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Medio Oriente

12 de abril del 2002

Viaje estadounidense: De Cisjordania, a la barbacoa, a Old Sparky y más allá

Alexander Cockburn
Counterpunch
Traducido para Rebelión por Germán Leyens

Para los que esperan ansiosamente más airadas protestas del autor por los incalificables ataques contra los palestinos en Cisjordania, la carnicería en los campos, el sitio de la Santa Iglesia de la Natividad por las tropas de Sharon, una advertencia: esta columna contiene reflexiones sobre la barbacoa, un tema que provoca aún más pasión que los asuntos que afectan a los pueblos de lo que solía ser llamado la Tierra Santa, así que se recomienda que los padres utilicen su discreción. Continuemos.

Greer, Carolina del Sur

De nuevo en la ruta. Esta vez el vehículo escogido es una ranchera Ford Escort 1985. No hay gran cosa que valga la pena mirar, pero a mediados de los años 80 Ford puso motores Diesel japoneses de 4 cilindros en unos pocos de estos Escort y éste es uno de los elegidos: 50 a 60 millas por galón, cambios duros y la sensación de un coche deportivo. Me voy por la carretera de Greenville SC hacia Birmingham Alabama y suena mi teléfono móvil. Es un tipo de New Republic llamado Frank o algo así, que está ansioso de interrogarme respecto a unas observaciones que hice sobre el hecho de que Internet está repleto de material anti-israelí.
Entre los silbidos y los chirridos del éter y el rugir de la interestatal es difícil oír a Frank por el altavoz del sistema hands-free sobre mi salpicadero, pero al fin comprendo su propósito, y le pregunto de frente, más o menos literalmente, "Frank, ¿quiere acusarme de diseminar difamaciones antisemitas, bajo el disfraz de transmitir rumores por Internet?" Frank reconoce que más o menos esa es realmente su intención. Le digo que pienso que las historias sobre espías israelíes, tal como son catalogadas en un informe de la DEA discutido por John Sugg del Daily Planet, por Justin Raimondo en antiwar.com, en Fox News, por el informativo francés Intelligence Online y por varias otras fuentes de noticias incluyendo el Jane's inglés, son tópicos legítimos para comentarios, tal como lo son las historias sobre la diseminación del Ántrax, implicando a un investigador anti-árabe.
Seguimos con el va y viene sobre temas semejantes hasta que la estática empeora demasiado. Más tarde encuentro un magnánimo mensaje de Frank diciendo que va a discutir con sus asociados si van a hablar de mí en New Republic. Así que supongo que en algún momento Cockburn será estigmatizado una vez más como proveedor de inmundicias antisemitas. Todo es bastante predecible. Mientras más viles las acciones de Israel, mientras más rabiosas e indiscriminados los ataques de sus tropas contra los palestinos en los campos, más virulentos se vuelven aquí las acusaciones de que casi cualquiera discusión de Israel o del lobby israelí es intrínsecamente antisemita. El día en que se ve una foto de un soldado israelí disparándole a un niño junto al frente de esa iglesia en Belén, se encontrará un gran artículo en el New York Times, sobre la preocupante resurrección del antisemitismo, con numerosas citas de Abe Foxman de la ADL [Liga contra la Difamación].
Y hablando del New York Times, ¿se han dado cuenta de cómo ese gran periódico ha publicado artículos en las primeras planas poniendo por los suelos a la Iglesia Católica como si fuera un nido de abusadores sexuales todos los días desde hace algún tiempo, especialmente desde que Sharon invadió Ramala? Los pocos caritativos podrían verlo como un golpe preventivo contra críticas papales de las acciones de Israel, y también como un medio para distraer la atención de los abusos sangrientos de los adherentes de otra de las religiones monoteístas.
