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Latinoamérica

22 de mayo del 2002

Carlos A. Lozano, dirigente del Partido Comunista Colombiano:

"El diálogo con las FARC lo rompió el gobierno porque no quería discutir las causas sociales, políticas y económicas de la guerra"
Pascual Serrano

En sólo dos meses transcurridos desde que el gobierno colombiano abandonase el diálogo con las FARC, ya son 1.612 los combatientes muertos entre los dos bandos. El vicesecretario del Partido Comunista Colombiano y director del semanario Voz, Carlos Lozano, analiza la situación de Colombia durante su visita a Madrid con motivo del Foro Social Trasatlántico, la "contracumbre" de jefes de Estado de la UE y América Latina.
¿Cuál es la razón por la que, a su entender, Pastrana ha roto el proceso de diálogo con las FARC?
Porque tiene una presión grande de EEUU, mandos militares y la oligarquía colombiana, que no desean afrontar las cuestiones de fondo. Quieren sólo compromiso de las FARC de cese de hostilidades y no abordar los temas de la Agenda Común, es decir, los temas sociales, políticos y económicos.
Desde octubre se veía inminente la llegada de un acuerdo humanitario y también de un acuerdo que permitía llegar a una tregua. Entonces pasaría a un primer plano la denominada Agenda Común, algo que no querían discutir. Para ellos no era negociable ni el proyecto económico neoliberal del gobierno, ni la reforma agraria, ni el Plan Colombia. Su único modelo era darle duro a la guerrilla para obligarla a negociar en condiciones de debilidad.
Por ello, no respetaron el plazo de 48 horas para que las FARC abandonaran la zona de distensión. El objetivo no era sólo acosar a la guerrilla en su salida, sino no dar tiempo a la intervención de la comunidad internacional que impidiera la ruptura del diálogo.
Los gobierno de la UE no han tenido una postura uniforme respecto a la consideración de si las FARC o el ELN se deben considerar grupos terroristas, ¿cuál es su opinión?
Con esa calificación no se ayuda al proceso de paz en Colombia. Un funcionario del ministerio de Asuntos Exteriores español me reconocía que mediante esa consideración se presionaría a las FARC. Eso no es verdad, lo único que se consigue es cerrar espacios a la negociación y se legitima a un gobierno que lo único que ha hecho es aplicar el terrorismo de Estado no actuando contra el paramilitarismo y sus masacres.
Mira la contradicción que supone pretender dar la imagen de que se quiere llegar a acuerdos con el ELN mediante los diálogos que está manteniendo con ellos en La Habana, y, al mismo tiempo, intentar incluirlos en el listado de grupos terroristas.
La muerte de más de cien personas en la iglesia de Bojayá, cuya responsabilidad se ha adjudicado a las FARC, ha conmocionado al mundo y han hecho dudar a muchas personas sobre los métodos de combate de la insurgencia colombiana, ¿qué opinión le merecen esos acontecimientos?
Sin duda es una tragedia. Ninguna guerra, por justa que sea, esta exenta de estos actos dramáticos. Las FARC han reconocido su error. Aquí lo que ocurrió es que los paramilitares tendieron una trampa, encerraron a la población en la iglesia para después provocar un ataque de la guerrilla y desencadenar la matanza. Pero tampoco debemos olvidar que el ejército también comete tropelías y los paramilitares no se dedican a combatir a la guerrilla sino a matar a la población civil. Hechos como éste demuestran que es necesario buscar los espacios para el diálogo, es necesario el fin del conflicto y no sólo su humanización.
Durante los tres años de existencia de la zona de despeje, las FARC se convirtieron en el gobierno y la Administración de esta amplia extensión de territorio colombiano, ¿cómo valora esa experiencia?
La zona de despeje ha tenido más elementos positivos que negativos. La criminalidad bajó mucho en ese periodo. En San Vicente de Caguán, en los tres años, sólo ha habido una muerte violenta y fue un crimen pasional. Desaparecieron los hurtos, los robos, etc., incluso aumentó el espíritu cívico de la población. Se construyeron puentes comunales e infraestructuras con el trabajo de toda la colectividad. Infraestructuras que ahora ha bombardeado el ejército.
La existencia de la zona de despeje ha estado sometida a toda una campaña de agresión mediática para desautorizar su existencia a pesar de que era imprescindible para poder mantener un diálogo. A finales del pasado mes de octubre, Pastrana ya puso unas determinadas condiciones a esta zona de despeje. Aparecieron sobrevuelos militares, la prohibición del acceso a extranjeros, etc... Fueron decisiones tomadas unilateralmente que violaban los términos de un primer acuerdo basado en la creación de esta zona y que tenían como objetivo acabar con el diálogo.
