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Nuestro Planeta

21 de noviembre del 2002

La guerra oculta de la biotecnología

George Monbiot

Las corporaciones que buscan introducir en mercados poco dispuestos los alimentos transgénicos están abriendo nuevos frentes en Internet contra sus críticos
El presidente de Zambia esta equivocado. Los alimentos modificados genéticamente no son, hasta donde sabemos, "veneno". Mientras exámenes adecuados sobre seguridad tienen que ser todavía llevados a cabo, no hay, aun, evidencia convincentes de que sea un poco peor para la salud humana que los alimentos convencionales. Dada la elección con la cual las personas de Zambia se enfrentar -entre morir de hombre y comer transgénicos- yo comería transgénicos.
El problema real con las cosechas producidas por manipulación genética, como este autor ha estado señalando durante varios años, es que les permite a las grandes compañías biotecnológicas colocar un candado en la cadena alimentaría. Al patentar los genes y todas las tecnologías asociadas con ellas, las corporaciones están maniobrando a una posición en la cual pueden ejercer un completo control sobre lo que comemos. Esto tienes implicaciones devastadoras para la seguridad alimentaría en países mas pobres.
Esta es la razón por la que estos cultivos han sido resistidos tan agudamente por los activistas. Las compañías de biotecnología han estado experimentando con nuevos medios para vencer esta resistencia. Este artículo revela solo como lejos parecen estar preparados a llegar.
La agencia de desarrollo internacional de EEUU (USAID) ha dicho a Zambia, Zimbabwe y Malawi, todos los que actualmente están sufriendo de hambre, que la única opción es usar cultivos transgénicos de los Estados Unidos. Esto es simplemente mentira. Entre, ahora y marzo, la región necesitará hasta dos millones de toneladas de ayuda alimentaría de emergencia en la forma de grano. La organización de Agricultura y Alimentación de las ONU (FAO) ha revelado que hay 1.16 millones de toneladas de maíz que se puede exportar a Kenia, Tanzania, Uganda y Sudáfrica. Europa, Brasil, India y China tienen excedentes de reservas en cantidad del orden de decenas de millones de toneladas. Incluso en los EEUU, sobre el 50% de las cosechas están libres de transgénicos. Todo el hambre en las para meridional de África, Etiopía y otras hambrientas regiones del mundo podrían ser alimentadas sin usar un grano de modificado genéticamente.
Pero los estados Unidos es único entre los mayores donantes, en lo que da la su ayuda es en bienes, mas que en dinero. Otros pagan el Programa Alimentario Mundial (Worl Food Programme) los cuales compran suministros tan localmente como sea posible. Esto es mas barato y mejor para las economías locales. USAID, en contraste, , insiste en mandar, donde sea posible, solo su propio grano. Como su sitio web alardea, "El principal beneficiario de los programas de asistencia al extranjero de América han sido siempre los Estados Unidos, Cerca del 80% de los contratos de USAID y los beneficios van directamente a las firmas americanas. Los programas de asistencia al extranjero han ayudado a crear mercados mayores para los bienes agrícolas, creando nuevos mercados para las exportaciones industriales de América y significaron cientos de miles de trabajos para americanos."
Los programas de "entrenamiento" y "cultivo de conciencia" de USAID, revela su web, proveerán a compañías como "Sygenta, Pioneer Hi-Bred y Monsanto" con oportunidades por "transferencia de tecnología" al Tercer Mundo. Monsanto, a cambio, consigue soporte financiero para USAID. El hambre permitirá a USAID acelerar esta estrategia. Sabe que algo del grano que exporta al sur de África será plantado por granjeros en las cosecha del año que viene. Una vez que se extiende la contaminación, los gobiernos de estas naciones ya no podrán sostener su prohibición a la tecnología.
La manera de llevar a cabo estos planes depende de la resistencia de la gente local y de la protestas de los grupos medioambientales y de desarrollo. Durante los últimos años, Monsanto ha estado trabajando en esto.