Birmingham Alabama
Kathy Johnson y Dave Gesspass, inquebrantables puestos de avanzada del Consejo Nacional de Abogados, me llevan a Dreamland, promocionándolo como el hogar de buena parte de la mejor barbacoa de Alabama. Las costillas de cerdo son suculentas, la salsa no es excesivamente picante, no tiene demasiado sabor a tomates. Les cuento esto a amigos en el noroeste, en la costa del Pacífico, y recibo una advertencia por correo electrónico de Dave Vest, miembro del grupo de blues más cotizado de la región, los Cannonballs. En décadas pasadas Dave vivió en el sur, y como lo saben los lectores de su sitio en el web, fue en los comienzos, de gira con Tammy Wynette. Dave advierte que Cockburn "notará una disminución continua de la calidad de la barbacoa a medida que viaje hacia el Oeste. En Texas le servirán cuero de montura con ketchup. La estación Amoco en Hattiesburg, Mississippi, será probablemente su última ocasión de obtener una bolsa de cacahuetes cocidos decentes."
¿Pero dónde hay un equivalente de la barbacoa de Clarksdale, Miss., alrededor de la cual crecieron tantos de los mejores cantantes de blues? ¿Cómo es posible que esas chuletas de Dreamland hayan sido tan claramente superiores? Obviamente la salsa tiene mucho que ver y la mezcla de Dreamland contenía una buena cantidad de vinagre. La barbacoa jalada de Jim and Nick's, igualmente en Birmingham, también fue excelente. Tiene que ver con el pozo, la leña de nogal americano, el tiempo. En California uno puede juzgar la pericia por el departamento del fuego lento (que ahora es sorprendentemente una moda en las columnas culinarias, aunque es un desarrollo positivo en general) no por la barbacoa, sino que por las 'carnitas,' donde las mejores que he comido son de Hector's, en Watsonville, allí la mayor parte de los mexicanos son de Michoacán.
Hubo más noticias de Vest diciendo que el Clarksdale de la barbacoa era un cuchitril cerca de lo que es ahora el centro médico en Birmingham. "Todos los músicos iban ahí después del trabajo. Había que golpear en un panel corredizo de madera, si uno era blanco. Un hombre negro registraba el pedido, pero no lo veías, era como un confesor. Cuando lo recibías tu barbacoa te daban ganas de acostarte y revolcarte en ella."
Los consejos de viaje de los músicos son siempre útiles. Vest recomendó que "Si cruzas el pantano Atchafalaya en I-10, sálete en Henderson. La gran gasolinera que está ahí es donde Jerry Lee Lewis se volvió loco porque estaban vendiendo cassettes piratas y llevó todo el estante con cassettes a los surtidores, les echó gasolina, y las encendió. El gerente de la gasolinera dijo "¿Jesús, que le voy a decir al distribuidor? Lewis, yendo hacia su autobús, le dijo, 'Dile que aquí estuvo el asesino.' Me lo contó Robbie Parrish. El también anduvo de gira con Carl Perkins. En todo caso, detrás del execrable restaurante Landry's hay un cobertizo en el que solían vender buenos 'po-boys' de bagre." Ese tipo de pericia debiera ser incluida, trocito a trocito, en la respuesta estadounidense a la Odisea.
El viaje de Powell
Vuelvo de Dreamland a mi motel y miro los informes de CNN sobre los planes preliminares para el viaje urgente del Secretario de Estado Colin Powell para llevar la paz al Oriente Próximo. Su itinerario hace que el viaje de retorno de Odiseo de Troya a Itaca parezca un modelo de definitiva brevedad. Desde Marruecos, a Egipto, a España y tal vez una charla con Arafat durante el fin de semana siguiente. Todo parece como un conflicto de intereses. ¿Es Powell un funcionario importante del gobierno de EE.UU. o tiene un contrato con Viajes y Placer? Supongo que el plan es dar suficiente tiempo a las tropas israelíes para que puedan asesinar más mujeres y niños, además de unos pocos periodistas y así puedan seguir adelante con el proyecto de desarraigar el "terrorismo"–
Mañana por la mañana Kathy Johnson me llevará a una vuelta por Birmingham: la famosa Iglesia Bautista en 16th St. donde el asesino recientemente condenado mató a las cuatro jóvenes negras en los años 60, el maravilloso museo de los Derechos Cívicos y el Museo de Arte de Birmingham, que tiene algunas excelentes pinturas incluyendo un raro Benjamín West, un buen Courbet y una sorprendente pintura del amanecer del impresionismo abstracto por Alfred Leslie (nacido en 1927) llamado "Un superviviente" pintado en 1951 y donado recientemente al museo por Mr. y Mrs. Michel Strauss en honor a las víctimas y supervivientes de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. Más tarde, el director del museo me cuenta que los Strauss, que ahora están en Birmingham después de haber trabajado como abogados en Nueva York, habían llamado después del 9 de septiembre para preguntar qué podían hacer y que el conservador de pinturas del museo, David Moos, los había impulsado a comprar la pintura de Field, que contiene una imagen de la bandera de EE.UU., y, arriba de todo, un collage de periódicos.
