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Medio Oriente

13 de junio del 2002
Polémico inicio del Consejo de Notables
que debe dar paso a la transición afgana

Gara

Las aguas bajan turbias en Afganistán. Tras sufrir sucesivos retrasos, la Loya Jirga (Asamblea de Notables) abrió el primero de sus siete días de sesiones con polémica. Avalado sin descaro alguno por EEUU y la ONU, el actual primer ministro, Hamid Karzai, fue apresuradamente aclamado jefe de Estado del Afganistán transitorio. El ex rey Zahir Shah, obligado a retirarse de la liza tras contar con crecientes apoyos entre facciones pastunes, pronunció un discurso acallado por «problemas técnicos. En contrapartida, varios notables tayikos anunciaron retiradas o dimisiones en cascada.
El tardío y polémico comienzo ayer de la Loya Jirga (Gran Asamblea en lengua pastún) certificó el malestar que se intuye en el seno de las filas de notables tribales de Afganistán, malestar que se antoja creciente a medida que queda en evidencia que EEUU dirige manu militari el proceso de transición abierto el año pasado en la Conferencia de Bonn tras meses de bombardeos que forzaron la retirada talibán.
Ni siquiera el férreo control informativo del Pentágono ha podido silenciar del todo las críticas dentro de un Consejo de 1.551 líderes tribales en el que sus promotores, oficialmente la ONU, pretendían que del primero de los siete días de sesiones saliera ya elegido el hombre de Washington (trabajó para la compañía Unocal), Hamid Karzai, primer ministro del Gobierno interino de Kabul.
Llamado la víspera a capilla durante tres horas por el enviado estadounidense, Zalmay Jalilzad, el ex rey de Afganistán Mohamed Zahir Shah llegó con media hora de retraso a la inauguración de la Loya Jirga y un oportuno «fallo en la transmisión» provocó que su discurso inaugural no se captara por radio y televisión ni fuera oído por la inmensa mayoría de periodistas congregados en una sala adyacente a la carpa.
Según el texto distribuído a la prensa, el ex monarca pastún, depuesto en 1973, alabó a Karzai, también pastún, al que postuló como nuevo presidente. Karzai le confirió el título de «Padre de la Nación (Babah) y «siete cometidos», además de prometerle un retiro tranquilo en su Palacio Real de Kabul.
Entre pataleos del sector que defendía la candidatura del vetusto ex monarca (165 delegados según sus promotores), varios de los candidatos que quedan en liza intentaron, en vano, tomar la palabra mientras el jefe de la misión de la ONU, Lakhdar Brahimi, confería a Karzai el título de «su Excelencia» y «presidente».
Siendo Karzai y Zahir Shah pastunes, y habida cuenta de que este último ha renunciado una y otra vez hasta su tardío regreso a Afganistán a albergar pretensión alguna de retomar las riendas del país, la polémica sobre su eventual candidatura parece revelar las disensiones internas y/o territoriales en esta etnia mayoritaria, a la que pertenecen también los talibán.
Esta tesis parece confirmarse tras el sorprendente anuncio de dimisión del actual ministro de Interior, y lugarteniente tayiko del líder Masud, Yanis Qanuni, quien reforzó la candidatura de Karzai pidiéndole que designe a su sustituto.
Este movimiento se interpreta como un intento de aplacar la tensión en facciones pastunes después de que la Alianza del Norte copara gran parte del Gobierno interino de Kabul.
Su anuncio de dimisión siguió en horas a la retirada de la candidatura del también tayiko y ex presidente afgano, Burhannudin Rabbani, figura en declive tras su ninguneo en Bonn.
El panorama afgano se completa con la creación, fuera de Kabul, de reinos de taifas como el conformado por el uzbeko Dostum, y con vastas zonas fuera de control de la inestable Alianza que volvió a la capital de la mano del Pentágono.