Hace seis años, este columnista reveló que un ciudadano falso llamado "Mary Murphty" había estado bombardeando listas de servidores de Internet con mensajes denunciando a los científicos y ecologistas que eran críticos con los cultivos transgénicos. El ordenador desde el cual algunos de estos mensajes eran enviados pertenece a la compañía de relaciones públicas llamada Bivings, la cual trabaja para Monsanto. El jefe de Bivings escribió a The Guardian, furiosamente negando que su compañía había estado llevando a cabo campanas encubiertas. Su jefe encargado de la red PR, sin embargo, admitió a Newsnight (programa informativo nocturno de la televisión inglesa) que uno de los mensajes vino de alguien "trabajando para Bivings" o "clientes que usan nuestros servicios). Pero Bivings niega cualquier conocimiento de uso de su ordenador para tal campaña.
La admisión incitó al investigador Jonathan Mattews, que descubrió la primera historia, a echar otro vistazo a alguno de los e-mails que habían atraído primeramente su atención. Se había convertido particularmente interesado en una serie de mensajes insultantes mandados a la lista de servidores de biotecnología mas prominente en la red, por alguien llamado "Andura Smetacek". Andura escribió por primera vez en el 2000. Ella o él repetidamente acusaba a los críticos de transgénicos de terrorismo. Cuando una de sus cartas, asegurando que Greenpeace esta deliberadamente extendiendo el miedo sin fundamentos sobre los transgénicos para favorecer sus propios intereses financieros, fue re-impresa en el Glasgow Herald, Greenpeace tuvo éxito al demandar al periódico por difamación
Smetacek decía en diferentes mensajes, primero que vivía en Londres, después en Nueva York. Jonathan Mattews busca cada grabación pública disponible y encontró que no existía ninguna persona con ese nombre en ambas ciudades. Pero el mes pasado sus amigos técnicos descubrieron algo interesante. Tres de estos mensajes, incluido el primero que Smetacek mandó, llegaron con la dirección IP 199.89.234.124. Esta es la dirección asignada al servidor gatekeeoper2.monsanto.com. Pertenece a la corporación Monsanto.
En 1999, después de que compañía estuviera cerca de arruinarse como resultado del desastroso intento de imponer los transgénicos en el mercado europeo. El Director de Comunicaciones de Monsanto, Philip Angell, explicó al Wall Street Journal "quizás, no fuimos suficientemente agresivos... Cuando tu combates un incendio forestal, a veces tienen que prender otro fuego." La compañía identificó Internet como el medio que había ayuda a la protesta a multiplicarse como hongos.
Al final del año pasado, Jay Byme, antiguo director para el uso de la lucha en Internet de la compañía, explicó a un número de otras empresas las tácticas que el había desarrollado en Monsanto. Mostró como, antes de ir a trabajar, los mejores sitios de transgénicos listados por un motor de búsqueda en Internet que eran críticos con la tecnología. Siguiendo esta intervención, los mejores sitios que eran todos de apoyo ( cuatro de ellos, casualmente, habían sido establecidos por la compañía PR Bivings de Monsanto). Les dio "pensar en Internet como un arma sobre la mesa. Tanto como si tu o tu competidor lo hace, alguien va a morir."
Mientras estuvo trabajando para Monsanto, Byme dijo a la revista de Internet Wow que el "gasta su tiempo y esfuerzo participando" en discusiones en la web sobre biotecnología. El seleccionaba el sitio de AgBioWorld, donde "aseguraba que su compañía obtuviera un papel adecuado". AgBVioWorld es el sitio en el cual "Andura Smetacek" lanzó su campaña.
Las compañías de biotecnología saben que nunca conquistarán nuevos mercados mientras loa activistas puedan exponer la forma en que sus operaciones dañan la seguridad alimentaría y la elección del consumidor. Mientras trabajan con USAID para abrir nuevos territorios, también parecen haber estado luchando con una campaña encubierta contra sus críticos. Sus productos pueden no ser venenosos, ¿pero podemos decir lo mismo de sus técnicas?
The Guardian , 19 de Noviembre 2002