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Argentina: La lucha continúa

"Resurgimos juntos y unimos nuestro futuro"

Laura Andrés
El Eslabón

La frase es de un integrante de la cooperativa de la fábrica de pastas Merlat que recuperó la firma y cumple un año de autogestión. En la semana del aniversario, la Cámara de Diputados de la provincia dio media sanción a la expropiación de las máquinas y la marca a favor de los trabajadores. Ahora sólo falta el voto de los senadores

Un año atrás, sin aviso previo, los entonces empleados de la tradicional fábrica de pastas Merlat –en Salta al 1900– entendieron que su historia ya no sería la misma.

Con tres décadas de trayectoria en Rosario, la empresa bajaba la persiana de la noche a la mañana. El viernes 5 de diciembre de 2003 el antiguo propietario, don Héctor Merlat, llegó a la fábrica con su abogada y dos "patas de plomo" para anunciarles a sus 15 empleados que en esos días había salido la quiebra de la firma –pedida por la misma patronal unos años antes. Por lo tanto, él "ya no tenía más nada que ver", la fábrica cerraba y los trabajadores quedaban en la calle.

Ese mismo día los laburantes decidieron no abandonar la planta e impedir que retiraran las máquinas. La mayoría llevaba 15 o 20 años dentro de Merlat y ese viernes hicieron lo que saben hacer, trabajar. Se pusieron en contacto con los proveedores –casi todos "prendidos por el empresario en mucha plata"– que no dudaron en darles una mano: verdura, cajas, todos les acercaron insumos aunque en el momento no tenían con qué pagarles. Los laburantes de la recuperada fábrica de pastas Mil Hojas, y las firmas Yuli y Don Manuel, arrimaron de inmediato bolsas de harina. El sábado 6 el mostrador estuvo abierto al público, y ya no paró.

Una docena de los antiguos empleados conformaron la cooperativa de trabajo que llamaron "Resurgir". Desde el primer momento la justicia hizo lugar al pedido de continuidad laboral que presentaron, pero el juez les exigió que formularan un "plan de sustentabilidad" que avalara el proyecto.

El 2003 estaba terminando, la feria judicial de enero volvía aún más urgentes los tiempos y el panorama no era el mejor: los trabajadores no tenían un peso y por delante se asomaba un largo verano, la estación del año en que tradicionalmente bajan las ventas.

Sin embargo, a pura tozudez, los laburantes mantuvieron la calidad de siempre, durante el año incrementaron las ventas y volvieron a fabricar productos que tiempo atrás la firma había abandonado.

"Ahora tenemos todo al día, no le debemos nada a nadie", dice orgulloso Rubén Lengruber, quien lleva 23 años en Merlat, 22 como empleado y el último como miembro de la cooperativa que administra la fábrica. Hoy está convencido que el antiguo propietario "no creyó en la capacidad de este grupo de trabajadores".

En los días previos a cumplir un año de autogestión, los trabajadores vieron concretarse un objetivo que sostuvieron desde el principio: el martes 30 de noviembre, la Cámara de Diputados de la provincia de Santa Fe dio media sanción a la expropiación de las maquinarias y la marca de la firma a favor de la cooperativa. Ahora sólo resta que la medida sea votada en la Cámara de Senadores. "Necesitamos que el gobernador pida extraordinarias para que la complementación de esta media sanción se concrete este año", explican.

Para Jorge Oviedo, presidente de la cooperativa, enterarse de la expropiación "fue el momento más feliz del año". Jorge lleva 15 años en la fábrica, es el especialista en rellenos y según cuenta "los canelones de humita, de pollo y verdura y de ricota y verdura, están muy bien catalogados en el barrio y en su zona de influencia".

"Tuvimos que hacer un curso acelerado –y obligado– de administración de empresa, de ventas, de todo", señala Jorge como el obstáculo más difícil que les tocó afrontar, pero sin dudar dice: "Tuvimos que salir a los ponchazos, hacer en el momento lo que podíamos".

– ¿Cómo surgió el nombre "Resurgir" para la cooperativa?

–Hicimos un concurso de ideas –cuenta Jorge y se ríe– y enseguida contesta Rubén: "Jorge dio el puntapié inicial, dijo ‘estamos resurgiendo todos juntos’ y ahí salió el nombre. Es verdad, resurgimos. Uno a veces en el lugar de trabajo, si bien comparte tiempo, horas, no siempre tiene la misma idea de proyectos sobre su propia vida. De repente nos encontramos que teníamos que unirnos, unir nuestras ideas, nuestros proyectos en un bien común, de todos. Fue acertada la idea de Jorge de ponerle Resurgir a la cooperativa, resurgimos todos, tuvimos que complementar nuestras ideas, nuestros proyectos y el futuro que van a tener nuestras propias familias.

– ¿Cómo viven esto de discutir, decidir y construir a partir de las reuniones y las asambleas?

– Estos días tuvimos una reunión que en lo personal me gustó mucho –dice Rubén- porque dejamos de lado algunas apetencias particulares, de acuerdo a nuestra forma de vida y de pensamiento. Unimos estas cosas y entre todos pensamos como queremos que este proyecto vaya hacia delante. Yo creo que fue una reunión muy positiva. Estamos todos conformes, coincidimos en lo que queremos, tenemos mucha fuerza, muchas ganas y estamos muy unidos que es lo importante•