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Latinoamérica

15 de febrero del 2002
América Latina y los vicios del olvido - II
Argentina hoy, la oportunidad
de reinventar la política o desaparecer


Karina Moreno
Los fantasmas

Nos amenazan con el hombre de la bolsa y...tienen razón. Cuando estamos peor el hombre de la bolsa gana muchísimo dinero, hecho de fácil comprobación empírica en la Argentina actual. Existe sin embargo, unos otros que también viven de las bolsas, pero las de basura, todos los que se ven todavía al espejo antes de ir a trabajar tienen en la nuca la sombra del hombre y la mujer, el niño y la niña, el anciano y la anciana, que revuelven la bolsa de basura.
Nos amenazan con golpe de estado, qué militar más borracho que Galtieri durante la Guerra de las Malvinas, en el balcón de Casa la Rosada con Malvinas se atrevería a masacrar a la población y ¿a cambio de qué? ¿será que la Escuela de las Américas interpreta los cacerolazos y el hambre del pueblo como un rito islámico? Me parece poco probable.
Más seguro, es reprimir fuertemente con una fachada democrática, de esto dependerá en gran medida la salida de la crisis actual argentina.
Nos amenazan con más sufrimiento. Estimado Horst Köhler, director gerente del FMI, usted pide más sufrimiento: ¿Por qué no se muda para acá, por qué no se hace mojado en México, porqué no escupe fuego en Bogotá, porqué no saquea en Buenos Aires, por qué no va a buscar los esqueletos de su padre en Guatemala, porqué no convive unos minutos en una favela de Río, porqué no viene para Chiapas, porqué no va para Jujuy, porqué habla estimado funcionario?
¿Por qué no ayuda a la población del tercer mundo a que persiga a los grandes estafadores de nuestros países? ¿Por qué no rastrean sus cuentas y se las cobran como parte de la deuda? ¿Es porque todavía son socios?
El imaginario de la clase media sintetizado en una masa marginal y salvaje que ocupa los pasillos de una casa se ha invertido:

Casa Tomada al revés.

La casa la tomó el Tío Sam y sus sobrinos, y no sólo la casa, la tierra de los indios, y de los que sin tierra estaban, y el trabajo, y las escuelas, y las pensiones. No eran ordas, no eran masas, no eran invisibles; tienen nombre y apellido, tienen documentos y millones de dólares. El FMI, supo como ningún otro revolucionario unir por primera vez a la clase media con una clase que vive del trabajo flexibilizado que estaba desintegrada, desorganizada, alienada con los desocupados, con las amas de casa, con los jubilados, con los jóvenes y niños condenados a un no futuro asegurado.
No hay como el FMI para fabricar revueltas populares, no hay grupos de intereses económicos, militares y políticos tan eficaces para garantizar la toma de conciencia popular y la quiebra del sistema de creencias neoliberal.

