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Latinoamérica

Efraín Ríos Montt, ex dictador de Guatemala
"No es que yo sea limpio, pero yo no he sido un delincuente"

Ignorando reclamos de que sus manos están manchadas con sangre, un ex dictador durante los días más oscuros de la guerra civil en Guatemala dijo que el siguiente paso en su regreso político podría ser aspirar a la presidencia, pese a una ley que le impide ocupar el cargo. A dos decenios de su gobierno (1982-1983), al que llegó con un golpe de Estado, el general retirado Efraín Ríos Montt dijo a Reuters en una entrevista que aceptaría el reto presidencial a finales de 2003.
GREG BROSNAN, GUATEMALA, REUTERS

Aunque ello dependerá de que el partido gobernante que él fundó y del que es considerado "líder natural", lo elija como su candidato.
"Si soy electo, voy", dijo el ex militar de 76 años, en sus oficinas en el centro de Guatemala.
Grupos de derechos humanos acusan a Ríos Montt de encabezar el mandato más sangriento en la historia de Guatemala, desde la colonización del país por España hace 500 años.
Mientras que su antecesor impuso una ola de terror urbano en la que miles desaparecieron o murieron a manos de escuadrones de la muerte, Ríos Montt mudó la guerra de centros urbanos hacia el campo, en donde cientos de indígenas encontraron la muerte en masacres rurales.
Activistas acusan a Ríos Montt de genocidio y aseguran que él ordenó la masacres a manos de soldados y paramilitares de miles de indígenas Mayas, en zonas en donde percibía un apoyo a los rebeldes.
"Genocidio dicen. Genocidio, ¿a cuenta de qué? Genocidio es el hecho de que alguien trate de destruir a una raza, a una religión o a alguna facción específica. Croacia, Alemania o algo por el estilo", dijo Ríos Montt.
"Aquí no somos Nazis para matar a los judíos ni croatas (...) aquí somos 70 por ciento indios", agregó, al hacer referencia a la mayoría de indígenas Mayas que integran la población de Guatemala.
Los grupos de derechos humanos están horrorizados por la posibilidad de que Ríos Montt ocupe la presidencia y esperan que la Constitución, que marcó el camino para el regreso del mandato civil en 1986, lo mantenga fuera de la contienda.
La intención de Ríos Montt implicaría desafiar la Constitución de 1985, la cual prohíbe aspirar a la presidencia a aquél que haya llegado al poder mediante un golpe de Estado y a sus descendientes directos hasta los bisnietos.
Desafiar la ley
Ríos Montt encabezó el segundo de tres gobiernos de facto en las décadas de 1970 y 1980 que declararon una guerra en contra de las guerrillas de izquierda y de sus seguidores, en el marco de un enfrentamiento de 36 años que cobró más de 200.000 vidas antes de concluir en 1996 con la firma de un acuerdo de paz.
Los seguidores de Ríos Montt lo recuerdan como un hombre honesto, eficiente e implacable que aplastó a los rebeldes y restauró el imperio de la ley y el orden en un país invadido por el caos y la violencia heredadas por su antecesor.
Una promisoria intención en 1990 por capitalizar su reputación falló cuando el mayor tribunal electoral del país bloqueó su candidatura presidencial, citando la ley de 1985.
Pese a que para una elección posterior el Frente Republicano Guatemalteco (FRG) postuló a Alfonso Portillo como candidato presidencial, quien asumió el poder en enero de 2000 tras una aplastante victoria, el partido aún considera a Ríos Montt como su "líder natural".
El FRG aún no ha dicho si desafiará a la ley, pero Ríos Montt dijo que la legislación no aplica en su caso.
"La Constitución fue puesta en vigencia en 1985. Yo fui jefe del estado en 1982. La ley no tiene efecto retroactivo", dijo Ríos Montt.
El máximo tribunal electoral de Guatemala definirá su posición sobre el caso a mediados del próximo año.
Arrasar con todo
Ríos Montt asumió el poder el 23 de marzo de 1982 a instancias de jóvenes militares quienes derribaron al líder disidente Romeo Lucas García.
Activistas dicen que utilizó su presidencia de 16 meses, que también terminó con un golpe de Estado, para consolidar su política de "arrasar con todo" con la indiscriminada violencia iniciada bajo el mandato de Lucas.
Ríos Montt no niega que el Estado aniquiló a las guerrillas durante su etapa, pero dijo que había una guerra que se debía ganar.
"Fueron frentes de guerra, Guatemala ya estaba invadida por la guerrilla y ya les tocaba tomar el palacio nacional", dijo.
La guerra conmovió a Ríos Montt personalmente pues dijo que su hijo, también militar, murió durante un ataque de la guerrilla al norte de Guatemala.
Ríos Montt bromea que a su edad su tiempo libre consiste en "dormir y entrenar para muerto". Y espera la muerte con la conciencia tranquila.
"Tengo la conciencia tranquila, tengo la conciencia en paz. Yo no he hecho lo que se me acusa. No es que yo sea limpio, pero yo no he sido un delincuente", concluyó.