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Medio Oriente

1 de abril del 2002

El Ejército israelí ejecuta en Ramala al menos a 30 detenidos

Gara

El Ejército israelí mató anoche en Ramala a unos treinta hombres, mujeres y niños palestinos previamente detenidos y encerrados en un edificio de Ramala, declaró el coronel Jibril Rajub, jefe de la seguridad preventiva en Cisjordania, quien denunció un «asesinato colectivo». Los cadáveres yacían en el suelo, mientras periodistas y extranjeros eran detenidos o expulsados por el Ejército israelí.
GARA RAMALA Musa Abu Hemeid, encargado de los hospitales palestinos en los territorios autónomos, afirmó a la agencia Wafa que las tropas israelíes abrieron fuego contra unos 30 palestinos. «Esto es una masacre que Israel lleva a cabo contra nosotros».
La Media Luna Roja informó de que enviaron tres ambulancias a la zona, pero fueron interceptadas por el Ejército, que obligó al personal que las ocupaba a tumbarse en el suelo y, tras quince minutos, les hizo regresar a su sede. Los vecinos del barrio donde tuvo lugar la masacre «oyeron disparos y muchos gritos del interior de un edificio», que está junto al hospital de maternidad Al Nather. Testigos oculares dijeron que los cuerpos yacían en el suelo, fuera y dentro del edificio. Los ejecutados de anoche se suman a otros nueve palestinos muertos ayer, desarmados y a quemarropa.
Fue la primera muestra trágica de lo que significa la intensificación de la «campaña antiterrorista» anunciada poco antes por Ariel Sharon ante las cámaras de televisión. El Gobierno israelí decidió intensificar la campaña militar contra el pueblo palestino en una reunión de urgencia del Gabinete de Seguridad. Según fuentes israelíes, previsiblemente, el Ejército reocupará otras ciudades autónomas cisjordanas y localidades de la franja de Gaza durante los próximos días.
Entretanto, dio una vuelta de tuerca más al asedio impuesto al cuartel general de Arafat penetrando en el piso inmediatamente superior al lugar en el que se encuentra confinado el presidente palestino.
A pesar de la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que obliga a Israel a retirarse de los territorios autónomos palestinos, el Gobierno israelí decidió extender la ofensiva a otras zonas de Cisjordania y la franja de Gaza. En Belén y Hebrón comenzaron ayer las incursiones.
Ramala cumplió ayer su tercer día consecutivo de toque de queda.
Durante la jornada, las tropas israelíes ocuparon varias oficinas de medios de comunicación, entre ellas las de La Voz de Palestina y Al Jazeera. También entraron y registraron las oficinas de varias ONG, entre ellas las de Al Haq, la principal organización de defensa de los derechos humanos con sede en Ramala.
Según informó el coordinador de los servicios de emergencias de la Media Luna Roja, Husan Sharkawi, el Ejército restringió la actuación de sus ambulancias en varios barrios de la ciudad en los que había operaciones en marcha. Además, sus equipos descubrieron cuatro cadáveres en un edificio del sur de la ciudad.
Podría haber más muertos y heridos en áreas en las que les fue denegado el acceso.
Como reacción a la entrada en Ramala de un grupo de cuarenta personas solidarias llegadas desde países europeos, encabezadas por José Bové, y también como reacción a la entrevista realizada a Arafat por la agencia de noticias Reuters desde su lugar de confinamiento, el jefe del Estado Mayor del Ejército, Shaul Mofaz, declaró todo el área zona militar cerrada, lo que implica la expulsión de todos los extranjeros, incluidos los periodistas, tal como confirmó una circular distribuida por la oficina de prensa del Gobierno israelí. Los pacifistas o periodistas que la violen serán detenidos, expulsados y sancionados. Según los sindicatos de periodistas y asociaciones de prensa locales, este podría constituir un peligroso precedente para las futuras operaciones, dado que crearía un auténtico vacío informativo en tiempo real.
No son mejores las condiciones en las que se hallan las personas trasladadas a Ramala desde diversos países para tratar de frenar la ofensiva israelí.
El militante antiglobalización francés José Bové y otras doce personas fueron detenidas por el Ejército israelí después de encontrarse con Arafat.
Tanto Bové como los otros detenidos forman parte de una misión civil internacional para la protección del pueblo de Palestina que desde el pasado jueves se encuentra en Ramala, en la que hay varios ciudadanos vascos. Algunos de sus miembros acompañan a las ambulancias y a los equipos médicos que los soldados israelíes «no vacilan en atacar». Este grupo considera que mientras los estados no apliquen las resoluciones que acaban de votar en la ONU, «la sociedad civil internacional parece ser la única fuerza capaz de lograr una solución sobre el terreno». José Bové considera que «estamos rompiendo el bloqueo de Ramala con nuestra presencia reforzada. Así estamos atenuando los fallos de los estados que no han hecho nada para eso».