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Medio Oriente

1 de noviembre del 2002

Una carta de respuesta al General

Yigal Bronner

Yigal Bronner, un jóven profesor de sanscrito y cultura hindu de la Universidad de Tel Aviv acaba de ser enviado a 28 dias de prisión militar por negarse a servir de reservista en el ejército de ocupación. Bronner, casado y padre de 2 hijos pequeños, había respondido a la órden de reclutamiento con la carta que reproducimos a continuación.


GENERAL, SU TANQUE ES UN PODEROSO VEHICULO
El derriba bosques y aplasta a cien personas
Pero tiene un defecto:
Necesita un conductor
(Bertolt Brecht)
Estimado General,
En la carta que me envió, usted me escribe que "considerando la continua Guerra en Judea, Samaria y en la Franja de Gaza, y en vista de las necesidades militares", soy convocado a "participar en operaciones militares" en la Márgen Occidental.
Yo le escribo para informarle que no tengo intención de acudir a su llamado.
Durante la década de los '80, Ariel Sharon erigió docenas de colonias y asentamientos varios en el corazón de los territorios ocupados, una estrategia cuyo objetivo ultimo era dominar al pueblo Palestino y expropiar su tierra. Hoy, estas colonias controlan aproximadamente la mitad de los territories ocupados y estan estrangulando las ciudades y aldeas palestinas, asi como obstruyendo si no es ya impidiendo el movimiento de sus habitantes. Sharon es ahora primer ministro, y durante el año pasado ha avanzado hacia la fase definitive de la iniciativa que comenzó hace 20 años. Efectivamente, Sharon dió su orden a su lacayo, el Ministro de Defensa, y desde ahí fue bajando por la cadena de mando.
El Jefe de Estado Mayor ha anunciado que los Palestinos constituyen una amenaza cancerosa y ha dado orden de aplicar quimoterapia contra ella. El brigadier ha impuesto toques de queda ilimitados, y el coronel ha ordenado la destrucción de los campos sembrados por los Palestinos. El comandante de division ha ubicado tanques en las lomas entre sus casas, y no ha permitido que las ambulancias evacuen a sus heridos. El teniente coronel anunció que las instrucciones sobre apertura de fuego han sido corregidas hacia una indiscriminada e invariante órden de "fuego!".El comandante del tanque, a su vez, in turn, señaló a algunas personas y ordenó a su artillero lanzar el misil.
Yo soy el artillero. Yo soy el pequeño tornillo en la perfecta máquina de Guerra. Soy el último y más pequeño eslabón en la cadena de mando. Se supone que simplemente debo obedecer órdenes reducir mi existencia a una serie de estímulos y reacciones, oir la voz de "fuego" y apretar el gatillo, llevar a cabo el plan.Y se espera que haga todo esto con la simplicidad y naturalidad de un robot, que cuanto más siente el estremecerse del tanque cuando el misil sale disparado al objetivo.
Pero como escribió Bertolt Brecht:
General, el hombre es muy útil.
Puede volar y puede matar.
Pero tiene un defecto:
Puede pensar.
Y efectivamente, general, quien seas -- coronel, brigadier, Jefe de Estado Mayor, Ministro de Defensa, Primer ministro, o todo lo mencionado yo puedo pensar.
Probablemente no soy capaz de mucho más que eso. Confieso que no soy un soldado muy hábil o valiente; no soy el mejor tirador, y mis aptitudes técnicas son mínimas.Ni siquiera soy buen atleta, y mi unoforme ni siquiera se acomoda cómodamente en mi cuerpo.Pero soy capaz de pensar.
Soy capaz de ver a donde me conducen. Entiendo que nosotros mataremos, destruiremos, nos heriran y moriremos, y que no hay un fin a la vista. Yo se que la "continuada guerra" de la que usted habla, continuará y continuará. Yo puedo ver que si las "necesidades militares" nos llevan a sitiar, cazar y hambrear a todo un pueblo, entonces algo relacionado a estas "necesidades" esta terriblemente equivocado.
Me veo entonces forzado a desobedecer a su llamado. No apretaré el gatillo. No me hago ilusiones, por supuesto. Usted me deshechará. Encontrará otro artillero uno más obediente y talentoso. No faltan esos soldados. Su tanque continuará andando; un tábano como yo no puede frenar a un tanque en movimiento, seguramente no a una columna de tanques, y definitivamente no al entero desfile de la estupidez. Pero un tábano puede zumbar, fastidiar, golpetear, y a veces hasta picar.
Eventualmente otros artilleros, conductores, y comandantes, que observarán las matanzas sin sentido y el infinito círculo de violencia comenzarán a pensar y zumbar. Ya somos varios cientos.Al final del día, nuestros zumbidos se transformarán en un sonido ensordecedor, un sonido que hará eco en sus orejas y en las de sus hijos. Nuestra protesta quedará grabada en la historia, a la vista de todas las generaciones.
Entonces general, antes de desecharme nuevamente, tal vez usted tendría que ponerse a pensar.
Sinceramente,
Yigal Bronner