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Argentina: La lucha continúa

DEL DÍA 9 DE MARZO DE 2004

por GRR .

rtierra@infovia.com.ar

El monocultivo de soja funciona tal como el modelo de la convertibilidad: la fiesta de hoy será la tragedia de mañana La Deuda Externa es mucho más que una deuda gigantesca imposible de pagar, es un modelo de país que nos fue impuesto y que, para obtener divisas, nos esclaviza a producciones y exportaciones como las de la soja. De esa manera la Argentina ha dejado de ser el `Granero del mundo' y el `país de la mejor carne del mundo'.
Pese a una producción agrícola creciente que ascenderá en la presente campaña a más de 70 millones de toneladas nuestro país tiene 20 millones de personas bajo el nivel de pobreza, 6 millones de indigentes, 5 millones de desempleados y 80 niños siguen muriendo por día por causas vinculadas al hambre.
De la mano de la expansión del monocultivo de soja, hoy presente en el 54% de la superficie sembrada, con sus 14 millones de hectáreas y con el 52% de la cosecha total de granos, 38 millones de Ton sobre un total de 70 millones, la Argentina ha perdido su Soberanía Alimentaria. Como consecuencia, han sido desplazados y hechos desaparecer más de 17.000 tambos, de 30.000 que existían en el año `88, cuyos planteles de alta calidad genética fueron a parar al matadero, así como también miles de hectáreas dedicadas a la variada producción de los alimentos tradicionales que constituían la manera de comer de nuestro pueblo.
Como consecuencia de la expansión del modelo concentrador de la tierra que impuso la hegemonía de la soja, entre 1990 y 2001 desaparecieron casi 200.000 productores, de los cuales, el 30% corresponden a la provincia de Buenos Aires. El monocultivo de la soja se ha expandido desde entonces como una plaga sobre el territorio nacional, y lo peor es que parece imparable..
Las políticas agrícolas del Estado han puesto en marcha un proceso de concentración de la tierra que está despoblando el campo y configurando una agricultura sin agricultores. Cada hectárea de monte frutal erradicada elimina en la cadena productiva más de 60 puestos de trabajo. Cada hectárea de soja apenas produce en cambio un sólo puesto de trabajo.
Las compañías multinacionales que monopolizan el paquete tecnológico de los transgénicos, agitan mentirosamente la panacea que estos cultivos resolverán el hambre en el mundo. La Argentina es la prueba fehaciente de que esos cultivos provocan el hambre, que barren con la pequeña agricultura y que son el instrumento de control más formidable para someter a los Pueblos..
El monocultivo de soja desemboca en la desertificación de nuestros suelos en toda la depresión chaco-pampeana, es decir en todas nuestras tierras cultivables.
El monocultivo de soja transgénica, la repetición irracional del sistema de siembra directa sin rotaciones ni laboreo, con en obligado uso continuo, creciente y abusivo de plaguicidas, está produciendo ya una desertificación biológica del suelo. Queremos alertar sobre el futuro colapso de nuestros suelos en los próximos años de no producirse antes la rectificación de este modelo tecnológico de creciente sojización.
Nuestra población está siendo afectada en forma directa por las fumigaciones de plaguicidas sobre las casas y los cuerpos produciéndose cáncer, leucemia, lupus, púrpura, alergias de todo tipo y demás enfermedades vinculadas a la afectación del sistema inmunológico. Tal como lo muestran los casos del barrio Ituzaingó Anexo, Pueblo Italiano, Río Ceballos, Saldán, Alto Alberdi, Jesús María, Colonia Caroya todos en Córdoba, o Loma Sené en Formosa.
El uso de soja para alimentar a los pobres con el programa privado llamado Soja Solidaria, es parte del modelo de exclusión y de discriminación y configura un genocidio alimentario en la medida que afecta seriamente la salud. Pese a que organizaciones como CARITAS persisten en distribuirlo en los comedores de indigentes debemos recordar que esta legumbre no es un alimento apto para uso humano sino un componente del alimento balanceado de los animales y que numerosos informes pediátricos, nutricionales y hasta gubernamentales insisten en la inconveniencia de alimentar con soja a los menores de cinco años, a las mujeres embarazadas, los enfermos, los ancianos y los indigentes. El no cumplimiento de estas pautas es causa de una denuncia internacional contra nuestro país ante las Naciones Unidas por parte de una de sus organizaciones consultoras. Hemos planteado esta grave situación ante el Secretario de DDHH de la Cancillería pero nos encontramos con que no solo se ignoraba la denuncia ante la ONU sino también la existencia misma de los planes Soja Solidaria. .
AGENDA POLÍTICA PROPUESTA Que las políticas agrarias aseguren la producción de alimentos sanos y variados destinados al mercado interno, y que sean capaces de generar trabajo legítimo y repoblamiento del campo.
Que se generen políticas agrarias para preservar el espacio propio de otra agricultura, políticas capaces de proteger las producciones de pequeña escala, la apicultura, la agricultura orgánica, los tambos y la frutihorticultura, a la vez que esas políticas delimiten la actual expansión de la frontera sojera sobre otros cultivos y sobre poblaciones campesinas.
Que la política exterior abandone el alineamiento incondicional con los EEUU, anteriormente denominado como relaciones carnales, y que continúa como práctica habitual de nuestra Cancillería. Esto significaría ratificar el Protocolo de Bioseguridad y retirarse de la Demanda que se lleva contra la UE ante la OMC Organización Mundial de Comercio, por su actual moratoria sobre transgénicos.
Que las actuales políticas que imponen retensiones a las exportaciones de granos, sean reemplazadas por auténticas políticas de Estado, capaces de retomar el contralor del Comercio Exterior y volver a las Juntas Reguladoras que tuviéramos hasta los años noventa.
GRR Grupo de Reflexión Rural Buenos Aires 9 de marzo de 2004