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Latinoamérica

22 de junio del 2002

Guatemala, centro de origen y desarrollo del Maíz

José Luis Aguilar
Servicio Informativo "Alai-amlatina"

Guatemala, el país de la eterna primavera cuenta con una inmensa diversidad biológica (Entre 3,000 a 5,000 especies por kilómetro cuadrado), y una gran diversidad y riqueza étnica y cultural (23 grupos étnicos y muchas más culturas). Pero ha sido la visión de convivencia y respeto de los diferentes pueblos a la diversidad biológica, lo que ha permitido la conservación y creación de un gran Patrimonio para la humanidad.
Guatemala debe la inmensa biodiversidad con que cuenta a su posición estratégica a nivel mundial, se tienen identificadas catorce zonas de vida, cada zona de vida cuenta con su propio clima, alturas sobre el nivel del mar, tipos de suelos, diversidad biológica, etc. Estas zonas de vida se encuentran muy cercanas y permiten franjas de transición con mayor densidad biológica.
Guatemala, sin embargo esta enfrentando una crisis sumamente seria en este momento, en cuanto a la diversidad biológica y cultural. La soberanía y seguridad alimentaría están siendo seriamente amenazadas, debido a que Estados Unidos utiliza como mecanismo de control la producción de alimentos. Esto se comprueba a través de sus políticas contradictorias; por una parte impulsan el modelo neoliberal hacia fuera y en su país incentiva y protege a sus productores de granos Básicos, provocando una competencia desleal e injusta.
Cada año ingresan a Guatemala más de veinte mil toneladas métricas de maíz destinados principalmente la elaboración de alimentos balanceados para aves y el consumo humano. Esta inundación de maíz norteamericano a bajos precios, ha desincentivado y llevado a la quiebra a los pequeños productores nacionales, destruyendo por una parte nuestra soberanía alimentaría (económica) y, por otra parte, la cultura de nuestros pueblos íntimamente vinculados al ciclo del maíz. Esta vinculación es precisamente lo que está permitiendo a nuestros pueblos resistir al neoliberalismo en todas sus dimensiones.
Los pueblos mesoamericanos en el devenir de la historia, lograron la domesticación y mejoramiento del maíz a partir de especies nativas y poco desarrolladas como el Teozintle. Ellos son por tanto, los legítimos propietarios del germoplasma existente actualmente. Sobra decir el enorme aporte con que históricamente han beneficiado a toda la humanidad.
Una nueva forma de explotación a los países del Sur, ha sido el saqueo masivo de sus recursos biológicos y de su conocimiento tradicional. Se trata de la llamada biopiratería encaminada a la privatización de la vida, es decir el cambio de propiedad de nuestros recursos genéticos, pasando a ser gobernados por agentes externos, a los que lo único que les preocupa es el poder y el incremento de su riqueza. Todo esto se hace a través de programas y proyectos solapados, en complicidad con nuestros Gobiernos.
Un caso ejemplar actualmente en Guatemala es el impulsado por el Programa Mundial de Alimentos, PMA, a través de la distribución de alimentos modificados genéticamente. Para este caso, se han incorporado genes de la bacteria Bacillus thurigiensis a las semillas de maíz, con la finalidad de que estas plantas sean resistentes a los insectos que atacan los monocultivos. Sin embargo, nuestras especies nativas que se cultivan tradicionalmente, en sistemas diversificados no necesitan de plaguicidas en su proceso productivo.
A raíz de la denuncia pública realizada por el Colectivo Madre Selva, sobre la comprobación de la distribución de alimentos genéticamente modificados, PMA se ha dado mayor énfasis a los efectos que pueden provocar el consumo de estos alimentos. Pero la situación es aún más compleja, ya que existen de trasfondo aspectos políticos, económicos y culturales. Con lo cual la seguridad alimentaria de todos los pueblos del mundo quedaría totalmente bajo el control de unas pocas empresas.
La biopiratería al igual que la revolución verde en la agricultura no ha creado mejores productos, ni precios más baratos, sino más pobreza, marginación y dependencia. Las grandes corporaciones que controlan este sector, también controlan otros insumos técnicos, la investigación, los organismos gubernamentales, hasta muchas ONGs.
Un apoyo verdadero del PMA, que contribuya realmente a aliviar la situación de hambruna y a mejorar las condiciones económicas de los pequeños agricultores, al recobrar fuentes de empleo, debe ser la distribución de maíz criollo y otros productos que sean producidos en Guatemala.
José Luis Aguilar, Pastoral de la Tierra Interdiocesana