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Latinoamérica

15-05-02

Mempo Giardinelli: "Hacer cultura es resistir"

Por José Osorio y Ana Muga

Uno de los escritores más destacados que convocó el Encuentro de Narrativa Policial, desarrollado hace algunas semanas en nuestro país, fue Mempo Giardinelli, escritor de reconocida trayectoria en Latinoamérica, con novelas como "La Revolución en Bicicleta" (1980), "El cielo con las manos" (1981), la afamada "Luna caliente" (1983), "Qué solos se quedan los muertos" (1985) y el ensayo "El género negro" (1984), entre muchas otras publicaciones. Impulsor de importantes esfuerzos por el desarrollo de la literatura, los libros y la educación, durante varios años dirigió la memorable revista "Puro Cuento", es columnista del diario Pagina 12 y el día antes de llegar a nuestro país lanzó su libro "Diatriba contra la patria", que resume en forma crítica la historia y acontecimientos del ultimo año en Argentina.
Hombre amable y comprometido, lo encontramos en forma exclusiva en el aeropuerto a su llegada a Chile y establecimos un cordial diálogo en el taxi que lo trasladó a su hotel. El Siglo inició de esta manera la conversación.
¿Que te motiva a participar en el Encuentro de Novela Policial?
"Supongo que los amigos suponen que soy o he sido un autor del genero. Aunque no creo haberme especializado en el género, he cometido algunos pecados. Yo mantuve una columna en el diario Excelsior en México y la especialicé en el tema. Teoricé bastante, escribí sobre el género y fue surgiendo un libro que ha circulado mucho en México y Argentina, que se titula 'El genero Negro', que es una especie de 'todo lo que usted quiere saber del genero policial hace 15 o 20 años en América Latina. Entonces, cuando Ramón (Díaz Eterovic), Fernando (Jerez) y todos los amigos comenzaron a organizar este Encuentro de Novela Policial, supongo que ellos suponen que alguna autoridad tengo sobre la materia".
¿Crees que la novela negra entrega una visión de Latinoamérica?
"Hoy yo no lo diría con tanta seguridad. En los períodos de la dictadura, claramente en el periodo 70-80, a lo largo de esas 2 décadas desdichadas, evidente e indiscutiblemente el género negro ocupó ese lugar. Era un recurso estilístico, pero también ético y moral que ocupamos muchos escritores; algunos fuimos bien conscientes de esto, otros menos. Yo no tengo duda que la saga de Heredia (de Ramón Díaz Eterovic) es parte de esta concepción, él está consciente de ello; algunos libros de Poli Délano. El género mismo tiene una virtud: es tan apegado a la realidad, tan dependiente de la realidad que ahí está su limitación conceptual como literatura, pero ahí esta también su maravilla. En América Latina, como en Africa describes la realidad y estás haciendo el manifiesto revolucionario. Si tú describes lo que pasa en la realidad con tu mirada honesta y sincera, es una mirada de lucha aunque no tengas la intención de hacerlo. Yo creo que en ese sentido el género es noble y por eso nos reunimos para hablarlo. Decía al comienzo que no lo afirmaría con tanta vehemencia, pero evidentemente el género ha sabido infiltrarse en todos los autores. Hoy no hay autor en el mundo, en la lengua que quieras y en la cultura que quieras, que no haya pasado por las maravillosas y creativas manos de Raymond Chandler".
¿Crees que el género ha sido menospreciado?
"El menosprecio tuvo que ver con otras épocas, hoy en día se pasa o se le ignora. Grandes escritores de la literatura universal han apreciado el genero. De Borges a Neruda y de Vázquez Montalban a quien tú quieras, todos han apreciado el género, todos han sido buenos lectores. Del punto de vista autoral, no ha habido ese menosprecio. Del punto de vista de lectores, lo que más se ha leído en el mundo después de la Biblia, ha sido George Simenon. Evidentemente, ese mito del menosprecio ha venido de sectores términos académicos. No quiero ser malo con los académicos, pero suelen estar muy confundidos de lo que pasa con la literatura. Hacen o tienen una visión quizás muy canonizada, esquematizada y lamentablemente empobrecida".
¿Te sientes un escritor marginado?
