VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Argentina: La lucha continúa

A propósito de la muerte del Capitán Viola y otras muertes ocurridas en Tucumán
Homenajes y olvidos, a 30 años del comienzo del genocidio

Marcos Taire

El 1º de diciembre de 1974 un comando de la organización guerrillera Ejército Revolucionario del Pueblo mató al capitán del Ejército Humberto Viola. En la acción también murió una pequeña hija del militar, María Cristina, de 3 años y resultaron heridas su esposa y otra niña de corta edad. El hecho ocurrió un día domingo, al mediodía, al llegar Viola y su familia a visitar a sus padres, domiciliados en pleno centro de San Miguel de Tucumán.

La acción guerrillera formaba parte de una política de represalia decidida por el ERP después de la masacre de Catamarca, ocurrida a comienzos de agosto. En esa oportunidad, una veintena de guerrilleros que habían fracasado en su intento de copar el Regimiento 17 de Infantería Aerotransportada, fueron fusilados después de entregarse a las fuerzas policiales y militares.

El ERP mató a Viola porque tenía información de que era uno de los jefes del primer grupo de tareas que desde hacía varios meses venía sembrando el terror en el campo y las ciudades de la provincia de Tucumán. Exactamente un mes antes, el 1 de noviembre, esa patota militar creada a instancias del entonces comandante de la Quinta Brigada de Infantería, general Luciano Benjamín Menéndez, había asesinado de un bombazo en su domicilio al secretario general de los trabajadores municipales de la ciudad de Famaillá, Juan de la Cruz Olmos. Además, durante casi todo el año que terminaba, había colocado artefactos explosivos en las casas de decenas de dirigentes, militantes y abogados a quienes acusaba de formar parte de la 'subversión'. También en sindicatos, locales partidarios, instituciones educativas, etc.

El capitán Viola era un oficial de Inteligencia integrante del Batallón 142 de esa especialidad. Sus integrantes crearon el clima de zozobra que sirvió para fundamentar la intervención militar en la provincia, decidida inmediatamente después de la muerte de Viola. La presencia de un reducido grupo guerrillero en las lejanas montañas del suroeste tucumano fue el pretexto para, un mes después, dar comienzo al Operativo Independencia.

Al día siguiente de la muerte de Viola, la patota militar secuestró y asesinó a Berta Molina, esposa de Oscar Montenegro, un dirigente gremial de los vitivinícolas tucumanos que estaba enrolado en el Partido Revolucionario de los Trabajadores y había sido el máximo dirigente del Frente Antiimperialista por el Socialismo, FAS. Berta 'Cuca' Molina de Montenegro había sido una de las más importantes dirigentes de la primera organización de familiares de presos políticos en los años de la dictadura de Onganía , Levington y Lanusse. Los militares que la secuestraron en represalia por la muerte del capitán Viola la llevaron hasta el Parque 9 de Julio de la capital Tucumana y allí, contra las alambradas del autódromo, la mataron a golpes.

Un par de días después del crimen de Berta Molina, su hijo Luis Montenegro, de 18 años y sin militancia política alguna, fue secuestrado en las inmediaciones de una de las esquinas más populosas de San Miguel de Tucumán, Avenida Mate de Luna y Avenida Alem. Salvajemente torturado, fue asesinado a balazos y su cadáver arrojado a un costado de la Avenida Solano Vera, en las afueras de la capital tucumana.

Una semana después, el ERP suspendió su campaña de represalia contra la oficialidad del Ejército, a raíz de la muerte de la hijita del capitán Viola.

Exactamente un año después de la muerte del capitán Viola, el 1 de diciembre de 1975, en pleno Operativo Independencia, los militares lo recordaron haciendo volar por los aires un automóvil con 7 personas, que estaban secuestradas, justo frente a la casa de los padres del militar.

Ayer hubo dos homenajes al capitán Viola: uno en el Círculo Militar, ofrecido por sus camaradas; el otro en la Cámara de Diputados de la Nación, rendido por un legislador del partido de Domingo Cavallo. Unos días antes, el comando general del Ejército, al recordar el día de la Inteligencia Militar, también homenajeó al capitán Viola. Algunos diarios y revistas, sitios on line, etc, también recordaron al capitán Viola. Una carta al director en Clarín habla de la necesidad de no ver la historia con un solo ojo. En ninguno de los recordatorios se menciona a Berta Molina y a su hijo Luis Montenegro.