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Latinoamérica

1 de febrero del 2002
Acercamiento a la praxis política de los nuevos movimientos
sociales en la era de la globalización

Ricardo Martínez Martínez

Ensayo a debate después de dos años del rompimiento de la Huelga de la Universidad Nacional Autónoma de México por parte de la Policía Federal Preventiva.
(El movimiento zapatista 1994- y el movimiento estudiantil UNAM 1999-2000)

El planteamiento

Ya hace más de un siglo y medio que el debate sobre la filosofía de la praxis despertó a la luz del pensamiento, el significado de la actividad del hombre sobre la naturaleza y sobre sí mismo.
Es hasta Carlos Marx que el concepto de la praxis adquiere un significado relevante rompiendo con toda la filosofía anterior: Hegeliana y Feuerbachiana, esencialmente. Marx redimensionó el significado de la praxis de manera unívoca entre la teoría y la práctica, como el resultado dialéctico del quehacer del hombre.
En la acepción más general que se tiene sobre la praxis en Marx, se entiende que es una actividad específica. Se trata de la actividad de formulación de fines como de la producción de conocimientos que se objetiva y materializa sobre la naturaleza como actividad productiva, sobre las propias relaciones sociales de los hombres como actividad política o revolucionaria, y sobre el proceso de conocimiento como fundamento de la práctica social.
Para el análisis sobre la praxis corresponden las direcciones antes descritas, de las cuales sólo utilizo como hilo conductor de este ensayo aquella en el que el hombre es sujeto y a la vez objeto de ella, esto es, dentro de los diversos actos encaminados a su transformación como ser social, a cambiar sus relaciones políticas, económicas y sociales, a realizar la actividad política como una de las formas de la praxis. Y de ello el objeto del lenguaje en la elaboración de planteamientos políticos.
Como versa el título de este trabajo es un acercamiento general al objeto de estudio que son los movimientos sociales tanto del EZLN como del movimiento estudiantil reciente de la UNAM que amanecieron en la escena política de México en una periodo peculiar de cambios nacionales e internacionales, en la era caracterizada como globalización que empieza con la diversificación y la segmentación de la producción a finales de los años setenta, bajo las tesis del modelo de producción postfordista neoliberal que asimismo, implica cambios en los ámbitos sociales.
Si después de las elaboraciones teóricas del marxismo y su relación con la praxis desemboca en un andamiaje teórico conceptual en un determinado momento histórico: la lucha de clases, el partido de vanguardia, la revolución socialista, el proletariado como sujeto histórico de cambio, etc., he tratado de no tomar estos conceptos de manera acartonada y vulgarizada, por el contrario, redimensionarlos.
Redimensionar la esencia del entendimiento sobre la praxis política es un reto que los propios actores políticos de los movimientos sociales hoy experimentan y más que hablar de una ruptura o de una reformulación de los conceptos, es un tránsito, un periodo de transformación.
En todo caso, el asomo que podamos hacer será con la propia experiencia de ellos, en el que para gusto y disgusto de muchos me atenderé a lo que Lenin, en su justo término siempre exhortó: "hacer el análisis concreto de la realidad concreta".

El contexto global

El contexto histórico mundial en el que se desenvuelven ambos movimientos, tanto el de los indígenas en el sureste mexicano y el de los estudiantes de la UNAM, es el de la globalización entendida como la transnacionalización e internacionalización del capital a gran escala, a un acelerado ritmo y con efectos anteriormente inimaginables. Este fenómeno es descrito por el investigador John Saxe Fernández: "es un caldo de cultivo de relaciones profundamente leonino en el orden económico estratégico... signado por la inequidad, el conflicto, la dominación, la apropiación del excedente y las contradicciones interestatales, de clase y etnia, de género y de mercados." Sus efectos se desenvuelven tanto local como regionalmente en un espiral de contradicciones.
Más didáctica para los fines de explicación que aquí se trata, resulta la concepción de Pablo González Casanova: "...la globalización es un proceso de dominación y apropiación del mundo. La dominación de Estados y mercados, de sociedades y pueblos, se ejerce en términos político militares, financiero tecnológico y sociocultural. La apropiación de recursos naturales, la apropiación de las riquezas y la apropiación del excedente producido se realizan de una manera especial, en el que el desarrollo tecnológico y científico más avanzado se combina con formas muy antiguas, incluso de origen animal, de depredación, reparto y parasitismo..." La combinación de todas las formas de trabajo anteriormente conocidas en la historia de la humanidad en los últimos 2 mil años, incluyendo la esclavitud, signadas por las relaciones capitalistas postfordistas.
La globalización o transnacionalización del capital significa, entre otras cosas, la tendencia a la desaparición del papel clásico de los estados nacionales y algunas de sus particularidades con vía a la homogeneización legislativa, monetaria, de productividad y relaciones laborales, etc., convirtiéndose en territorios de reproducción del capital limitados por la densidad y requerimiento de las grandes empresas transnacionales que implementan políticas globales de regionalización y dominación-interdependencia como los recientemente creados bloques económicos: el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la Comunidad Económica Europea (CEE), etc.
Los Estados actualmente juegan un papel central en generar las condiciones para la producción y realización del capital, se transforman los Estados nacionales a "Estados de competencia", subvencionar masivamente empresas, privatizar las empresas paraestatales, dar créditos a otras empresas, garantizar la movilidad del capital en los territorios, etc., son algunas de sus tareas.
El papel del Estado adquiere otras modalidades de actividad que permitan la reproducción del capital y tasas de ganancia mayores para las empresas que dominan el territorio y el mercado de un país, se desmonta el Estado de bienestar.

