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El caso de Chile
Neoliberalismo a "lo
Barros Luco"
¿Por qué América Latina tiene la peor distribución de
la riqueza en el mundo? Esa fue la inquietante pregunta que sirvió
de marco a una de las conferencias que dio en Chile Gabriel Palma, economista
de 54 años y único connacional que ha llegado a ejercer como
catedrático en la Facultad de Economía de la Universidad de
Cambridge, cuna de esta ciencia social. Su trayectoria es poco conocida en
nuestro país. Sin embargo, siendo muy joven, desempeñó
un importante papel en la Unidad Popular. Luego de titularse en la Universidad
Católica y de hacer un doctorado en economía y ciencias políticas
en Oxford, Gabriel Palma asumió como director del mineral de Chuquicamata
durante el proceso de nacionalización del cobre impulsado por el gobierno
de Salvador Allende. El golpe de Estado lo sorprendió en Inglaterra,
adonde había viajado para hacer una maestría. Se quedó
y hace 11 años que comenzó a enseñar en Cambridge, donde
vive con ojo atento a lo que ocurre en este otro lado del mundo.
Durante su acostumbrada visita anual a Chile, dio un ciclo de conferencias
en la Universidad Arcis, donde analizó las transformaciones económicas
en América Latina en el marco de la economía mundial y formuló
una crítica teórica al atraso del pensamiento neoliberal. El
problema de la inequidad fue uno de los temas centrales en sus análisis."El
diagnóstico está claro", dijo, citando un reciente estudio del
Banco Mundial, según el cual los países latinoamericanos se
ubican en el tercio con mayor desigualdad en la distribución del ingreso
en una muestra que contempló 109 naciones de todos los continentes.
Para este economista chileno, lo más preocupante son los casos de Chile,
México y Brasil, porque a pesar de ser los países de más
altos ingresos en la región tienen los peores niveles de distribución.
Palma pone el acento en varias peculiaridades de este fenómeno latino
que no se encuentran en otros lugares del mundo. Por ejemplo, que la inequidad
está marcada por la desmedida concentración de la riqueza y
del poder de consumo en una parte ínfima de la población. En
Chile, el 10% más rico se queda con alrededor del 50% de los ingresos
del país -lo que no solamente va en desmedro de los más pobres,
sino también de las capas medias y medias-altas de la sociedad- y acapara
cerca del 60% del consumo (en los países industrializados esa cifra
baja al 15%). Otra singularidad latina: mientras en otros países el
proceso de crecimiento económico ha estado acompañado de un
aumento de la desigualdad sólo en una primera etapa, porque se llega
a un punto de inflexión en que la distribución del ingreso comienza
a mejorar progresivamente, en América Latina no hay tope. Es decir,
la inequidad ha seguido creciendo a la par con los ingresos. Chile, que tuvo
un crecimiento récor entre 1973 y 1987, fue en ese mismo período
el país con peor distribución en el mundo. Hoy, desplazado por
Rusia, ocupa un vergonzoso segundo lugar.
Según Gabriel Palma, las razones que explican este fenómeno
sui géneris no son de carácter económico, sino político.
Y aunque son complejas, habría que buscarlas en quiebres distributivos
bruscos que se han sostenido en el tiempo, en la forma en que se aplicó
el modelo neoliberal, y en la desmedrada situación del trabajo y de
los salarios, que han caído mientras la productividad aumenta.
Siguiendo el hilo de su pensamiento, es efectivo que la desigualdad y la pobreza
se superan con un mayor crecimiento, como sostiene el gobierno. ¿Es así?
"Por supuesto que todo es más fácil cuando la economía
crece rápido. Si se quiere, es más fácil mejorar la distribución,
los niveles de empleo y los salarios. Se puede mejorar la distribución
dentro de un proceso de crecimiento, siempre que exista la voluntad política
para ello, como sucedió en el gobierno de Patricio Aylwin. Es más
difícil lograrlo cuando no hay crecimiento o cuando éste bordea
el 2,5%, como ocurre hoy, porque se dispone de menos ingresos públicos
y hay más incertidumbre. En todo caso, Chile creció durante
12 ó 14 años a tasas de 7% a 8%. Y si llegó al final
de ese período con 20% a 30% de la población bajo el nivel de
pobreza es porque no hubo ganas de acabar con eso. ¡Es una vergüenza
que no tiene nombre! Siguió existiendo pobreza, simplemente porque
no se tuvo voluntad política para ponerle fin. Y ahora, cuando la economía
no crece como entonces, por supuesto que es más difícil. Pero
es absurdo afirmar que no se puede hacer nada. Sin duda, hay márgenes
de acción mucho más significativos que los que se reconocen".