En otras partes del museo hay unos hermosos paisajes de los años 30, incluyendo un Aspen Forest por el artista de Santa Fe, Victor Higgins, y un paisaje de heliotropos y amapolas en el condado Marin, por John Mashall Gamble. Desde luego, el auge del expresionismo abstracto después de la Guerra, promocionado activamente por el gobierno de EE.UU., incluyendo a la CIA, aplastó la tradición documental paisajista representada por Higgins, Gamble y los artistas involucrados en la WPA.
Entre Birmingham y Jackson: ¿Está el mundo regido por la Trilateral?
Mientras voy conduciendo, Ben Sonneberg me llama a mi móvil desde Nueva York, entre sollozos de emoción por los funerales de la Reina Madre. Comienza a babosear que es el tipo de cosa que los británicos hacen tan bien. Le digo que cuando estaba en los Guardias Escoceses, mi abuelo, Jack Arbuthnot, solía hacer guardia en Balmoral y que cuando la Reina Madre iba de visita cuando era una niña pequeña, viniendo del castillo Glamis, corría por el salón montada sobre sus hombros. En nuestros días el Mayor Jack hubiera, probablemente, sido destituido por abuso de menores. En Tuscaloosa, me voy hacia el Sur por la carretera 698 que me lleva a Moundville, donde están los sorprendentes túmulos elevados por los indios por el siglo trece, probablemente después de que un viajero retornó de Yucatán con noticias sobre los últimos estilos arquitectónicos en el Sur. Viendo las considerables cantidades de tierra que fueron acumuladas en esos túmulos, es difícil conservar alguna fantasía Rousseauiana sobre la igualdad de clases entre los indígenas de la época.
Me registro en un motel en las afueras de Meridian, pueblo natal de Jimmy Rodgers, y le echo una mirada al tráfico electrónico. La Comisión Trilateral está en sesión ejecutiva. El Washington Times publica un material estúpido en el que el reportero se burla de esos populistas, sobre todo de derecha, que la denuncian como un "Gobierno Secreto del Mundo". Sin ironía, el reportero señala que entre los que asistieron están 250 "dirigentes" políticos y empresariales de todo el mundo, y EE.UU. con un equipo poderoso incluyendo a Cheney, Rumsfeld, Powell, Greenspan y Paul Volcker. No participan unos pocos billonarios chinos que están demasiado ocupados para asistir consultando a sus astrólogos; a mí me suena como un Gobierno del Mundo.
Lo que no notan los especialistas de la conspiración es el problema de la eliminación de los desechos. En el pasado los dirigentes del mundo, los capitanes de la industria, los banqueros, los políticos, morían de ataques al corazón o de cáncer al pulmón poco después de recibir el reloj de oro por sus meritorios servicios. O iban a la cárcel. En partes menos decorosas del mundo, el verdugo o el pelotón de fusilamiento, realizaban la misma función purgante que el bife del Primer Mundo, los martinis con ginebra o el paquete de Marlboro.
