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Argentina: La lucha continúa

Desaparecedores en libertad

Por Carlos del Frade
Postales del Sur

Por una decisión de la Cámara Federal de Rosario. Mario Alfredo Marcote, alias El Cura, fue imputado de 28 secuestros y 25 casos de torturas por la justicia federal rosarina. Era integrante del principal centro clandestino de detención de personas durante el terrorismo de estado, el Servicio de Informaciones de la Jefatura de Policía de Rosario. La Cámara Federal de la ciudad acaba de ordenar su libertad porque se interpretó que "el mínimo de la escala penal para las imputaciones recibidas determinaba que no correspondía la detención". Lo que sigue es una carta de Fernando Brarda, uno de las víctimas de El Cura y un repaso de la historia del represor. La justicia argentina ha vuelto a demostrar su capacidad de garantizar el sistema basado en la sangre y el dinero.
Marcote deberá pagar 50 mil pesos en concepto de caución y su abogado Mario Belfer solicitó una rebaja ya que el torturador hace cuatro años que está sin trabajo y que es beneficiario de un subsidio para desocupados de 150 pesos. Una nota para compartir el asco y la indignación. Si los socios menores cuyas manos están sucias de sangre consiguen la libertad en democracia a razón de pagar dos mil pesos por cada persona torturada, sus patrones, los delincuentes de guante blanco que concentraron la riqueza en sus pocas manos pueden respirar aliviados.
Mario Alfredo Marcote, alias El Cura, era integrante del principal centro clandestino de detención de personas durante el terrorismo de estado, el Servicio de Informaciones de la Jefatura de Policía de Rosario. Por allí pasaron mil ochocientas personas entre 1976 y 1979, como dijera el ex teniente coronel Eduardo González Roulet a fines de los años ochenta.
"Hoy ganó la mentira"
"Ayer (16 de diciembre de 2004) exactamente hizo un año que me senté frente al juez Omar Di Gerónimo, tras 28 años de silencio y conté lo que el "proceso de organización nacional" me había hecho a mi y a mi familia.
"Realmente ese día fui impulsado por el canciller Rafael Bielsa. "Andá y hacé un acto de civismo" recuerdo que me dijo y me pegó un abrazo grande y me puso de sobrenombre "polichinela".
"No hace más de cuarenta días estuve en los Tribunales donde me lo encontré al "Cura". Me agarró una cosa extraña. Cómo no va a ser extraña. Encontrarse con quien a uno lo había torturado y uno frágil y rendido solo le pedía que terminara ya.
"¡Matame, matame , pero basta por favor!. No era joda, era de verdad. No eran las dos cachetadas de la comisaría, ni la "apretada" callejera por el pelo largo, era "la muerte", que no viene al caso ni volver a contar.
"Ese era El Cura, ese ñato que yo le vi los ojos y parece que su alma está dedicada a hacerle recordar a cada instante, el horror, la miseria, en que se movía , pero también esa omnipotencia de tener tu vida en sus manos.
"Seguro me reconoció, me clavó su mirada, trajeado como ni yo pudiera hacerlo hoy.
"Ese "Cura" que a cada uno que torturó le rezaba... Vamos muchachos, por qué no creerle.
Solo que rezaba para él, porque a mí la nuca me pegaba en los talones con la picana, y las amenazas y los músculos agarrotados de hacer fuerza cuando estabas atado a la "parrilla" no me daban tiempo para decir "amén".
"Ese ñato HOY ESTA LIBRE. Para que no olvidemos algunos de los torturados que su corazón no aguantaba. Y se quedaban duros en la parrilla, o sea fallecían o sea él fallaba en su trabajo. Porque él, siempre él , era el que te la daba, no era otro , bigote, el pituco que arrastraba los pies, o el comandante que me dijo "vos tenés la libertad", eran personajes si bien de la misma película de horror no se "ensuciaban" en ese palo.
"Era Marcote al que se le iba de las manos. Se de una chica, que estoy seguro que se le fue, por que había como un "algo" con Marité, (es inexplicable hasta hoy que estando como estaba haberla visto)como que hasta me dijo, avisale a mi hermano que está en el hotel tal.
"Pero el "Cura" no podía fallar, así que al que reventaba, o con un tiro en la nuca ya muerto o una supuesta "ley de fuga", todo para encubrir que se le había ido en la parrilla y no había sacado información. No hizo bien su trabajo, "falló".
"Esa escoria está libre, entre los rosarinos, como seguro lo estarán los otros represores, Lo Fiego y otros... Dentro de poco.
"Lindo ejemplo para nuestros hijos, que durante años, sufrieron las secuelas que este ñato le hizo a sus padres.
