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Latinoamérica

 
México-Cuba

Los costos del engaño
Marina Menéndez Quintero
La última vez que nos vimos, Peter Gellert sudaba copiosamente bajo los más de 40 grados de temperatura que esa tarde se registraban en Monterrey.
Junto a un grupo de compañeros del Movimiento de Solidaridad con Cuba, recién llegaba de la capital mexicana "al frente" de un cargamento de volantes y carteles contra la globalización neoliberal y de apoyo a la Isla que, algunas horas después, enarbolarían los cientos de manifestantes participantes en la marcha convocada por organizaciones no gubernamentales para expresar su inconformidad con el Consenso de la Conferencia sobre el Financiamiento al Desarrollo.
Un mes después, median hasta nuestro nuevo encuentro en La Habana algunos grados menos de calor "bonificados" por la mayor humedad ambiente de la capital cubana, y cuatro semanas de expectación y, luego, de continuas movilizaciones, a tenor de un engaño infligido al Congreso y, también, al pueblo de México.
Peter estaba también entre los cientos de representantes de ONGs y de periodistas —porque es un colega— que escucharon decir al canciller Jorge Castañeda aún sin concluir la Cumbre de Monterrey, y ante la pertinaz insistencia de la prensa, que "no había presiones" en los motivos de la fugaz presencia de Fidel en la cita.
Después vendrían otras declaraciones del mismo corte repetidas por el presidente Vicente Fox, hasta la Declaración Política formulada por el Jefe de Estado cubano.
La visión del reportero lleva a Peter directo al grano en bien de la objetividad.
"Creo que ha habido tres cambios en la situación mexicana a partir de ese hecho: a nivel de masas, el primer fenómeno que notamos después de Monterrey es que Cuba ha vuelto a ocupar un lugar importante como punto de referencia, entre una capa importante de líderes sociales y de la vanguardia política —fuerzas de izquierda y, en general, progresistas. Es decir, para todos aquellos que luchan por un mundo mejor.
"Pero, además, ha quedado claro para amplios sectores de la sociedad mexicana que no solo ha estado en juego la relación con Cuba sino, además, el futuro de la política exterior del país. A nivel de masas ha quedado claro que el gobierno mexicano miente. Miente al pueblo y miente al Congreso.
"Esta coyuntura ha tenido tanta explosividad porque, aparte del tema de Cuba como tal y de la política exterior de México, importantes de por sí, lo que se dirime ahora es hasta qué grado el Congreso es en México un órgano real, o si el Presidente hace lo que le plazca."
Peter Gellert, mexicano y corresponsal de Radio Habana Cuba en aquel país, es un poco más explícito y relata antecedentes.
Por ejemplo: ambas cámaras del Congreso votaron mociones por mayoría para que el gobierno de México no votara a favor de una resolución contra Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. Y, burlando el voto mayoritario del pueblo expresado en sus representantes electos, el gobierno hizo todo lo contrario.
"Lo último, la mentira más obvia, fue que el gobierno mexicano dijo que no hubo presiones en relación con la presencia de Fidel en Monterrey, y han sido desenmascarados como mentirosos.
"Muchos miembros del Congreso están muy molestos porque sienten que el ejecutivo está tratando de marginarlos de las decisiones. Y ese es otro aspecto que ha coincidido con los debate sobre Cuba, y le ha dado explosividad al asunto.
"El gobierno foxista está muy a la defensiva sobre ese tema por otra razón: durante su campaña electoral, nunca planteó ni implícita ni explícitamente que habría cambios en la política exterior mexicana. Por el contrario, propuso que el candidato de la izquierda, Cuauhtémoc Cárdenas, se retirara en su favor, asegurando que no había entre ellos diferencias políticas ni programáticas. Y la gente votó mayoritariamente por Fox como una actitud de protesta contra el hasta entonces gubernamental Partido Revolucionario Institucional, pero no a favor de una política reaccionaria como la que ahora muestra hacia el exterior, repudiada por casi todas las facciones en la Cámara, así como por distintas organizaciones políticas y sociales. Los partidos que representan la mayoría del electorado mexicano se han pronunciado en contra de la maniobra contra Cuba y Fidel.
Cada semana hay dos o tres manifestaciones de rechazo a eso, y no ha habido una sola manifestación a favor del Presidente mexicano.
"Y muchos se preguntan si un gobierno que dice preocuparse por los derechos humanos, está respetando el derecho de los mexicanos de decidir su propia política.
"El movimiento de solidaridad ha salido muy fortalecido de todo esto: se nos han sumado muchas organizaciones y sectores sociales. Hemos salido a las calles no solo en Ciudad de México sino también en Monterrey, Guadalajara, Oaxaca, Puebla, Guanajuato...
"Al final, la visita bilateral que realizó George W. Bush a México recién concluida la Cumbre de Monterrey, no ha significado nada. Fox apostó a que, sacrificando a Cuba, iba a lograr "algo" con EE.UU. Pero para Bush, México sigue siendo el patio trasero de Estados Unidos."