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Medio Oriente

12 de septiembre del 2002

Afganistán recuerda

Ash Pulcifer
YellowTimes.org
Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Cuando mi navegador de la red abrió CNN.com esta noche, el tema principal era "EE.UU. recuerda." El artículo contiene reminiscencias de las últimas conversaciones que amigos y familiares tuvieron con sus seres queridos que perecieron en los ataques del 11 de septiembre de 2001. CNN hizo un trabajo excelente presentando las pérdidas de esas familias a su audiencia. Por ejemplo, un último llamado telefónico entre una hija y su padre fue el siguiente: "Sólo quería decirte que te amo y que estoy atrapada en este edificio en Nueva York." El padre pudo oír en su voz que "sabía que iba a morir". Las agencias de noticias en todo EE.UU. han publicado una plétora de semejantes relatos de primera mano; los estadounidenses y gente en todas partes pueden acompañar sinceramente a los que perdieron a sus seres queridos el 11 de septiembre de 2001.
¿Pero por qué CNN y esas agencias de noticias supuestamente "internacionales" no publican artículos con títulos como "Afganistán recuerda"? Afirman que cubren las noticias y la opinión de todo el mundo, pero está bien claro que están más interesados en informar con parcialidad, poniendo las vidas estadounidenses sobre todo lo demás.
No creo que haya ninguna diferencia entre una vida afgana y una vida estadounidense; la gente merece vivir en paz no importa cuál sea su ciudadanía o su origen étnico. Así, que haré el trabajo de las agencias noticiosas de EE.UU. que han mostrado que sólo les preocupan las vidas de los que están dentro de EE.UU.
"Afganistán recuerda"
KABUL – "¿Qué diría si tuviera sólo una última oportunidad de hablar con sus seres queridos antes de morir? En esos últimos segundos, ¿llegaría a encontrar las últimas palabras adecuadas? Fueron las preguntas que formulamos a por lo menos 4.000 civiles en Afganistán que perecieron bajo los disparos de la administración Bush, con el pleno apoyo de la mayoría del pueblo estadounidense. (1)
Sus muertes ocurrieron en distintas ocasiones, ni la luz del día ni la oscuridad de la noche les permitieron escapar de los implacables bombardeos de los militares de EE.UU.
El 31 de octubre, mientras los estadounidenses estaban ocupados entregando golosinas y chocolates a los niños que van haciendo jugarretas de Halloween, los afganos en el hospital de la Media luna Roja en Kandahar estaban tratando de evitar las bombas de EE.UU. Un doctor del hospital explicó más tarde a los periodistas que 15 civiles habían muerto en los ataques. (2)
Justin Huggler, un periodista del Independent británico, escribió que había confirmado las muertes de 100 civiles desarmados en Khanabad, matados por bombardeos estadounidenses. (3)
A las 3 de la mañana del 1 de diciembre, los militares de EE.UU. destruyeron toda la localidad de Kama Ado. Por lo menos 156 de los 300 residentes del pueblo murieron esa mañana. Un residente logró sobrevivir los ataques porque había salido de su casa a caminar antes de que tuvieran lugar los ataques. Ahora vive con el dolor de saber que doce miembros de su familia fueron matados por bombas de 3 metros de largo, de 500 kilos, JDAM MK-83 lanzadas por bombarderos B-52 de los militares de EE.UU. (4)
El periodista británico Richard Lloyd Parry visitó Kama Ado después de los ataques de EE.UU. y declaró que el pueblo había "dejado de existir". Parry informó que muchas "de las casas aquí no son ahora más que cráteres cónicos en la tierra. El resto están despedazadas, desgarradas como cartones aplastados."(5)
A principios de enero de 2002, The Times de Londres comentó sobre las preocupaciones de la portavoz de la ONU Stephanie Bunker por los recientes informes de que "mujeres y niños no combatientes habían sido perseguidos y matados por helicópteros de EE.UU. durante un ataque contra una aldea afgana que causó 52 muertos." (6)
Según las informaciones, residentes del pueblo Niazi Qala huyeron para salvar sus vidas, pero fueron matados a tiros por los militares de EE.UU. Bunker dijo que después de que habían matado a las mujeres y los niños en la aldea, un segundo grupo de civiles huyó del ataque y fueron ametrallados por helicópteros de EE.UU. Todos los quince aldeanos en fuga fueron matados igual que las diez mujeres y veinticinco niños a los que estaban tratando de auxiliar. (7)
¿Qué pasaba por las mentes de esas mujeres y niños mientras huían de los pájaros metálicos en lo alto? Mientras yacían muriendo, bañados en sangre, ¿recordaban las alegrías que habían vivido? ¿O temían la muerte mientras sus pulmones se ahogaban en sangre?
Los aldeanos supervivientes sufren ahora por sus pérdidas. La preguntan al foro internacional qué hicieron de malo sus parientes para ser atacados de esa manera. No les importa si los ataques fueron intencionales o accidentales; las explicaciones del Pentágono no resucitarán a sus niños y a sus seres queridos. Esos familiares supervivientes no comprenden por qué un ataque contra civiles en Estados Unidos por un grupo de asesinos tiene que significar que sus niños y miembros inocentes de sus familias también deban morir.
[Ash Pulcifer, activista de toda la vida por los derechos humanos internacionales, vive en EE.UU. Ash considera que es inaceptable que el mundo cierre los ojos ante los miembros menos afortunados de nuestra especie que se ven obligados a sufrir la pobreza y los conflictos.)
11 de septiembre de 2002
El correo de Ash Pulcifer es: apulcifer@YellowTimes.org
Fuentes:
(1) Christopher Reilly, "Over 3,767 civilians killed by U.S. in Afghanistan; Pentagon misleads," YellowTimes.org, January 02, 2002, http://www.yellowtimes.org/article.php?sid=67.
(2) Ibid.
(3) Christopher Reilly, "More chilling reports of civilian deaths in Afghanistan," YellowTimes.org, December 05, 2001, http://www.yellowtimes.org/article.php?sid=33.
(4) Christopher Reilly, "Over 3,767 civilians killed by U.S. in Afghanistan; Pentagon misleads."
(5) Ibid.
(6) Christopher Reilly, "U.S. helicopters gunned down fleeing Afghan women and children," YellowTimes.org, January 05, 2002, http://www.yellowtimes.org/article.php?sid=72.
(7) Ibid