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Medio Oriente

14 de agosto del 2002

Afganistán: Las organizaciones humanitarias afirman que uno de cada cuatro niños morirá de hambre

Klassekampen, Noruega. Traducción libre para Rebelión.

Según la Unicef, uno de cada dos niños sufre de malnutrición. Redd Barna (institución no gubernamental cuya traducción al español es: Salven a los niños) asegura que el 25% de la población infantíl afgana no llegará a la edad adolescente.
En contraste con la descomunal partida de dinero otorgada para la guerra -si un balance de fuerzas tan desproporcionado puede llamarse guerra-en Afganistán por los paises del primer mundo encabezados por los Estados Unidos, la guerra del hambre parece no ser prioridad en la agenda de las potencias. A pesar del esfuerzo de varias organizaciones internacionales para atender la crisis humanitaria resultado de muchos años de guerra antisoviética apoyada por el pentágono, ineptitud y corrupción de los gobernantes fundamentalistas, además de una de las sequias más largas de que se tenga noticia, a lo que se suma la nueva guerra norteamericana contra el terrorismo; las organizaciones de ayuda siguen reportando sobre la tragedia. El fondo de las Naciones Unidas(ONU) Unicef, revela que la mitad de los niños afganos sufren de malnutrición, sea moderada o severa.
Paralelo a la repartición de raciones de comida, y la puesta en marcha de centros de salud en las comunidades, dichas organizaciones brindan adecuada instrucción sanitaria, especialmente dirigida a las recién madres. El objetivo es que las mujeres afganas esten en capacidad de reconocer el estado de salud de sus hijos.
El coordinador para la salud en Afganistán de NGO, doctor Abdul Salam Taleb, informó a la agencia de noticias Irin que, el doce por ciento de la población infantíl en la región de Jalalabad morirá de hambre. Redd Barna revela que el 25 por ciento de los niños afganos no creceran.
Nuevas bocas que alimentar.
Desde que el Alto Comisionado para los Refugiados de las Naciones Unidas(UNHCR), inició su programa el 1 de marzo para el regreso de los refugiados en los paises fronterizos de Paquistán e Irán, el resultado ha sido mucho mayor al esperado.
Hasta el momento se calcula que 1,3 millones de personas han cruzado las fronteras con ayuda de UNHCR. 200.000 personas ya habían regresado al país antes de esa fecha al conocerce la caida del régimen Talibán antes de terminado diciembre.
A esta apremiante situación se suman mas de 200.000 refugiados internos, los cuales han abandonado los campos de refugio en el interior del país para regresar a sus lugares de origen. 1.7 millones de personas necesitan ser establecidas y suplidas con fuentes de comida duraderas, en un país donde la comida, el agua y los servicios de salud escasean o son inexistentes desde la guerra norteamericana pro Talibán contra la ocupación soviética.
La organización mundial para la migración IOM, es responsable por la reincerción a sus lugares de origen de la población desplazada internamente. En esta tarea invierte muchos recursos en limpiar minas las cuales han hecho imposible la ya precaria agricultura afgana.
Esta misma organización ha informado a la agencia Irin que, la mayor parte de los refugiados internos están regresando a los territorios al norte, alrrededor de las poblaciones de Herat y Mazar-i-Sharif.
Empeora aún mas la situación de los refugiados.
La situación de los refugiados internos se torna cada dia más grave. Un ejemplo de esto es la de los desplazados asentados en el campo más grande, Maslakh cerca a Herat, el cual alberga a más de 65.000 seres humanos y donde las raciones de comida han sido drásticamente reducidas, al mismo tiempo que la guerra en Afganistan pierde interes para los medios. La culpa de esta reducción en los alimentos es por cuenta del WFP World Food Program, el cual ha reducido el envio. En el inicio de la asistencia humanitaria, cada refugiado recibía una ración equivalente a 277 gramos de harina diaria. Hoy por hoy se reparte solo lo equivalente a 400 gramos de pan a cada persona horneado por la propia WFP.
Según la WFP, de esta manera se aprovechan más los recursos y se evita que la harina se vuelva objeto de mercado, pero los refugiados hacen saber que esto no es suficiente para calmar el hambre y ni mucho menos para alcanzar el nivel básico de nutrición de un adulto y menos aún de un niño.