Signos de la globalización

Hay tres signos esenciales de la globalización. Ocurre que para la transnacionalización del capital es necesaria una revolución científica tecnológica que responda como emergente a la crisis de producción de los energéticos, en particular del petróleo y sus derivados.
Ésta revolución "instrumental" se da de manera precipitada y desplegada en varios planos, en el de la producción energética y en el de la informática que desencadenan una terrible guerra sin cuartel de las grandes empresas monopólicas internacionales por el dominio de la "innovación", bajo la lógica de quién capitaliza la innovación tecnológica controla el mercado; profundizando el proceso de homogeneización, desapareciendo a las medianos y pequeños capitales, concentrando y centralizando aún más el capital.
Por otro parte se experimenta el efecto de la postguerra fría a una regresión de la violencia social como condición de vida.
"Pareciera que frente a la aniquilación de las condiciones de vida de nuestros días, cada persona lucha por su propia sobrevivencia con su cuerno de chivo, en una guerra de todos contra todos. El neoliberalismo y la postmodernidad son las dos caras de una misma moneda (la globalización) y no pueden explicarse seriamente sin verlas como un llamado a la violencia. A la desregulación económica corresponde la desregulación de la violencia social y viceversa." Hoy el mundo vive bajo el dogma de ser unipolar. Se acabaron los regímenes del "socialismo realmente existente" y con ello se inaugura otro periodo de guerras internas ocasionadas por las contradicciones propias de las naciones y su trocamiento con el torbellino de la globalización.
Se reagrupan las grandes potencias con sus aliados potencialmente subordinados y se impone la mano de hierro dirigida por lo que James Petras llamó la legión Imperial: el FMI, el BM como los representantes del capital sin fronteras y los brazos armados, la OTAN y las "Fuerzas Armadas de Paz" de la ONU.
A esto se suma la campaña ideológica de la globalización como el fin a donde llegar. La voz globalización como discurso del poder ocupó muchos de los espacios sociales cotidianos. Se domaron a las élites políticas y militares, se usaron los medios de comunicación masiva para bombardear a la sociedad y crear un tele espectador con vida virtual. Se repitieron las frases de la mentira hasta convertirse en verdad como lo practicaron los regímenes fascistas en todo el globo.
Esto es a grandes rasgos el contexto global en que se inscriben los movimientos sociales del EZLN y de los estudiantes de la UNAM. Pero hay un contexto a una escala menor que ejemplifican en concreto el papel del Estado y de los sectores dominantes.

El contexto local

El sureste

Las paradojas de la "modernidad salinista" llegaron a su clímax precisamente el primero de enero de 1994, año en que entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte que auguraba el paso decisivo de México al primer mundo.
La mañana de ese día, México se despierta con que las promesas de bienestar social y modernidad democrática quedaron como simple retórica. Una rebelión indígena en el estado sureño de Chiapas se asomará a la luz y romperá el espejo del mito postmoderno en mil pedazos.
Como sugiere el sociólogo francés Yvon Le Botexisten circunstancias específicas que serán el caldo de cultivo de la insurrección armada, las razones de una locura. Los efectos de la atropellada modernización económica en el tejido social de Chiapas son la desigualdad, la violencia, el clientelismo, la ruptura y confrontación de diversos sectores sociales. Pero más allá del desgarramiento social que implica la modernización, el surgimiento del zapatismo "ha prosperado en el espacio que separa a las comunidades tradicionales y a las fincas de los sectores aculturados que se han asimilado a la sociedad global... Y ha encontrado acogida particularmente entre las nuevas generaciones, que no conocieron el orden antiguo y ven cerrarse las puertas del futuro".
Una vez que se rompen los lazos con la antigua comunidad y los lastres de explotación que significaban las fincas, los sectores que hoy alimentan el zapatismo quedaron alejados de aquella manera de sobrevivir, pero se encuentran con un mundo abierto al mercado que con todos los esfuerzos que hicieran por mantenerse en él, alcanzaban subrepticiamente a tratar de generar un equilibrio en una balanza inestable dependiente de fuerzas externas como los precios de mercado, la innovación tecnológica, recuperación de tierras fértiles por el gobierno, etc.
Aunque las promociones clientelares de los anteriores gobiernos como el Pronasol, – principalmente durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari- en diversas zonas rurales del país y específicamente en el estado de Chiapas, hayan sido estimuladas para canalizar excesivos recursos a electrificación, hospitales, zonas de recreación (las canchas de basquetbol fueron uno de los proyectos más importantes del Pronasol que fueron utilizados como mecanismo de contrainsurgencia, donde aterrizaban helicópteros del ejército federal después -y probablemente antes- del alzamiento zapatista), no servirán de mucho ya que esos recursos fueron filtrados por funcionarios y burócratas de los gobiernos local y municipales del estado de Chiapas como efectivamente ocurría en otras zonas del país.
La corrupción como elemento determinante para el ascenso de las élites políticas y económicas a las esferas del poder, conformó una casta poderosa y leal a los gobiernos en turno. Esta corrupción permeó a las instancias de gobierno chiapaneco durante décadas, pero alcanzó su máxima expresión durante el gobierno de Salinas.
En un periodo en que la apertura del mercado de productos del campo era inminente no se canalizaron los recursos necesarios para afrontar la caída de los precios, sostener la economía rural de aquellas zonas de Chiapas que violentamente experimentaron los efectos de la evolución de las economías nacional e internacional y de las decisiones gubernamentales centrales y locales.
"La no renovación del acuerdo internacional del café –producto que auguraba un salario a miles de trabajadores de temporada en las fincas e ingresos de decenas de miles de pequeños campesinos- provocó la caída del precio en más del 50 por ciento entre 1989 y 1992. La ganadería, factor clave para el mejoramiento de la economía de la mayoría de los colonos sufre también una crisis severa..." Pero el detonante principal de la insurrección armada zapatista será la reforma salinista al artículo 27 constitucional que canceló todo expectativa de reparto agrario y se decretó el desmantelamiento de los ejidos. Si bien el reparto de tierras ya era letra muerta en la Constitución Política de México, el inicio del desmantelamiento de lo poco que tenían las comunidades de esa región significó para ellas una guerra abierta no declarada del gobierno.

