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Latinoamérica

"NO OLVIDADO"


En el cementerio están los restos mortales de 150 inmigrantes no identificados. Cada uno de ellos murió tratando de cruzar la frontera hacia Estados Unidos. Cada tumba tiene designada un ladrillo rojo y está con el nombre anónimo de "John Doe". Los manifestantes colocaron una flor roja en cada lápida y una cruz blanca con las palabras "no olvidado".


Jon Hillson
| Los Ángeles/LA JIRIBILLA

Las redadas de la migra, que no se habían producido en años en el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles, empezaron el 18 de marzo, en la Terminal 1. Agentes del Servicio de Inmigración y Naturalización abordan a pasajeros latinos de un vuelo de la Aerolínea Southwest y les piden identificación. Los jefes de la aerolínea han realizado una "descripción" de la lista de pasajeros, encontrando a los pasajeros con nombres latinos y con boletos sólo de ida a Denver, Phoenix y Washington —lo que significa que quizás sean "extranjeros ilegales" en busca de trabajo. Muchos de los abordados por la migra son residentes documentados o ciudadanos norteamericanos. Los trabajadores indocumentados huyen de la terminal y se dirigen hacia el tráfico de la calle, perseguidos por los agentes de inmigración. Cuatro días más tarde, cuando terminan las redadas, el gobierno ha arrestado a ciento ochenta y tres mexicanos y un guatemalteco. Imágenes de las redadas son transmitidas por las estaciones de televisión en español de Los Ángeles, una metrópoli cuya mayoría son latinos, y noticias sobre estos atropellos son detalladamente reportados por el diario La Opinión, con una circulación de 600 mil ejemplares.
UNA RESPUESTA EN LAS CALLES
El 28 de marzo, cerca de 400 trabajadores, jóvenes y residentes de la comunidad realizan una manifestación para protestar por las redadas en la Terminal 1. Este grupo esta organizado por una coalición de numerosas organizaciones civiles, religiosas y sindicales. Es una manifestación militante, disciplinada observada a distancia por la policía local y federal. Hay muchos trabajadores indocumentados, incluyendo jornaleros, quienes son contratados diariamente frente a ferreterías y almacenes que suministran materiales de construcción.
Durante una breve conferencia de prensa antes de empezar la marcha, un trabajador indocumentado habla defendiendo el derecho de los inmigrantes a estar en Estados Unidos. Esta manifestación es un reflejo del coraje y la determinación de estos trabajadores que realizan la protesta en un aeropuerto que continúa militarizado. Los agentes del FBI tienen presencia permanente en el aeropuerto y tropas de la Guardia Nacional siguen patrullando las terminales aéreas.
Un contingente de Janitors for Justice —un proyecto sindical de la Unión Internacional de Empleados de Servicio— al frente de la marcha entonan "la clase obrera no tiene frontera". No es solamente una consigna poderosa, sino también la posición internacionalista de un combativo movimiento laboral cuyo punto de partida es una genuina solidaridad. La sabiduría de los limpiadores de edificios, su lucha masiva por la organización sindical en Los Ángeles, inspiraron a Ken Loach a realizar la película "Bread and Roses" (Pan y Rosas) en el 2001.
El evento tiene bastante cobertura en la prensa. El INS declara que continuarán las redadas "en tanto sean necesarias".
El 23 de abril, el gobierno hace un ajuste a su objetivo anti inmigrante, arrestando a 104 trabajadores de aerolíneas, de servicio y de seguridad en los aeropuertos de Dulles y el Reagan National en Washington D.C. y en el Internacional de Baltimore-Washington —el frente doméstico de la "guerra contra el terrorismo" de EE.UU. La gran mayoría de los arrestados son trabajadores inmigrantes cuyo país de origen no se da a conocer. Más de un millón de trabajadores de las aerolíneas y los aeropuertos han sido sujetos a investigaciones criminales desde el 11 de septiembre. Falta mucho para que esta invasión a la privacidad acabe, ya que Washington busca chivos expiatorios para sus ataques a las libertades civiles. Hasta el momento 356 trabajadores han sido arrestados, 232 han sido acusados de violar leyes norteamericanas, 73 han sido deportados y 105 están en el proceso de declararse culpables de lo que el gobierno les acusa.
La Asociación Fraternal de Mecánicos de Aviones, un sindicato de las aerolíneas, ha enjuiciado al gobierno por estas investigaciones. Algunos miembros del sindicato han sido despedidos por crímenes cometidos hace 20 años. Nada de esto tiene algo que ver con la "lucha contra el terrorismo", sino que intenta aterrorizar y dividir a los trabajadores.
PRIMERO DE MAYO SIN FRONTERAS
Millones de personas marcharán el Primero de Mayo en todo el mundo para reafirmar la solidaridad internacional del pueblo trabajador y para afirmar que el proletariado esta a la cabeza de las luchas por la soberanía, la justicia económica y la paz en contra del saqueo capitalista y de la explotación imperialista.
Miles de trabajadores inmigrantes y sus aliados marcharán en Los Ángeles ante el llamado de una amplia coalición de organizaciones sindicales, políticas, comunitarias y religiosas que defienden los derechos de los indocumentados.
