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Internacional

3 de marzo del 2002

Asturias: Hacinados y explotados por la empresa Hormes 60 marroquíes vivieron como esclavos durante un año en una vivienda de Siero

Asturies Contrainfos

Comisiones Obreras denunció ayer que 60 inmigrantes marroquíes vivieron durante un año hacinados en una vivienda de Paredes (Siero), durmiendo de ocho en ocho y sufriendo una explotación laboral por parte de la empresa de construcción que los había contratado, Hormes Aplicaciones y Servicios.
El caso de explotación a inmigrantes salió a la luz el pasado día 3, cuando cuatro de los trabajadores marroquíes denunciaron en la Jefatura Superior de Policía de Asturias «las presiones» ejercidas por la empresa de construcción.
Francisco González Pérez, secretario de política social de CC OO de Asturias, y Jeremías Dos Santos, secretario de la Federación de Construcción, Madera y Afines (Fecoma) del sindicato, explicaron ayer «las condiciones de explotación» desarrolladas por la mayoría de las empresas del sector de la construcción, que «contratan inmigrantes como mano de obra barata, aprovechándose de las necesidades de las personas», denunciaron indignados los sindicalistas.
En concreto, ambos se refirieron a la empresa Hormes Aplicaciones y Servicios S. L., con domicilio social en León, aunque trabaja en el Principado como subcontrata de otras empresas asturianas. Según explicó González Pérez, la empresa incumplía las condiciones laborales y sociales de los trabajadores y destacó «el incumplimiento del convenio colectivo». «La constructora», añadió, «aplicaba, además, el convenio laboral de León, que ofrecía salarios más bajos y no cotizaba a la Fundación Laboral de la Construcción, lo que impedía a los trabajadores recibir las prestaciones ofrecidas por el organismo».
En el caso de los trabajadores marroquíes, los trabajadores eran buscados directamente en su país de origen, pero se tramitaban sus papeles en León. Además, sólo cobraban un salario de 50.000 pesetas al mes, ya que el resto se les descontaba para comida y alojamiento.
Los sesenta marroquíes vivían en una misma casa de dos plantas en «un régimen carcelario»: estaban hacinados en habitaciones de ocho personas, en literas, tenían horario de entrada y salida, ya que sólo la persona que se encargaba de la cocina tenía llaves, y no gozaban de buenas condiciones higiénicas.
A los inmigrantes se les cobraba el alojamiento y la comida, se les descontaba el kilometraje en caso de traslado por motivos de trabajo, tenían «penalizaciones económicas» si, por ejemplo, dejaban sin recoger sus habitaciones o les quitaban entre 7.000 y 10.000 pesetas si faltaban un día a trabajar por enfermedad. Según Francisco González, les trajeron a España «engañados en cuanto a las condiciones laborales y de vida que iban a tener».
La situación, añade, se mantuvo prácticamente a lo largo del pasado año, aunque los trabajadores no se atrevieron a denunciarlo «por miedo» a perder su empleo. Sólo cuatro de los trabajadores se decidieron a hacer pública su situación. De los demás, muchos de ellos ­que fueron desalojados de la casa de Paredes por la propia empresa tras la denuncia­ continúan trabajando debido «a que tienen adquiridas diferentes deudas económicas», apuntó el secretario del Fecoma.
(Fuentes: AC/La Nueva España)