En la universidad

En el caso del surgimiento del movimiento estudiantil a principios de 1999, las condiciones serán otras, pero no muy alejadas de las políticas económicas instrumentadas por los gobiernos de la llamada modernidad.
Todo tiene como estimulante las medidas de reestructuración educativa en todos sus niveles. Al igual que la reforma al artículo 27 constitucional, en 1993 -todavía Salinas en el poder y como secretario de educación Ernesto Zedillo- se reforma el artículo 3ro de la Constitución que pone en cuestión y constroversia la gratuidad de la educación pública en los niveles medio superior y superior.
Desde entonces son enconados los debates sobre la gratuidad en los propios centros de Estudio y en las sesiones del Congreso de la Unión para la aprobación de los recursos destinados al ramo educativo.
Una tendencia al paso de los años es la reducción de recursos, en términos absolutos, a las universidades e instituciones públicas de nivel superior que tiene como efectos más visibles el recorte de la matrícula, cada vez menos estudiantes pueden ingresar a la universidad; la cancelación de proyectos de investigación, deficiencia en los apoyos a los estudiantes para su servicio social, caída de los salarios y prestaciones a maestros, cancelación sistemática de becas y apoyos, etc.
En la medida de que se reducen los recursos al gasto social educativo, el gobierno federal ha propuesto destinar recursos para mantener activos a sectores de la economía, primordialmente privados. Tal es el caso del proyecto gubernamental de reforma fiscal aprobada en la sesión parlamentaria del Congreso de la Unión el 12 de diciembre de 1998.
Tanto las bancadas del Partido Revolucionario Institucional (PRI) como del Partido Acción Nacional (PAN) aprobaron la propuesta del ejecutivo de hacer que los contribuyentes paguen el costo del quiebre financiero por medio del IPAB estimado en esa fecha hasta 600 millones de pesos para el rescate de la banca y las carreteras concesionadas.
La reestructuración educativa de la UNAM empieza unos años antes. Tanto en 1995 como en 1997 se instrumentan políticas de reorganización. Los proyectos de bachillerato de la UNAM tienen hoy otra orientación donde ya no es la prioridad el rescate de la educación didáctico colectiva, sino la formación del perfil gerencial y el trabajador calificado.
El efecto inmediato sobre las generaciones de estudiantes en esos momentos y sobre el futuro, será de incertidumbre. La adquisición de una formación del tipo ya descrito chocará con el terreno real del desempleo y la crisis económica a la que están sujetos.
En 1997 se aprueban las reformas sobre la permanencia y la estancia en la universidad nacional, sus efectos aún no experimentados, pero con el posible resultado de despoblamiento de la universidad y el empuje de muchos jóvenes hacia la periferia universitaria cancelando con ello toda posibilidad de movilidad social.
A todo esto se suma la manera en que se aprobaron todas estas medidas dentro de los órganos de gobierno de la Universidad Nacional que facilita la imposición in factum de las decisiones que toma su "jefe nato", el rector.
El 15 de marzo de 1999, el Consejo Universitario a propuesta del rector de la UNAM, aprueba en lo general, en menos de tres minutos las modificaciones al Reglamento General de Pagos que conllevan al aumento de las cuotas universitarias por concepto de inscripción. Todo ello sin la consulta activa de la comunidad universitaria, que desnuda el raquítico sistema de gobierno de la universidad.

Los actores

El despertar del primero de enero de 1994 para México y el mundo significó un punto de quiebre en lo que parecía "el fin de la historia" y la consolidación de "la utopía desarmada". Es el surgimiento público de un movimiento político militar de profundas raíces culturales indígenas y una forma distinta del quehacer político, de la praxis política, que pondrá en el centro del debate el falso paradigma de la globalización como "el único camino a donde se puede llegar, autorregulatorio e irreversible, el mejor de los mundos posibles".
Es con el amanecer del EZLN que se hace visible el centro donde se condensan las luces y las sombras del mundo contemporáneo como lo llamó Manuel Vázquez Montalbán: las contradicciones de un mundo en proceso de globalización del capital y una nación multicultural de rezagos ancestrales como es México, la evidencia del Aleph de nuestro fin de siglo.
Pocos años después, los estudiantes universitarios de la UNAM tomaran los escenarios políticos para continuar con el ciclo de luchas innagurado por el zapatismo, pero con sus propias particularidades de insubordinación urbana frente al proceso de globalización a efectos de los ámbitos educativos y laborales.
Si bien el zapatismo y el movimiento de la UNAM responden organizativamente a las políticas de la nueva restructuración mundial del capital, ambos movimientos tienen su praxis en correspondencia a sus ámbitos de acción, su cultura, su legado histórico y sus expectativas.
La política como actividad práctica de estos movimientos se haya necesariamente vinculada a cierto tipo de organización que exige formas,, medios, métodos, tácticas y estrategias reales de lucha que han instrumentado, acertadamente o con tropiezos, a lo largo de su desarrollo.

