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Internacional

26 de abril del 2002

Berlusconi

Ignacio Ramonet
ZNet en español
"De entre todas las formas de "persuasión clandestina" la más implacable es la que se ejerce, simplemente, por el orden de las cosas".
Pierre Bourdieu
En Italia "el orden de las cosas" persuadió de manera invisible a una mayoría de los electores de que la época de los partidos tradicionales había terminado. Convicción que hunde sus raíces en una constatación: el sistema político ha conocido, tras los años 1980, una degeneración acelerada. Algunos hablan de "gangrena" y de "putrefacción". La corrupción se generalizó y llegó a cobrar proporciones alucinantes. El sistema de sobornos le costó al país más de 75.000 millones de euros… La financiación oculta de los partidos favoreció un fabuloso enriquecimiento personal de los principales dirigentes políticos, en particular de los socialistas y de los demócrata-cristianos. "Cualquiera que tuviese ojos para ver", ha podido afirmar Indro Montanelli, "se daba cuenta de lo mucho que contrastaba el nivel de vida de los altos responsables con sus declaraciones de renta"[1].
Desde 1992, a través de la operación "Mani pulite" (Manos limpias) y del juez Antonio Di Pietro se destaparon una avalancha de escándalos. El antiguo presidente y jefe de los socialistas, Bettino Craxi, acusado de haberse enriquecido ilegalmente, presentó su dimisión en medio de un gran desorden, abucheado por una multitud furibunda, que intentó incluso lincharle… A su vez, Giulio Andreotti, también antiguo presidente del Consejo y principal dirigente de la democracia- cristiana, fue inculpado, arrastrado por el fango, acusado de "coaligarse con la mafia" y de "complicidad en asesinato"…
La caída de estos dos gigantes hace tambalear al conjunto del sistema político, que en el espacio de unos meses ve a centenares de diputados, senadores y antiguos ministros expuestos al escarnio público, golpeados por los escándalos, perseguidos por los jueces y vilipendiados por los medios de comunicación… Acusada de malversaciones de todo tipo, la clase política en el poder se encuentra decapitada, rechazada por la opinión pública, y se hunde en el descrédito. "El vacío es tal, el pánico tan fuerte", escribe Eric Joszef, "que algunos temen abiertamente un golpe de Estado"[2].
En medio de este gran naufragio, no es por medio de un golpe de Estado, sino por el recurso a una cierta hipnosis televisiva colectiva, que Silvio Berlusconi, ya aliado con los posfascistas de la Alianza Nacional y con los xenófobos de la Liga Norte, gana por primera vez las elecciones y se convierte en presidente del gobierno entre mayo y diciembre de 1994. Esta experiencia en el poder será un fracaso. Pero que no desanimó a Berlusconi, también acusado de sucias especulaciones, de manejos sospechosos y de operaciones fraudulentas, quien, para volver a ser jefe del Estado en mayo de 2001, contó con sus muchas bazas.
¿Qué bazas? En primer lugar las que le ofrece su inmensa fortuna, la decimocuarta del mundo y la primera de Italia.[3] Una fortuna construida a partir de la nada, gracias a la protección inicial de su amigo socialista Bettino Craxi. A fuerza de trapicheos, triunfa primero en la inmobiliaria, después en la distribución a gran escala y en los supermercados, a continuación en los seguros y la publicidad, y por último, en el cine y la televisión. Se convierte, junto al grupo Bertelsmann, Rupert Murdoch, Leo Kirsch y Jean-Marie Messier, en uno de los emperadores de los medios de comunicación de Europa.
Berlusconi aprovechará su fabulosa riqueza y el formidable poder que le confieren, sus cadenas de televisión en materia de violencia simbólica,[4] para demostrar, en la era de la mundialización, una sencilla ecuación: cuando se posee el poder económico y el poder mediático, el poder político se adquiere casi de inmediato.[5] E incluso triunfalmente, ya que su partido, Forza Italia, obtuvo el 13 de mayo de 2001 alrededor del 30% de votos en las elecciones legislativas, convirtiéndose de ese modo en la primera formación política de Italia…
Demagogo y populista, Berlusconi no se lastra con escrúpulos. En materia de aliados, no ha dudado en pactar con el ex fascista Gianfranco Fini y el racista Umberto Bossi. Estos tres hombres forman el triunvirato más grotesco y más nauseabundo de Europa. Hasta el punto de que, con anterioridad a estas elecciones, un semanario británico, recordando las acusaciones presentadas por la justicia italiana contra Berlusconi, estimó que un dirigente semejante "no era digno de gobernar Italia", puesto que constituía "un peligro para la democracia" y una "amenaza para el Estado de derecho".[6]
Estas sombrías predicciones se han revelado acertadas. Tras el lamentable hundimiento de los partidos tradicionales, la sociedad italiana, tan cultivada, asiste impasible (con la excepción del mundo del cine, que resiste) a la actual degradación de un sistema político cada vez más confuso, extravagante, ridículo y peligroso. Con la labia de un charlatán de feria y gracias al monopolio de la televisión, Berlusconi pone en marcha eso que Dario Fo califica como "nuevo fascismo".[7] Y todo se cifra en saber en qué medida este modelo italiano corre el riesgo de extenderse mañana por otros países de Europa…
Notas
1.- Citado por Eric Jeszef, Main basse sur l'Italie. La résistible ascension de Silvio Berlusconi, Grasset, Paris, 2001, p.37.
2.- Ibid., p.41.
3.- La revista estadounidense Forbes estima la fortuna de Berlusconi en 14.500 millones de euros.
4.- "La violencia simbólica es aquella forma de violencia que se ejerce sobre un agente social contando con su complicidad". Pierre Bourdieu (avec Loïc J.D.Wacquant), en Réponses, Seuil, París, 1992, p.142.
5.- Demostración igualmente realizada por Michael Bloomberg, millonario estadounidense, propietario de la cadena mundial de informaciones económicas continuas Bloomberg TV, que ha gastado más de 77,5 millones de euros en su campaña electoral y ha podido de ese modo realizar su sueño de convertirse, a partir del 1 de diciembre de 2001, en alcalde de Nueva York…
6.- The Economist, Londres, 28 de abril de 2001.
7.- Dario Fo "El nuevo fascismo ha llegado", Le Monde, 11 de enero de 2002. [Dario Fo "El fascismo ha regresado a Italia", Clarín, 23-1-2002: http://www.clarin.com.ar/diario/2002-01-23/o- 01901.htm].




Origen: ZNet / Le Monde diplomatique
Traducido por Simón Royo y revisado por Manuel Talens.