En la Yuma, la lucha de los trabajadores inmigrantes está reviviendo las celebraciones del Primero de Mayo, en su país de origen, y transformando para siempre a la clase trabajadora de Estados Unidos.
¿Cuáles son estos cambios históricos? ¿Por qué se han dado? ¿Cuáles son las condiciones que la globalización imperialista impone a los trabajadores inmigrantes para que arriesguen sus vidas en busca de trabajo en los Estados Unidos? ¿Cómo es que ellos y sus aliados resisten?
Este es el tema del artículo que sigue, escrito antes de los eventos del 11 de septiembre. Es una contribución para explicar el desarrollo dinámico que los inmigrantes han forjado en los Estados Unidos, enriqueciendo y fortaleciendo a su pueblo trabajador. Una prueba más de la validez de la consigna de nuestros hermanos y hermanas limpiadores de edificios: "La clase obrera no tiene frontera".
PARA COMENZAR
Nuevas versiones aparecen en todas partes de los Estados Unidos como resultado de la "tragedia" de los 14 inmigrantes mexicanos muertos, cuyos cuerpos deshidratados fueron hallados a 30 millas de Yuma, Arizona, el 22 de mayo de este año.
Después que los reportes se convierten en titulares, procede un momento de pesar, las manos se retuercen y supuestamente la noticia se desvanece y desaparece. Pero esto no sucederá.
Habrá otro descubrimiento espeluznante en las áridas regiones en las afueras de Yuma, o en cualquier otro paisaje prohibido para los trabajadores indocumentados que, para sobrevivir, realizan la arriesgada caminata a La Yuma.
La dura verdad es que habrá otros grupos cuyo horripilante destino será igual al de este último grupo de inmigrantes muertos, y será inevitable —esa es la intención— como consecuencia de la agresiva militarización por parte de Washington de su frontera con México.
Sharon Gavin, hablando en representación del Servicio de Inmigración y Naturalización de Estados Unidos —la migra— enfatiza este punto mientras los primeros cadáveres llegan a la morgue de La Yuma y continúa la búsqueda de sobrevivientes. "Intentamos demostrar que por aquí no hay caminatas fáciles para cruzar la frontera, vengan a la tierra del oro", declara fríamente la representante de Estados Unidos. "Esta es una zona completamente desolada, muchas veces ni siquiera hay lugar para protegerse del sol. Queremos que entiendan [los inmigrantes] que aun cuando estén pensando hacer esto, hay que comprender los peligros que existen".
En una vigilia en Tucson, Arizona, el día después del hallazgo de los cadáveres, Isabel García, una dirigente de la Coalición de Derechos de la Frontera de Arizona, va al meollo del asunto. "La verdadera criminal aquí es la política de Estados Unidos", dice. "El verdadero acto criminal aquí es el hacer cumplir una estrategia que garantiza la muerte de la gente". La coalición está formada por 60 organizaciones de derechos de los inmigrantes que se oponen a la actual política migratoria estadounidense.
"Sabíamos que esto iba a pasar", explica García. "Lo hemos estado advirtiendo, hemos estado en la legislación, rogando, protestando, engatusando, gritando, rezando. Hemos hecho todo lo posible para que se ponga la debida atención al cumplimiento de esta mortal estrategia política, que ha sido utilizada por la patrulla fronteriza para forzar a que la gente vaya a las áreas más remotas donde saben que esto sucederá".
Como afirmando lo dicho por García de antemano, 80 personas marcharon el 11 de abril en Holtville, el Valle Imperial de California, hacia el cementerio de este pueblo fronterizo —como si anticiparan el terror que tomaría las vidas de 14 mexicanos casi seis semanas más tarde. En el cementerio están los restos mortales de 150 inmigrantes no identificados. Cada uno de ellos murió tratando de cruzar la frontera hacia Estados Unidos. Cada tumba tiene designada un ladrillo rojo y está con el nombre anónimo de "John Doe". Los manifestantes colocaron una flor roja en cada lápida y una cruz blanca con las palabras "no olvidado".
El 25 de mayo, 100 activistas en San Diego, California, localizada a pocas millas de la frontera, protestan en contra de las leyes migratorias estadounidenses y las muertes en La Yuma. Muchas tienen pancartas que dicen "no olvidado".
"Estas personas no han muerto en vano", dice Roberto Martínez, un manifestante del American Friends Service Committee, una organización religiosa-pacifista. Martínez añade, "y ellos no son olvidados".
El 27 de mayo, la Asociación México-Americana de Trabajadores organizó una manifestación similar en la ciudad de Nueva York. Ese mismo día, el Centro Azteca de Información organizó una marcha de 500 inmigrantes y sus aliados en San José, California, demandando derechos iguales para los inmigrantes. Y el 3 de junio, usando el lema "no olvidado", cerca de 150 activista se reunieron otra vez en Tucson para protestar las leyes migratorias estadounidenses y para recordar a los muertos de La Yuma.
OPERACIÓN GUARDIÁN La ampliación del aspecto militar de la política norteamericana, llamada Operación Guardián, entró en vigencia en 1995 durante la primera administración Clinton. Consiste de una valla de metal y alambrada de 12 pies de altura -algunas secciones electrificadas- y de barricadas de cemento que va desde la frontera con San Ysidro, California hasta Brownsville en Texas, desde el Océano Pacífico hasta el Golfo de México.
