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Argentina: La lucha contin�a

Caramelos surtidos

Eduardo Aliverti

El cuento chino no dej� de serlo, si se lo mide por las expectativas que el Gobierno se encarg� de generar. Pero al menos introdujo alguna cuota de an�lisis estructural necesario, en torno del modelo econ�mico que hay o habr�a en danza, en medio de una semana con ciertas noticias sobresalientes a las que s�lo se les revis� la c�scara. O poco menos.

Si el oficialismo no se hubiese ido de boca completamente al cohete (empezando por las canchereadas del propio Kirchner), es casi seguro que los anuncios efectuados habr�an repercutido de modo mucho m�s eficiente e impactante. Pero tras dejar correr versiones que fueron desde la China haci�ndose cargo de la deuda con el Fondo Monetario hasta inversiones inmediatas por alrededor de 20 mil millones de d�lares, cualquier notificaci�n que se produjese nacer�a devaluada. As� fue. Y, para peor, el grueso de lo anunciado se apoya en una serie de "cartas de intenci�n" que no garantizan nada de nada, con la casi solitaria salvedad de lo que se invertir�a en algunas redes ferroviarias. El resto es un enorme "podr�a ser", "tenemos ganas", "no estar�a mal", "si todo va bien puede llegar a interesarnos". Aun as�, se trata de datos no menores en tanto y cuanto estamos hablando, por ejemplo: de que la Argentina en default que iba a quedar aislada del mundo, respecto de llegada y fuga de capitales, exist�a �nicamente en los pron�sticos interesados de los pat�ticos gur�es de la derecha; de que los Estados Unidos son una parte y no el todo del capitalismo mundial; y de que, por lo tanto, bast� la decisi�n de exhibir una m�nima dosis de firmeza soberana para ense�ar que el enano del circo tiene recursos de defensa. De haber sido el Gobierno m�s inteligente, menos arrebatado en el manejo comunicacional del asunto, podr�a hoy estar mostrando un primer signo -ni siquiera importa demasiado si real, agrandado o ficticio- del ofrecimiento de alg�n horizonte. Siendo las cosas como fueron, el cuento chino qued� como cuento chino. Las autoridades se dejaron ganar por la ansiedad de presentar alg�n show de utop�a al alcance de la mano, que tuviese que ver con un futuro econ�mico promisorio. Y de esa forma, desde la comunicaci�n, convirtieron a la criatura en tenue.

De todas maneras e inclusive en una sociedad como �sta, con la capacidad de chocar infinitas veces contra la misma piedra, tambi�n se revel� como certera la met�fora de que quien se quema con leche ve una vaca y llora. Los militares y la rata, o bien Mart�nez de Hoz y Cavallo (todo lo mismo, es decir), convencieron a una millonada de giles sobre los beneficios de la apertura comercial indiscriminada. Ahora se activaron algunos reflejos -lo cual no significa, ni much�simo menos, que nuestra clase dominante ofrezca muestras de encarnar alg�n proyecto serio de desarrollo capitalista- y en vez de perderse como turco en la neblina varios sectores mostraron los dientes, y hablaron de la afectaci�n a la producci�n nacional. Una figura que hab�a sido borrada del diccionario habitual de los argentinos.

La cuesti�n es que aunque sea apareci� un debate m�s o menos serio en derredor de un t�pico serio, que es desde cu�l modelo interno este pa�s se inserta en la globalizaci�n. Un debate que deber� ser nutrido con altura dirigencial e intelectual y que implica tomar nota de la crisis global del capitalismo, vaya, entre otros �tems, para determinar qu� alianzas convienen, cu�les amenazas conllevan, si est�n en la v�a de redistribuir la riqueza de otro modo o si apenas es cuesti�n de acumular divisas a fin de asegurar un nuevo escenario de negocios para las patronales locales y extranjeras.

Uno prefiere estimularse ideol�gicamente con eso, por m�s que parta de lo qued� como un cuento chino, en lugar de dejarse llevar por varios fuegos artificiales que por estos d�as ganaron la (l�gica, es verdad) atenci�n de los medios. Artificios pero, tambi�n es cierto, temas que en caso de ote�rselos bien dejan una tela para cortar que no es secundaria.

Las declaraciones del extravagante secretario de Cultura de la Naci�n, Torcuato Di Tella, impresionaron por su car�cter bizarro -en primer lugar- y por la severa contradicci�n de un tipo que permanece en un cargo, pagado por los contribuyentes, que dice que la inversi�n en Cultura no tiene sentido en un pa�s con gente que pasa hambre. En lugar de discurrir centralmente por esto �ltimo, la denostaci�n consisti�, de base, en que un secretario de Cultura no deber�a decir ni "puta" ni "pelotudo". Pero adem�s, y sobre todo, hay un segmento de los dichos de Di Tella, referidos a que este gobierno "es una cebolla" donde las decisiones se toman no m�s all� del reducido n�cleo de Kirchner y sus ping�inos, que todos los polemistas prefieren ignorar. �C�mo es? �Nos enojamos con las noticias o con el cartero?

Hubo las bombas en los cajeros autom�ticos, con muerto incluido y las especulaciones acerca de si intervinieron amateurs que no calcularon como corresponde la hora del estallido o si fue un trabajo de profesionales cuyo objetivo se cumpli�. En cualquiera de los dos casos, lo comprobable es que los servicios; o la "mano de obra desocupada" que habr�a pasado la factura por las purgas policiales, tienen un poder de fuego francamente lamentable, que s�lo podr�a convertirse en amenaza socialmente peligrosa si se avanzara con determinaci�n hacia un proceso de afectaci�n de privilegios. Por el momento, s�lo por el momento, no hay m�s que l�mpenes de las llamadas fuerzas de seguridad que juegan a los explosivos.

Por las dudas, esto �ltimo no quiere decir que hay que descuidarse. As� se lo record� a los observadores atentos el degenerado de Juan Carlos Blumberg, quien hasta la tragedia de su hijo pensar�a en intimidad las cosas que ahora le sirve en bandeja a la derecha m�s recalcitrante. Ha dicho, el columnista de Mariano Grondona, que el rector de la Universidad de Buenos Aires debe ser despedido porque las aulas est�n llenas de "mugre, drogas y alcohol". Sin entrar a juzgar su reduccionismo, propio de un analfabeto anal�tico que est� en sinton�a con las comadres de barrio a las que subyuga y con los operadores medi�ticos que lo convocan, nadie le ha preguntado a Herr Blumberg qu� lo motiva a no estar preocupado por la polic�a como factor de irradiaci�n del narcotr�fico, ni por las estructuras de financiaci�n yanquis en las que abreva y que dibujadas como fundaciones promueven un estilo de vida sustentado en el consumismo, ni por la suciedad de la tortura en las c�rceles y comisar�as. No. Al instrumento Blumberg se le ocurre lanzarse contra la Universidad p�blica justo cuando est� en discusi�n el magro presupuesto que ofrece dedicarle a esa universidad este gobierno, de presunta simpat�as izquierdistas. La m�s lobotomizada de las do�as Rosas portadoras de velas se dar�a cuenta de que el degenerado de Blumberg es en el mejor de los casos un t�tere angustiado de cuanto dinosaurio anda por ah�, y de ah� para arriba un manipulador formado, hecho y derecho. Prioritariamente derecho.

La s�ntesis prospectiva de la semana ser�a: con un ojo en los alcances del cuento chino como para pensar cosas que deber�an ser en serio y con otro en Blumberg &Asociados para advertir que no hay nada serio pero podr�a haberlo, porque hay unos fachos tan decadentes como jodidos y agazapados.

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