VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Latinoamérica

Lavagna marca equilibrio entre las políticas exigidas por el FMI y la crisis social

Desde el lunes levantarán sin restricciones el feriado bancario y cambiario en Argentina
La solución únicamente en términos de ajuste no es el camino, dice el nuevo ministro
STELLA CALLONI CORRESPONSAL

Buenos Aires, 27 de abril. El nuevo ministro de Economía, Roberto Lavagna, quien fue juramentado esta mañana en su cargo, resolvió el levantamiento sin restricciones del feriado bancario y cambiario para el próximo lunes, y marcó una línea de equilibrio entre las políticas exigidas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y las realidades del momento crítico que vive el país en lo social. Rechazó, además, que las provincias sean las causantes del déficit fiscal.
El nuevo ministro afirmó que la solución de la crisis argentina pensada sólo en términos de ajuste no es el camino en momentos en que la situación social es muy grave. La política económica que diseña Lavagna tendría un fuerte sustento en lo social, a la vez que trata de lograr una salida del llamado corralito bancario en otros términos que promovía el ministro saliente Jorge Remes Lenicov, es decir, la devolución de los fondos de los ahorristas que involucre tanto al sector público como a la banca privada.

Asimismo, se estudia lo referente al llamado Coeficiente de Indexación (CER).
Tras la juramentación, Lavagna y el presidente Eduardo Duhalde se reunieron con el gabinete, los gobernadores y bloques de diputados del gobernante justicialismo y de la Unión Cívica Radical (UCR) en la residencia presidencial, mientras se congregaba ante el recinto una multitud que con el ruido de cacerolas advertía al nuevo ministro no olvidar sus demandas.
El jefe de gabinete, Jorge Capitanich, anunció que Duhalde pidió a Lavagna definir una política cambiaria que tienda a la estabilidad y que el ministro se dijo dispuesto a lograr el equilibrio entre las condiciones para la ayuda que exigen los organismos internacionales de crédito y la solución de los problemas del país. Lavagna, dijo Capitanich, enfatizó que el consenso político logrado en estos días con los gobiernos de las provincias da mayor solidez para que los mercados funcionen normalmente..
Dicho acuerdo ha sido criticado por analistas que señalan que es "más de lo mismo", pero Duhalde afirma que esto da estabilidad a su administración y evita el riesgo de tener que llamar a elecciones anticipadas.
El programa de Lavagna se inclinaría por una fórmula que permita entregar a los depositantes de plazo fijo algún tipo de bono estatal dolarizado con 20 por ciento a cargo de los bancos en efectivo, o entregando un bono con garantía, o bien, que los bancos privados puedan crear fideicomisos para liberar los fondos de ahorristas, con garantías del sector público.
También propondría debate y votación sobre las leyes de quiebra y subversión económica mediante lo cual el Fondo Monetario Internacional (FMI) impone sus puntos de vista sobre la justicia argentina, intentado evitar el juicio a banqueros y funcionarios involucrados en la fuga ilegal de millones de dólares del país.
En suma, no hay aún anuncios definitivos y todo indica que Lavagna trata de no crear expectativas que no podría cumplir, aunque también envió el mensaje a las entidades financieras de que asuman su responsabilidad en la actual situación.
Fue también significativo que el nuevo ministro dijera que el déficit fiscal no es atribuible a las provincias, sino a la convertibilidad que fue alentada por el FMI.
El ministro promete reconstruir la producción nacional, entre otras medidas. Pero el énfasis en lo social resulta fundamental ante la situación interna que estos días ha bordeado el gran estallido y cuando la alerta roja está marcando la situación en varias provincias del castigado noroeste como San Juan, Jujuy, Salta, Tucumán y otras.
Y ahora que la Corte Suprema acaba de avalar la decisión presidencial de detener la devolución de fondos por recursos de amparo, que ahondaron la crisis, se investiga otra corriente de corrupción, ya que los fondos retirados gracias a los amparos fueron precisamente los de los grandes ahorristas, y ningún ciudadano común se benefició de la medida.
Lavagna deberá arreglárselas para que el ahora reticente FMI deje de insistir en exigir el equilibrio de un presupuesto en el marco de la más aguda recesión económica de todos los tiempos. Duhalde tuvo una oportunidad única cuando ya toda la sociedad y muchos funcionarios entendían que desde Washington mismo se decía que FMI no iba a mandar ninguna ayuda a este país, a pesar de que es responsable en alto grado de la crisis.
Como ejemplo de la situación, ayer mismo el embajador argentino en Washington, Diego Guelar, estimó que el desempleo en Argentina alcanzó ya a 25 por ciento de la población, por lo que pidió una amnistía temporal para los miles de argentinos que llegaron a Estados Unidos en el último año y que están a punto de ser deportados.
En declaraciones al diario Página/12, Guelar sostiene: "No podemos repatriar a nuestros ciudadanos dándoles condiciones dignas de vida, que incluyen la posibilidad de un trabajo, en un país que tiene el 40 por ciento de su población viviendo bajo la línea de pobreza. Estamos hablando de la crisis más grave de la historia argentina. Uno podría llamar a esto una petición extrema", dijo el diplomático en su demanda. Incluso mencionó que el tema de la migración podría ya ser parte de la agenda bilateral entre Argentina y Estados Unidos.