemismo.
Para Doña Rosa que lo mira por TV Es en este marco que debe entenderse el contra-acto de la derecha -por su manipulación mediática, no por la intención original del Sr., Blumberg- organizado alrededor de la utilización del crimen de Axel Blumberg y el lógico dolor de su padre, por parte del poder de derecha y sus medios de comunicación, reclamando la mano dura. En el mejor lenguaje menemista era necesario tapar una derrota con otro hecho conmocionante. Era necesario rápidamente un hecho que tapara lo que acaecería en la ESMA: la maldita policía -con el auxilio de la no menos maldita federal, seguramente- provocaron el asesinato del joven Blumberg para tirárselo en la cara a Kirchner, con la comparsa organizada por los canales del poder económico menemista: el Nueve, América y Telelé, con la complicidad del grupo Clarín, sin que hasta el momento el gobierno atine a crear una respuesta mediática seria sobre las ideas que llegan a la cabeza de los argentinos. Peor aun, cualquiera que recorra hoy las provincias del interior proviniendo de Buenos Aires, se sorprenderá que la gente del interior cree que en la Capital y el conurbano se muere, se es violado o secuestrado al momento de trasponer el umbral de la puerta de calle. Esta tremenda acción sicológica no puede ser entendida -en función de nuestra trágica historia- sino por dos caminos: preparar un contragolpe contra Kirchner y mantener un estado de conciencia que respalde políticas represivas y de enfrentamiento a las demandas populares, por asociación con las políticas delictivas que se dice querer enfrentar.
Hace tiempo ya -desde junio de 1955- que la derecha sabe en la Argentina que no tiene razón, es más tampoco le interesa discutirlo, sólo le interesa que se le tema y poder legitimar la aplicación de la violencia: por eso el discurso de la derecha gira desde entonces -casi desde el Primer Triunvirato- en el poder de la policía para reprimir al pueblo: Mauricio Macri -el gran gángster del nuevo capitalismo argentino- es su mayor ejemplo.
En este aspecto el núcleo del problema radica en la provincia de Buenos Aires y su poder mafioso que enlaza policía, gobierno provincial, intendentes, aparatos políticos del PJ, la UCR, el riquismo, el pattismo, narcos, ladrones, asesinos, gigolós de uniforme, proxenetas infantiles y policía privada.
Este sector vinculado estrechamente a los núcleos nazis aun existentes en la federal -esos que decidieron por sí solos salir a matar el 20 de diciembre para impedir una 'revolución piquetera'- es la fuerza de producción de la ola de delito y secuestros en la provincia: Solá, Giannettasio, Cafiero, Chiche y Duhalde lo saben. Pero también saben que es su principal herramienta de presión sobre Kirchner, para impedir que el gobierno pueda salirse de madre respecto de la política económica pactada en el acuerdo con Alfonsín previo al 19 y 20, y no intente avanzar en serio en una política de reindustrialización que devuelva al proletariado bonaerense su histórico rol, permitiéndole recuperar la independencia que un trabajo digno le brindaría, abandonando a sus patrones y patronas clientlísticos de la limosna.
El segundo núcleo de la conspiración lo constituye el aparato mediático de dominación cultural existente en la Argentina, construido entre la dictadura y el traidor de Anillaco; es decir Manzano, Ávila y Hadad, (o sea la rata de Anillaco), Eunekián (es decir Nosiglia y Alfonsín) y el grupo Clarín, que ejercen el sojuzgamiento sobre la mente de nuestro pueblo, ayudados por el hombre que el gobierno puso para 'controlarlos': Julio 'Valija' Bárbaro. Resolver esta parte de la ecuación es sin embargo más fácil que la anterior: basta con correr a 'Valija' Bárbaro y decretar la caducidad de las licencias supervencidas de los canales de TV., y radios robadas y aplicar la ley que impide que un medio sea propietario de radios, diarios y canales simultáneamente. Claro si se entiende que querer es poder.
Sin embargo el verdadero poder detrás de estas dos pantallas no es más que el verdadero poder económico y financiero construido desde la dictadura y el menemismo: los nuevos capitalistas fascistas: Macri, Pérez Companc, Roggio, Bulgheroni, Eunekian, Pagani, Moneta, la banca extranjera, las AFJP, Benetton, Grobokopatel y los grandes sojeros y el inmenso poder de las empresas privatizadas entregadas por el traidor de Anillaco. Este es el poder que hay que enfrentar y recortar, fuente de todas las conspiraciones contra los intereses nacionales y populares.
Tal vez en la encrucijada entre la ESMA y el caso Blumberg se encuentre la resolución para no volver al país de la picana y los vuelos de la muerte: país que no olvidemos, es el proyecto exclusivo de la derecha en la Argentina.
Buenos Aires 3 de abril de 2004