El amanecer zapatista

En la Primera Declaración de la Selva Lacandona, el EZLN integra dos concepciones sobre el quehacer político o la praxis política. La que viene de la herencia político militar de las guerrillas de los años 60 y 70 en México y América Latina que luchan con la estrategia de la transformación de una guerrilla a un ejército regular del pueblo que al paso del tiempo vaya liberando a la nación y permita a la población elegir de manera libre y democrática a sus autoridades administrativas. Y la que viene de la herencia de la resistencia de las comunidades indígenas de México y América Latina en particular de los indígenas mayas y de la que el EZLN se identifica como "el producto de una lucha de 500 años.
La clandestinidad de una organización armada producto de las luchas guerrilleras de los años 70 y la política abierta de las comunidades indígenas que desde tiempos inmemoriables, resultan en una mezcla sui generis que tendrá tres expresiones públicas de resistencia.
La del 12 de marzo de 1992 al conmemorarse los 500 años de resistencia indígena cuando alrededor de 6000 indígenas marchan en la ciudad de San Cristóbal, la del primero de enero de 1994 cuando ya salen a la luz pública como EZLN en una continuación necesaria de la resistencia y la marcha del Color de la Tierra hacia la ciudad de México en febrero de 2000.
En una de las entrevistas que el escritor Manuel Vázquez Montalbán le hace a dirigentes del EZLN sobre la concepción del primer núcleo guerrillero que sube a las montañas de Chiapas; uno de ellos, el subcomandante Marcos comenta que:
"Evidentemente, nosotros llegamos a la selva con este planteamiento. Es la clásica historia de la elite revolucionaria que se acerca a un actor de cambio y en torno a ese actor de cambio construye la teoría y el movimiento: el proletariado, en el caso de la teoría marxista- leninista. Lo que pasa es que esa propuesta inicial choca con las comunidades indígenas, con su planteamiento, tiene otro sustrato, una prehistoria de emergencias. Y modificamos nuestro planteamiento, hay un antes y un después del zapatismo con respecto a 1994. El zapatismo no nace de planteamientos que vienen de la ciudad, pero tampoco nace sólo de planteamientos que vienen de las comunidades indígenas. Nace de esa mezcla, de ese cóctel molotov, de ese choque que produce un nuevo discurso". Una nueva forma de quehacer político.
El choque cultural que significó el encuentro entre los guerrilleros que abordan las montañas del sureste mexicano y los indígenas con su tradición de lucha muy golpeados por las políticas del gobierno, tendrá como resultado la síntesis de lo que es el EZLN y su movimiento:
el planteamiento en cuanto al cambio histórico que no puede darse a costa de la marginación y exclusión de cualquier sector de la sociedad.
Una vez que salen al mundo, los zapatistas se toparon con la realidad nacional y mundial, la realidad de los sectores no escuchados que piden ser escuchados por sus gobernantes y que en los primeros días de enero de 1994 salen a las calles a impedir la masacre y el genocidio de las comunidades indígenas con las banderas de la paz, pero "no a cualquier precio", como ellos mismos afirmaron.
El mensaje es claro, la evidencia de la crisis de las relaciones entre la sociedad política y sociedad civil; las crisis de los partidos políticos, de la clase política, de los gobernantes frente a los gobernados, signado por el reacomodo estructural del capitalismo global.
Las energías encauzadas al alzamiento del primero de enero se transformaron en un intento de darle vida a un nuevo actor –aunque difuso- para el cambio que buscaban los insurgentes.
Es cuando la sociedad civil sale a las calles y el zapatismo redefine su camino político para recomponer la esfera de lo político junto con la sociedad civil, tratando de encontrarse con la lucha de resistencia de otros excluidos, otros indígenas, obreros, campesinos, emigrantes, homosexuales, lesbianas, mujeres, estudiantes, desempleados, etc.
La estrategia política del EZLN es ahora salir y conocer a ese ente social en emergencia. Los diálogos de la Catedral de San Cristóbal en 1994 con el gobierno federal darán la pauta para el acercamiento hacia los actores sociales que el EZLN anda buscando. Los cordones de Paz son más señales de que es posible este acercamiento y se echan a andar los proyectos organizativos.
La Segunda Declaración de la Selva Lacandona del 12 de julio llama a la realización de la Convención Nacional Democrática en un intento de que la expresión civil se organice y sea efectivo el tránsito a la democracia en México. En vísperas de las elecciones presidenciales se encuentran sectores de la izquierda que con algunas dificultades logran empujar el proyecto hasta que finalmente no se concreta.
Desde entonces, los zapatistas han impulsado el encuentro con actores y sectores sociales de México y el mundo.
Otros ejemplos de ese intento es la conformación del Frente Zapatista de Liberación Nacional y los encuentros intergaláctico y continental por la Humanidad y en Contra del Neoliberalismo.
Hay un caso particular en donde no solamente se buscan los sectores emergentes de la sociedad civil, sino aquellas personalidades que representan moralmente una expresión del movimiento social nacional, es el caso de la búsqueda del cardenismo y su dirigente moral Cuauhtémoc Cárdenas que en la Tercera Declaración de la Selva Lacandonda en 1995, el EZLN lo convoca a impulsar el Movimiento de Liberación Nacional.
Vemos entonces que el zapatismo apuesta a crear puentes y alianzas con todos aquellos que buscan el cambio y la alternativa al neoliberalismo. Su búsqueda es incesante y se encuentra con diferentes expresiones del cambio en México que probablemente difieren mucho en sus métodos y tácticas de acción política pero que finalmente buscan ese cambio. El EZLN entiende eso y elabora al paso de sus movimientos una concepción de lo político y un discurso para agrupar esas expresiones.