Las no alternativas del presente continuo de la clase dirigente

La lucha es entre darle continuidad al modelo a cualquier costo, que es la apuesta de los gobernantes en la actualidad y la ruptura del mismo. La ruptura institucional con continuidad del mismo modelo es absolutamente inviable, por lo menos hasta que alguna alianza entre las fracciones en el poder se consolidara. Pero ¿quién con quién?
A Estados Unidos, la quiebra o desaparición del capital extranjero europeo no le sienta del todo mal, y a largo plazo un estallido podría permitirle a algunas de sus empresas reapropiarse parte del botín.
Las empresas extranjeras y el sector agropecuario tienen intereses disímiles, sobre todo en lo que atañe a la fijación del tipo de cambio. En consecuencia, el escenario terminal, la "quiebra" de Argentina se consolida a través de esta imposibilidad de encontrar salidas "fuera del modelo". Pero, ¿Cómo quiebra un país? ¿Cómo se realiza esta falacia?
El concepto de "competitividad nacional" fue el eje de las políticas neoliberales y de la proyección exterior tanto del comercio, como de la política internacional. Al respecto nos dice Paul Krugman: " Mucha gente que usa el término "competitividad" lo hace sin pensarlo dos veces. Les parece obvio que la analogía entre un país y una empresa es razonable y que preguntar si los Estados Unidos son competitivos en el mercado mundial no es diferente, en principio, a preguntarse si General Motors es competitiva en el mercado norteamericano de monovolúmenes...Intentar definir la competitividad de una nación es mucho más problemático que definir la de una empresa. La línea de flotación para una empresa es literalmente su línea de flotación: si la empresa no puede pagar a sus trabajadores, proveedores y obligacionistas, tendrá que dejar su actividad. Por lo tanto, cuando decimos que una empresa no es competitiva, queremos decir que su posición de mercado es insostenible; que a menos que mejore su funcionamiento, dejará de existir. Los países, por otro lado, no cierran. Pueden ser felices o infelices, con su situación económica, pero no tienen una línea de flotación bien definida. Como resultado, el concepto de competitividad nacional es engañoso(1)"
Los países no cierran, no somos números, no somos cosas, no podemos suicidarnos en masa. Somos seres humanos, personas con mucha angustia algunos, mucho hambre y desesperación la mayoría, con todo perdido y todo por hacer.
Por supuesto se pueden montar provocadores e intentar una guerra civil para después impartir el orden y la paz social, pero sin nada ni nadie, ¿a quién le robarán, a quién le quitarán la vida y la dignidad, quién les creerá?
La gran pregunta que nos hacemos es: ¿Cómo salir de la crisis?
Las salidas únicas del FMI, las no alternativas, el recortar ¿más salarios? Ya no tiene cabida. Cuando una casa se viene abajo, hay que volver a empezar, desde los cimientos.
Hay mucho por construir en la Argentina de hoy, hay muchas opciones para generar empleo en la Argentina de hoy, hay empresas desmanteladas, contratos fraudulentos, estafas organizadas. Todo por investigar, por aclarar.
La trampa neoliberal, el discurso circular de más deuda, más ajuste, más desempleo, más recesión, ya no tiene espacio. El sinceramiento de la clase política no comienza por avisar que nos han robado, la gente ya se dio cuenta.
El sinceramiento y el evitar el derramamiento de sangre tendría que pensarse con la renuncia de todos los miembros de los tres poderes, con una campaña donde los medios recordaran quién es quién en la política argentina. Que Ruckauft firmó el decreto en el gobierno de Isabelita que permitió la represión hace tres décadas, cuando comenzaba su impecable carrera como represor estafador. Que tanto Duhalde como De la Rúa perdieron sus internas hace 20 años y que la gente que votó a De la Rúa en alianza con el Frepaso, lo hizo en busca de justicia contra la corrupción y más empleos, por un cambio de modelo.
Esta patética clase política envejecida, cogobernante con los patéticos militares, podría sincerarse y dejar paso a nuevos cuadros, a la gente, a estas nuevas organizaciones, que no quieren más líderes, que quieren organizarse para vivir, que no quieren más elegir quién será su saqueador en turno.
Pero no. Duhalde, sabe que no va a renunciar, pero no sabe qué hacer...Hace un mes, que están pensando qué hacer. ¿Esto es en serio? ¿Por qué aceptó el patético acuerdo cupular señor Duhalde?

Herencias Coloniales

Vuelta a las economías tributarias, de nuevo con las mismas banderas compran nuestros trabajos a bajo precio, o nos dejan fuera.
Los índices nos muestran qué, como herencia colonial, hay mucho por desaprender, según "el latinobarómetro" de Luis A. Romero: " Más de la mitad de los entrevistados en Brasil, Chile y Colombia desconfía de los argentinos; argentinos, brasileños y bolivianos desconfían de los chilenos en un 60%; los bolivianos son mal vistos en porcentajes de hasta el 70% por los brasileños, los paraguayos, los uruguayos y los argentinos; 88% de los ecuatorianos desconfía de los peruanos. Paradójicamente, los pueblos lejanos y poderosos -norteamericanos, japoneses y europeos - se llevan las palmas en los depósitos de confianza de los relegados países del Tercer Mundo".(2)
La cultura también está intrínsecamente vinculada con el proceso actual, quien piense que el neoliberalismo no ha calado muy hondo dentro de todos nosotros, no es sincero.
Existen, por cierto, los que imitaban fervorosamente los íconos del sistema, era sobre todo la población urbana, a la que le resulta casi imposible abstraerse de la publicidad mediática. La población campesina es, quizás, la que mejor resiste este embate neoliberal, pero debe salir a decir que no quiere ser fagocitada por el sistema de creencias vigente, piden que se les respete su cultura, su derecho a ser diferentes en un mundo que tiende a homogeneizar sobre todo la cultura.

