VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Latinoamérica

22 de abril del 2002

Diálogo con dos dirigentes de las FARC

«Seguimos apostando a una salida política y negociada»
Sergio Ferrari
El 20 de febrero pasado el gobierno colombiano decidió concluir el proceso de negociación iniciado tres años antes con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), principal organización político-militar del país que cuenta con varios miles de combatientes. A partir de entonces las acciones militares -que nunca se habían suspendido- recrudecieron en intensidad y el país sudamericano parece ahogarse más que nunca en una confrontación , sin solución cercana, a pesar que la guerrilla sigue insistiendo en la negociación como intrumento político estratégico e irrenunciable.

Desde fines de febrero la coyuntura colombiana está marcada por una fuerte campaña político- ideológica del gobierno de Andrés Pastrana -sostenida por el discurso antiterrorista global de la administración Bush- que intenta desligitimar, más que nunca, a toda la oposición, sea ésta armada, social, sindical o cívica. Así lo enfatizan iniciando esta entrevista exclusiva, Lucas Gualdrón y Juan Antonio Rojas, ambos dirigentes de las FARC y miembros de su Comisión Internacional, quienes realizan una gira europea de información .
¿Una guerra «perpetua»?
Casi imposible imaginar a este país de 1 millón 140 mil kilómetros cuadrados, uno de los más ricos del continente latinoamericano, con riquezas naturales y potencialidades ilimitadas, sumergido desde hace más de 50 años en lo que aparece como una «guerra perpetua». ¿No hay ninguna posibilidad de acabar con el conflicto?, preguntamos.
Hay dos factores claves que explican el enfrentamiento. En primer lugar, «las abundantes riquezas naturales, sean oro, plata, platino, petróleo así como la misma Amazonía -una verdadera reserva incomparable de agua dulce- convierten al país en un centro de interés muy grande por parte del imperio». En 25 años el verdadero poder planetario va a pasar por el control de las reservas de agua -tan importante o más que el petróleo-, precisa Rojas El otro elemento, la existencia de un desarrollado movimiento popular que plantea como irrenunciable la soberanía de la nación colombiana y la conquista de una paz con justicia social y democracia, tal como hoy lo reivindica el Polo Demnocrático que algutina a numerosos sectores sociales y cívicos.
«Asistimos a una contradicción muy de fondo y muy histórica. Ese choque entre el poder dominante y la oposición en todas sus formas es un punto toral y explica que en la historia reciente haya habido momentos de avance hacia acuerdos y otros momentos de retroceso, como ahora», puntualiza el portavoz de las FARC
La crisis de la negociación
A pesar de la importancia geo-política de Colombia, esa razón no parece explicar todo, especialmente la ruptura del proceso negociador que duró casi 1000 días, señalamos. La ruptura de la negociación fue una decisión del Gobierno y no nuestra, explica Rojas. Ellos eran incapaces de cumplir con lo mínimo pre-acordado.
El 6 de mayo de 1999 los representantes del Gobierno y los de la FARC aprobaron con su firma una «Agenda Común por el Cambio hacia una nueva Colombia» que regiría el debate. En esa agenda había puntos claves como el que establece la «revisión del modelo de desarrollo económico», que para nosotros, consiste en la revisión a fondo del modelo neo-liberal vigente...Nada de ello se hizo ni se aplicó, a pesar de la gravedad de la situación económico- social y de que 30 millones de colombianoas están bajo la línea de la pobreza, sentencia el portavoz de la guerrilla. Más aún, puntualiza, «propusimos sin ninguna respuesta, que mientras durara la negociación el gobierno asignara del presupuesto del Plan Colombia (teóricamente presentado como un Plan para la paz), un subsidio mensual de 100 dólares para cada jefe de familia desocupado... ¡Nada! Los gobernantes sordos, la miseria que se profundiza y la represión como única respuesta. «Más aún, en todo este período, mientras en la zona desmilitarizada de San Vicente del Caguán -de 42 mil kilómetros cuadrados- intentábamos avanzar hacia una salida negociada, en el resto del país, la guerra no paró y la represión del gobierno, ejército y paramilitares, nunca se frenó», puntualiza.