Las elites están viviendo más, y por lo tanto proliferan las sesiones ejecutivas del Gobierno Mundial – la Trilateral, Bilderberg, Davos, Sun Valley, Aspen, Dubai, el Bohemian Grove. Henry Kissinger se embolsa sus honorarios y expensas de orador, y a cualquiera que ponga en duda el consenso de esos peripatéticos gobernadores del mundo lo corta el FMI. También encuentro un ataque contra Rudy Bakhtiar por Sam Smith, que normalmente es excelente, en su servicio Undernews en la red. "Viendo a Rudy Bakhtiar en CNN Headline News," comenta desdeñosamente Smith, "es como mirar una película con la banda de sonido equivocada. Aunque nos impresiona, tal como a ella misma la impresiona, su belleza natural y su sensualidad cuidadosamente afinada, Bakhtiar carece de la más mínima comprensión de qué diablos está diciendo. Las sonrisitas, flirteos, y movimientos de cejas aparecen a discreción, en el momento equivocado, acompañando a veces los informes más urgentes. Hay que reconocer que tiene un efecto hipnótico una vez que se nota el contraste esquizofrénico entre su cara y su boca, pero no tiene mucho que ver con las noticias." El bruto cochino. Rudy estudió Brecht en su época en la Escuela de Drama de Yale, y utiliza el famoso efecto A de Brecht, indicando al público mediante un astuto artificio que se distancia de la basura que sus empleadores la obligan a repetir como una cotorra. Y qué hay con el asuntito melindroso de su "sensualidad cuidadosamente afinada". ¿Qué quiere Smith, una imagen como la de Judy Woodruff en PBS?
Más tarde CNN es sumergida por los gritos de cuatro equipos juveniles de fútbol, que también residen en el Comfort Inn, alborotando alrededor del carro de salchichas Oscar Meyer, un monumento brillante a la fibra de vidrio, fuera de mi habitación.
Eudora Welty y la WPA
He estado en algunos centros vacíos de ciudades en EE.UU. del interior, pero Jackson un sábado por la mañana es lo más muerto que haya visto en mi vida. Por fin encuentro a los niños de un ranchero local exhibiendo sus palominos en el recinto ferial y un vasto mercado de las pulgas al lado, también apenas poblado. Compro por 120 dólares una vieja cacerola de hierro de 30 galones para mi fiesta de 'gumbo' anual para Año Nuevo.
Puedo continuar gozando de arte en la tradición de la WPA. El museo local en Jackson, con el termostato regulado a un nivel de congelación en un día de por sí fresco, tiene una exposición de obras de los años 30 por Eudora Welty y otros, aunque desgraciadamente ninguna de las fotografías en colores tomadas por los fotógrafos de la Administración de la Seguridad Agrícola (Walker Evans, Dorotea Lange y otros a fines de los años 30), que siempre he pensado que probablemente presentan un perfil más animado de EE.UU. rural en la Depresión que las pinturas implacablemente sombrías de Okies desmoralizados en las que se especializaban Evans y Lange.
Seguro que los trabajadores itinerantes estaban en una situación penosa, pero apostaría que de vez en cuando sonreían. Un día encontraré el tiempo necesario para mirar esas fotos en colores en la Biblioteca del Congreso. Welty, que creció en Mississippi, captura más de la efervescencia del espíritu humano en sus fotografías. Abandonó la fotografía después de dejar su Rolleiflex sobre un banco en un parque en París. Irritada por su descuido, se limitó más tarde a escribir, lo que difícilmente representó una pérdida para el mundo. También hay en la exposición apasionantes pinturas de artistas de Mississippi de los años 30 como John McCrady, Karl Wolfe y William Hollingsworth, que se mató en 1944 cuando aún estaba en la treintena. Hay un cuadro sorprendente, creo que de Wolfe, sobre el asesinato de Huey Long. En otras partes del museo hay una exposición temporaria muy emocionante de fotografías por Kotz del jardín de Mississippi de su tía. Kotz mismo vive ahora en Santa Fe.
La carretera de Natchez Trace
Va más o menos a lo largo del viejo sendero que llevaba de Nashville al asentamiento de Natchez comenzado por los franceses en el siglo XVIII. La "traza" es el sendero, que se convirtió en un camino, luego esencialmente en lo que en Irlanda es llamado un boreen, con los usuales vados, puestos de alimentos, etc. Desde los años 30 ha sido renovado por el Buró del Interior, un poco como la Carretera de Blue Ridge. Dos pistas, con inmaculados bordes pasando por bosques, durante unos 230 kilómetros. Sin camiones. No hay ni con mucho suficientes camping, de los que, sin duda, el Servicio de Parques vive aterrorizado, por si la gente pobre tratara de vivir allí.