Lo que propone la gente en Argentina, aquella que no vive en Palermo

En la calle, espontáneamente la gente reclamaba que el recambio en el poder fuese más corto. "Dos años y que vuelvan a laburar como cualquiera".
Y la política no es sólo organización también es esto de reencontrarse con el otro, lo que no es fácil en el mundo actual, ni en Argentina, ni en la China.
Eso pasa en la Argentina de hoy, el "diferente" es mayoría: el pobre, la vieja, las desocupadas y desocupados, los gordos, los jóvenes, los chicos y los grandes de la calle, los que estuvieron encerrados y con culpa durante por los menos los últimos 10 años, y en la memoria colectiva eran los invisibles, se reconocieron en el otro, y después se sumó el que todavía tenía algo, y ahora también lo perdió.
Eso pasa en la Argentina de hoy, la gente vuelve a hablar con el vecino, sale sin miedo, se reconoce en el otro, ve, mira, observa, se comunica con otros que están en igual situación. También piden comida en los supermercados, piden trabajo, esos, no son de clase media. Eso no es tan malo, eso no augura una guerra civil, eso asegura la reconstitución de los lazos de solidaridad cortados hace 3 décadas.
Quienes auguran la guerra civil porque la provocan y porque ven allí el único medio de supervivencia dentro del sistema tendrían que pensar diez veces antes de insistir. Esta vez, por primera vez, ellos también corren riesgo.

Sobre la patética clase media argentina de Steinleger(3)

No, ciertamente la "patética" clase media de Palermo(4) no augura una etapa prerrevolucionaria. Sin embargo, el termómetro argentino no está ahí, está en los millones que subsisten en niveles de pobreza extrema han perdido todo y el hambre es una realidad palpable en todo el país , donde menos lo observará Usted, es en Palermo. El termómetro argentino también está en un sector de clase media que por primera vez se identificó con el villero. En los motoqueros y los jóvenes que tienen un no futuro asegurado y se comienzan a enfrentar con la policía. Que no tenían a lo mejor algunos, ideología alguna, sin embargo, en su primera manifestación pacífica recibieron el bautismo al conocer en carne propia las brutales características de la represión en argentina. Hubo muertos.
América Latina tendrá que reflexionar, tendrá que poder pensarse a sí misma saliendo de la supervivencia, de las nulas alternativas, de los derrames.....de pobreza extrema y de individualismo extremo, de la apatía política, del acostumbrarse a todo, a la delincuencia, a la marginalidad, a vivir con miedo a todo, todos los días.
Lo que resulta mucho más patético es el ciudadano del mundo que desde la comodidad de su vida, también de clase media, y viendo como turista-intelectual un proceso de quiebre social y político tan profundo, no entiende nada.
Sr. Steinleger, no todos los de la cacerola tienen guita en el corralito, y ninguno de los "saqueadores" la tiene.
La patética vanguardia iluminada debería pensar más autocríticamente y dejar de actuar como la derecha, como única depositaria de los "valores" y la "claridad" política; la izquierda, o el sector progresista, debe dejar de "juzgar" desde su sitial de superioridad al resto de la masa informe. Porque, desde esta visión los demás, los latinos, los argentinos, de clase media o baja, somos todos "boludos". ¿Y la patética clase alta y la patética cúpula militar y los patéticos cuerpos policiales y la patética clase política? ...
Ellos, ellos son los "malos" necesarios para ser la "buena y consciente" oposición permanente, desde una también cómoda posición social. Habemos otros y otras, viles mortales, que carecemos del don de la ubicuidad.
Todos somos responsables en el mundo formal, pero en el real, en el de las desigualdades extremas, hay unos, más responsables que las mayorías.
Mientras escribo, la gente se está jugando la vida, es mi país y es mi gente. No todos son inconscientes, somos muchos que perdimos vidas y crecimos luchando contra esa cultura del terror. La gente enfrenta a la policía en Argentina. Eso, no lo hace alguien a quien no le importe si sube Fidel o Pinochet. Ojalá que la patética clase media argentina sirva de ejemplo a sus análogas en el mundo.
Mientras escribo, la gente da vuelta alrededor de la pirámide de Mayo, como las Madres. Va por los muertos de hace 3 décadas, va por los muertos de hace un mes, va por los muertos de hambre, de desesperación, de angustia y de impotencia de todos los días. Aunque la represión, ahora mismo, continue. Aunque estén reprimiendo a familias completas, que vuelven a la plaza en cuanto dejan de tirar gases.

Notas
1- Krugman, Paul. El Internacionalismo Moderno. La economía internacional y las mentiras de la competitividad. 1997, Crítica, España.
2- En Viva, La Revista de Clarín, Domingo 23 de diciembre de 2001. "Yo, el otro". Pág. 56. Argentina.
3- Steinleger, José. La ideología a la cacerola. La Jornada, 24/01/2002.
4- Un barrio de un alto nivel de vida. En México, Polanco por ejemplo.


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