Sólo basta observar algunas cifras para comprender la dimensión de esta represión, explica por su parte Lucas Gualdrón: en el 2001 más de 200 dirigentes sindicales y populares fueron asesinados; 1280 , por su parte, fueron desaparecidos -¡casi cuatro por día!-; en lo que va del 2002, 45 dirigentes sindicales han sido ya muertos... A pesar del compromiso gubernamental , inscrito en la Agenda común desde hace tres años, de «despenalizar la protesta social y consensuar mecanismos de participación ciudadana» «¿Qué tipo de paz receta el Gobierno? ¿Qué proyecto de salida política intentan imponernos?», se pregunta el militante de las FARC, quien admite que al momento de la ruptura de las conversaciones, se tenía que empezar a materializar en la mesa las propuestas hechas por la guerrilla y la población en el transcurso de 26 audiencias públicas y «el gobierno no quería, seriamente, discutir los temas de fondo, es decir la revisión del modelo económico ; la reversión de la pobreza-polarización social de una gran parte de nuestros conciudadanos y la necesaria redistribución de la riqueza en nuestro país, aspecto inseparable de cualquier solución real a largo plazo»
¿Existe sin embargo una suerte de co-responsabilidad de la guerrilla en esta espiral de violencia, tal como lo presentan las autoridades? , preguntamos. «Los hechos y las cifras hablan por sí mismo», sentencia Gualdrón. En el último año los organismos de derechos humanos contabilizan 20 muertes políticas diarias, de las cuales sólo 5 se dan en el marco de enfrentamientos...¡Los otros son asesinatos atroces, con una responsabilidad única y unilateral de parte del poder y los paramilitares!». Sin olvidar que a pesar que el Gobierno en la Agenda firmada en mayo del 99 se conprometía a combatir los paramilitares, éstos han aumentado desde entonces hasta ahora de 3 mil efectivos a más de 8 mil. Y hablan en el futuro próximo de llegar a 15 mil...
¿Un nuevo Afganistán en Latinoamérica?
Sólo dos horas después del momento en que el ejecutivo colombiano anunció la ruptura de negociaciones con las FARC se inició uno de los operativos militares oficiales más violentos de nuestra historia reciente: más de 180 ataques áreos contra diferentes puntos de lo que era la zona de despeje en el Caguán, explica Gualdrón.
Es evidente que ellos tenían todo previsto para cambiar rápidamente de lo político a lo militar, de clausurar definitivamente la negociación y de intentar nuestra destrucción, afirma. A pesar de esa ofensiva, indica Juan Antonio Rojas, ni uno solo de los militantes de nuestra organización fue siquiera herido. «Eso habla de nuestra capacidad y de nuestra lógica política militar de base. No somos un poder de posiciones fijas, somos un ejército con una estrategia de guerra de guerrillas en movimiento»
«Ante el fracaso, entonces se lanzaron de inmediado a destruir carreteras y puentes. Paradójicamente, lo que el Estado no había construido en 100 años de inoperancia y lo que la guerrilla había construído con tanto esfuerzo popular, el ejército lo destruyó en cuatro horas de bombardeos, con un desprecio total hacia la gente y sus necesidades sociales», subraya Rojas.
Análisis-respuesta al interrogante de base: ¿Dada la coyuntura internacional particular que se abrió luego del 11 de setiembre y teniendo en cuenta que los Estados Unidos consideran a las FARC como «organización terrorista», no temen una eventual intervención americana a Colombia al mejor estilo de Afganistán? Hay que recordar, precisa Rojas, «que los Estados Unidos nos incluyeron en sus listas de *organizaciones terrorista* ya en 1997, cuando se dieron cuenta de nuestra inserción, de nuestro poder efectivo, de nuestra determinación para defender un proyecto serio de nación» Eso significa, insiste el portavoz de las FARC, que no pensamos que se pueda dar una estrategia como en Afganistán. ¿Dónde nos van a atacar?