Esta muralla es vigilada por 9 mil 400 agentes de la Patrulla Fronteriza de EEUU, esta es la agencia policíaca federal más grande de Estados Unidos. Utilizan todo tipo de vehículos terrestres, helicópteros y lo más avanzado en tecnología de rastreo —incluyendo equipo de imágenes térmicas y cámaras de video por todas partes de la frontera— para cazar a los trabajadores indocumentados. Los policías están armados con rifles automáticos, pistolas para dejar a la persona sin sentido y siempre están acompañados de perros.
En 1996 el Congreso de Estados Unidos aprueba, y Clinton firma la ley de Reforma a la Inmigración Ilegal y el Acta de Responsabilidad del Inmigrante. Esta ley hace posibles deportaciones más rápidas, mientras que priva a los inmigrantes ya arrestados de protección legal efectiva. Para ellos, La Ley de Derechos y la Constitución de Estados Unidos no existe.
LOS MUERTOS
Las catorce personas que murieron durante la semana del 20 de mayo tenían edades entre los 16 y 35 años. Dos venían del Estado mexicano de Guerrero y los otros doce de Veracruz.
Eran parte de un grupo de 26 personas que intentaban llegar a La Yuma, de camino al estado sureño de Carolina del Norte, para trabajar en la agricultura y en las empacadoras de carne.
Raymundo Barrera, de 54 años, nacido en El Equimete, había estado en el norte una vez, cosechando verduras en Mississippi y trabajando en una fábrica de enlatados en Ohio. Esta vez, su hijo de 16 años fue con él para la "aventura", dice un vecino, en el velorio de padre e hijo. Mario Castillo, un trabajador agrícola de 25 años, salió con el grupo de 26. Ya había cruzado la frontera una vez, consiguió trabajo limpiando maquinarias agrícolas en Galena, Illinois, pero fue arrestado por la migra y fue deportado. Estaba de vuelta para tratar de hacer suficiente dinero para acabar de construir la casa para su esposa y sus dos niños. Su padre dice, "que terrible perder tu vida solamente por buscar un trabajo".
La última vez que hubo un número tan alto de muertos en la frontera, 13 muertos, ocurrió en 1980, cuando refugiados que escapaban de los escuadrones de la muerte de la dictadura militar en El Salvador, dictadura mantenida por Estados Unidos, perecieron en el desierto de Arizona. Ahora hay que romper un nuevo récord.
El grupo de inmigrantes mexicanos había sido abandonado en el horno del Valle de San Cristóbal por "guías", empleados de los coyotes, los traficantes de seres humanos que cobran miles de dólares por cruzar a los Estados Unidos. Al grupo le hacen cruzar la frontera en el Refugio Nacional de Vida Silvestre Cabeza Prieta y le dicen que la carretera está cercana.
En realidad tiene que realizar un viaje de 70 millas por una ruta que se llama "Paso del Diablo", y después de cinco días y de una caminata de 30 millas por terreno rocoso y sin vegetación, los viajeros quedan agotados —finalmente y fatalmente sin agua. Las temperaturas en el desierto llegan a los 130 grados Fahrenheit.
Muchos testigos dicen que cuando los encontraron, los muertos estaban arrugados y consumidos, prácticamente convertidos en momias por el calor. Algunos se habían quitado sus ropas antes de morir.
Incluyendo a este último grupo de inmigrantes, el número de muertos en el área de La Yuma llega a 54 desde el primero de enero de 1998. El año pasado más de 100 mil trabajadores indocumentados fueron arrestados por la migra en esa región de la frontera. Los doce sobrevivientes de este último viaje fatal están en proceso de deportación. Los cadáveres serían transportados a México en avión.
La militarización de la frontera de Operación Guardián ha incrementado significativamente los riegos de cruzar la frontera, lo ha hecho forzando a los inmigrantes sin documentos fuera de los caminos patrullados hacia zonas donde tienen que escalar montañas y cañones, y atravesar desiertos para entrar a los Estados Unidos.
Esto "no es un programa de interdicción", dice el profesor de leyes Niels Frezen de la Universidad del Sur de California en un artículo del Los Ángeles Times, "es una operación para encauzar... que fuerza a la gente, principalmente mexicanos, a su muerte".
Después del agotamiento por el calor, el ahogarse es la segunda causa de muerte. Muchos inmigrantes que cruzan la frontera por las escabrosas montañas de Otay y Tecate entre California y México, mueren por las inclemencias del clima. Es común descubrir en el invierno cadáveres congelados.
Las cifras de muertos varían. La Patrulla Fronteriza dice que desde el primero de enero de 1998, mil 191 inmigrantes han muerto, incluyendo a 367 en el año 2000. El periódico neoyorquino El Diario/La Prensa da una cifra de 400 muertos en el año 2000. Los mexicanos dicen que 419 de sus ciudadanos murieron en ese mismo periodo. Y, de acuerdo al Ministerio de Relaciones Exteriores de México, más de mil 600 hombres, mujeres y niños han muerto desde 1995. El New York Times menciona recientemente que "hay un promedio diario de dos muertos mexicanos en el desierto que nunca son noticia". En este caso no es el "desierto" como un medio ambiente natural la causa esas muertes, sino el puño duro del gobierno de Estados Unidos al implementar sus leyes. Para ser más preciso, como declara Rick Ufford Chase, director de Conexiones de la Frontera (Border Links) en Arizona, los trabajadores indocumentados enfrentan "una sentencia de muerte por venir a este país".
