29 de agosto del 2002

Johannesburgo: Pactos con el diablo -
las sociedades privadas y el medio ambiente global

Wenonah Hauter
Counterpunch
Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Es un honor estar entre ustedes. Su entusiasmo, su fuerza y su coraje, han mejorado mi ánimo y han restaurado mi energía. No es sorprendente que el ladrón en la Casa Blanca -el que robó la elección-, George Bush, sea demasiado cobarde y en bancarrota moral como para venir aquí. Está demasiado ocupado retozando con sus amigos los criminales corporativos, juntando dinero para sus codiciosos compinches políticos y maquinando guerras como para venir en persona. Pero, no hay ningún problema, Powell y Rice y todos esos aliados de las corporaciones de EE.UU. están aquí para representar a la elite corporativa.
No son sólo las corporaciones las que están aquí, sus grupis de los gobiernos están también lisonjeando a las corporaciones. Ustedes saben a quienes me refiero, los burócratas de las instituciones financieras internacionales y las agencias de desarrollo. También hay un montón de ONGs con buenas intenciones y a veces con intenciones que no son tan buenas, influenciadas por las corporaciones. Las corporaciones, los burócratas y algunas ONGs han hecho un pacto con el diablo. Lo llaman sociedades público-privadas. Nosotros lo llamamos robar a los pobres y darle a los ricos.
La industria energética es uno de los mejores ejemplos. Sus aliados en los gobiernos y en las instituciones de desarrollo están implantando la privatización y la desregulación en todo el mundo. Lo están haciendo imponiendo condiciones para préstamos o la renegociación de deudas o forzando el cumplimiento de acuerdos regionales o globales de comercio. Y lo mismo ha sucedido también en el mundo industrializado.
Durante los últimos años hemos visto los resultados de India a Brasil, de Nueva Zelanda a California. Hemos sido testigos de la corrupción corporativa. Ejemplificada por Enron y una serie de cortes de luz catastróficos, precios que suben vertiginosamente, junto con desastres ecológicos.
Mezclada con toda esta corrupción corporativa está la industria de la energía nuclear. A la industria nuclear se le hace la boca agua porque George Bush está en la Casa Blanca y lo compraron así que pueden continuar con su sucia, peligrosa, anticuada, tecnología. Por desgracia, nuestro sistema de soborno legalizado funciona bien en el caso de las corporaciones energéticas. ¿Qué clase de democracia es aquella en la que se compran y venden elecciones mediante el uso de contribuciones electorales y otras formas de compra de influencias? Compañías como GE y Westinghouse de EE.UU., y la compañía canadiense CANDU están utilizando toda su influencia política para hacer que los ciudadanos en todo el mundo tengan que tragarse nuevas centrales nucleares. Su campaña propagandística se basa en la falsa premisa de que la energía nuclear ayuda a solucionar el calentamiento global. Pretenden que su industria es limpia y que no crea gases invernadero. MIENTEN.
La cadena del combustible nuclear que tiene que existir para alimentar las centrales de energía nuclear es una fuente importante de gases invernadero como el dióxido de carbono. Además, las centrales de energía nuclear y sus desechos emiten radiación. Cada planta de energía nuclear produce entre 22 y 30 toneladas de desechos nucleares por año.
El desecho de las centrales de energía nuclear es uno de los contaminantes tóxicos más mortíferos que hay en la tierra. El desecho es tan radioactivo que todo contacto causa la muerte después de tres minutos de exposición, y daño genético después de un minuto. No hay forma de eliminar sin peligro alguno estos desechos. Y piensen en la magnitud del problema -438 centrales nucleares en 30 países y 33 nuevos reactores en construcción. La mitad de estos están siendo construidos en Asia.
Las agencias de crédito a la exportación del mundo industrializado están financiando esas construcciones. Esas agencias son instituciones antidemocráticas que no responden a nadie, que hacen que el FMI y el Banco Mundial salgan bien puestos en comparación. El Export-Import Bank de EE.UU. va a financiar una gran cantidad de construcciones.
La Corporación de Desarrollo de las Exportaciones de Canadá anunció que va a respaldar los reactores de la compañía canadiense CANDU en Corea, Rumania y China. Lo están haciendo aun a pesar de que siete de los obsoletos reactores CANDU en Canadá fueron clausurados por razones de seguridad debido a lo que un funcionario gubernamental describió como una "lista terrible de contratiempos".
