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Nuestro Planeta

28 de noviembre del 2002

"Prestige": la otra versión

Bieito Lobeira
Traducido por Roi Rivera

La estratégica situación geográfica de Galiza convierte a las costas gallegas en punto de paso obligado de un denso tránsito marítimo comercial. Según datos oficiales, cada año atraviesan el Dispositivo de Separación del Tránsito Marítimo de Fisterra aproximadamente 45.000 buques mercantes, esto es, unos 122 diarios. De este conjunto de buques, unos 13.000 cargan mercancías peligrosas, esto es, 36 buques al día. Sumémosle a estas cifras cientos de embarcaciones pesqueras gallegas que faenan habitualmente en sus caladeros tradicionales, que en casos coinciden con el trayecto del "Corredor de Fisterra", y nos haremos una idea aproximada de la dimensión real de algo que tenemos a escasa distancia.
El nivel de siniestralidad real es mucho mayor del que se hace público. No solo los casos conocidos del "Mar Exeo", "Cason", "Urquiola", etc. En los últimos dos años, por ejemplo, embarrancaron o sufrieron accidentes en aguas gallegas el "Kristal", "Kabou", "Ramdane Abane" (este último estuvo a punto de provocar una auténtica catástrofe humana y ecológica en la costa de Muxia), "Alejandro I", "MSC Pride", y un largo etcétera. Por no citar el "Pacific Pintail", que recorrió nuestra costa cargado con 230 kgs. de uranio.
Se puede afirmar, pues, que en Galiza padecemos la tasa más alta de siniestralidad marítima de Europa, a la vez que un alto índice de incompetencia de los gobernantes, de discriminación flagrante de nuestro país en la materia que nos ocupa, y de desamparo e indefensión plenas en este terreno.
El caso del buque "Prestige", a pesar de la versión oficial, es un ejemplo bien elocuente, a la altura de 2002, del desamparo que padece la costa gallega en medios preventivos, de control del tránsito marítimo, de seguridad y de salvamento marítimo. De nada sirve poner en marcha una consistente operación mediática, al servicio del poder político, para achacar en exclusiva la responsabilidad de lo acontecido al comandante del buque y, curiosamente, al peñón de Gibraltar, exonerando así a la Xunta de Galiza y al Gobierno español de la responsabilidad política directa en este siniestro de proporciones aún, a día de hoy, incalculables.
El Gobierno español y la Xunta de Galiza, de manera consciente y deliberada, ocultaron información, censuraron, manipularon y engañaron a la sociedad gallega desde que el 14 de Noviembre se inicio el dramático periplo del buque "Prestige" frente a las costas de nuestro país. Nos dijeron que el operativo de salvamento se había puesto inmediatamente en marcha. ¿Que pasó? Los buques de salvamento marítimo pertenecientes a la Xunta de Galiza (remolcador "Valdívia" y buque de apoyo "Serra de Santiago") no pudieron actuar por su obsolescencia, y por no ser aptos para operaciones de este tipo. Los helicópteros "Pesca I" y "Pesca II" se revelaron ineficaces, pequeños, con poca autonomía, y sin margen de actuación en situación de temporal. Entonces, los medios de la Xunta fuera de servicio. Estos son los medios propios con los que cuenta la Xunta de Galiza para defender un litoral gallego de 1.200 kms. de costa, 19 rías, 127 puertos, en unas condiciones climáticas como las de Fisterra, en las que hay 109 días al año como media de intensidad de viento Fuerza 8, esto es, temporal.
Medios del Gobierno español. Es cierto que el helicóptero "Helimer Galícia", de prestaciones muy superiores a los "Pesca" gallegos llevó un mayor control (evidentemente solo aéreo), pero sin capacidad real de intervenir sobre el siniestro. Lo de los remolcadores es algo más complicado. Ya es suficientemente escandaloso, en el plano político, la reubicación del potente "Alonso de Chaves" en Xixón, dejando su puerto base de Coruña por decisión política directa –y caprichosa, no objetivable- de Madrid. Pero es que además, estos buques pertenecen a empresas privadas e cuentan con contratos por servicio a la administración en caso de participaren en dispositivos de salvamento. En todo caso, siguen la lógica de empresas privadas, quiere decir, conseguir el máximo lucro con el mínimo esfuerzo, dejando la finalidad social en un lugar residual. Así pasó lo que pasó.