LA FRONTERA ESTADOUNIDENSE Y EL MURO DE BERLÍN
Con todo el moralismo retórico de la guerra fría con respecto al Muro de Berlín, la fatal muralla de 1952 millas erguida por Estados Unidos en la frontera con México, es un verdadero crimen en contra de la humanidad. El Muro de Berlín fue por años un pretexto fructífero para la propaganda imperialista en contra del "socialismo existente", hasta que las protestas populares derrumbaron la muralla en 1989. De acuerdo a la Enciclopedia Mundial de 1999, durante los 18 años de la existencia del muro, 170 personas murieron en el intento de "escapar", la mayoría de los disparos fueron de la policía. Dicho esto, se puede hacer dos preguntas a aquellos que, desde su posición privilegiada en Estados Unidos, sermonean al mundo sobre derechos humanos.
¿Cuántos miles más de inmigrantes latinoamericanos perecerán, literalmente tratando de llegar a la "tierra de los libres", antes de que Washington desmantele su versión más mortífera de la Muralla de Berlín?
¿Cuántas más tumbas se tendrán que cavar —la fruta amarga de la frontera militarizada, de las leyes de Estados Unidos y de la migra— antes de que acaben estas monstruosas violaciones a los derechos humanos?
REPUGNANCIA AMPLIA
El público siente repugnancia como resultado de las últimas víctimas en la frontera y se han realizado actos de solidaridad y de protesta. Jay Michaels, en Arizona, supervisor de un rancho, describió el "impacto" en los residentes del área por la muerte de los 14 mexicanos, y anuncia que él dejará en lugares remotos agua y comestibles para los inmigrantes. "Lo que se escucha a la gente decir es que ellos no eran inmigrantes ilegales, sino seres humanos", dice, "y tenemos que tratarlos de esa manera". En Bisbee, Arizona, la revista Times reporta que hay una "red de murmullos", la cual, utilizando "claves y mensajes", brinda información a los inmigrantes sobre áreas seguras donde pueden esconderse de la migra.
En Tucson, Arizona —en cuya vasta frontera la migra arrestó a más de 600 mil personas el año pasado— activistas apoyados por una iglesia de la localidad han creado Fronteras Humanitarias, y ellos tienen tanques de 65 galones de agua en el desierto para ayudar a los inmigrantes. El grupo también prevé rescatar y proteger a trabajadores indocumentados que se han perdido o han sido abandonados por sus "guías". Corren el riego de ser sancionados por el gobierno federal con multas de hasta $25 mil y condenas de prisión de hasta 10 años. Las actividades del grupo fueron publicadas por el periódico New York Times el 10 de junio, en una artículo en primera plana.
La extrema derecha denuncia estos simples actos de decencia humana, usando términos groseros, racistas, los cuales expresan la convicción del gobierno de que las fronteras de Estados Unidos son sagradas. La frontera debe ser resguardada a cualquier precio en contra de la "plaga" inmigrante. Cualquier relajamiento de controles migratorios tendría como resultado que más viajeros lleguen aquí sin percances, de acuerdo a Steve Johnson de la derechista Heritage Foundation, hablando para el New York Times. "Y detrás de ellos", advierte, "hay otros mexicanos y centroamericanos".
La principal demostración en contra del matadero en que la frontera de EEUU se ha convertido, es el flujo incesante de inmigrantes a pesar de las dificultades del viaje y la constante amenaza de ser victimados y reprimidos una vez en los Estados Unidos. En Los Ángeles, en junio, cerca de 100 trabajadores indocumentados —la gran mayoría de Honduras y El Salvador— fueron arrestados. La migra hizo una redada de las dos miserables "casas de desembarque", donde los coyotes esperaban su pago por parte de amigos y familiares.
Todos los días, la Patrulla Fronteriza arresta a más de 4 mil 600 personas a lo largo de la frontera entre EEUU y México e inmediatamente los deporta. Con parecida frecuencia, en alguna parte de los Estados Unidos, la migra realiza una redada de lugares de trabajo para intimidar aún más a los trabajadores indocumentados.
La administración Bush, para aparentar estar conmovida por la muerte de los 14 mexicanos en La Yuma, dio las condolencias al presidente mexicano Vicente Fox, por tan "horribles muertes". El Ministro de Justicia de Bush, John Ashcroft, el más alto oficial de policía de los Estados Unidos y máximo encargado de hacer cumplir la brutal política imperial fronteriza, demuestra una vez más que en Washington la cúspide del cinismo se reserva para ocasiones solemnes. Condena el tráfico de inmigrantes por "poner las ganancias antes de la gente"; como si las leyes y la policía de Washington fueran diseñadas para asegurarse de que los indocumentados tengan un buen viaje por el desierto infernal.