Lo político del EZLN

En la Cuarta declaración de la Selva Lacandona hecha pública el primer día de 1996, el EZLN afina claramente su idea respecto a lo político, al espacio de la política que hay que renovar en un sentido ético.
Llama a conformar un frente amplio, al Frente Zapatista de Libración Nacional (FZLN), con las siguientes características: expresión de la sociedad civil organizada que ponga en el centro del debate la discusión sobre lo político; la organización de la sociedad vendrá desde la base misma de ella, movimientos, comités y grupos; todos aquellos que pretendan ser parte de esta organización de nuevo tipo deberán renunciar a participar en cualquier cargo de representación gubernamental o asumir cargos de elección popular; y constructora de canales de interlocución con la clase política, que obligue a voltearla hacia la sociedad para escucharla y resolver sus demandas.
Esta convocatoria resulta novedosa al plantear nuevas formas de organización de la sociedad basadas en cierto distanciamiento respecto al poder, pero con la crítica más clara hacia quien lo ejerce, en un intento de rescate de lo político como práctica ética (la práxis política basada en la ética) y de darle sentido a lo que la gente espera sobre la democracia y su participación en la toma de decisiones.
Dos son los argumentos más significativos de esta concepción. El primero es el planteamiento del mandar obedeciendo, como expresión de nuevas relaciones de poder entre los gobernados y los gobernantes y, el segundo, el ejercicio de la vigilancia sobre los que detentan el poder utilizando diversos métodos como la consulta abierta y directa a los ciudadanos.
De esto se deduce que el zapatismo pone en el centro del debate la cuestión del poder sin pretender tomarlo. Una nueva forma de abordar el poder, una práctica política ética con relación al poder. La posibilidad de hacer política sin plantearse la toma del poder, acompañada de la ética y la fusión de la ética con el poder.
El zapatismo aspira a abrir el centro político hoy copado por los "políticos profesionales" y a una sociedad donde todos tengan un lugar para expresar sus puntos de vista y ejercer sus derechos. Apuestan a "...un encuentro entre sectores sociales, movimientos sociales, políticos y nosotros (el EZLN). En el que cada parte no conseguirá imponer su tesis, sino que será forzosa la síntesis".

En búsqueda del nuevo sujeto

"El sistema actual desdibuja la pertinencia de clase en cuanto a transformación histórica y surge el ciudadano o eso que llamamos sociedad civil. Es un actor social que no tiene una militancia política definida. Ese sería el actor de cambio más importante si se inclina hacia el cambio progresista, porque lo haría desde la fuerza del convencimiento y la razón".
Sin negar que las clases sociales y sus contradicciones han desaparecido, el EZLN afirma que las condiciones actuales –entiéndase la globalización del capital y sus efectos en las sociedades- hacen difuso al sujeto de cambio social que en los planteamientos marxistas es el proletariado. Pero el EZLN entiende que ese sujeto social de cambio puede ser el que por las condiciones actuales resiste. Y esa resistencia la están llevando acabo los excluidos, los emigrantes, los homoxesuales, los cero positivos, las mujeres, los indígenas, aquellos sectores que padecen más el autoritarismo, la exclusión, la segregación, la discriminación y todas esas facetas violentas que toma el neoliberalismo.
La expresión de resistencia en la globalización es indispensable para la supervivencia de esos actores que conforman la sociedad civil espacio emancipado del poder como lo llama Yvon Le bot. Y hoy esos actores ayudan a abrir el espacio político en donde será un espacio de lucha de las distintas expresiones de la sociedad donde la fuerza de la razón y el convencimiento imperen.

Los zapatistas han dicho algo elemental que expresa su manera de hacer política, no quieren ser vanguardia.
Ven a cada sector de los excluidos con potencialidades de aportar algo a la historia para que cambie y de esa aportación se produzca algo mejor. Pero para ello es importante redes de comunicación donde todos se encuentren y que ningún de esos sectores se imponga reproduciendo prácticas viciadas de la política o la creación de una o múltiples vanguardias.
Apuesta a estructuras sociales organizadas de manera colectiva, colectividad de los excluidos frente a la verticalidad del poder del actual sistema mundial.

El lenguaje

El zapatismo es ya una expresión de aires de cambio, son como los llama Carlos Monsiváis, históricos.
Pero como dicen los propios zapatistas su mérito es "haber encontrado la frecuencia de comunicación para que se produjera ese reflejo múltiple -de la resistencia- que obtiene resultados en el México urbano, en el México campesino e indígena. Pero también en otros países y en minorías excluidas de otros países".
La síntesis del lenguaje zapatista sale del encuentro entre los guerrilleros del primer núcleo con las comunidades indígenas. Se produce un lenguaje de dentro de ellos que rebota hacia el exterior con lenguajes hacia la comunidad internacional, otro hacia la comunidad nacional, hacia los políticos, hacia la sociedad civil, etc., como ha descrito el Subcomandante Marcos en la entrevista con Vázquez Montalbán.
En esta síntesis se produce lo que llamo "flash back", el retorno a la historia para entender la realidad. No el pasado para entender el presente, sino al pronunciar la realidad con las palabras que la historia le da al construirse, o a lo que los zapatistas se refieren, darle a la palabra el uso que había perdido, darle el contexto real y volverlas a nombrar.
Este nuevo lenguaje producto de la síntesis ya descrita tiene el efecto de producir respuestas. Es muy incomodo para la clase política habituada a un lenguaje lineal desgastado que responde sin saber qué y a quién porque está en otra frecuencia, pero para los sectores fuera de ese circulo es un lenguaje que hay que contestar de alguna forma, y se crea la comunicación, la reflexión, el intercambio y los acercamientos de otros sectores donde el encuentro urbano con el indígena es singular.
Es la creación de códigos nuevos que describen el entorno y se produce un campo semántico, digamos, en expansión hacia otros interlocutores.

