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22 de mayo del 2002
El contrapoder al poder
Malime
Hacia tiempo que no me encontraba con una crítica tan bien argumentada
sobre las consecuencias de la práctica del juego político impuesto
por la clase dominante. El sometimiento, la perversión que provoca entrar
en ese juego del estado burgués con su democracia delegada.
José Mª Pedreño, en un artículo publicado en Rebelión
bajo el título "Lucha por el poder o creación de contrapoder"
nos ilustra con datos y expresiones muy reales sobre la falsedad de
la democracia burguesa. No se limita a realizar una crítica sino que
nos invita a todos a participar en ese debate. Coincido con él también
en esta necesidad. Difícilmente podemos salir del caos ideológico
en que la izquierda se encuentra sumida si no participamos todos en la medida
de nuestras posibilidades y nos implicamos en él. Pasaron los tiempos
en que los jefes pensaban por nosotros. Como decía Gramsci; cada militante
tiene que ser un dirigente para que pueda orientar la lucha espontánea
que históricamente el pueblo de una u otra forma siempre a protagonizado,
y ayudar a que tenga continuidad, para que no se desligue de esa lucha económica
y política, la lucha ideológica.
Es cierto que la acción política hay que realizarla en cualquier
lugar donde esta se manifiesta, y que en la actualidad, desgraciadamente, el
lugar y la forma de hacer política, mayoritariamente, es la que impone
la clase dominante, es decir el juego institucional burgués, a través
de un estado y una democracia delegada en la clase política, donde la
minoría social, la explotadora se constituye eternamente en clase dominante.
En ese juego caen todos los partidos, es lógico que lo defiendan los
partidos representativos de la burguesía, pero lo ilógico es que
caigan en ese pantano los que se dicen obreros y que quieren construir el socialismo
a través de esa estructura del estado y su forma de democracia, sin comprender
la falsedad y la imposibilidad histórica de ese juego, en vez de instrumentalizarlo
en la medida de lo posible para agitar y contribuir al juego político
alternativo. Es decir, aprovechar sus tribunas como plataformas desde donde
denunciar la falsedad de ese tipo de democracia, y para realizar agitación
ideológica, política y organizativa, para pedir que el pueblo
que sea protagonista político permanentemente desde los lugares naturales
donde puede realizarlo, desde la calle y donde tiene lugar la contradicción
fundamental, desde los centros de producción.
No se trata de tomar el poder de este estado y transformarlo, sino de destruirlo,
de mandarlo al basurero de la historia como sucedió con los viejos estados
de las sociedades antiguas, como sucedió con el estado esclavista y el
feudal. El nuevo estado y su forma de democracia tiene que responder a las necesidades
de la nueva sociedad productiva y generadora de riqueza. El sistema actual ha
entrado en una contradicción profunda con la inmensa mayoría de
la sociedad, es un freno objetivo para que el desarrollo productivo que permiten
las nuevas tecnologías tenga lugar y satisfaga las necesidades del conjunto
de la humanidad. No solo impide que los bienes que produce la nueva tecnología,
capaces de atender las necesidades básicas de una población mundial
que tuviera 12.000 millones, sino que se destruyen productos para mantener los
niveles de precios, o puestos de trabajo, y que estos puestos cada día
sean más precarios, con la argumentación de servir a las necesidades
del mercado.
El mercado es el subterfugio demagógico tras el que se esconden los intereses
de los que se benefician del mercado, tanto del mercado de los productos, como
del mercado de la mano de obra.
Cada día más precario e inseguro. Ese mercado es el mercado del
estado capitalista, pero no sirve para cubrir las necesidades de todo el pueblo.
El mercado socialista en su desarrollo hacia la sociedad comunista, permitirá
en una primera fase, dar a cada uno según lo que produce, hasta que las
posibilidades materiales y culturales permita dar a cada uno según sus
necesidades, que ya no serán de tipo material, sino fundamentalmente
de tipo cultural. Pero ya en esa primera fase pueden ser aseguradas las necesidades
básicas de la población mundial, terminar con las muertes por
hambre y enfermedades de las poblaciones más marginadas. Se podrán
asegurar puestos de trabajo para todos, y se podrán reducir las jornadas
laborales, la sociedad del "recreo" que dice algún cachondo paterano
será posible. Evidentemente esas 245 personas que acumulan tanta riqueza
como el que disponen 2400 millones de seres, tendrán que verse obligado
a cederlos.
Decía que no se trata de perfeccionar el estado actual, sino que el nuevo
estado tiene que ser otro, que por su esencia, estructura y forma permita participar
directamente al conjunto de la sociedad en la administración del poder
socializado. Una estructura organizativa basada en la democracia directa del
pueblo, en vez de la democracia delegada burguesa, representada por la clase
política, instrumentalizada por diferentes partidos. El pueblo participará
de abajo hacia arriba de una forma natural, desde los lugares donde realmente
le es posible participar. En primer lugar desde los centros de producción.