Si tales políticas reaccionarias no existieran, y la Patrulla Fronteriza y la migra para hacerlas cumplir, los coyotes desaparecerían mañana y el negocio de tráfico de seres humanos acabaría. Pero el tráfico de los indocumentados es un robo pequeño comparado con el gran robo que a diario realizan los empleadores en un sin número de ciudades por todos los Estados Unidos, ellos cosechan billones de dólares de los músculos, cerebro, sudor [y sangre] de los trabajadores inmigrantes. Bush y Ashcroft no son nada más que los representantes pagados de esta clase dominante, sanguijuela y "civilizada", que quiere regular la inmigración "ilegal" forzando a la gente a cruzar por pases peligrosos y con represión policíaca en la frontera, mientras acumula grandes ganancias por medio del trabajo de los trabajadores indocumentados que son vulnerables a deportaciones inmediatas una vez dentro de los Estados Unidos. El presidente de los Estados Unidos se compromete a buscar medidas "humanas" para resguardar las fronteras de EEUU.
"No entiendo que significa ese término", dice el investigador de inmigración Wayne Cornelius de la Universidad de California en San Diego. "Es imposible continuar con la actual estrategia sin incrementar el número de muertos".
INDIGNACIÓN DEL PUEBLO MEXICANO
La noticia de las muertes en La Yuma causa ira e indignación en todo México. Esto captura la atención de la prensa en español en Los Ángeles, la cual reportó directamente desde Veracruz, El Equimete y Azatlán. En artículos y entrevistas sale a relucir que la sombría muerte de las 14 personas no impedirá el masivo flujo hacia la frontera —se calcula que el año pasado 3 millones de personas intentaron cruzar la frontera. Pero la mayoría de los reportajes presentan a los inmigrantes como víctimas desafortunadas, no como seres humanos con determinación y con potencial de lucha. Su "difícil situación" se describe para evocar lástima.
A pesar de las noticias de las muertes en La Yuma, una joven madre se va de Apixita, una villa pequeña en Veracruz. A esta villa regresará un campesino de 28 años que fue uno de los sobrevivientes de la tragedia en el desierto de Arizona. La madre parte con dos acompañantes jóvenes hacia La Yuma. "No hubo nadie ni nada que le convenza quedarse", explica un amigo, "a pesar de que sabe que puede regresar muerta".
Este tipo de inmigración es producto de profundas crisis económicas. En los estados de Veracruz y Guerrero el desempleo llega al 40%. Se han cerrado escuelas. Campesinos indigentes pagan alquiler por tierra que no les pertenece. En áreas más remotas la situación es peor. En algunas ciudades más grandes, como Querétaro, más del 20% de la población vive hoy día en los Estados Unidos. En la villa de Tanque de Guadalupe, en Zacatecas, prácticamente todos los hombres jóvenes de más de 17 años de edad han inmigrado, reduciendo la población de 120 a 60 habitantes. Esta situación es muy común en las más empobrecidas zonas rurales de México.
De acuerdo a cifras del censo norteamericano del 2000, más de 9 millones de mexicanos, casi el 10% de la población de México, reside —con o sin documentos legales— al norte del Río Bravo.
Es un hecho que, en la actualidad, los residentes de Estados Unidos de origen latinoamericano constituyen la más numerosa "minoría", oficialmente 35.6 millones de personas. Es casi la población de Colombia y 100 mil habitantes más que la población negra de Estados Unidos. Alrededor de 56% de estos latinos son de origen mexicano. El número de latinos en los Estados Unidos se ha incrementado en 58% en la última década.
A medida que se intensifique el saqueo del Tercer Mundo, y particularmente de América Latina, por medio de la venta del patrimonio nacional para satisfacer el pago de intereses sobre deudas impagables, economías dependientes serán arruinadas aún más por el continuo robo.
El desempleo crónico aumentará como resultado de nuevas medidas de austeridad. Los campesinos continuarán siendo expulsados de la tierra, y todo esto estimulará más la inmigración.
Las llamadas medidas de emergencia nacional emprendidas en América Latina, como el "intercambio de la deuda" diseñada para posponer la fecha de pago de las inmensas deudas anteriores, no podrán suavizar la crisis. Walter Molano de BCP Securities, una firma de inversión capitalista en Greenwich, Connecticut, recientemente advirtió a los lectores de la sección financiera del periódico Los Ángeles Times sobre los peligros futuros para los inversionistas en América Latina. Él declaró que la región es "una verdadera bomba de tiempo".
Cada "reforma" propuesta por los llamados expertos del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional está llena de peligros para el imperio. "La economía mundial es una aeronave con dos motores apagados: Los Estados Unidos y Japón", dice Arturo Porzencanski en una entrevista en Los Ángeles Times, jefe económico sobre mercados emergentes para ABN Amor, un banco de inversiones en Nueva York. Lo que él no explica es qué pasa a una aeronave sin motores.
EL NUEVO PESO DE LOS INMIGRANTES
La economía de Estados Unidos y las pocas familias capitalistas que la dominan obtienen enormes ingresos del trabajo de los indocumentados. Los patrones les pagan menos de lo que la "ley" prescribe y les niegan sus derechos porque son "ilegales". De esta manera los inmigrantes indocumentados se convierten en un enorme ejército de reserva laboral, que son incorporados a la economía en los buenos tiempos y echados afuera durante las bajas económicas —y supuestamente siempre, más fáciles de ser explotados.