"Sí quedé medio loco, como dijo el canciller, que también sabe que es que te la "den" en la parrilla. Y peor todavía, después de un año de trajinar, darme cuenta que no hay otra persona que haya estado en el lugar que estuve, en la quinta operacional Fisherton, ando boyando por todos los organismos buscando y buscando… nada , ni una sola mención.
"Cerraré mis ojos y me miraré para adentro, trataré de que el recuerdo se vaya por un camino de una sola mano y no vuelva.
"Solo que yo tengo códigos pero, ¿y los que a este ñato se le fueron?. Juzgado por "tormentos" y "secuestros",a ninguno se le ocurrió que al "Cura" con solamente capacidad para infringir el dolor, hizo más de una vez "mal" su trabajo y mató, seguro, pero es verdad, la realidad da que no debe estar preso que debe estar libre porque lo de él no fue nada.
"Hoy a 29 años del proceso, lo tenemos libre. Hasta quizás encuentre trabajo. Yo no puedo, las secuelas me impiden trabajar normalmente.
"Mi eterno agradecimiento a quienes me ayudaron y saben como soy. Mi incondicional "estar" al hermano de Marité, Agustín ,que puso las que hay que poner para encarar ésta cuestión aunque a él no le guste que lo diga. Un gracias a mis amigos , que me ayudaron a reconstruir lo que pasó, Jorge, Eduardo, Kelo. Juan, Juan Pablo, Felipe, Gustavo por financiarme la investigación, Dolly del Ministerio de justicia, Al Dr. Duhalde, al Dr Alen, a la psicóloga Silvia, alias bolita de humo, a Coque, a Bettina, a Omar , a Jorgelina , a Carlitooos, a Horacio, a Mattarolo y a mi hermano sostén e invitado sin tarjeta a esta fellinesca historia , donde todo, pero todo funciona a favor de los culpables.
"Hoy no es un día de júbilo, no es un día que triunfó la verdad, hoy ganó la mentira y la injusticia una vez más.
"Pero nunca , nunca, me daré por vencido. Por los que no están seguiré, como pueda tratando de saber lo que les pasó a los que estuvieron conmigo en el infierno. Donde la baba del diablo nos ampollaba los pies y la lengua.
"Buscando adónde están los hijos de esas embarazadas, y encontrar el lugar para echarles un ADIOS.
"Y sentarme a ver como quizás en una de esas hay un tiro para el lado de la justicia. Quizás ocurra.
"Amo mi País, sus virtudes y sus defectos. Amo a mis compatriotas sean del signo político que sean , son seres humanos. Como sé que ninguno aceptaría la tortura , el asesinato, solo por pensar distinto.
"Hasta siempre", escribió Fernando Brarda luego de conocer la decisión de la Cámara Federal de Apelaciones de Rosario.
Dejaron libre a Marcote.
La doctora Este Andrea Hernández sostuvo el 13 de febrero de 1987 que "pese la negativa de las imputaciones por parte del señor Marcote, median graves, precisos y concordantes indicios o datos que se reputan como suficientes para creerle responsable de los ilícitos que se le atribuyen". Ordenaba "convertir la detención que viene sufriendo Mario Marcote en prisión preventiva rigurosa".
Marcote había solicitado la baja de la policía el 2 de diciembre de 1980. Ingresó al Instituto de Servicios Sociales Bancarios ese mismo día y terminó su trabajo el 2 de marzo de 1984.
Nunca tuvo mayores problemas para conseguir empleo.
Cuando este cronista informó que estaba cumpliendo funciones como celador casero del Colegio de la Santa Unión de los Sagrados Corazones, dependiente del arzobispado rosarino, se decidió despedirlo e indemnizarlo. Tres meses después estaba, en una de las ciudades con mayor índice de desocupación del país, empleado como portero en el garaje de la empresa Cirsa, en España y 3 de Febrero de la ciudad de Rosario.
Nació el 1º de diciembre de 1949. Hijo de Raúl Enrique y de Irma Magdalena Carignano. Perito mercantil y soltero hasta febrero de 1987.
A diferencia de Lo Fiego, Marcote no presenta antecedentes judiciales y policiales en el legajo personal. Llegó a ser oficial ayudante en el área Seguridad Personal. A mediados de 1976 ingresó en el "plantel" del Servicio de Informaciones.
Producía las fichas de los detenidos. Llevaba el libro de entradas y salidas. Sus camaradas eran José Lo Fiego, Carlos Ulpiano "Caramelo" Altamirano y Nast.
Transportaba muebles y otros enseres, como diría Feced, de los domicilios usurpados por las fuerzas de tareas. De allí que haya confesado que "hacía la cobranza para la mueblería Vignati, ubicada en Mendoza y Gutenberg".