La insubordinación estudiantil

Es sorpresivo el amanecer político de los jóvenes estudiantes de la UNAM ante una apariencia generalizada en el entorno social nacional.
Una generación que parecía aletargada, apática, atomizada, negada así misma, despojada completamente de sentimientos de solidaridad y de preocupación social y despolitizada, estallará en un grito de rebeldía y cuestionamiento al actual sistema de cosas.
Esta juventud vive bajo las circunstancias de exclusión y de incertidumbre que la obligan a despertar y buscar el presente negado y optar por encarar el reto de construir, con sus propios esfuerzos comunes, su futuro.
Frente a condiciones de desempleo y marginación que hoy padecen la juventud mexicana, bajo condiciones de violencia estructural, los jóvenes universitarios de la UNAM desmitifican el calificativo de "bisoños" y de generación sin proyecto y empiezan a construir su propio sendero.
Es el grito desde lo profundo de una sociedad confrontada entre los lastres de una cultura política autoritaria y el proceso modernizador que imponen las élites gobernantes.
Resultado que cancela todos los escenarios para los jóvenes y pulveriza todos los sueños de una nación libre y soberana.
La insubordinación estudiantil de 1999 en la UNAM se desdobla en el ciclo innagurado por el zapatismo y los nuevos movimientos sociales anticapitalistas desde Seattle hasta Génova, desconfiada del momento actual porque han crecido en un mundo que no garantiza la supervivencia de la gente y mucho menos de colectividades como el núcleo familiar en las que crecieron. Esta nueva situación es comprendida como una crisis civilizatoria de lleno a la globalización planeticida.
Bajo la condición de olvidados, los estudiantes de la UNAM se lanzan a la única vía de sobrevivencia: el de la lucha bajo signos de colectividades y solidaridad que no reconocen en principio pero que van tejiendo.
Buscan identidades con los otros para defender lo que les pertenece: el espacio público de la universidad y la garantía de un derecho social para ascender en la escala social.
Así comienza la revuelta de los olvidados, algunas veces con tropiezos que sólo podemos entender a largo plazo una vez aclarando los alcances del movimiento. Los principios de horizontalidad y rotatividad
El movimiento estudiantil de la UNAM logra consolidar su estructura organizativa de dirección durante los tres primeros meses de estallada la huelga. Esta estructura está cimentada con los pilares de la horizontalidad y rotatividad.
Se basó en las cuarenta asambleas de la comunidad estudiantil de las escuelas, facultades e institutos de la UNAM que discutían las propuestas e iniciativas del movimiento, para después elegir a cinco representantes con voz y voto y darles el mandato de asistir a las sesiones plenarias del órgano de dirección, el Consejo General de Huelga (CGH), y acordar entre todos los representantes las iniciativas generales.
En el plano general durante estos primeros meses, la asistencia de diferentes representantes a las plenarias del CGH es una constante y se afina la rotatividad como mecanismo de garantía de la colectividad.
La horizontalidad experimenta características novedosas. No es la horizontalidad de los zapatistas con poblaciones de rango social poco diferenciada, y tampoco de una estructura sólida de rasgos institucionales o partidistas de una comunidad con mayores escalas sociales urbanas.
La horizontalidad es marcadamente novedosa, pues permitió la participación de todos en las discusiones mediante un andamio flexible de estructura colectiva. Desde las voces en las asambleas locales de cada escuela hasta las sesiones plenarias.
Por ejemplo, en las sesiones plenarias se podían plantear puntos de vista diversos no siendo representante de las escuelas, aunque obviamente no se podía votar sobre tal a cual propuesta si no era uno representante en turno.
Como dice la investigadora de la UNAM Ana Esther Ceceña, los principios de rotatividad y horizontalidad emparentan al movimiento estudiantil con la Comuna de París que nace en los años 40 del siglo XIX en Francia, y con la práctica de las comunidades indígenas zapatistas del Estado de Chiapas en México.
No sólo a estas estructuras, en la actualidad hay otros movimientos sociales que experimentan estas características como el Movimiento de los Sin Tierra en Brasil, el de los Cocaleros en Bolivia, el movimiento indígena-popular-militar de Ecuador y el estudiantil en Argentina. Todos estos movimientos en Latinoamérica.
La estructura organizativa (como probablemente la de estos movimientos citados) responde a un proceso de insubordinación frente a la "modernización" neoliberal, compuesta por jóvenes de la ciudad que han crecido en el proceso de pulverización del espacio de lo público, provocado por una élite política domesticada para ser funcional en la nueva realidad mundial dedicada al traslado de lo público a lo privado.
Se trata de una tendencia de sectores y movimientos en lucha por construir sobre la marcha, desde un imaginario colectivo y una necesidad de sobrevivencia, un espacio de acercamiento entre sus integrantes, que le es negado por el desvanecimiento de lo público y el cierre de puertas de lo privado. Lo que les da el carácter de excluidos del sistema.
En ese espacio construido de manera experimental buscan reconocerse en el otro, aunque reproduzcan elementos de las estructuras culturales en las que crecieron y que ahora los excluyen. Así, experimentan actos sociales contradictorios de lo viejo y lo nuevo que va naciendo.
En el caso del movimiento estudiantil de la UNAM, "los estudiantes no se reconocen así mismos en calidad de explotados sino de excluidos... Inmersos (desde el nacimiento) en un proceso de despojo de gran amplitud que abarca desde la memoria histórica y los sentidos colectivos, la cultura y los referentes sociales, hasta los derechos más elementales de educación y autodeterminación, reencuentran y restablecen sus vínculos en la exclusión como nuevos pasos de construcción de identidades sociales colectivas que expresa, a un mismo tiempo, la más profunda expropiación efectuada hasta ahora por el capitalismo y el terreno de reconstrucción de una clase que ha roto todas sus fronteras anteriores y se rehace en el único campo en el que la solidaridad es todavía posible y necesaria: la lucha" La estrategia