Pero, aún si el gobierno norteamericano quisiera cerrar su frontera con México, no lo puede hacer. La frontera es muy larga y porosa, y el río humano migratorio demasiado masivo y poderoso para detenerlo. De California a la ciudad de Nueva York, masas de trabajadores inmigrantes tienen ahora un peso decisivo en la industria básica como son la manufactura de ropa, textiles, empacación y procesamiento de carnes. Esto también ha atraído a cientos de miles de inmigrantes a ciudades industriales más pequeñas donde están localizados muchos mataderos, plantas procesadoras avícolas y fábricas para la construcción de muebles.
Las áreas donde se ha visto esta inmigración incluye los estados centrales como Minnesota y Iowa, y últimamente estados sureños como Arkansas, Georgia y Carolina del Norte. En estos estados, de acuerdo a la revista Newsweek, la población latina se ha incrementado entre 300 y 400 por ciento desde 1990.
Estas áreas, que anteriormente tenía una hegemonía cultural, racial y religiosa, ahora tienen periódicos en español, programas de radio, iglesias y organizaciones comunitarias. Imágenes de la Virgen de Guadalupe adornan mercados mexicanos. Restaurantes con nombres de estados mexicanos o provincias salvadoreñas sirven huevos rancheros, menudo y carne asada. En ciudades donde hace 10 años sólo un pequeño número de latinos las llamaban su hogar, en la actualidad, por ejemplo, la ciudad de Rupert en Idaho, tiene 35% de latinos; 24 % en St. James, Minnesota; 0% en Dalton, Georgia; 43% en Dodge City, Kansas y 20% en Rogers, Arkansas. Tanto las zonas rurales, los pueblos pequeños que forman parte del "interior" de los Estados Unidos, como los centros metropolitanos están siendo transformados permanentemente por este histórico proceso.
Son inmigrantes la mayoría de los trabajadores agrícolas de California, la más grande economía agrícola del mundo; son el sector más grande del actual boom en la industria de la construcción en el sur de California; en muchas ciudades de Estados Unidos, son el componente principal de las industrias de hoteles y restaurantes. Constituyen una sección crítica de la clase trabajadora de EE.UU, que en la actualidad es la más diversa, multinacional y multiétnica del mundo. Las ciudades norteamericanas, las zonas rurales, los lugares de trabajo, las escuelas, son de hecho, microcosmos del mundo.
En un editorial del 28 de mayo titulado "A Changing Nueva York" ["Un cambiante Nueva York"], el New York Times apunta que sin "el arribo de un millón de extranjeros la población de la ciudad hubiera disminuido, en vez de superar los 8 millones de habitantes".
Hoy día, el 40% de la población de la ciudad de Nueva York nació fuera de los Estados Unidos, la cifra más alta desde 1910. Entre 1990 y el 2000, la inmigración mexicana a la Gran Manzana triplicó su comunidad a más de 500 mil personas. Más de dos terceras partes de la ciudad de Nueva York es latina, negra y asiática, y sus programas de educación bilingüe tienen una multitud de idiomas para estudiantes desde América Latina al África, y de Rusia a la China.
En conjunto, casi uno de cada 10 residentes de Estados Unidos son inmigrantes. Este hecho "dramático", declara el New York Times, es lo que ha detenido, y "en muchos casos ha revertido el descenso de la población en las principales ciudades de Estados Unidos".
El aumento vertiginoso de inmigración de América Latina y Asia, más los incrementos en la población de las comunidades negra y chicana, convierte oficialmente a California en el año 2000, y a su población de 34 millones de habitantes, en un estado donde la mayoría es "minoría". Son latinos el 46% de los cerca de 4 millones de residentes de Los Ángeles, de acuerdo a cifras oficiales, que a menudo disminuyen el número de residentes indocumentados. El condado en Los Ángeles, con casi 11 millones de personas, incluye muchas ciudades en las que la mayoría de los residentes son mexicanos o salvadoreños. Esta curva demográfica continúa ascendiendo. De acuerdo al censo del 2000, más del 57% de los jóvenes menores de 18 años de edad son latinos en Los Ángeles.
Mientras tanto, el incremento de la inmigración asiática llegó al nivel de crecimiento de la población latina. Al menos tres ciudades en el condado de Los Ángeles tienen ahora mayoría asiática. Más de 400 mil coreanos viven en Los Ángeles y es la cifra más alta de habitantes fuera de la península coreana.
De acuerdo a una extensa investigación recientemente publicada por la Universidad de Harvard, el 20% de todos los estudiantes de escuelas públicas son inmigrantes. Por medio de la inmigración "estamos viendo la completa transformación de los Estados Unidos", dice Marcelo Suárez-Orozco, un profesor graduado de la Facultad de Educación de Harvard, "y por extensión las escuelas".
Este patrón se observa en todo el sur de California. Muchas áreas del condado de Orange, antiguamente segregadas y predominantemente de residentes blancos, que por largo tiempo han sido consideradas bastión conservador y de organizaciones de extrema derecha —incluyendo a grupos anti-inmigrantes— han visto su influencia declinar como resultado de la ola de inmigración latina y asiática.