Trasladaba a los detenidos con rumbo desconocido. También lo hacía con las mujeres. Varias veces fue a Devoto, Coronda y Trelew. No solamente las acompañaba sino que también las interrogaba.
En las sesiones de tortura se le observaba con un escapulario.
Durante las declaraciones testimoniales que brindó primero ante la justicia militar y después frente a los tribunales federales de Rosario, negó haber presenciado torturas. En diálogo con este cronista sostuvo que "yo quise humanizar la tortura".
"Nadie sacaba a los detenidos de allí. Las dependencias se inundaban", le dijo Marcote a la justicia.
Reconoció que "el Servicio de Informaciones ha hecho detenciones, yendo a los domicilios de los detenidos y labrando un acta. Que no sabe donde pueden estar esas actas que no recuerda haber hecho detenciones o participando en ellas". Según él, los detenidos tenían televisión y radio.
Describió su trabajo diciendo que "éramos Sandoz, Lo Fiego y yo...yo lo sentaba delante mío (al detenido), yo escribiendo a máquina y le descubría la vista, lo que yo consideraba que no podía ver del lugar, se lo tapaba".
Tenía una relación estrecha con Lo Fiego: "a raíz del pase del oficial Lo Fiego a la división Informaciones lo solicita al dicente para que vaya a trabajar a esa misma división. Al principio respondo a las órdenes del oficial Seichuk, luego de Guzmán. No recibió entrenamiento especial...A pedido de la superioridad se averiguaba tal o cual cosa y se pasaba el informe", declaró el 22 de febrero de 1984.
Sostuvo que existía un personal rotativo en el Servicio de Informaciones, entre 10 a 15 personas. Indicó que "Feced solía ir al Servicio de Informaciones. El vivía en la Jefatura".
A pesar de haber sido reconocido por varios detenidos como torturado contumaz, el 22 de junio de 1987 fue desprocesado.
Allí empezaría otra historia.
Marzo de 1995.
Nariz aguileña, ojos pequeños, anteojos con patillas de metal, cabello corto, muy delgado, camisa azul, portafolios marrón y un destornillador entre los bolígrafos que luce en el bolsillo de la casaca. Mario Alfredo Marcote parece un tipo normal.
Trabaja como celador en el Colegio de la Santa Unión de los Sagrados Corazones donde también funciona el Instituto Virgen del Rosario, dependiente del arzobispado rosarino, en Salta entre Callao y Ovidio Lagos.
Su rutina diaria incluye bajar a tomar servicio entre las 15.30 y las 16. Decenas de adolescentes lo cruzan en forma cotidiana.
Casi dos décadas atrás Marcote torturaba, violaba y cargaba el "botín de guerra" de las casas de los secuestrados en su Citroen azul. Le llamaban "el cura", por sus permanentes citas bíblicas.
"Yo quise humanizar la tortura", le dijo a este cronista.
Asegura que está escribiendo un libro titulado "La Corporación" donde resume su experiencia como integrante de la banda que estaba a cargo de Agustín Feced en el "pozo" de la Jefatura de Policía de Rosario. Tiene miedo de hablar por la suerte que pueden correr sus familiares. Estuvo detenido en 1984 hasta que lo alcanzó el beneficio de la ley de obediencia debida.
"Los que me detuvieron eran los mismos con los que yo trabajaba", dijo Marcote con plena conciencia de haber sido usado.
Está convencido de la existencia de un pacto de silencio en la provincia de Santa Fe que protege a altos funcionarios actuales de la policía, a la que califica como "mucho peor que la de Buenos Aires". A pesar de la resonancia del caso del capitán de corberta Adolfo Scilingo, Marcote no quiso brindar más detalles sobre su actuación y prefiere, por el momento, consultar con su abogado.
Aunque su apariencia sea normal, su mirada no lo es. Rodeado de imágenes del papa Juan Pablo II y de frases evangélicas, Marcote recibió a este periodista en la sala del asesor jurídico del establecimiento católico.
El diálogo que sigue es el resultado de dos encuentros mantenidos "el Cura". En varias ocasiones eligió el silencio y el desafío de mantener fija la mirada. Es un hombre que aparenta tranquilidad. Sus víctimas sobrevivientes lo califican como "cínico" y de hábitos sigilosos "cuando se quedaba en la puerta del cuarto que llamaban la favela, en el sótano de la Jefatura, escuchando lo que hablábamos entre los presos".
Dicen que era empleado de "La Buena Vista" y que luego se sumó a las bandas que asolaron las calles rosarinas a partir de la dictadura. Algunas de ellas habían empezado a operar después de la muerte de Perón, las que conformaban las estructuras de la Triple A.
Le importó muy poco hablar sobre los recuerdos de la muerte.
--Vengo a hablar sobre su actuación durante la dictadura...