MONOPOLIO DEL PENSAMIENTO
Usted sostiene que hay un retraso del pensamiento neoliberal en América
Latina, y específicamente en Chile. ¿En qué sentido?
"Desde la propia perspectiva del pensamiento neoliberal, es un atraso en cuanto
a la forma de entender los problemas económicos. Si uno mira lo que
se hace -más que lo que se dice-, nos encontramos con un neoliberalismo
muy de los años 60-70, como el que predicaban las instituciones de
Washington, Milton Friedman y otros. La teoría económica neoliberal
ha evolucionado mucho desde entonces en las áreas de crecimiento, de
comercio internacional, de economía laboral. Sin embargo, esos avances,
que son muy conocidos académicamente en Chile -porque se enseñan
en muchas universidades-, no se practican. Si hubiera que ponerle un nombre
a esa actitud, diría que corresponde a un neoliberalismo 'a lo Barros
Luco'. Según este personaje, hay dos tipos de problemas: los que se
solucionan solos y los que no tienen solución. Bien, en este neoliberalismo
existen dos tipos de problemas: los que se solucionan en el mercado y los
que no tienen solución. Para los problemas que se solucionan, tenemos
un mercado que, tal como se entiende en Chile, está muy desregulado,
donde los grandes estrujan a los chicos, y para qué decir cómo
se estruja al trabajo. Es un mercado donde la pequeña y la mediana
industria están absolutamente estranguladas por problemas financieros
y por las grandes empresas, y donde los derechos de los trabajadores son escasos.
En otras palabras, es un neoliberalismo poco ambicioso, en el cual uno de
los problemas que no tienen solución es la distribución de los
ingresos".
Eso se relaciona con la concentración de la riqueza en un grupo muy
reducido de personas.
"Tiene que ver con la concentración de la riqueza, y también
con el hecho que Chile debe ser el único país civilizado del
mundo donde hay prensa de un solo lado. Por lo tanto, la propaganda, la ideología
y el discurso tienen siempre un mismo origen. Así, se proclama que
sólo existe una única forma de hacer las cosas; que el Estado
es ineficiente -no importa para qué- e incapaz, particularmente en
política industrial y comercial, y que el único rol del mercado
es mantener los equilibrios macroeconómicos. El resto, los problemas,
los soluciona el mercado o no se solucionan. De esa manera, se tiende a la
polarización, a la conformación de dos tipos de país,
lo que vemos en la previsión, la salud, la educación y en diferentes
calidades de los servicios. En definitiva, este monopolio de la prensa, que
es algo casi único de Chile, tiene mucho que ver con el monopolio de
la ideología y con el discurso existente en el país.
Además, la prensa no sólo es de una sola línea, sino
que discrimina el análisis económico, lo segrega del resto de
la información. La 'cosa económica' es aburrida y sólo
para las personas metidas en el tema. Lo único que entregan la mayoría
de diarios y revistas es información económica, el análisis
económico es casi inexistente. Desde Londres, seguí el debate
de la reforma laboral leyendo los diarios en internet. Me encontré
con una sucesión de ataques simplistas y de una virulencia impresionante.
Si uno se quedaba con eso y no se informaba a través de otras fuentes
sobre cuáles eran los problemas que de verdad se discutían en
torno a la reforma laboral, prácticamente no entendía de qué
se estaba hablando. Es la simplicidad extrema de una propaganda casi sin contrapeso
y con un nivel de análisis lamentable".
PESO DEL ESTADO
¿La inequidad no es un fenómeno inherente al modelo económico
neoliberal?
"Claro. Lo que pasa es que se abandonó el rol fundamental que tuvo
el Estado en el mundo a partir de la Segunda Guerra Mundial. El papel del
llamado 'Estado de bienestar' consistía en tratar de crear un solo
país, integrar a los grupos marginados, mejorar muy fuertemente la
salud y la educación, y otorgar subsidios a quienes no tuvieran acceso
directo a éstas".
Dentro de un pensamiento neoliberal más avanzado, ¿el peso del Estado
es más importante que el que tiene en Chile?
"Si observamos lo que dice, estudia y analiza la teoría económica
moderna, se ha recuperado fuertemente el rol que durante mucho tiempo tuvo
el Estado y que se abandonó a partir de los años 70, tanto en
lo que se refiere a infraestructura en salud y educación, como frente
al desempleo y al bienestar social. Se están recuperando aquellas áreas
que se dejaron de lado demasiado rápido y en forma burda".
¿Eso significa que se está abandonando una aplicación ortodoxa
del modelo neoliberal?
"En Chile, ciertamente no, pero sí en otras partes del mundo. En Europa,
eso se puede observar básicamente en las políticas del gobierno
laborista inglés e, incluso, en las políticas de partidos de
derecha de Europa continental".
