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Latinoamérica

Los asesinatos de Michelini y Gutiérrez Ruiz II

Con Juan María Bordaberry
Nunca hubo reuniones para decidir la muerte de nadie
Titina Núñez

Juan María Bordaberry atiende el teléfono de su estancia en Durazno, donde se dedica desde hace un tiempo a las vacas y a la soja. Dice a BRECHA que ni Michelini ni Gutiérrez Ruiz fueron muertos por "los uruguayos". Los mataron "los argentinos", asegura.
-En la comisión investigadora parlamentaria en 1985 Alberto Zumarán afirmó que -según pudo leerse en un volante distribuido en la época- existió entre los días 18 y 22 de mayo de 1976 una reunión en la que se decidió el asesinato de Michelini y Gutiérrez Ruiz. Según ese volante, usted y el comandante en jefe de la Fuerza Aérea, Dante Paladini, fueron los únicos que votaron en contra de esta decisión.
-(Larga una carcajada.) Aceptar esa afirmación de Zumarán es aceptar que desde Uruguay se organizó la muerte de Michelini y Gutiérrez Ruiz, lo cual es absolutamente falso. Ni esa reunión existió ni yo participé de ella. Michelini y Gutiérrez Ruiz habrán muerto vaya a saber por qué; uno puede hacer sus presunciones. Yo le recomiendo que lea las actas del Congreso de Estados Unidos en las que Wilson Ferreira Aldunate dice que los mataron los argentinos, las autoridades policiales argentinas. Para ello se afirma en que vieron salir de un lugar unos Ford Falcon negros.
-¿No eran verdes? -(Se ríe.) Eran de todos colores. Dice Ferreira Aldunate que cuando entraron a la casa del "Toba" Gutiérrez había un retrato de Saravia, y los que entraron dijeron:"¿quién es el barbudo?". Si fueran uruguayos no iban a preguntar quién era Saravia. No es que yo diga que fueron los argentinos; lo dijo Ferreira Aldunate.
-El punto común entre lo que usted dice y esa reunión es que, según las declaraciones de Zumarán en la comisión investigadora, en esa reunión hubo un coronel argentino.
-¿Y usted le cree algo a Zumarán? (Se ríe.) No hay nada más que verlo. ¿Qué pruebas da Zumarán?
-Zumarán recuerda haber tenido en sus manos una hoja mimeografiada que circuló mucho en la época.
-¿Y con ese elemento hace una acusación de asesinato? Esa reunión nunca existió. Me extraña que un medio de prensa parta de la base de una acusación de asesinato a partir de un volante que este gordo no puede mostrar siquiera. Algo más en el aire que eso no se puede pedir. ¡Es absurdo! Ese gordo es un corchito: siempre flota.
-¿Usted lo que dice es que la reunión no existió o que no sabe si existió?
-Las Fuerzas Armadas uruguayas no tuvieron nada que ver.
-Usted decía que uno puede hacer presunciones sobre el hecho. ¿Cuáles son sus presunciones?
- Yo no voy a hacer las de Zumarán inventando algo que no puedo probar. Le diré cuáles son mis sospechas. La versión más seria es que en 1974 existía en Argentina, con la venida de la señora Isabel Perón, un decreto que llama a las Fuerzas Armadas encomendándoles la exterminación de la subversión. Había en la Argentina una gran motivación, un gran odio contra la guerrilla porque habían pasado cosas espantosas. En el sur habían entrado en la casa de un oficial de la guarnición y lo habían matado a él, a la mujer, a los hijos, cuando todavía no había pasado nada. Habían asesinado a la hija de un comandante de la Armada. Ese sentimiento se canalizó no sólo contra los que estaban directamente vinculados contra la guerrilla sino también contra todos los exiliados. Fue en ese momento que murieron Michelini, Gutiérrez Ruiz, el general chileno (Carlos) Prats y un general boliviano (N. de R.: se refiere a Juan José Torres). No sólo fueron ellos, por eso se fue Ferreira Aldunate. Esta versión no me parece disparatada. Ellos acusaban a los extranjeros -es lo que he oído decir- de haber fomentado la subversión en Argentina, lo cual generaba tanta... cómo le voy a decir... tanta bronca. La versión de un volante me parece inverosímil.
-¿Nunca lo había escuchado antes?
-Nunca en la vida. ¡Cómo va a haber una reunión para decidir si se mandaba matar a Michelini y Gutiérrez Ruiz! ¡Y con votación!
-Sin embargo, hubo una reunión para decidir el destino de Elena Quinteros...
- ¿Usted piensa que había una reunión de cualquier orden en los cuatro años y pico en que yo fui presidente para decidir si se mataba o no a alguien?
-Hubo una reunión para decidir sobre la vida de Elena Quinteros.
-Yo no era presidente, primero.* No sé. Conozco bien a Juan Carlos Blanco y es incapaz para votar sobre la muerte de nadie. Mire: si hubiera habido una reunión para decidir si se mataba o no a alguien, yo me iba y los denunciaba públicamente. ¿Cómo puede ser posible que piensen que pasaban esas cosas? ¡Están demasiado flechados ustedes!



* Los militares sustituyeron a Bordaberry por Alberto Demichelli el 12 de junio de 1976; Elena Quinteros fue secuestrada en los jardines de la embajada de Venezuela doce días después, el 24 de junio.