--Ustedes no me trataron bien.
--Usted no trató bien a mucha gente.
--Lo que pasa es que se dijeron muchas cosas de mi y no se bien con qué intereses. No era la verdad. Pero desde que empezó la democracia no la pasé nada bien. Perdí el trabajo y estuve detenido.
--Usted torturó y violó personas en el pozo de la Jefatura de Policía.
--Yo ya estuve detenido y pagué las culpas. Desde el 83 la pasé muy mal. Y yo tengo familia...Perdí mi puesto y después no me reincorporaron a la fuerza. Además yo era civil. No se por qué quedé afuera.
--¿Pero no quedó libre de culpa a partir de la ley de obediencia debida?.
--Si, pero a mi no me reincorporaron. Yo me fui de la policía en 1980 y fui detenido en 1984. Pero después cuando volví a quedar en libertad no me retomaron. La policía de Santa Fe es algo muy especial.
--Otros quedaron, como Lofiego, Moore e Ibarra. Eran los jefes de entonces.
--Si...Pero eso no tiene nada que ver con mi situación...
--¿Se siente usado?.
--A veces pienso eso... Los que me detuvieron eran los mismos con los que yo había trabajado. Los mismos con que recorría las calles.
--¿Por qué no se anima a hablar de todo y decir su verdad, como lo hizo Scilingo?.
--Porque la provincia de Buenos Aires es distinta a la provincia de Santa Fe. Acá las cosas son muy diferentes.
--¿Lo dice por la policía?.
--Si.
--¿Tiene miedo que le hagan algo en caso de llegar a hablar?.
--Si...Tengo familia. Usted no sabe lo que es la policía en la provincia de Santa Fe. Es una verdadera corporación. Yo estoy escribiendo un libro sobre todo lo que pasó. Se llama "La Corporación".
--¿Acá también hay un pacto de silencio?.
--Si. No le quepa dudas...
--¿Siente arrepentimiento?.
--Si estoy escribiendo un libro es porque a veces me siento muy mal. Pero no creo que lo publique ni que lo de a conocer. Tendría que hablar primero con mi abogado. Seguramente se conocerá después que me muera. Si no tuviera familia a cargo ya hubiera hablado. Tengo mucha necesidad de contar las cosas que viví, pero ya le dije que tengo una familia que depende de mi. --¿Qué sentía cuando torturaba?.
--Yo recibía órdenes...Lo que pasa es que cuando uno está en una época de represión muy grande como eran esos años, uno no se puede poner en contra. Entonces hay que meterse para tratar de cambiar la cosa desde adentro...Eso es lo que hice yo.
--No se qué quiere decir con eso...
--Yo quería corregir algunas cosas...Si usted le pregunta a alguno de los que estuvieron ahí le van a decir que yo fui el que mejor los trataba. Gracias a mi muchos salvaron la vida. Ustede no sabe lo que era aquello. Yo traté de humanizar la tortura. Yo no pensaba lo que nos decía Feced antes de salir durante las noches. El nos decía "encuentren a un guerrillero, y si no lo encuentran, invéntenlo, pero tráiganlo". Creo que hice las cosas lo mejor que pude.
--¿Está arrepentido de lo que hizo?.
--Le repito. Hice las cosas lo mejor que pude. Quizás me equivoqué algunas veces.
--¿Usted entró en la casa de Santiago 2815?.
--¿Donde vivía el matrimonio de ciegos?...
--Si.
--No. Ese trabajo lo hizo otro grupo. No lo hizo la policía. Me parece que fue entre el ejército y la gendarmería, no se, no me acuerdo bien.
--Había problemas entre las diferentes bandas...
--No se lo que quiere decir...
--Que había competencia entre los que actuaban en el área de Rosario, entre las bandas que estaban en La Calamita con los de Jefatura, por ejemplo...
--No se nada de eso. No se de qué me habla.
Siguió acomodando sus cosas antes de instalarse en el escritorio que tiene asignado en el colegio que depende del arzobispado y dijo que "por ahora no hay nada", con referencia a una entrevista a fondo. Se quedó pensando y dejó de hablar con el cronista. Los adolescentes seguían llegando para dar examen.
La denuncia periodística más el repudio de los padres de los alumnos de la "Santa Unión", sumados a la movilización de los organismos de derechos humanos, produjeron la cesantía de Marcote.
Sin embargo, en 1997, Marcote se ofrecía como vigilante privado y uno de los promotores de una agencia de seguridad rosarina, "BA".
Según su abogado defensor, hermano de uno de los camaristas que acaban de concederle la libertad, Marcote estaba cobrando un subsidio por desocupado.
Así es la amplitud espiritual del estado argentino.
Un torturador libre y subsidiado.
La argentinidad al palo.