Natchez, que fue una vez un centro de almacenaje y distribución sobre el Mississippi, parece sombrío. Su característica más conspicua es un barco de vapor con paletas renovado que se llama The Isle of Capri, que sirve de casino.
Sigo hacia el oeste pasando por Louisiana, y me pasan una multa justo al este de Leesville. El uniforme del agente dice SWAT y lo mismo dice la marca de su coche patrulla. Le señalo que todos en esta carretera estatal van a más de 70 millas por hora. Veinte millas hacia el oeste, en Texas, hubiera sido legal. Mira mi cacerola de hierro en el asiento trasero, pensando evidentemente no sólo que yo era un traficante de metamfetamina, sino que llevaba la fábrica de meth directamente ahí, atrás en el coche. Al final, se dio por satisfecho con una multa.
Huntsville, el fin del camino
Terminé por llegar a Huntsville, Texas, el fin del camino para Karla Faye Tucker y muchos otros. La mujer en el Holiday Inn me da una guía de los servicios carcelarios de la ciudad. Manejo alrededor de la prisión, que una vez albergó a John Wesley Hardin, (presuntamente asesino de 44, perdonado y que terminó por ser abogado en El Paso), y terminé en el Museo de la Prisión detrás de la Corte. Aquí veo Old Sparky [El Viejo Chisporroteador], un espécimen hermoso de arte de carpintería, construido por un convicto que había sido él mismo condenado por asesinato y sentenciado a morir en 1914, aunque más adelante fue perdonado y que terminó por ser liberado.
Old Sparky, conocido también como el Rayo de Texas, fue el asiento final de 361 hombres y mujeres entre 1924 y 1964. Una útil explicación informa que el verdugo accionaba un interruptor y descargaba 2000 voltios, produciendo 8 a 10 amperes, a través de su víctima, dejándola inconsciente "casi de inmediato". Después de tres a cuatro minutos, el verdugo bajaba la corriente a entre 500 y 1000 voltios por un minuto, manteniendo la parálisis del cerebro y de otros órganos vitales pero impidiendo que el cuerpo estallara en llamas.
Esto explica porqué por lo menos una ejecución en la casa de la muerte en Florida hace un par de años fue estropeada porque las llamas envolvieron la cabeza del muerto. La antigua pericia artesanal se había extinguido. Los jóvenes verdugos de nuestros días ya no tienen cuidado.
Además de la declaración de George W. Bush negándose a conmutar la sentencia de muerte de Karla Faye, junto con la petición por su vida de su abogado, hay una nota perentoria de un hombre condenado, J. Morrow Jr., en el museo de Huntsville sobre su última cena: "un pequeño bife (tierno, sin hueso, sin grasa, entre vuelta y vuelta y a punto)." Después de enumerar otras cosas, incluyendo tres plátanos y medio litro de helado de chocolate, Morrow indica, "Ésta es mi última comida, y maldita sea, quiero que me la sirvan caliente, en todos los platos y fuentes que sean necesarios para impedir que las cosas se mezclen."
Compro un par de las postales seleccionadas del museo que muestran el enfoque progresista de Texas con el paso de los años: un hombre colgado de un árbol, Old Sparky, y la camilla sobre la cual el condenado en Texas de nuestros días recibe su dosis terminal de sodium thiopental, paneuronium bromide y cloruro de potasio, algunas veces en dosis erróneas que los dejan paralizados y en atroz agonía. 454 presos esperan actualmente la inyección en el corredor de la muerte de Texas.
Del museo parto en busca de uno de los presos mejor conocidos de Huntsville, Huddie Ledbetter, alias Leadbelly [barriga de plomo]. Dicen que está frente a un edificio comercial en el bloque 2100 de Sam Houston Avenue, pero parece que ha sido reemplazado por un restaurante de comida basura. Me como un plato de barbacoa verdaderamente pésimo, confirmando las peores predicciones de Dave Vest, y me voy hacia el oeste.
10 de abril de 2002