¿Se ha preguntado alguien porque tardan los remolcadores nada menos que 24 horas en sujetar al "Prestige"? Una empresa de remolcadores obtiene un beneficio directo en función del riesgo de cada operación de salvamento. A mayor riesgo, mayor beneficio. Lo de menos son las consecuencias sobre un pueblo históricamente castigado por este tipo de situaciones. Lo más importante, como siempre, el negocio.
Otro pretexto enarbolado por las administraciones española y gallega fue el de "Gibraltar", con la doble finalidad de evadir responsabilidades, y de aprovechar la ocasión creando un contexto ideológico descaradamente españolista. La engominada afirmación de Arsénio Fernández De Mesa (delegado del gobierno en Galiza) hace recaer buena parte de la responsabilidad de siniestro sobre las autoridades gibraltareñas, en base a unas inspecciones de buques supuestamente insuficientes que tienen su explicación en el "problema" aún "non resuelto" de la soberanía del peñón.
Seamos serios: el convenio internacional conocido como Memorando de París, suscrito entre otros por el Estado español, ubica a los buques que enarbolan pabellón español por debajo de países como Corea del Sur, Liberia, Islas Barbados o Singapur, atendiendo al número de inspecciones realizadas y a las deficiencias detectadas en las embarcaciones. Esta situación provocó que los propios funcionarios de las Capitanías Marítimas denunciasen la realidad a la que se enfrentan en esta materia.
Aproximadamente la mitad de los buques que recalan en puertos gallegos no son sometidos a los controles reglamentarios de carácter administrativo y de seguridad marítima. Lo más absurdo es que estas prácticas, que se producen habitualmente, no son contrarias a la normativa existente sobre la materia, sino que se realizan al amparo de la misma, através del sistema conocido como "autodespacho".
Así, un buque puede obtener permiso para salir de puerto antes o después de recalar en el mismo si llega fuera del horario de oficina. De esta manera tan peculiar, un buque que transporte mercancías peligrosas solo tendrá que hacer coincidir el atraque con el horario inhábil para evitar la correspondiente inspección. Os inspectores comunitarios cuentan con jornada laboral de lunes a viernes, lo que permite que muchos buques tengan un importante margen de posibilidades, en ese período temporal, para programar la hora de entrada en puerto. Y esta situación non es responsabilidad de Gibraltar: más bien le compete al Sr. Arsenio e a sus correligionarios del PP, y con anterioridad del PSOE.
Más datos. En política preventiva, es un auténtico escándalo que no haya cobertura radar en todo nuestro litoral, o zonas de nuestro mar con sombra radio-eléctrica en las que no se puede utilizar el Canal 16 de VHF, que es la frecuencia de socorro utilizada por los buques en caso de emergencia. O que no exista seguimiento del tránsito marítimo vía satélite, tal y como ya se hace desde hace años en Canarias. No creo que se atrevan a otorgarle esta responsabilidad al comandante del buque o a Gibraltar. ¿Alguna tendrá quien gobierna, no? Por non hablar del espectáculo grotesco de la falta de unidades para el combate contra la contaminación. Barreras escasas y que se rompen, ausencia de buques especializados, falta de personal... En fin, un recital de falta de previsión, de incompetencia, de su misión al Gobierno español, de mentira y de manipulación informativa.
Un desastre de esta magnitud no puede pasar desapercibido desde el punto de vista político y social. Es fundamental, imprescindible, que el pueblo gallego, con el nacionalismo a la cabeza, articule la necesaria respuesta movilizadora para que hechos tan lamentables como este no se repitan nunca más. Está en juego el futuro de sectores productivos como la pesca, el marisqueo, la acuicultura, pero también nuestra dignidad como nación. Que se enteren los Fraga, De Mesa, López Veiga, Álvarez Cascos, y también los que estuvieron antes, que con este pueblo no se puede volver a jugar nunca más.



Bieito Lobeira (Diputado del BNG en el Parlamento de Galiza)