¿Cómo nos van a golpear si estamos dispersos en la selva?...El desierto de allá no es nuestra selva con miles de kilómetros de superficie naturalmente protegida... El fracaso total del operativo que lanzaron el 20 de febrero es un ejemplo palpable de las limitaciones que cualquier operación militar clásica puede tener en nuestro país.
«Hay que recordar que durante el período de negociaciones y a pesar de tener nuestro territorio de 42 mil kilómetros cuadrados, nunca nuestros compañeros vivían en las ciudades o poblados sino en los campamentos. Decisión no sólo preventiva hacia nuestras fuerzas sino también una forma de evitar que en caso de un ataque, éste pudiera producir víctimas a la población civil de esa zona».
La guerrilla y su proyecto de Nación
Poco se conoce en el exterior del proyecto nacional del cual ustedes han hablado anteriormente, subrayamos entrando en la fase final de este intenso diálogo sin censuras ni auto-censuras. «Ese desconocimiento es uno de los problemas de fondo que enfrentamos.
Muchos no saben que ya en abril de 1993 las FARC habían presentado un *Plataforma para un gobierno pluralista de Reconstrucción y Reconciliación Nacional* que sigue vigente y nos critican, erróneamente, de que no tenemos ninguna alternativa seria a proponer» enfatiza Juan Antonio Rojas. Allí invitamos a todos los colombianos que anhelan una patria amable, en desarrollo y en paz a trabajar por la conformacion de un gobierno nacional pluralista, patriótico y democrático que asegure una solución política al conflicto histórico que vive nuestro país. Ese proyecto de diez puntos define un modelo amplio de nación, con participación popular, con un desarrollo y modernización económicas con justicia social; con un 50 % del presupuesto dirigido a los social y un 10 % detinado a la investigación científica.
Pregonamos por una política agraria que democratice el crédito, la asistencia técnica y el mercadeo; concebimos una política impositiva proporcional a las riquezas; defendemos el concepto de autosuficiencia alimentaria . Y se convierte, en nuestro programa, casi en una obsesión, el estímulo permanente a la producción sea ésta pequeña, mediana o gran industria privada, a la autogestión , la microempresa y a la economía solidaria... Sin subestimar, agrega Rojas, la visión bolivariana de la doctrina militar - con un ejército dedicado a proteger las fronteras-; nuestra idea de una policía nacional dependiente de las autoridades civiles - Ministerio del Interior-; la idea de una intensa participación democrática nacional, regional y municipal y una visión internacional amplia basada en la autodeterminación de los pueblos y del mutuo beneficio.
¿Cómo imaginar el acceso o promoción de un Gobierno de este tipo si ustedes están ahora, nuevamente, en la selva, sin canales oficiales abiertos con las instituciones nacionales y ante una población cansada por tantos años de guerra? «Seguimos convencidos que la negociación es un medio clave para una solución estratégica en pro de una paz duradera. Pero si no hay negociación no nos quedamos con los brazos cruzados. Continuamos propiciando la organización desde abajo, popular y social y tratamos de crecer para la toma del poder», explica Rojas. Quien agrega que , en cuanto al cansancio de la población ante la guerra, «es una realidad... aunque el Estado no está dejando otra posibilidad que la confrontación. Y la historia lo demuestra con las repetidas experiencias de negociación , de desarme, e incluso de intento de participación política legal que se han dado en los últimos años. Vale sólo recordar como ejemplo la Unión Patriótica, formación legal creada para la disputa política y que perdió en pocos tiempo casi 5 mil de sus dirigentes y militantes que fueron asesinados por el poder. Si es verdad que los pueblos se cansan de la guerra no es menos cierto que el poder colombiano no da tregua para descansar con justicia y equidad».