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Latinoamérica

EL COSTO DE UNA AVENTURA

VOZ -COLOMBIA


Mayor endeudamiento externo para costear la Guerra pastranista. El Gobierno busca 4.8 billones de pesos adicionales para la guerra
En definitiva la ruptura del proceso de paz con las FARC-EP y la posterior declaratoria de guerra del Gobierno Nacional, apoyada por los dos partidos tradicionales y el Establecimiento en general, dejará en ruinas al país. El próximo Presidente de la República lo recibirá descuadernado no sólo por efecto de la crisis política, económica y social a consecuencia del desastroso gobierno de Pastrana, sino también porque para sostener la aventura guerrerista se incrementará el déficit fiscal y el endeudamiento externo.
Según los cálculos de los agentes de la guerra, serán necesarios unos 4.8 billones de pesos adicionales, que se conseguirán fundamentalmente a través del endeudamiento externo, precisamente en momentos que se han encendido las alarmas por el disparo de la deuda pública y privada que rompió la barrera de los 40 millardos de dólares. Además, se crearán nuevos impuestos para la guerra. La revista Dinero del mes de marzo estima que cada colombiano deberá aportar $160.000 para enfrentar el conflicto.
Desde Washington, el embajador Luis Alberto Moreno dijo que es necesario que los colombianos se metan la mano al bolsillo, porque sólo así se podrá estimular a los norteamericanos para que den más ayuda para ganar la guerra. En Estados Unidos, la Cámara de Representantes se manifestó dispuesta a respaldar cualquier petición en este sentido del gobierno de Bush, aunque en el Senado no existe la misma disposición debido a los temores de que la guerra implique más violación de los derechos humanos. Para varios senadores estadounidenses los militares colombianos están comprometidos hasta los tuétanos con los grupos paramilitares.
El desborde del gasto militar, en una economía que mostró un déficit fiscal de -3.8 por ciento del PIB el año pasado, pone en alto riesgo los compromisos del Gobierno con el Fondo Monetario Internacional. Para ello, advirtió el ministro de Hacienda, Juan Manuel Santos, serán necesarios nuevos ajustes y sobre todo limitar la inversión social. No habrá reparos a las exigencias de la cúpula militar. Si es necesario, dijo Santos, se acudirá a la declaratoria de la emergencia económica.
Con esta demencial aventura guerrerista el país va al colapso. En definitiva el gobierno de Pastrana renunció a la posibilidad de la solución política negociada del conflicto en favor de una guerra que sólo favorece a los que se lucran de ella, en primer lugar el complejo militar-industrial y los militaristas.
En momentos que se aumenta la pobreza, el desempleo, se cierran hospitales y centros educativos, el gobierno colombiano está contratando la adquisición de nuevos y costosos aviones y helicópteros, a la vez incrementa el pie de fuerza con más soldados profesionales.
La justificación pastranista no deja de ser ridícula. Le achaca a la violencia de la insurgencia todos los males del país. Incluyendo el desempleo, la crisis agraria y la quiebra de la salud y la educación, tragedias que provienen de tiempo atrás y son consecuencia del modelo de apertura neoliberal del cual han sido cómplices las bancadas liberal y conservadora en el Congreso de la República. Álvaro Uribe Vélez fue uno de los principales gestores de esta ofensiva del gran capital transnacional y financiero, como que actuó de ponente de varios de estos proyectos lesivos a los intereses populares. En el Congreso de la República hacen curso otros de ellos, como el de pensiones y de mayores restricciones a la legislación laboral y los derechos de los trabajadores, con el respaldo de parlamentarios serpatizantes, de Uribe Vélez y Noemí Sanín. Los intereses de clase los une en contra del pueblo colombiano.
Ante esta ofensiva guerrerista, que lesiona a los trabajadores y a los sectores populares, el camino es fortalecer la unidad, respaldar el Frente Social y Político y la candidaturav de "Lucho" Garzón, participar en las jornadas de protesta convocadas por la CUT y estar presente en el Congreso por la Paz, que se realizará en el mes de mayo próximo