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Latinoamérica

7 de octubre del 2002

Octubre, tenía que ser en octubre

Rebelión
El carácter irreconciliable de las clases sociales llega este mes a su límite máximo en Venezuela. La burguesía y sus escuderos de la CTV no dan tregua, sufren de paranoia. Después de todo, son las contradicciones que caracterizan a la psicología de masas del pequeño burgués. Al tiempo que anuncian la toma de Caracas y una paralización total hasta que Chávez se vaya, descubren a un personaje abstracto para derrotar al presidente en unas elecciones adelantadas, ni más ni menos: "el candidato único de la oposición".
Un análisis de esta realidad lo debemos comenzar informándoles a los demás pueblos del mundo, que la oligarquía venezolana no nos quiere dejar otro camino que el de la confrontación; es más, nos está obligando a convertirnos en homicidas, a matarnos con nuestros propios hermanos; que vivimos en las proximidades de un momento concluyente; que en los días que siguen ­tal vez en horas­ se verá si la Revolución Bolivariana tendrá una victoria completa, o si saldrá derrotada, o si llegará a algún arreglo.
Ante la contingencia anterior, se pueden precisar, claramente, algunos aspectos presentes en la sicología de las masas populares, los cuales serán decisivos a la hora de un choque: el pueblo sabe que lo asiste la razón, por eso apela a la conciencia política de los soldados patriotas y a su propio coraje para aplastar a la burguesía. Existe, también, un espíritu de libertad popular, el cual es compartido plenamente por los soldados y el pueblo, de allí que el Ejército Revolucionario, estamos seguros, no se convertirá en un verdugo del pueblo-pobre, al contrario, estará combatiendo siempre a su lado.
De igual manera, aparece en este contexto una verdad incontestable: en todos los cuarteles de la patria ha penetrado un sentimiento de solidaridad con los oprimidos y explotados. El día del soldado, por ejemplo, se celebrará este año en la Parroquia 23 de Enero, la más rebelde de la capital venezolana y principal asiento de las organizaciones revolucionarias (Coordinadora Simón Bolívar, Los Tupamaros, Carapaica, Las Unidades Tácticas "Néstor Zerpa Cartolini y otras). Las mujeres de la Fuerza Bolivariana, por su parte, conjuntamente con el Instituto Nacional de la Mujer se reunirán en el Circulo Militar, para revisar todo lo que tiene que ver con la política de atención, organización y promoción a la organización de mujeres que apoyan el proceso revolucionario.
A esos elementos habría que sumarle, además, el fuerte deseo de justicia que palpita en el corazón del pueblo venezolano después de los sucesos del 11 de abril, el mismo constituye un poderoso estímulo para que los hechos de octubre se realicen más apasionada y enérgicamente. Un triunfo de los bolivarianos, como se espera, servirá para enfrentar con más certeza los problemas de la consolidación y madurez de la Revolución Participativa.
Pero, para lograr la aniquilación decisiva de la burguesía golpista y alcanzar la paz, el pueblo también reconoce que es de suma urgencia organizarse en milicias populares. La milicia es una organización fundamental para la lucha del pueblo contra la burguesía. Es algo muy sencillo ­decían los sandinistas­ y no debe ser confundida con la escuadra táctica de combate que es formada por gente seleccionada, la gente más sana y la que tiene una conciencia superior y que ha recibido un cierto adiestramiento. Estas escuelitas de 48 horas aparecerán por miles en las barriadas de Caracas, Valencia, Maracay, Barquisimeto y demás ciudades del país, sencillamente, porque en un cien por ciento la reserva militar vive en el seno del pueblo: arme y desarme, lo más importante, algo de táctica y un poco de cuestiones políticas. Pasado este seminario esa gente va a enseñar a otros milicianos. De allí que, nuevamente, la derecha esté jugando al golpe de Estado ­ pero tan sólo llega a putshista­ porque sabe que es su única opción; bueno, también apuesta a una intervención militar extranjera, concretamente, de los Estados Unidos de Norteamérica; entonces, de ser así, ya nos tocará irnos a pelear a la retaguardia enemiga en una guerra de guerrillas como respuesta a esa esperada intromisión.
