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Medio Oriente

Seguirán los ataques, advierte Sharon; 15 muertos y 18 heridos en la región
Reservistas israelíes reiteran su negativa a participar en una "nueva ocupación" de Palestina

Llamado de las Brigadas de Al Aqsa a los palestinos para unirse en contra de Israel
REUTERS, PL, AFP Y DPA

Jerusalen, 1o. de abril. Militares israelíes de reserva que recientemente manifestaron su rechazo a servir en los territorios palestinos, reiteraron este lunes su rechazo a tomar parte en la nueva ocupación de Palestina, donde Tel Aviv reforzó la presencia militar.
El saldo de la violencia en la región este lunes fue de 14 palestinos y un israelí muertos, y 18 heridos.
Por lo pronto, las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, grupo armado vinculado al movimiento Fatah, del presidente palestino, Yasser Arafat, llamaron a los palestinos a unirse a ellos para enfrentar a Israel y presentaron por primera vez al líder de Fatah en Cisjordania, Marwan Barghuthi, como su dirigente.
"El desplazamiento de los reservistas para una nueva ocupación de los territorios no está destinado a defender los intereses y las fronteras de Israel, y nosotros no participaremos", afirmaron militares reservistas en una nota publicada en el diario Haaretz.
Añadieron que "el gobierno de Israel desencadenó una operación destructiva cuya amplitud y consecuencias son todavía difíciles de evaluar", en referencia a la ofensiva lanzada en Cisjordania el viernes pasado, cuando se decidió el aislamiento total de Arafat.
"Esta guerra provoca pérdidas inútiles en vidas de civiles y de soldados, y acrecentará entre nosotros los atentados."
El 25 de enero pasado 52 oficiales y militares israelíes manifestaron públicamente su rechazo a servir en los territorios palestinos. Ahora, el grupo aseguró que cuenta con más de 400 miembros que los apoyan.
Israel convocó a unos 20 mil reservistas y aseveró que la mayoría ha respondido al llamado, entre ellos Omri Sharon, hijo del primer ministro israelí.
"Ciudadanos de Israel, el Estado está en guerra contra el terrorismo", reiteró Sharon este lunes, mientras la venta de armas a ciudadanos israelíes ha aumentado, la gente comenzó a donar sangre y la campaña de atentados de palestinos ha convertido en un desafío acudir a un restaurante, un café o un centro comercial.
Sharon informó al emisario estadunidense, Anthony Zinni, con quien se reunió esta madrugada, la determinación de su gobierno de continuar los ataques a pesar de la resolución 1402 del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas, que llamó a la retirada de las tropas israelíes de las ciudades palestinas.
Así, Israel continuó con la extensión de sus operaciones militares a varias ciudades palestinas. Tanques israelíes incursionaron en la ciudad cisjordana de Tulkarem, y en Doha, en la periferia de Belén, ingresaron al campo de refugiados de Dheishi.
En Jerusalén hubo enfrentamientos entre palestinos y soldados israelíes tras una incursión en el campo de refugiados de Kalandia. Al menos 14 palestinos acusados de colaborar con Israel fueron asesinados en incidentes separados en el campo de refugiados de Tulkarem, en Belén, y Kilkiliya.
En la franja de Gaza, un niño de diez años murió a consecuencia de balazos de tropas israelíes en el pueblo de Rafah, mientras que soldados israelíes mataron a tres palestinos en Ramallah, Cisjordania.
En Jerusalén la explosión de un coche-bomba causó tres heridos y mató al autor del ataque, reivindicado por las Brigada de los Mártires de Al Aqsa. Un israelí murió por disparos cerca del barrio judío de Har Homa, en Jerusalén este.
Las brigadas de los Mártires de Al Aqsa señalaron que su líder Marwan Barghuthi "sigue los pasos de Abz Ammar (nombre de guerra de Arafat), y representa la imagen del líder al que aspira cada palestino".
Tel Aviv amenazó el fin de semana con ejecutar a prisioneros palestinos si Barghuthi no se entrega.
En este contexto, un cohete Katiusha lanzado desde Líbano sur hizo explosión la noche del lunes al martes cerca de la ciudad de Kiryat-Shmona, norte de Israel, sin provocar víctimas ni daños materiales, indicaron los responsables de los servicios israelíes de seguridad. Fue el primer cohete disparado desde Líbano desde la retirada militar unilateral israelí en 2000; ninguna organización se responsabilizó por el ataque.