MENOS TRIPULANTES Y MAS NAUFRAGOS
Al tratar el tema de la desigualdad en América Latina, y particularmente
en Chile, usted asigna una importancia fundamental a los factores políticos.
¿Podría explicar eso?
"Hay varias cosas obvias. Primero, Chile tiene una de las distribuciones más
desiguales del mundo. Segundo, esta distribución no siempre fue tan
mala. El proceso de deterioro fuerte empezó después del golpe
militar, con las nuevas políticas económicas y la nueva situación
política.
Tercero, lo que es muy sorprendente, durante el primer gobierno de la Concertación
las estadísticas mostraron un mejoramiento significativo de la distribución
del ingreso. Según las cifras de la Universidad de Chile, el porcentaje
del ingreso nacional que se apropia el 10% más rico de la población
era de 47% a 48% cuando asumió Patricio Aylwin y al final de sus cuatro
años de gobierno había bajado aproximadamente al 42%. Después,
en el gobierno de Eduardo Frei, se retrocedió todo lo avanzado y cuando
se inició la administración de Ricardo Lagos la distribución
del ingreso en Chile era prácticamente idéntica a la que había
cuando Pinochet dejó el poder. Es decir, estamos de vuelta a lo que
había antes de la Concertación. Eso nos demuestra dos cosas.
Uno: el gobierno de Aylwin es la prueba más clara que en Chile hay
márgenes importantes de mejoramiento dentro de un contexto de crecimiento
acelerado. Y dos: es un mito que la distribución es un área
que no se puede tocar, que es uno de los temas de los cuales es mejor no hablar,
porque puede afectar al crecimiento, etcétera, etcétera.".
¿Qué opina de la reformas pro-crecimiento propuestas por el empresariado,
basadas en mayor desregulación, flexibilidad laboral, desburocratización
y más privatizaciones?
"Esas propuestas son parte del atraso del pensamiento neoliberal chileno.
Todavía se cree que la única forma de aumentar el empleo es
terminar con todo tipo de regulación laboral y estructuras sindicales.
Todavía se cree que la fórmula de crecimiento es levantar las
pocas restricciones medioambientales que existen. Y que hay que desregular
más aún la banca... Eso no es así, tanto desde el punto
de vista teórico del desarrollo y de la teoría económica
como desde el punto de vista de los cambios que están llevando a la
práctica países de Europa. Es evidente que para que un mercado
funcione -no digo nada original, estoy hablando de cosas que Keynes analizó
muy detalladamente en los años 30-, la economía necesita un
rayado de la cancha claro, inteligente y eficiente. En esas condiciones funciona
mucho mejor que sin regulación y con flexibilidad absoluta".
¿Piensa que la situación de la prensa influye para que el 90% de los
chilenos soporte y permita que cerca del 50% de los ingresos quede en menos
del 10% de la población, sobre todo si en ese 90% no sólo hay
pobres, sino también sectores medios y ricos, que no pertenecen al
círculo más privilegiado?
"Una de las cosas realmente sorprendentes en Chile, desde el punto de vista
político, es cómo se vulnera la distribución del ingreso.
Incluso el decil 9, aquel 10% de personas menos rico que viene inmediatamente
después del decil 10 -que es el más rico-, tiene un porcentaje
del ingreso muy reducido comparado con otros países de América
Latina. Sólo el 10% más rico es el que se lleva el gran pedazo
de la torta, casi la mitad del ingreso. Evidentemente, esta situación
es difícil de revertir debido al apoyo político que los grupos
medios y medios-altos dan al enfoque económico imperante, aunque hasta
ahora no les ha proporcionado demasiados frutos a ellos. En las universidades,
particularmente en la Universidad de Chile, hay gente que estudia en forma
muy seria el problema de la distribución del ingreso a nivel microeconómico,
pero esos trabajos circulan en el medio académico y no son mayormente
conocidos en el país"
PATRICIA BRAVO
Empleo e industrias
Según Gabriel Palma, si en nuestro país, Argentina y Uruguay,
entre otros países, no se adoptan medidas especiales será muy
difícil bajar la tasa de desempleo, que oscila entre el 15% a 20%.
Un buen ejemplo para Chile, a su juicio, es el modelo por el que optó
Finlandia luego de la caída del empleo ligado a la industria manufacturera
en el mundo de la post guerra, situación que se agravó con la
llegada de las nuevas tecnologías y la implantación del modelo
económico neoliberal. A partir de su condición de país
exportador de materias primas, principalmente astillas y pulpa, Finlandia
se abocó entre 1963 y 1995 al desarrollo de la industria maderera y
del papel -grande, mediana y pequeña- orientada a la exportación.
