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Latinoamérica


24 de septiembre del 2002

Evo Morales, dirigente indígena y ex candidato presidencial de Bolivia

Resistir contra "el proyecto de muerte"


Stella Calloni, Masiosare


"Es un acto de amor y por la vida estar en foros como éste (el ForoSocual Mundial tematico en Argentina), donde aprendemos lo que nos ocultan sobre nuestros pueblos y nos unimos cada vez más y trazamos las jornadas de resistencia que se multiplican como un elemento verdadero de una decisión democrática de nuestros pueblos. Ya los pueblos han experimentado con partidos tradicionales, con representantes que no los representan, y hemos visto la corrupción en todas partes para mantener este poder moribundo y entregar nuestros países"

BUENOS AIRES, ARGENTINA. Sorprendido por el recibimiento de más de 7 mil asistentes al Foro Social Mundial temático, que se realizó en Argentina entre el 22 y 25 de agosto, el diputado Evo Morales, dirigente del Chapare de Bolivia y del Movimiento al Socialismo (MAS), celebra la disposición a la resistencia de América Latina contra el colonialismo "que intenta avanzar con todo su poder y su ignorancia."
En los últimos años Morales ha estado al frente de las luchas campesinas, que en 2000 y 2001 fueron reprimidas violentamente y produjeron dolorosas masacres. Lo apoyan campesinos, obreros y, especialmente, comunidades indígenas quechuas –a cuya etnia pertenece–, aymaras y otros. El 4 de agosto disputó la Presidencia de Bolivia con el empresario Gonzalo Sánchez de Losada, apoyado por Washington, que unió a la derecha, centro-derecha e izquierda-centrista "recicladas" para que Evo Morales "no pasara".
Sánchez de Losada fue, en su primera gestión como Presidente, el gran privatizador de Bolivia. Funcionarios de Estados Unidos intervinieron abiertamente para impedir que Morales llegara al gobierno e, incluso, presionaron para que fuera expulsado del Congreso, acusado de "subversivo", entre otros asuntos, lo que fue desautorizado luego por anticonstitucional.
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El dirigente no deja de sonreír y se muestra asombrado por la solidaridad y el respeto que concitó su presencia –aplaudido y ovacionado constantemente–, convirtiéndose en la figura del foro. En relación con las acciones de Washington, sostiene: "No es extraño, porque ellos tienen muchos miedos. Temen a esta enorme resistencia indígena que aparece en todas partes y a las acciones de los pueblos que están cuestionando el modelo económico genocida, y temen a la dirigencia verdaderamente popular."
"En el caso de Bolivia, además de todo esto, el movimiento indígena campesino tiene propuestas muy claras: reclama el poder territorial, es decir, lo que estamos diciendo es que el territorio debe volver a nuestras manos y todo lo que hay en él. Nosotros no hacemos sino retomar la demanda de todo el pueblo boliviano para que se renacionalicen los recursos que nos han quitado: petróleo, oro, plata, minería, gas... y en momentos en que se descubren nuevas reservas de gas esos intereses que están detrás se vuelven más desesperados."
"Imaginen cómo no van a impedir que lleguemos al gobierno quienes desafiamos a este modelo, a este sistema cruel. Y cuando surgen figuras verdaderamente representativas de esos pueblos que demandan (sus derechos), hacen todo lo que sea necesario para impedir que se cumpla la voluntad popular. Somos conscientes de lo que ha significado que hayamos llegado hasta donde lo hicimos y que esto muestre la fortaleza de las decisiones indígenas en Bolivia, que tiene una larga historia de luchas", dice, rodeado de sus paisanos, que suelen ser víctimas, aquí, de la discriminación alentada por sectores mediáticos fascistas ligados al poder.
Evo Morales habla con palabras claras y precisas: "En nuestra cultura, en nuestras comunidades, el que tiene autoridad es el que está al servicio del pueblo; es lo contrario de lo que vemos. Este modelo (el capitalista) propone el autoritarismo y su sistema no permite la participación directa de los pueblos en las democracias formales, por eso vemos el surgimiento de quienes intentan las democracias verdaderas.
"Hablamos –dice– de las consultas populares, de los plebiscitos, de asambleas constituyentes para refundarlo todo y producir verdaderos cambios de fondo. Ya los pueblos han experimentado con partidos tradicionales, con representantes que no los representan, y hemos visto la corrupción en todas partes para mantener este poder moribundo y entregar nuestros países".
En este contexto, le preguntamos sobre las acciones estadunidenses en Venezuela, interviniendo en el golpe frustrado contra Hugo Chávez; o lo que se advierte en Brasil para intentar frenar una posible llegada del Partido de los Trabajadores al gobierno.
"Estados Unidos enfrenta a todo movimiento que proponga la justicia social, la libertad verdadera, la liberación y el derecho a la autodeterminación. Son enemigos, para ellos, los que hablan de esos derechos o de la soberanía, y entonces mueve a su gente dentro de nuestros países para que nos persigan y corrompen lo que pueden corromper. Nosotros enfrentamos ahora en Bolivia –como lo enfrenta América– no sólo el avance colonial que significa el intento de imponer el ALCA (Area de Libre Comercio de las Américas), sino la remilitarización, las tropas extranjeras y los asesores.
"También –agrega– obligan a reabrir los juicios contra los dirigentes sindicales, usando a la clase política tradicional para perseguirnos y, como se dijo aquí, criminalizar el conflicto social. Ahí tenemos los nuevos planes que son como nuevas operaciones del Cóndor, que avanzan con el Plan Colombia, el Plan Puebla-Panamá, el Plan Nieve (en Bolivia) y tantos otros. Significa militarización para imponer el plan colonialista del ALCA, significa dominación, y se proponen el exterminio de los pueblos indígenas que resisten. Lograron avanzar enmascarados en una supuesta lucha contra el narcotráfico y firmaron acuerdos ilegales con los gobiernos", expone.
Morales advierte sobre la urgencia de oponerse a estos avances y sintetiza que "el imperio tiene prioridades" como la imposición "colonial" del ALCA y la militarización como forma de control y dominio, bajo el enmascaramiento de una lucha contra el narcotráfico. Y que todo esto, dice, potenciado por la guerra sin fin declarada por el gobierno de George W. Bush, debe ser el eje que unifique a los pueblos en contra de ese "proyecto de muerte que terminaría de instalar la dictadura mundial" ya existente en varios aspectos.
Advierte también la enorme destrucción del medio ambiente que esto significa, como un suicidio para la humanidad. "Es un acto de amor y por la vida estar en foros como éste, donde aprendemos lo que nos ocultan sobre nuestros pueblos y nos unimos cada vez más y trazamos las jornadas de resistencia que se multiplican como un elemento verdadero de una decisión democrática de nuestros pueblos.
"Hemos visto también cómo se escucha a los representantes de las comunidades indígenas y cómo se toma ejemplo de sus palabras y su resistencia", concluye.