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Latinoamérica

La brigada antiexplosivos que resultó prosecuestros

Una espectacular acción de las FARC en Cali derivó ayer en la captura de 12 parlamentarios locales, dentro de la nueva ofensiva de la guerrilla colombiana en las ciudades. Los insurgentes se disfrazaron de técnicos antiexplosivos.
Dos policías salen de la Asamblea Legislativa de Cali poco después de los secuestros.
La imagen fue cinematográfica: unos rebeldes disfrazados de "técnicos antiexplosivos" hicieron una estruendosa aparición en la sesión de la Asamblea Legislativa en la ciudad de Cali, balearon a un policía y se llevaron secuestrados a 12 diputados y a otras cuatro personas –que luego liberaron–. Los políticos fueron trasladados a una región montañosa próxima a Cali y horas más tarde, uno de ellos, Juan Carlos Narváez, el presidente de la Asamblea, habló por teléfono celular a las radioemisoras confirmando que sus captores pertenecían a un bloque urbano de la guerrilla de las FARC. Narváez pidió que no fueran a rescatarlos por temor a que sus vidas corrieran peligro. Un policía que custodiaba el recinto parlamentario fue tiroteado por el comando, y luego murió. Estos hechos vienen dos días después de una seguidilla de atentados que desplegaron las FARC en Bogotá y zonas aledañas.
Un comando de las FARC irrumpió en la Asamblea Legislativa del departamento del Valle del Cauca, en la ciudad colombiana de Cali, tras hacer explotar un petardo y tirotear a un policía –que luego murió– y se llevó consigo a un número de diputados de quienes en principio se dijo que habrían sido seis hasta que Narváez –que leyó un comunicado que se transmitió por las radios– estableció la cifra en el doble. Según contó el director general de la policía Luis Ernesto Gilibert, los hombres estaban "muy bien uniformados" como técnicos antiexplosivos e hicieron creer a los diputados que eran miembros del ejército que buscaban evacuarlos del lugar. "A algunas personas que estaban dentro del recinto las embarcaron dentro de unos buses que se encontraban en la salida con el pretexto de que había unas bombas", dijo Gilibert, quien señaló que los asaltantes de la sede legislativa llevaban inclusive perros, lo que hacía más creíble sus personajes.
Uno de los empleados de la Asamblea, Jaime Isaza, que estaba en el recinto en el momento del hecho, señaló que "nos encontrábamos en el segundo piso de la Asamblea Departamental. En ese momento dieron la orden de evacuar el edificio por la posibilidad de bombas dentro del edificio. Salimos y vimos cuando los señores con prendas militares del ejército a través de un megáfono solicitaban a los diputados que por seguridad abordaran un autobús blanco que los estaba frente al edificio". Narváez, al leer el comunicado guerrillero por radio, enunció que "el acto lo llevó a cabo un bloque urbano, un frente móvil y el 30º frente (...). Existe el compromiso público regional, nacional e internacional de las FARC de respetar la vida y la integridad de los privados de la libertad".
La situación generó un enorme desconcierto en el centro de Cali, la tercera en importancia de las ciudades colombianas, que ha tenido dos antecedentes de secuestros por parte de los guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional (ELN), debido a que, como dijo a Página/12 el analista colombiano Armando Borrero, "Cali es una región que favorece los secuestros por su geografía, por lo montañosa y empinada". Y respecto a este secuestro señaló que "las FARC copiaron el modus operandi del ELN".
El presidente de Colombia, Andrés Pastrana, que se encontraba en el aeropuerto de Bogotá para viajar a San José de Costa Rica para asistir a la Cumbre del Grupo de Río, aplazó durante unas horas su viaje apenas se enteró de la noticia, y se reunió con la cúpula militar. El ejército y la policía iniciaron una persecución por tierra y aire en la zona montañosa adyacente a Cali en busca de liberar a los secuestrados. En ese operativo fueron liberados cuatro empleados administrativos de la Asamblea, entre quienes se encontraban dos mujeres.
El nuevo secuestro masivo se produce en medio de una escalada de la guerra de las FARC en las ciudades de cara a las elecciones presidenciales de mayo, donde el favorito para ganar es Alvaro Uribe Vélez, que ha hecho de su firme postura antiguerrilla la única base de su proyección en las encuestas. El ascenso de Uribe viene tras el fracaso de tres años de proceso de paz con las FARC. La guerrilla de las FARC, la mayor y mejor armada del continente, ha dicho que va a sabotear el proceso electoral. Almismo tiempo, las FARC han centrado su acción urbana en la puesta de coches bomba y en la destrucción de infraestructuras. El secuestro de políticos forma parte otro renglón de actividades de los insurgentes, que en marzo secuestraron a la candidata presidencial independiente Ingrid Betancourt. El objetivo es canjear a los políticos por presos de las FARC, lo que Pastrana se ha negado a hacer –y seguramente será rechazado aún más vehementemente por Uribe.
Cali ha sido objeto de espectaculares secuestros masivos en el curso de los últimos dos años. El ELN, segunda guerrilla del país, con 4000 efectivos, secuestró en mayo de 1999 a unos 150 feligreses que asistían a una misa en un templo católico. aunque los liberó en los meses siguientes. Los rebeldes también capturaron en setiembre de 2000 a 53 personas que departían en restaurantes de un sector ubicado en las afueras de Cali, aunque también los liberó después. Pero, tratándose de ejemplares de la clase política –altamente apreciados por su valor de cambio– puede preverse que esta vez el encierro va para largo.