Por tanto, es nuestro deber inmediato, ayudar al ejército forjador de libertades a izar la bandera del pueblo con sus colores amarillo, azul y rojo y las siete estrellas; iremos junto con él a poner en alto la bandera capaz de movilizar a las masas y de unir a las fuerzas para barrer por completo a la reacción e instaurar la autonomía revolucionaria del pueblo.
Los viejos comunistas y los guerrilleros cimarrones de Venezuela ya dieron un paso al frente para decir con el poeta Roque Dalton, el mismo que encontró temprana muerte y fue victima de la intriga, de la ignorancia y del dogmatismo de quienes lo juzgaron y asesinaron, tal como lo reconoció Joaquín Villalobos:
"Ha habido en el país buenas personas/ dispuestas a morir por la revolución. Pero la revolución en todas partes necesita personas/ que no sólo estén dispuestas a morir por ella. De aquellas buenas personas el Ché decía: "Son capaces de morir en las cámaras de tortura/ sin soltar una palabra/ pero son incapaces de tomar por asalto/ un nido de ametralladoras". Y es sabido que el enemigo de clase/ para defender la explotación no solo emplea/ las cámaras de tortura/ sino también nidos de ametralladoras/ y muchísimas cosas más por el estilo. En resumidas cuentas:
sólo aquellos que estén dispuestos a morir y matar/ llegarán hasta el final siendo buenas personas/ para la revolución. Porque será por ellas que habrá revolución. Aunque la revolución termine por ser para todas las buenas personas".
En Venezuela hay un reducido número de personas que no se preocupan de los intereses de la nación (FEDECAMARAS), no escuchan razones (CTV), violan la ley (Enrique Medina Gómez y demás militares golpistas). Permanentemente incitan a las masas (Alejandro Peña Esclusa e Hidalgo Valero), propagan rumores(los medios de comunicación de la clase dominante, es decir, casi todos), simulan la comisión de delitos en su contra (Eucaris Rodríguez y Estrella Castellanos, mejor escuálida que actriz), provocan disturbios (Pablo Aure, Carlos Melo, Pablo Medina y un sector de Bandera Roja) y trastornan el orden normal de la sociedad (todos ellos apandillados). Con gente de esa calaña no puede haber tolerancia; por el contrario hay que tomar contra ellas las medidas punibles que prescriben las leyes, claro, respetándoles siempre el debido proceso. Las grandes masas de la sociedad venezolana demandan el castigo de esta clase de gentes; el no escarmentarlas se contrapondrá a la aspiración de las masas.
Ahora bien, el hecho de que se produzcan esos sucesos casi a diario, evidentemente que es una cosa mala para la sociedad venezolana. Pero, ¿puede una cosa mala transformarse en buena? Como se sabe, esta fue una de las tantas preguntas que se hizo Mao Tse-Tung. Por su puesto, que el gran timonel chino poseía la respuesta, al respecto decía: "tenemos que aprender a examinar las cuestiones en todos sus aspectos, a ver no sólo el anverso de las cosas sino también su reverso".
Los acontecimientos del 11 de abril dejaron como saldo grandes lecciones que serán vitales para contrarrestar la nueva ofensiva del mes de octubre, esa derrota del presidente Hugo Chávez y su equipo de seguridad, fueron una cosa mala, pero fue transformada por el pueblo y el Ejército Revolucionario en una cosa buena. Esos eventos sirvieron para que muchos compatriotas vacilantes, se quitaran ese día la careta de revolucionarios, y eso, es una cosa buena. Sin embargo, dada la rapidez de los hechos se quedaron muchos infiltrados e indecisos que todavía no poseen una convicción firme. Eso ­creo­ sigue siendo una cosa mala, pero en octubre, sí que se convertirá en una cosa buena.
POST-SCRIPTUM: Sí, fue en el Mercado de Montevideo donde oí a unos trovadores entonar las Diez décimas de saludo al público argentino de Alfredo Zitarrosa, recuerdo muy bien que anoté una de sus estrofas, la que dice: "No hay cosa más sin apuro/ que un pueblo haciendo la historia. No lo seduce la gloria/ ni se imagina el futuro. Marcha con paso seguro, calculando cada paso/ y lo que parece atraso/ suele transformarse pronto/ en cosas que para el tonto son causa de su fracaso". ¡Que se levanten barricadas por todas las barriadas venezolanas! ¡Vamos "cumpa" carajo, que para amanecer no hace falta gallinas/ sino cantar de gallos¡ Compatriotas y Camaradas todos, esta vez se trata de vencer o morir y de hacer verdadera nuestra Revolución Bolivariana.



Isrrael Sotillo. Abogado y Periodista