"Quizás no seria el término justo, hoy. Creo que lo que ha sucedido es que yo vivo en un país en el que la capital, Buenos Aires, es una ciudad maravillosa, es como Babilonia. Pero nadie sabe qué es lo que pasaba en los alrededores de Babilonia y en la sociedad de Babilonia. Yo vivo a mas de 100 kilómetros de Buenos Aires, una provincia pelada, y no formo parte del mundo cultural, literario. En realidad, si existo como escritor es mucho más por los años que viví en México, por las traducciones, por mis libros en otros países. Yo soy muy afortunado en ese sentido y no puedo decir que soy un marginado literario. Ahora, en mi país, si hay una antología del cuento argentino, yo no estoy. En ninguna antología del cuento argentino, del cuento policial. Esto es lo que nos pasa a varios escritores y escritoras que no somos de Buenos Aires, que con toda su maravilla y con toda su desdicha tiene una concepción muy municipal".
La resistencia
Hace pocos días lanzaste tu libro "Diatriba contra la patria", participas en foros por el fomento del libro y la lectura, lanzaste algunos manifiestos por la cultura argentina en medio de la crisis. Cuéntanos de estas actividades…
"Ayer en la presentación del libro, fue una maravilla. Había 300 personas, fue impresionante, me conmovió, yo nunca presento mis libros ni voy a la presentación de otros. Este era un caso especial, pues no es un libro de literatura. Pero vamos por parte: los foros que hacemos ya tienen varios años. Algunos son del 95. Los foros son un emprendimiento que empezamos con la Universidad del Chaco. Lo hicimos con ellos y luego nos independizamos, como Fundación y centro de estudio propio. Esto lo seguimos haciendo y tiene que ver con la promoción del libro y la lectura. La otra cosa es lo del manifiesto. Después de los acontecimientos de diciembre y la caída de De la Rúa, a mí me cambió muchas cosas, me tocó mucho en lo personal, creo que ha sido uno de los acontecimientos político sociales directamente más conmovedores que me ha tocado ver, y tengo mas de 50 años de vida, pasé la dictadura y creo que aún no lo termino de procesar. Entonces, yo sentí que como intelectual, yo soy un hombre político -no de partido-, como independiente, como librepensador, tenía que salir con algo... Yo escribo en Página 12, pero me pareció que había que hacer otra cosa, que era importante que la intelectualidad se pronunciara frente a lo que pasaba. Entonces, a un grupo de amigos, basado puramente en la confianza, le propuse un texto, lo discutimos y salió ese primer manifiesto muy tímidamente porque lo mandamos por Internet, no teníamos plata y además no nos proponíamos como movimiento alternativo, ni nada. En 15 días habíamos armado un despelote, todos nos llamaban, las radios, las universidades, de todo el país. Es increíble. Pusimos en palabras muchos sentimientos y confusiones, aspiraciones populares confusas, mal expresadas; las ordenamos, ni siquiera de iluminados. Había una coincidencia en el diagnóstico y en la comprensión del fenómeno que está pasando. El libro está vinculado a todo esto. Ya hace un año y medio venia escribiendo una reflexión, un ensayo sobre el vinculo entre intelectualidad y política y se me fue cambiando por los mismos acontecimientos porque necesariamente se me convirtió en un libro de historia donde yo dejo una versión del último año argentino, y espero que este sea el libro al que se recurra si quieres saber de los últimos 6 meses. Es una visión critica y esperanzada".
¿Qué es para ti el concepto de resistencia cultural?
"En Argentina se ha causado un daño tan grande, incluso culturalmente, en el sentido antropológico de la palabra. Todo se empezó a degradar: se degradó la calidad de vida, la ecología, la educación, se degradó hasta la calidad del agua que bebemos… Argentina hoy, más allá de lo ético, está fea, es un problema hasta estético. Nos hemos afeado todos en América Latina. No hay país que no conozca y hay contrastes que van contra el sentido común. La Argentina es un país que puede dar de comer, estadísticamente, a 330 millones de personas por año, y hoy tenemos 15 millones de indigentes. Es un sin sentido conceptual. No hay cretino que me lo explique, en términos ideológicos ni económicos.
