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Latinoamérica

Hambre y empleo precario no dan tregua a bolivianas en su día

La Paz, 8 de marzo (PL).-
Trabajadores - Cuba

Homenajes diversos y medio día libre por el Día Internacional de la Mujer contrastan hoy con el hambre y la precariedad laboral, entre otros males, que afectan a las bolivianas a diario.
En muchos centros de trabajo se celebraron homenajes a las compañeras y el Ministerio de Trabajo dispuso que solo laboren hasta el melodía, mientras los medios de comunicación dedican amplios espacios a la jornada.
También hay actos culturales y jornadas de análisis y reflexión sobre la dura situación de las mujeres, pese a importantes avances en materia de legislación a favor de la equidad.
El Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario(CEDLA) recordó la dura realidad que poco tiene que ver con flores y poemas, según la cual el 47 por ciento de las mujeres trabajan en condiciones precarias e inadecuadas.
Ese importante porcentaje sufre incertidumbre en el empleo, bajos salarios o falta de acceso a prestaciones como la seguridad social y la salud.
Además, las mujeres reciben un salario promedio menor en un 12 por ciento al de los varones, en similares tareas, diferencia que marca una reducción de la brecha, pero a costa solamente del deterioro del ingreso de los varones, según CEDLA.
Son mujeres quienes se dedican a los empleos menos cotizados y peor pagados y, en general, ellas sufren mas las consecuencias del modelo económico neoliberal vigente en Bolivia, añade el estudio especializado.
A su difícil situación, las trabajadoras suman la doble labor que deben desarrollar como amas de casa, en su condición de madres.
En en plano alimentario, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) no duda en afirmar que "el hambre tiene rostro de mujer".
Ese organismo certifica que mas de la cuarta parte de las mujeres embarazadas en Bolivia tienen bajo peso, son anémicas y están, por lo tanto, en riesgo de transmitirle al nuevo ser su desnutrición.
Agrega que, si bien el hambre y la desnutrición son manifestaciones de la indigencia, la mayor prevalencia se da entre las mujeres, como consecuencia de la llamada feminización de la pobreza.
Otros indicadores oficiales establecen que la mujer tiene menor nivel de educación del hombre.
A esos males se suma el de la discriminación de genero, el sexismo y otras formas de relegamiento contra las bolivianas.
Dedica ONU el 8 de marzo a las mujeres afganas
Naciones Unidas, 8 de marzo (PL) Las Naciones Unidas dedican hoy el Día Internacional de la Mujer a las afganas, de las que dicen que su mayor problema no radica en la imposición del velo sino en la prohibición de trabajar y recibir educación.
La celebración de la jornada coincide con un nuevo periodo de sesiones de la Comisión de la ONU sobre el estatuto jurídico y social de la mujer, que esta vez puso un especial acento en las afganas, al igual que en las palestinas, bajo severas presiones y agresiones.
Estadísticas divulgadas aquí señalan que la mortalidad materna en Afganistán es la segunda más alta del mundo con 15 mil fallecimientos anuales relacionados con el embarazo y la tasa de mortalidad infantil es de 165 por cada mil menores de cinco años de edad.
Solo alrededor del 15 por ciento de los partos están atendidos por personal de salud capacitado y más del 90 por ciento de los nacimientos tienen lugar en el hogar, en tanto que de los 15 mil afganos que mueren al año de tuberculosis, el 64 por ciento son mujeres.
El desaparecido régimen talibán decretó el uso obligatorio de la "burqa", el manto que cubre el cuerpo femenino de la cabeza a los pies, limitó la libertad de movimiento, prohibió a las adultas trabajar y a las niñas asistir a las escuelas.
Apenas el cinco por ciento de ellas saben leer y escribir y nada más que un tres por ciento de las muchachas recibió alguna forma de educación primaria en los últimos 10 años transcurridos.
Un informe de la ONU afirma que la guerra y la militarización de la sociedad afgana condujo a un aumento del número de raptos de niñas y mujeres por combatientes talibanes, pero también después de su régimen, muchas fueron víctimas de represalias por parte de las fuerzas contrarias cuando se apoderaron de Kabul.
Durante las conversaciones de Bonn, Alemania, en diciembre, para formar un gobierno transitorio, las Naciones Unidas alentaron a las partes en negociación a que incorporaran féminas en las delegaciones.
La actual autoridad afgana creo un Ministerio de Asuntos de la Mujer a cargo de Sima Samar, un médico, a la vez que se reabrían las puertas de las escuelas a las niñas y adultas que procuraban regresar a sus anteriores empleos.
El Fondo de las Naciones Unidas para la mujer (UNIFEM) se ocupa de fomentar en condiciones extremadamente difíciles la incorporación femenina a la vida social afgana, cuando la guerra y la inseguridad en su país están bien lejos de haberse terminado.
En un extenso paquete de recomendaciones considerados aquí se aboga por lograr que ellas estén bien representadas en la Asamblea legislativa tradicional (Loya Jirga) próxima a elegirse, que se les tengan en cuenta en los empleos y se desarrollen sus capacidades.