La Comisión Europea también está impulsando la energía nuclear. En relación con la Cumbre, adoptaron la Comunicación sobre la Cooperación Energética con los Países en Desarrollo, que incluye un capítulo altamente controvertido sugiriendo que la UE podría apoyar programas nucleares en el mundo en desarrollo.
Mientras tanto, EE.UU., bajo la dirección de los dos zares de la energía, George Bush y Dick Cheney, que son perros falderos de las industrias de la energía, está impulsando un plan para expandir la energía nuclear dentro de sus fronteras, que propone la construcción de 50 nuevos reactores hasta el año 2020, utilizando, por supuesto, dólares de los contribuyentes.
Mientras crece la montaña de desechos nucleares, la Agencia Internacional de Energía Atómica de la ONU, junto con las agencias de EE.UU. -el Departamento de Energía y la Comisión Reguladora Nuclear- están proponiendo un plan para reducir el coste de desechar los residuos de la industria de energía nuclear y del complejo de armas nucleares. Por increíble que parezca, quieren diluir la polución nuclear, "reciclando" los residuos para productos domésticos y para vertederos municipales comunes.
Todos los años, las industrias nucleares contaminan con radioactividad una variedad de materiales durante sus operaciones de rutina, tales como la minería, la molienda, la fabricación de combustible y la producción de energía. Metales, hormigón, plástico, suelos, y otros materiales, son contaminados con diferentes niveles de radiación. Pero se permite a la industria nuclear que se refiera a este tipo de contaminación como desechos de bajo nivel, aunque la contaminación pueda ser muy elevada.
Para reducir los costos de desecho y para reducir su responsabilidad, las industrias nucleares quieren "reciclar" esos materiales. Por ejemplo, el metal podría ser utilizado para acero reciclado, y la mitad del acero en EE.UU. es hecho de metales reciclados. Quieren reutilizar el hormigón e incluso utilizar el suelo en obras de construcción. Si estos desechos letales terminan en artículos de consumo, veremos esos productos contaminados por todo el mundo. En lugar de aislar el desecho nuclear en instalaciones seguras autorizadas que sean reguladas, esa basura tóxica podría terminar en su cremallera o en su sartén.
Además, simultáneamente, la Agencia Internacional de Energía Atómica y otras agencias federales están tratando de "armonizar" la seguridad nuclear y las reglas de transporte. Quieren eximir ciertas concentraciones de radiación de manera que esa chatarra radioactiva pueda ser transportada por el mundo. Es una manera de descargar, por la puerta trasera, los desechos nucleares en el Sur del globo y sobre poblaciones que no han sido informadas y que no lo han consentido.
La industria nuclear está aquí, en la Cumbre, impulsando su nociva tecnología y debemos decir: ¡basta ya!
Así que éste es un llamado a espabilarse. Digamos no a más plantas nucleares y no al reciclaje de desechos radioactivos. Estamos circulando una resolución para que la firmen las organizaciones. Si usted representa a una organización, por favor tome la resolución que podrá encontrar en nuestra mesa, y haga que su organización firme. Con un poco de sol, podremos detener a la industria nuclear y sus aliados del gobierno.
Lo que realmente necesitamos es librarnos de esas industrias contaminantes, y reemplazarlas por un Fondo Internacional de Energía Sostenible que impulse la energía renovable y la eficiencia energética. Necesitamos eliminar todos los subsidios gubernamentales para combustibles convencionales, tenemos que detener la privatización y la desregulación de la energía y dirigir los recursos de nuestro mundo hacia el desarrollo de sistemas de energía sostenibles y controlados localmente. Toda persona en el mundo merece tener suficiente alimento, agua, y energía para vivir una vida decente. Necesitamos entregarle la energía al pueblo.
27 de agosto de 2002
Wenonah Hauter es directora del Proyecto Público de Energía de Masa Crítica Ciudadana. Es una trascripción de un discurso que pronunció en el Foro Internacional sobre la Globalización, en Johannesburgo, Suráfrica, el 26 de agosto. Su correo es: NPETRIE@citizen.org