La civilización es la civilización de los bárbaros. Sarmiento, el buen Sarmiento, debe estar revolviéndose en la tumba, porque el planteo de civilización o barbarie le salió al revés. Estos bárbaros que son corruptos, que son genuflexos, que son posiblemente, capomafiosos de los carteles de la droga -en mi país, no tengo ninguna duda. Cuando todo lo de civilizado que tienen es que van a Davos, al encuentro con el G-8 a rendirle pleitesía, se visten con traje de Armani, zapatos Gucci y andan en BMW o Mercedes. Cuando esto es así, y de alguna manera es la norma y el modelo que tenemos, incluso el modelo de muchos educadores y de muchos líderes intermedios de la sociedad. Es un problema muy grave. Cuando yo veo que las chiquillas de mi país de 14 ó 15 años, cuando son muy pobres están haciendo prostitución, y las que tienen más recursos, su sueño es ser modelos, ¡joder! Tenemos un problema cultural grave. Entonces, el discurso alternativo, que denuncia esto, porque yo creo que a los hijos de puta hay que decirles que decirles que son unos hijos de puta, yo no puedo hacer otra cosa, y la forma de manifestar mi desprecio es trabajar por la cultura desde una perspectiva completamente diferente. Luego, entonces, sale el lema que nosotros tenemos, que hacer cultura es resistir y la resistencia está creciendo mucho".
"Yo no lo voté"
Se dice que la realidad supera la ficción: ¿imaginaste que algo así podía ocurrir en Argentina?
"Imaginarlo, no; pero creo que muchos veíamos venir más o menos algo de este tipo. A lo largo de estos 15 años, muchos hemos venido escribiendo que hacia allá veníamos. Nosotros hemos caminado al abismo con una especie de distracción norteamericana. Estábamos completamente en otro mundo. Imaginarlo, no; pero se fue sumando una serie de datos y evidencias que apuntaban hacia acá. Lo que pasa es que por más que uno pueda entrever o advertir, no quiere decir que uno pueda pararlo. El poder en general es muy necio, pero el poder corrupto es necio y es cínico; es una combinación muy grave.
El papel de Carlos Menem ha sido tremendo, porque ha sido un encantador de serpientes -algunos dicen que ha sido la serpiente. Porque engañó tanto al pueblo y el pueblo fue tan inocente, recordando que fue reelecto con una masa de votos impresionante. Hoy la gente está enojada con Menem, pero también está enojada consigo misma. En Argentina es un clásico decir en estos momentos 'yo no lo voté'. Menem no puede salir de Anillaco, sólo puede venir a Chile, hace cuatro meses que no puede ir a Buenos aires, no puede andar por la calle, lo linchan si lo ven… y eso es muy bueno. Cavallo está preso ahora pero antes de estar preso estaba escondido; De la Rúa… Esta clase de gente no puede asomar la nariz fuera de la ventana de su casa. Yo no aspiro a ninguna forma de revancha, pero el repudio público es importante y me parece que es una manera embrionaria de autocrítica y de autorreflexión".
De ahí tu optimismo ante los hechos…
"De la crisis feroz que vive Argentina, lo que ha salido mejor parado es la democracia, porque en todas las manifestaciones que hay el nivel de furia cívica es impresionante… La gente movilizada, carajeando a quien sea… Nadie pide un golpe de Estado. El clamor universal es más democracia, horizontal y directa. ¡Es una maravilla! Lo que ha provocado es una crisis tremenda de la representatividad. Cuando dicen que es una crisis de las instituciones, es mentira. Las instituciones no están en crisis: están en crisis los representantes que están ahí. La gente no quiere que no haya parlamento: no quiere a esos parlamentarios. La gente quiere una Corte Suprema, pero no a estos jueces corruptos que tenemos.
La democracia es la gran victoriosa. Hoy día todo se decide en Argentina con un sentido democrático espectacular, hoy día la gente va y le dice al Intendente que quiere ver las cuentas y se le plantan en la plaza y hasta que no le muestran las cuentas del municipio la gente no se mueve; y si descubren que están robando, los sacan a patadas. Todo esto está cambiando. Esta no es la Argentina que se muestra por la televisión. Cuando uno anda por el país real, es impresionante… Este es un fenómeno profundamente democrático".
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