En una economía de planificación socialista donde la economía
deber servir para atender las necesidades más vitales del conjunto de
la población, son los diferentes elementos productivos que intervienen
en cada centro de producción, los que tienen que controlar el mejor funcionamiento
de cada empresa, son los que tienen que constituirse en asamblea general para
nombrar el comité de empresa que rija el mejor funcionamiento de la empresa,
el cual está obligado a rendir cuentas de su actuación todas las
veces que la asamblea determine necesarios, cuyos miembros podrán ser
revocados en cualquier momento por la propia asamblea que les nombró,
al mismo tiempo la asamblea podrá elegir a sus representantes a los niveles
superiores de gestión y planificación económica. Una democracia
de abajo hacia arriba en todos los sectores de actividad laboral, educativa,
social y cultural. Unos funcionarios políticos de nuevo tipo, emanados
de los propios centros de producción, donde no es posible la corrupción,
donde sus emolumentos sean el salario medio de los trabajadores a los que representa.
Unos funcionarios que cuando sean liberados de su responsabilidad política
retornen a su puesto de trabajo con la mayor naturalidad, y sin el trauma personal
que supone para los actuales políticos verse desposeídos del cargo
político.
Hace ya algún tiempo mantuve un debate con el compañero Luis Alsó,
donde manifestábamos cada uno la necesidad o no del protagonismo del
partido dirigente. Es evidente que en los partidos dirigentes controlados por
funcionarios burocratizados difícilmente es posible el debate ideológico
profundo, y que se den lugar a propuestas de debate en otros cauces como el
que nos propone nuestro compañero y que puede ofrecernos Rebelión.
Considero que es necesario un nivel de coherencia ideológica entre un
número significativo de personas capaces de sintetizar la contradicción
fundamental existente. Desgraciadamente no se nace con conciencia comunista
por haber nacido trabajador. La crítica del capitalismo tiene una fundamentación
científica, y como toda ciencia requiere del necesario esfuerzo educativo,
pero sin educadores marxistas, difícilmente de forma espontánea
el pueblo puede dotarse de conciencia de clase. Lo cual no debe ser motivo de
confusión sobre el papel protagonista en el proceso de lucha y de poder
entre el partido y las masas.
Nunca el partido podrá suplantar al pueblo en la lucha por la conquista
del poder, ni en la administración del poder una vez conseguido. Todo
poder que se fundamenta en el partido en vez de en el ejercicio del poder por
parte del pueblo está condenado al fracaso. Stalin se cargó la
constitución soviética el 11 de Junio de 1.936, de soviético
solo quedo el nombre. La estructura leninista de poder no solo no la desarrolló,
sino que con la nueva constitución impidió que cuando se dieron
las condiciones objetivas para que el pueblo asumiese la gestión directa
de gobierno y administración del poder socializado, ya no existía
la estructura en torno a la cual poder conformar esa práctica.
La burguesía en el poder necesita de partidos que como los PP-PSOES les
hacen el juego político que como clase minoritaria nunca podrían
ejercer, pero cuando la revolución socialista se produce y se consolida
es porque el partido dirigente ya no lo es, se ha integrado en el proceso revolucionario
de las masas trabajadoras y estas pueden ejercerlo de forma natural y directa.
El estado de democracia real y directa dotado de cauces naturales, sustituye,
porque previamente mandó al basurero de la historia al caduco estado,
capitalista, lo mismo que fueron al basurero el estado esclavista y el feudal.
Todo el pueblo ya es dirigente. El estado tal como lo conocemos, como elemento
represor se extinguirá porque ya no existe clase social a la que reprimir.
Este debate que nos propone Pedreño es eminentemente ideológico,
no basta con apuntar todos los hechos reales de denuncia señalados. Los
efectos políticos, económicos y sociales que sufrimos en los llamados
países desarrollados se producen no tanto por el empleo sistemático
de la represión física, -que la ejercen cuando prevén que
sus intereses peligran, los antidisturbios son los principales soportes y ahora
van adaptar al ejercito para esa función-, sino por la otra represión
mucho más sutil y eficaz: la subyugación ideológica. Esa
batalla nos la tienen ganada, prueba evidente de lo que digo queda de manifiesto
por las palabras de los máximos dirigentes comunistas e intelectuales
de prestigio cuando afirman que vivimos en un estado de derecho, en los países
del llamado mundo democrático. Se da por válida la aparente forma
democrática, sin embargo se elude el carácter de fondo dictatorial
burgués que como clase dominante nos impone. Eluden asociar que mediante
esa sutil forma de dominio, existe la explotación del hombre por el hombre.
Esa forma de ejercer el poder de clase, decía Lenin que era la mejor
envoltura de dominio capitalista. No basta con denunciar la manipulación
de los medios de comunicación, que la formación educativa está
pensada para satisfacer las necesidades del mercado de trabajo, en vez de la
formación integral del ser humano, ni quedarnos en protestas puntuales.
Todo ello tiene un trasfondo ideológico que es necesario denunciar y
todo el mundo afectado, necesitado de comprender, no se puede desligar de la
lucha política y económica la lucha ideológica.
Considero fundamental que para el debate que nos propone nuestro compañero
Pedreño abordemos los siguientes interrogantes:
¿Es necesario que el pueblo explotado tome conciencia de su situación?
¿Somos conscientes de los factores de fondo que afectan al mundo de alineación
en que vivimos? ¿Cómo contribuimos a superar la actual situación?
Profundizar en la polémica entre la concepción clásica
socialdemócrata y la marxista-leninista sobre la función histórica
del estado y la democracia.
Formas alternativas de lucha, poder y contrapoder que partiendo de la actual
situación política nos permitan el avance liberador. El papel
de los partidos y de las masas. Estructura orgánica del partido y de
las masas. Consideraciones sobre el movimiento alternativo denominado antiglobalización.
¿Por qué cayó la URSS?