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Latinoamérica

El Ecuador y los vientos de cambio en América Latina

Hugo Moldíz Mercado (Bolivia)

Vientos de cambio recorren por América Latina. Las corrientes políticas antineoliberales, una gran parte de ellas asentadas en la emergencia de los movimientos sociales y en partidos de izquierda, han empezado a configurar en los últimos cinco años un escenario geopolítico que no es del agrado de los Estados Unidos y su actual jefe de Estado: el ultraconservador derechista George W. Bush. Primero fue con Hugo Chávez en Venezuela, luego con Ignacio "Lula" da Silva en Brasil y ahora, si la tendencia se consolida, con Lucio Gutiérrez en el Ecuador.
En el caso ecuatoriano, los resultados de las elecciones del domingo último no han dejado de constituir una sorpresa para los ortodoxos defensores del modelo neoliberal vigente, pero a la vez representan una confirmación de la línea de resistencia desarrollada por los sectores populares, obreros e indígenas, además de sus expresiones políticas, durante aproximadamente una década. La crisis de "los de abajo", agravada tras la caída del otrora bloque socialista europeo, parece haber llegado a un punto de inflexión y las señales de una lenta y gradual recuperación se avizora en el horizonte para preocupación de "los de arriba".
Gutiérrez, llamado por la derecha de ese país como el "Chavez ecuatoriano" por su participación en el alzamiento popular del 21 de enero de 2000 que derrocó al populista Jamil Mahuad, ha logrado un primer lugar en las justas electorales (19,96%) con el respaldo de las organizaciones campesinas e indígenas, pero también por el activo como militante apoyo del Movimiento Popular Democrático (MPD) y el Partido Comunista Marxista Leninista del Ecuador (PCMLE) del que formara parte el diputado Jaime Hurtado, asesinado hace algo más de tres años por investigar actos de corrupción de fracciones de la clase dominante de ese país.
Todavía es demasiado prematuro asegurar una victoria del militar patriota en la segunda vuelta, dentro de un mes. El conservador Alvaro Noboa, ubicado en el segundo lugar con un 17.5%, no cejará sus esfuerzos en tratar de aglutinar tras suyo a los demás partidos de derecha con el argumento, ya señalado, de que el pueblo debe elegir "entre el comunismo y la empresa privada". El hombre más rico de ese país, propietario de más de 100 grandes empresas y situado en el puesto 14 de los hombres más millonarios de América Latina, sabe que hay mucho en juego
En efecto, si el Movimiento Sociedad Patriótica 21 de Enero triunfa y Gutiérrez asume la presidencia del Ecuador, varios cambios se producirán en ese país: se impulsará una modificación del modelo neoliberal y sus fracasadas recetas de abrir las puertas en condiciones favorables para las transnacionales, se promoverá una revisión de la conveniencia o no de mantener el dólar como moneda y se buscará, a costa de afectar los intereses de los poderosos, reducir los niveles de pobreza que afectan a un 70% de los cerca de 12 millones de ecuatorianos.
En materia internacional, vaya preocupación para el país más poderoso del mundo y sus intereses hegemonistas, es seguro la puesta en marcha de una política tendiente a recuperar algunos grados de soberanía. La oposición al ALCA y al Plan Colombia -el brazo económico y político-militar de la actual estrategia de dominación imperial- figuran en la agenda de la izquierda ecuatoriana, lo cual pasa por poner fin a la base estadounidense en Malta, desde donde, con el pretexto de la lucha antidrogas, se pretende cercar a la lucha del pueblo colombiano e intervenir ante cualquier foco de descontento social y político del pueblo ecuatoriano.
En fin, los objetivos imperiales y las medidas unilaterales adoptadas por el presidente Bush empiezan a tropezar con la respuesta de los pueblos de esta parte del continente latinoamericano, cansados ya de observar pasivamente las injusticias sociales y políticas derivadas de la globalización capitalista. Pero, tampoco hay duda de los esfuerzos que hará Estados Unidos y sus agentes internos, como ha vuelto a ocurrir en Venezuela con el intento de un nuevo golpe de Estado, de revertir a su favor esta emergencia antiimperialista.