VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Latinoamérica

El cuidadoso doble discurso de la derecha chilena

Por Pedro Pablo Gac Becerra / ZONA DE IMPACTO
Profesor

A nadie debiera sorprender la inteligente estrategia que ha utilizado la derecha para desprestigiar a los gobiernos de la Concertación desde el regreso mismo de la democracia.
Para elaborar sus ardides cuentan con expertos en comunicaciones, psicología y marketing; profesionales especializados en el elaborado arte de crear corrientes de opinión y en desviar la atención hacia los problemas "reales" de la gente, azuzando sus temores, sus envidias y en especial sus frustraciones.
Tal vez lo único que debería sorprendernos es la escasa o casi nula respuesta comunicacional que le han interpuesto los sucesivos gobiernos y los mismos ciudadanos que a fin de cuentas son los verdaderos objetivos de tanta mentira e irreflexión
Un ejemplo de este doble discurso es el ataque permanente que durante doce años han lanzado contra la Policía de Investigaciones, a la cual se acusa de ineficacia, corrupción y politización. Lo curioso es que estos ataques no se extienden a Carabineros de Chile; obviamente hay razones poderosas para explicar esta verdadera obsesión.
Lo cierto, es que la policía civil se las ha jugado por desentrañar los peores casos de violaciones a los derechos humanos, muchos de estos crímenes que permanecieron durante años como verdaderos enigmas y que ya parecían condenados a morir en la impunidad más absoluta; hoy en día están siendo aclarados en su gran mayoría y buena parte de los responsables intelectuales y materiales comienzan a desfilar hacia las prisiones militares y civiles.
Esto ha vuelto histérica a la derecha, que a través de sus medios de comunicación no deja de lanzar dardos envenenados contra la dirección de Nelson Mery y el Departamento Quinto. El último ramillete fue el que se lanzó debido al presunto consumo de drogas de un oficial encargado de combatir el narcotráfico en la Primera Región; rápidamente la derecha movió sus peones para obligar a renunciar al Jefe Nacional Antinarcóticos, y veladamente se trató nuevamente de responsabilizar de dicha negligencia al Director de la institución.
Curiosamente cuando el Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea era presionado a renunciar por todos los sectores sociales y políticos del país, Lavín se limitaba a repetir que la decisión debía adoptarla el mismo Comandante en Jefe.
Otro ejemplo podríamos registrarlo en su actitud hacia la libertad de expresión artística; aquí los paladines del libre mercado, de la libre oferta, de la sociedad libre de pensar y actuar callan o atizan a sus seguidores a escribir a los diarios o manifestarse en la calle pública contra esta "afrenta" al prócer que de soslayo se hace extensiva a toda la armada de nuestro país.
Para ellos no es una mayor afrenta que se descubra que los verdaderos asesinos de un gran líder sindical fueron integrantes del Ejército o que un alto general de la Patria le haya mentido a todo el país, ocultando los datos de los detenidos desaparecidos y ahora esté procesado por obstrucción a la justicia.
Me pregunto: ¿Qué hubiese pensado Don Arturo sobre estos soldados y generales que no trepidaban en torturar mujeres embarazadas, asesinar prisioneros indefensos y luego arrojar sus cuerpos al mar…?
Por último, qué divertida es la derecha, insiste hasta la saciedad en lo del gasto público, en cómo se despilfarra dinero por parte del Estado, y no dice nada frente a los fondos fiscales que fueron utilizados por la DINE para asesinar chilenos aquí en Chile y en el extranjero.
El caso de Eugenio Berríos es sólo la punta del iceberg de la enorme red de protección que se trató de tender sobre los criminales de las dictaduras latinoamericanas; ese es un aspecto judicial que aún no ha sido investigado. ¿Sacaban el dinero de sus bolsillos o lo sacaban del bolsillo de todos los chilenos? ¿Quiénes autorizaban esos gastos? ¿Quiénes falsificaban o robaban documentos? ¿Quiénes entregaban los pasaportes para viajar al extranjero y qué hacían los prófugos de la justicia mientras permanecían en Montevideo? ¿Quiénes daban las órdenes…?
Es tanto o más fácil que sumar dos más dos.
Cuando hablamos de probidad fiscal, la derecha debe recordar lo que se hizo durante el gobierno que ellos apoyaron y que aún tienen el descaro de defender; incluso lo que se hizo después, en plena democracia y con el dinero de todos los chilenos como a ellos tanto les gusta decir.