Paralelamente comenzó a fabricar maquinaria para producir astillas
y pulpa destinada a los mercados externos. Tras años de esfuerzo logró
incrementar el valor agregado de sus exportaciones, aumentar el nivel de empleo
y la calidad de vida de la población. Este vuelco también implicó
la instalación de una multinacional que produce chips para la comunicación
e informática de alta tecnología. Para Palma, lo importante
es dejar atrás el rol de país productor de materias primas y
de servicios para retomar el proceso de industrialización que se venía
impulsando en Chile antes de la dictadura.
Globalización y pobreza
¿Qué visión tiene del Alca? ¿Le conviene o no a América
Latina?
"En términos muy simples, lo que ha pasado hasta ahora en términos
de liberalización comercial es que los países de América
Latina se han abierto mucho más respecto de Estados Unidos, las naciones
de Europa y Japón que lo que esos países se han liberalizado
respecto de nuestras exportaciones. Es Europa la que pone restricciones a
nuestras exportaciones agrícolas, y no al revés. O sea, nuestros
países han avanzado unilateralmente en la liberalización comercial
mucho más allá de lo que les convendría, especialmente
porque no ha habido reciprocidad de parte de los países desarrollados.
En este momento, tal como están las cosas, Estados Unidos se está
beneficiando en el intercambio comercial con nuestro país porque nos
hemos liberalizado de todo. Si Chile entra al tratado de libre comercio con
Estados Unidos, es muy poco más lo que podría hacer en ese plano.
Incluso en áreas de la minería son pocos los países del
mundo que tienen un régimen tributario como el nuestro, que podríamos
definir como un neoliberalismo a ultranza. Si el tratado implicara reciprocidad,
podría beneficiar algunas áreas de la economía chilena.
Pero dudo que eso ocurra".
¿Usted es partidario del modelo económico neoliberal?
"No. Y tengo muchas reservas acerca de la forma en que se implementa este
modelo en nuestros países".
¿Se ven alternativas?
"Creo que hay una vuelta lenta, pero segura, a la razón, especialmente
en muchos países europeos. Sin embargo, la elección -perdón,
el fraude electoral- de George W. Bush en Estados Unidos hará retroceder
enormemente ese proceso. La mezcla de Bush en el gobierno de Estados Unidos
y la recesión internacional será un obstáculo muy grande
para avanzar hacia una economía más racional y civilizada".
No se ven perspectivas de que la pobreza en el mundo pueda echar marcha atrás.
"La tendencia en los últimos diez a veinte años ha sido que
mientras algunos países del Tercer Mundo logran incorporarse al proceso
de globalización, la mayoría queda totalmente marginada. Hay
una frase famosa del gran escritor Eduardo Galeano, en el sentido que la globalización
es como un gran transatlántico que en la medida en que avanza tiene
menos tripulantes y va dejando más náufragos. Eso es cierto.
Los países del Tercer Mundo que logran ser tripulantes y que todavía
se mantienen en el transatlántico no son muchos, y se van reduciendo.
En esos países hay procesos de industrialización y de crecimiento
interesantes, pero el resto -Africa del Sahara, la mitad de América
Latina y una parte importante de Asia- está marginada".
CHILE 2002
¿Cómo piensa que será este año para los chilenos?
"Lo veo duro, básicamente por razones externas. Y no solamente por
Argentina, sino porque Brasil entrará este año en una situación
extremadamente difícil, de lo cual se habla muy poco en Chile. De acuerdo
con los cálculos de agencias norteamericanas de rating y análisis,
Brasil necesitará este año 80 mil millones de dólares
de entrada neta de capital para cerrar sus cuentas. Según el presidente
del Banco Central brasileño, no son 80 mil millones, sino 60 mil millones
de dólares. Pero aunque fuera así, no se esperan más
de 15 mil millones de dólares de inversión directa, lo que haría
necesario que Brasil se endeudara en 40 ó 50 mil millones de dólares.
Son cifras demasiado grandes para la actual situación económica
internacional. Y si no establece esa deuda, la economía brasileña
entraría en problemas serios de recesión y ajuste, lo que repercutiría
en nuestro país".
Por lo tanto, será difícil reducir la pobreza.
"Depende de las políticas públicas. La pobreza podría
aumentar si no se toman medidas de fondo frente a la agudización del
desempleo, la baja de salarios y otro tipo de problemas que se generan en
economías con crecimiento bajo y expuestas a efectos externos tan fuertes".
Desde su punto de vista, ¿solamente la intervención del Estado podría
modificar la situación actual?
"No hay nada que se pueda hacer, con fuerza real, sin una intervención
eficiente y decidida del Estado. Dejarle la tarea al mercado es, simplemente,
abandonar"