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Internacional

25 de marzo del 2002

"Bourdieu-ismo"

Mumia Abu Jamal
Casapueblos

Yo no conocí al fallecido sociólogo francés Pierre Bourdieu (1939-2002). No recuerdo siquiera haber visto su fotografía. Pero si el trabajo de un hombre y sus ideas son medidas suficientes, entonces conocí a Bourdieu muy bien.
Porque, desde principios de 1995 hasta quizas el año 2000, una serie de artículos y opúsculos de Bordieu fueron enviados, sin ser pedidos, a mi correo.
No leí los artículos inmediatamente, pero cuando tuve tiempo de leerlos, fui golpeado por su brillantez. Él era un iconoclosta (o destructor de ídolos), un pensador profundo, un extraño sociólogo de la liberación, un activista universitario que trabajó con los movimientos sociales en Francia, como los indocumentos, los desempleados y similares.
Él también fue un punzante crítico de los media, las élites globalizadoras y el establishment académico. Utilizando su conocimiento de la sociología (o el estudio de las organizaciones y colectivos sociales) como base, él cuestionó esas cuestiones que la sociedad considera como hechos dados, a fin exponer los usos de los media, la academia y la opinión popular para preservar las injusticias sociales. En una entrevista de 1997 con el periódico brasileño O Globo, Bourdieu fue preguntado por su visión de los media:
"Los media son, sobre todo, un factor de despolitización, que naturalmente actúa con mayor fuerza en los sectores más despolitizados del público, en las mujeres más que en los hombres, en los menos educados más que en los más educados, en los pobres más que en los ricos. Esto puede sonar escandaloso, pero se deduce claramente del análisis estadístico de la probabilidad de formular una respuesta explícita a una cuestión política o de abstenerse (la consecuencia de este hecho, especialmente en política, es explorada con mayor profundidad en mi reciente libro Meditaciones Pascalianas), La televisión, mucho más que los periódicos, ofrece una visión despolitizada, aséptica y suave del mundo, y ello está impulsando a los periódicos a deslizarse crecientemente hacia la demagogia y la subordinación a los valores comerciales".
Bourdieu, conocido por sus reflexiones sobre los "habitus" (espacios sociales y relacionales en los que una persona vive, trabaja, se divierte, etc.) y el capital cultural y simbólico, se consideraba a sí mismo como "a la izquierda de la izquierda". Él condenaba lo que llamó "nuevos intelectuales", quienes, en su apresuramiento por usar y abrazar (y por tanto sustentar) los media masivos, son "doxoforos", un término platónico que significa "técnicos de la opinión que se consideran sabios". Porque su rol es legitimar el status quo, no desafiarlo.
Bourdieu lo desafió en cada paso, y en virtualmente cada ámbito de la actividad humana colectiva. Desafió al lenguaje mismo, como una herramienta construida de jerarquía social y dominación, como cuando los hablantes nativos devaluan a las personas que retienen su acento o discurso étnicamente infectado (mirar como los autodenominados discursos blancos y negros son considerados, por ejemplo).
Su brillantez le sobrevivirá durante largo tiempo.
20 de febrero de 2002
(Traducción: Casapueblos).
Text © copyright 2002 by Mumia Abu Jamal. All rights reserved. Reprinted by permission of the author
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