La demanda de diálogo

Los estudiantes protagonistas del movimiento estudiantil de la UNAM logran, desde su inicio, la conformación de un pliego petitorio que analizándolo en sus justos términos sentaría las bases para la transformación de la universidad en un sentido del rescate de lo público.
Este movimiento por su naturaleza constituye una explosión instantánea de la búsqueda de identidad de los estudiantes jóvenes, del rescate y defensa de lo que están siendo objeto de despojo desde el nacimiento: derechos sociales y movilidad social.
Así, conforman un entramado de acciones dirigidas hacia sus adversarios con base en alcanzar la satisfacción de sus demandas. Estas acciones tendrán diferentes momentos y efectos a lo largo de su desarrollo que determinarán su futuro y sus alcances.
Desde sus inicios, el movimiento esgrime la estrategia del diálogo público y directo con los que para ellos son los responsables de la situación conflictiva y de crisis de la UNAM: las autoridades universitarias encabezadas por el rector en turno, Francisco Barnés de Castro.
Es una estrategia resultante de la cancelación de todas las vías de comunicación para resolver los problemas de su espacio cotidiano, la universidad, promovida y acentuada por los responsables de su administración.
En uno de sus manifiestos, el del 22 de junio, el Consejo General de Huelga platea lo siguiente respecto al diálogo:
"Hemos sostenido todo el tiempo nuestra disposición e Interés de que se abra el diálogo reivindicando una bandera que el movimiento estudiantil ha reivindicado por más de treinta años, que es el diálogo público y abierto... Porque no tenemos nada que esconder, porque queremos que nos vean y nos escuchen, porque queremos que todos sepan cuales son nuestros argumentos y cuales los de las autoridades..." El diálogo pretende ser una estrategia insustituible del movimiento para hacerse escuchar, decir sus planteamientos no sólo frente a las autoridades universitarias, sino utilizarlo como mecanismo para acercarse a sectores futuros interlocutores de la sociedad mexicana. Pretende convencer a los sectores de sociedad sobre la justeza de sus demandas y métodos de acción.
Para llegar a este diálogo, el movimiento estudiantil instrumenta una acción política de consulta, primero, a la comunidad universitaria sobre el destino de la UNAM a mediano y largo plazos y sobre los mecanismos para irlo conformando, segundo, a la población mexicana en su conjunto para acercarla a su lucha.
Se trata de una estrategia que nace del seno de su colectividad que reniega la sórdida actuación política de la clase gobernante en el país, contra la soberbia del poder del "ni los veo, ni los oigo".
La política de consulta del movimiento se expresa con los siguientes ejemplos, el 15 de abril de 1999 se lleva acabo la Consulta General Universitaria en donde participan alrededor de 100 mil personas de la comunidad que en un 90 por ciento de los participantes, por un lado, expresan estar de acuerdo con la gratuidad de la educación pública superior, y por otro lado, que la forma de resolver el conflicto provocado por el alza de cuotas que hace levantar el pliego petitorio de los estudiantes sea por medio del diálogo y la negociación.
Para el 27 de Mayo el movimiento realiza la Primera Consulta Metropolitana por la Educación instalándose (con el apoyo de estudiantes de otras universidades y de organizaciones sociales) alrededor de dos mil casillas donde la comunidad citadina asiste para dar su punto de vista sobre el destino de la educación en México. La participación es alrededor de 651 mil personas que en su mayoría apoya las demandas del movimiento y se interesa sobre la problemática educativa.
Son las consultas más representativas y con un mayor despliegue de los estudiantes y sectores que los apoyaron. Se realizan otras consultas necesarias pero con menor impacto político. La consulta de convierte en un reactor poderoso de lucha política universitaria.
El diálogo con la sociedad y la comunidad empieza a tener frutos, sin embargo, no es lo mismo con los interlocutores lógicos del movimiento para resolver el conflicto, es decir, con las autoridades universitarias. Con ellos sólo se logran pocos encuentros y nada de acuerdos. No es sino hasta el 10 de diciembre que se logran acuerdos mínimos para el formato de la discusión de las demandas y del conflicto para su posible solución. Sin embargo esto nunca llegó.
En otro nivel, toda la fuerza viva de la juventud "plebeya" universitaria desde sus inicios sale a las calles a movilizarse, son diferentes las acciones desplegadas en la ciudad de México y en otros estados de la República. Encuentros con otros jóvenes en sus barrios para discutir sus problemáticas, brigadas de salud, brigadas veterinarias, instalación de radios independientes no sólo para difundir los planteamientos del movimiento, sino para ayudar a reflexionar sobre otros problemas; marchas zonales integrándose a los barrios que componen la mancha urbana. Asimismo marchas que expresan la correlación de fuerzas (destaca la del 10 de junio de 1999 del Casco de Santo Tomás al Zócalo con una población de alrededor 80 mil personas).