Y a pocos minutos de la cada vez más latina ciudad de San Diego, está Tijuana, México, cuya población ha explosionado por la inmigración de centroamericanos y de las zonas centrales y sureñas de México. Muchos de estos nuevos tijuanenses son campesinos que han sido expulsados de sus tierras, o trabajadores desempleados de zonas rurales económicamente devastadas de México. Más de millón y medio de personas que viven en Tijuana, considerada actualmente como una de las ciudades más grandes de México y la segunda más grande de la costa occidental de América del Norte. Decenas de miles de sus trabajadores laboran en cientos de maquiladoras. Y cientos de miles de residentes de California y Baja California van y vienen entre Tijuana y los Estados Unidos cada semana por razones de trabajo, compras y recreación.
El rápido crecimiento del área metropolitana de 4 millones de habitantes entre Tijuana-San Diego, se está replicando a lo largo de la frontera. Las ciudades "gemelas" de México-Estados Unidos cuentan ahora con una población de 24 millones de habitantes. "Welcome to Amexica", es el "número especial" de la revista Times del 11 de junio, donde presenta un reporte extenso de cómo "estamos presenciando la desaparición de la frontera, creando un nuevo mundo para todos nosotros".
Aunque la desaparición de esta muralla militarizada sería una sorpresa para millones de trabajadores indocumentados —aquellos que logran entrar a los Estados Unidos, los que son arrestados y deportados, aquellos que velan por sus muertos que nunca regresarán o regresarán en ataúdes—, no hay duda que hay un cambio de dirección hacia el norte en la población de México. Este proceso acentúa las presiones prácticamente físicas sobre esta muralla de Washington, proporcionando nuevos batallones de inmigrantes que continuarán arriesgando sus vidas en el campo de batalla en que se ha convertido la frontera.
En este esfuerzo están consiguiendo el apoyo de legiones de aliados del pueblo trabajador, como son los sindicalistas, pequeños agricultores, rancheros, jóvenes y personas que defienden los derechos humanos. Todos ellos desafían cada vez más las políticas criminales del gobierno de Estados Unidos en contra de los inmigrantes.
El profundo cambio provocado por la inmigración está teniendo ramificaciones políticas de fondo.
Los trabajadores inmigrantes están en la vanguardia de las campañas por sindicalizar a los obreros y de las huelgas en los Estados Unidos, de las luchas en defensa de los derechos democráticos y en contra de la migra. El reconocimiento del papel principal que los trabajadores inmigrantes juegan en las campañas por la sindicalización, persuadió a la alta dirigencia de la AFL-CIO en el año 2000, a dar marcha atrás a su oposición a la "inmigración ilegal" y de hacer un llamamiento de amnistía general para 6 millones de trabajadores indocumentados en los Estados Unidos. La dirigencia de la AFL-CIO mantuvo esa posición por 15 años. Estos dirigentes sindicales, recién se están poniendo al tanto de la realidad.
Muchos de los indocumentados han dicho "¡Basta ya!" Y hace varios años atrás que empezaron a luchar. Así han logrado la solidaridad de millones de trabajadores, para quienes el mundo de los inmigrantes forma parte de América del Norte.
En algunos casos, cuando los trabajadores inmigrantes juegan un papel crucial en una huelga o en la lucha por la sindicalización —como el ocurrido el año pasado aquí en Los Ángeles con la lucha de Janitors for Justice— obtienen alguna protección contractual en contra de la migra.
El futuro del sindicalismo, el destino del movimiento laboral en los Estados Unidos, está inseparablemente ligado a la lucha por los derechos de los inmigrantes. Solamente el 13.5% de trabajadores que no laboran para el gobierno de Estados Unidos están actualmente en los sindicatos. Simultáneamente, la extrema derecha y los fascistas que se oponen a los sindicatos y a la unidad de la clase trabajadora, utilizan la xenofobia en contra de los inmigrantes y promueven la consiga de "América primero" para hacer de los "extranjeros ilegales" los chivos expiatorios de la crisis económica que enfrenta el pueblo trabajador. Para movilizarnos eficazmente en contra de nuestro mortal enemigo, los trabajadores "tenemos que defender los derechos de nuestras hermanas y hermanos sin papeles".
El trabajo de los inmigrantes no solo enriquece la vida política y cultural de la clase trabajadora, sino que ellos y sus familias traen las experiencias e historias de sus vidas, de sus luchas y de sus países y comparten estas vivencias con compañeros de trabajo, con sus hermanos y hermanas de los sindicatos, con sus vecinos y compañeros de escuela. Estas relaciones ofrecen una alternativa a la mente cerrada y nacionalista, al sentimiento de superioridad que la "cultura" del imperio trata de imponer en el pueblo trabajador norteamericano. Y esto abre nuevas perspectivas de solidaridad hacia los pueblos del mundo de una clase trabajadora norteamericana transformada.
Cuando a inicios de este año hubo varios terremotos que devastaron El Salvador, el desastre no fue algo "foráneo" para los trabajadores de mantenimiento de la aerolínea United en el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles. La noticia hace titulares en la prensa en español e inglés, ya que más de 500 mil salvadoreños residen en Los Ángeles. Inmigrantes de origen salvadoreño que trabajan para la aerolínea cuentan historias de cómo el desastre ha afectado a sus familiares y amigos. Una joven explica cómo sus padres escaparon de la muerte pero perdieron su casa en un derrumbe en Santa Tecla.