En cambio, nadie habla de otra zona de desmilitarización y despeje, que es el Paramiyo, en la región de Urabá. Se trata de una zona respetada por el ejército donde vive el jefe de los paramilitares, Carlos Castaño. No en barracones sino en grandes mansiones. Allí acuden políticos, financieros y militares a negociar con los paramilitares. ¿Por qué no se actúa allí?.
¿Ha ocupado ya el ejército toda la zona de despeje?
El máximo responsable militar, el general Tapias, dijo que tenía, desde el mismo momento de su creación, un plan para tomar la zona del despeje en ocho días, lo que, por otro lado, demuestra su nula apuesta por la paz. Después se dieron treinta días. Han pasado tres meses y sólo tienen los cascos urbanos mediante masivos bombardeos desde al aire, han destrozado todas las infraestructuras de la región, incluidas las pistas de aterrizaje legales. No han capturado a ningún mando de las FARC.
El Partido Comunista Colombiano ha apostado ante las últimas elecciones presidenciales por la experiencia del Frente Social y Político. ¿Cómo se crea este proyecto y cuál es su valoración?
El Frente Social y Político (FSP) es una propuesta inicial de la CUT, la Coordinadora Unitaria de Trabajadores que agrupa a diferentes sindicatos sectoriales de izquierda. No es, por tanto, sólo la suma de varias organizaciones políticas, sino también sociales. Entre los partidos políticos están el Partido Comunista Colombiano, Presentes por el Socialismo, Dignidad Obrera, PCML y, posteriormente, se incorporan otros sectores y personalidades. El FSP colma una expectativa importante y una necesidad para la lucha en Colombia. Ese espacio se ocupará en la medida en que el Frente apueste por una política de izquierdas, de apuesta por una solución dialogada al conflicto. Los comunistas pensamos que el Frente no acota todos los movimientos de izquierda en Colombia, hay que ampliarlo, incluso incluyendo las propuestas de la guerrilla.
Desde luego existe el peligro de que se reproduzca la persecución y masacre que sufrió la Unión Patriótica, el anterior proyecto político en el que nos integramos los comunistas, pero hasta el momento la oligarquía ha permitido que exista este movimiento porque necesita justificar la existencia de una democracia. Pero estoy convencido de que si la fuerza del Frente aumenta habrá serios peligros. Los comunistas debemos estar preparados para proteger este nuevo proyecto.
Es inevitable hablar del Plan Colombia. ¿Cómo se está desarrollando?
El Plan Colombia, tras un gasto de 1.300 millones de dólares en dos años, ya ha cumplido su primer ciclo, el de dotar a las Fuerzas Militares de material bélico y de incrementar sus tropas, las que ha multiplicado por tres. Así se ha creado en Tres Esquinas (Caquetá) la mayor central de inteligencia del mundo. Ese era el propósito del Plan Colombia. Luego está el plan de fumigaciones de cultivos ilícitos, con todo lo que conlleva de catástrofe medioambiental y de agresión a los recursos de subsistencia de miles de campesinos. Nuestra lectura es que el Plan Colombia se desnudó solo. El argumento asistencialista y de lucha contra el narcotráfico, esgrimido en un principio desde el gobierno, ya nadie se lo cree. Del total de fondos gastados, el 85 % se ha destinado a gastos militares y un 9 % a fumigaciones. Ahora que se ha agotado el primer dinero, el presidente buscará más fondos, porque dice que aunque ahora tienen más aviones, no dispone de dinero para combustible. Algo que no va a ser tan sencillo, porque el Partido Demócrata norteamericano ya ha expresado sus reservas sobre el comportamiento del ejército colombiano y el desvío de fondos del Plan. Durante la campaña electoral hemos podido observar cómo los candidatos no han demostrado excesivo entusiasmo por el Plan Colombia, está muy desgastado. La propia oligarquía está criticando que tras haber gastado 1.300 millones de dólares no ha habido éxitos militares significativos.
Las FARC ya han recordado que dos meses después de la ruptura del diálogo ya han muerto 1612 combatientes, ¿qué piensa de ello?
Y si esta guerra se mantiene, aún aumentará mucho más el número de muertos. Tras la ruptura del diálogo, un comandante de las FARC le dijo a Pastrana: "nos veremos a encontrar dentro de cinco mil muertos". Y lo triste es que el mayor número de víctimas procede de la guerra sucia del ejército y los paramilitares. En el año 2001 fueron asesinados 173 sindicalistas y en lo que va de año, setenta. De eso no dicen nada, aunque ya lo han denunciado las Naciones Unidas. Sin ninguna duda, quienes más pierden en esta guerra son los derechos humanos.