Las alianzas

Además de la política de consulta instrumentada por los estudiantes, por medio de su órgano de representación, el CGH, llevan acabo una estrategia de alianzas políticas que va definiendo la búsqueda de aliados.
Es un ruptura al sistema dominante y logra configurarse en un cónclave o centro de atracción de los excluidos y los sectores sensibles a ser golpeados por las políticas neoliberales. Se trata de señalar los puntos débiles del sistema y la búsqueda de cambiar la correlación de fuerzas que neutralice así sea momentáneamente las intenciones del grupo dominante.
Las alianzas se tejen con mayor definición hacia el frente externo que al interno.
Destacan los acuerdos con el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) de impulsar la construcción de un Frente en Contra de las Privatizaciones de alcance nacional, la convocatoria a la creación de un Frente por la Defensa de la Educación Pública y Gratuita que tienen su primer encuentro (y el único masivo) el 23 de mayo de 1999 en el estadio olímpico de Ciudad Universitaria donde asisten organizaciones sociales, comités estudiantiles y sociedad en general; y la realización con el impulso del movimiento de tres encuentros estudiantiles de carácter nacional para impulsar la discusión sobre la educación pública superior.
Por otro lado, en el frente interno el movimiento logra una simpatía mayoritaria de los estudiantes, pero durante su transcurso no logra organizarlos en grados mayores en sus estructuras, lo que significa una debilidad no visible en sus inicios.
Los acercamientos con sectores académicos e investigadores son limitados, se crean algunas instancias de simpatía y apoyo, pero el movimiento no logra realizar una convocatoria que aglutine a esos sectores (AUA, MAA, CPI) en una sola instancia y que esa instancia pudiera crecer.
Esto expresa la rigidez de las estructuras de los sectores universitarios y también la incipiente teorización del nuevo sujeto universitario. La falta de claridad teórica para los fines completados será una de las debilidades del movimiento estudiantil.
Los acercamientos con los trabajadores del STUNAM que en su conjunto simpatizan con el movimiento y proporcionan una gran ayuda en las instalaciones de la Universidad durante la Huelga, son limitados en el sentido de llegar a acuerdos políticos en torno a la discusión y transformación de la universidad. Se logran algunos encuentros pero no se definen estrategias conjuntas.
La lucha de los estudiantes creo simpatías, pero a mediano plazo no fue referente de la lucha sindical para su propia emancipación de las políticas que los afectan directamente.
Estas iniciativas políticas de corto y largo alcance irán definiendo la correlación de fuerzas en el conflicto, en algunos momentos muy favorable y en otros realmente críticos.
Si en un inicio el movimiento logra la simpatía y diversos apoyos políticos y morales de la sociedad mexicana y en un sentido dentro de la propia universidad (antes del movimiento no había siquiera instancias de académicos e investigadores), en un momento lo que habían logrado los estudiantes en ese terreno se empieza a cuestionarse al cuarto mes del estallamiento huelguístico, en julio, como un posible punto de inflexión en cuanto a las alianzas del movimiento.
Ya en los meses de agosto y septiembre es más visible, al grado de que las asambleas experimentaron desgastes y contradicciones. Quedó así cuestionada críticamente la rotatividad y horizontalidad que le daban cohesión al movimiento.
Se acentúan las contradicciones internas entre las posiciones en el movimiento y su órgano de dirección, el CGH sufre de una disociación con la base estudiantil que opta por replegarse. Si bien esta base no abandona la defensa de las demandas insiste que hay que alcanzarlas discutiendo otros medios para lograrlas.
Esto tiene sus efectos en el terreno de las alianzas. Había una representatividad altamente cuestionada en el propio órgano de articulación, que dificultaba llegar a acuerdos con los sectores externos que apoyaron el movimiento.
Con los sectores internos fue aún más difícil su acercamiento, incluso hasta llegar a la polarización como el caso de la dirección del STUNAM, investigadores y algunos profesores.
Las correas de trasmisión interna y externa del movimiento han llegado a su límite y dan signos de agotamiento. Se puso en peligro la estabilidad y creatividad que había logrado el movimiento en su conjunto.
De allí en adelante, las acciones que instrumenta el movimiento pierden terreno y piso, ya no son para aglutinar más simpatía y mucho menos para encabezar un movimiento con alcances nacionales como lo requerían los sectores excluidos, en vísperas de las elecciones presidenciales del año 2000.

El bombardeo mediático contra el movimiento es poderoso y lo empieza a aislar.

Poco se hace después para reencausar al movimiento que en un momento sólo logra mantener apoyo moral y descuida los apoyos políticos de varios sectores de la sociedad. Se desliza el movimiento a una etapa de crisis que entre muchas cosas queda desprotegido para poder parar los actos represivos del gobierno, hasta la terrible y lamentable toma de la Universidad por la Policia Federal Preventiva (PFP) con la detención de alrededor de mil estudiantes y la violación de la autonomía universitaria.
Sin embargo, la valoración del movimiento estudiantil aún no está concluido. Las condiciones del contexto en que vivimos prácticamente siguen siendo las mismas.
Los resultados del movimiento se tendrán que valorar en delimitaciones de largo alcance, pues si bien sufre una crisis interna y es golpeado duramente sin alcanzar sus demandas, representa una expresión social novedosa que da a la luz los posibles escenarios a los que tendrán que enfrentarse la sociedad mexicana y los movimientos sociales en circunstancias difíciles de la perdida de lo público, frente a un Estado excluyente y con matices de autoritarismo sofisticado.


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Soobre el autor:
Participante en el movimiento Estudiantil de la UNAM 1999-2000
Periodista y Pasante de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.


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