Otro joven salvadoreño, ayudado por algunos compañeros de trabajo, inició una recaudación de fondos para ayuda humanitaria, recolectando de los miembros del sindicato más de $1000 en 24 horas. Cuando hace la entrega del dinero en El Salvador se encuentra con dos médicos cubanos que están allí en misión internacionalista. Esto erosiona su antagonismo hacia el gobierno cubano. Posteriormente viaja a Cuba y cuando regresa, habla favorablemente de lo que vio en la isla con sus compañeros de trabajo en Los Ángeles. Dice que en El Salvador "todos tratan de estafarte con el dinero de la ayuda", en Cuba, explica a sus compañeros de trabajo, "me sentí completamente seguro, estaba completamente tranquilo".
El 17 de mayo, 450 sindicalistas regresaron a trabajar en la fábrica Hollander Home Fashions, cerca del centro de Los Ángeles, después de una huelga de 10 semanas. Casi todos los obreros son inmigrantes mexicanos y centroamericanos. Esto es un reflejo de la composición de los 140 mil obreros en la industria textil y de manufactura de ropa en Los Ángeles, la más grande de los Estados Unidos. Menos de mil de estos obreros están sindicalizados.
ELLOS FRACASAN
Los patrones se enfrentan a las experiencias que estos trabajadores han acumulado en luchas sociales y sindicales en América Latina. Saben que la solidaridad es una cuestión de supervivencia. Muchos huelguistas piden la solidaridad y el apoyo de otros sindicatos: trabajadores agrícolas, maestros, limpiadores de edificios, trabajadores de aerolíneas, etc. "Durante estos dos meses aprendimos a defendernos", dice María Meléndez, obrera en Hollander. "Estamos listos para la próxima lucha".
Los sindicalistas en Hollander siguen el ejemplo de la victoriosa lucha de miles de limpiadores de edificios en la huelga de Janitors for Justice en Los Ángeles. Algo del espíritu y de la fuerza de esa lucha captura la película Bread and Roses (Pan y Rosas) de Ken Loach. La campaña por sindicalización de los limpiadores de edificios empezó hace más de una década, cuando la ola de trabajadores inmigrantes se estableció en varias industrias aquí en Los Ángeles. Este proceso se convirtió en la base para organizar a los trabajadores en sindicatos en las plantas que fabrican metal, en la construcción, camiones y hoteles.
Martha Bonilla de 62 años, quien fue arrestada dos veces durante la huelga en Hollander, es una inmigrante guatemalteca, madre de 9 hijos y abuela de 20 nietos. Ella es un, "residente permanente" en los Estados Unidos y tiene una tarjeta de residencia. Ella fue seleccionada por la dirigencia sindical para participar, por medio de una beca que le fue ofrecida por la delegación de Los Ángeles, en el 18th Congreso de la Confederación de Trabajadores Cubanos. Es la primera vez que ella viaja a Cuba y se siente un poco nerviosa. "Desde niña escuché que Cuba era una dictadura", dice Bonilla.
Ella asistió al congreso, luego participó en la Marcha por la Dignidad Latinoamericana en las celebraciones del Primero de Mayo y habló en la Conferencia Internacional de Solidaridad Laboral. Fue entrevistada por el periódico Trabajadores y apareció en la televisión y la radio cubana. También visitó la fábrica de manufactura de ropa Antonio Maceo y conversó con obreros cubanos y sus dirigentes sindicales. La experiencia cubana le abrió los ojos.
Le conmovió "la manera que me trataron los cubanos desde que llegué al aeropuerto y por el resto de la visita", dice Bonilla. Cuando sus compañeros de trabajo le preguntan qué fue lo que más le impresionó de Cuba, describe la atmósfera en la fabrica de ropa que visitó y la charla con los obreros. "La forma en que los obreros están organizados es muy diferente a Hollander", aquí los patrones nos dicen lo que hay que hacer. En Cuba, "lo que vi fue que si a los trabajadores no les gusta lo que el director hace, lo pueden cambiar. Si el director no trata a los trabajadores con respeto, lo pueden cambiar. Allí los trabajadores son tratados con respeto".
Bonilla dice que la realidad en Cuba "es muy distinta" a la imagen que tenía de la isla antes de salir de Los Ángeles.
LA LUCHA CONTINÚA
El 6 de junio en San Antonio, Texas, una línea de piquete protesta frente a la Mansión del Norte, donde se lleva a cabo una reunión entre representantes del gobierno de México y Estados Unidos para hablar de "asuntos fronterizos" y de "seguridad de los inmigrantes". Los manifestantes ponen en la vereda 14 cruces cubiertas de flores. Un manifestante lleva una pancarta en español que dice "Alto a las muertes en la frontera! Basta de demagogia política y de soluciones baratas!"
En una reunión posterior en Tampico, México, la gobernadora de Arizona Jane Hull dice que el "problema de inmigración nos a afectado de una manera profunda no vista antes". ¿Cuán "afectados" estuvieron los representantes de EEUU? El periódico Los Angeles Times reportó que la reunión "careció de iniciativas provocativas" y que no se propusieron "propuestas específicas" para cambiar la política de inmigración.
El 7 de junio, la prensa reportó el hallazgo de una "persona de nacionalidad mexicana" en el condado de Dimmit, y el arresto por la migra de dos padres de familia con dos niños en sus hombros cuando intentaban atravesar a nado el "Río Grande".