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Internacional

21 de marzo del 2002

El eje del mal está en Washington


Edward Herman
ZNet en español

Está formado por Bush y las petroleras, el complejo militar-industrial, las transnacionales y la Derecha Cristiana que han aprovechado la desaparición de la Unión Soviética para imponer su hegemonía

E
l presidente por golpe de estado George W. Bush ha nombrado a tres estados pobres y sin conexión entre ellos como un "eje del mal," reflejando la sensibilidad de ese gran moralista frente al bien y al mal. Se le han hecho algunas críticas por utilizar un lenguaje tan extremo hasta en la prensa convencional, pero no ha habido ninguna persona en esos medios que haya sugerido que, como ha ocurrido tan a menudo en este mundo postOrwelliano, un lenguaje semejante puede ser el que mejor represente a su autor y sus asociados.
HAY un eje político del mal que posee influencia en Estados Unidos y que respalda el régimen de Bush, que incluye a la industria petrolera, al complejo militar-industrial (CMI), a otras transnacionales, y a la Derecha Cristiana, todos importantes contribuyentes al triunfo electoral de Bush, y cada cual representado a alto nivel en la administración, además de Bush en persona, Cheney, Rumsfeld, O'Neill y Ashcroft. Este VERDADERO eje del mal está utilizando el 11 de septiembre y la "guerra contra el terrorismo" para realizar su agenda exterior e interior en una escala verdaderamente impresionante, hasta ahora sin grandes impedimentos en el país o en el extranjero. Lo que es notable en esa agenda es que contradice todos los requerimientos de paz, democracia global, equidad y justicia económica, protección ecológica y ambiental, y estabilidad global. Representa la decisión de un país ultra poderoso, determinado a consolidar lo más rápido posible sus ventajas económicas y políticas, sin considerar el costo para la sociedad global. Está acelerando todas las alarmantes tendencias de militarización y globalización que han llevado al aumento de la violencia, a la polarización de los ingresos, y a las vigorosas protestas contra el Organización Mundial de Comercio, el FMI y el Banco Mundial.
Hay que considerar lo siguiente:
1. La nueva carrera armamentista: incluso antes del 9 de septiembre, el gobierno de Bush estaba impulsando un mayor presupuesto armamentista y el gigantesco despilfarro y amenaza militar ofensiva, la Defensa Nacional Antimisiles. Después del 9 de septiembre y del colapso de los demócratas, está destinando miles de millones [de dólares] a todo lo que desee el CMI, y con su conducta cada vez más violenta y sus amenazas en el extranjero, otros países se verán obligados a seguirlos. Esto arranca enormes recursos de la sociedad civil, y exacerbará los conflictos basados en los ajustes y el sufrimiento de los ciudadanos corrientes. Lo mismo sucederá en todo el globo. De esta manera, la polarización de los ingresos resultante de la globalización corporativa será aumentada por este desvío de recursos hacia las armas. Como señala Jim Lobe, "Todas las esperanzas que puedan haber existido a fines de los años 90 de una nueva era de cooperación global en la lucha contra la pobreza, la enfermedad, y las amenazas al medio ambiente, parecen haberse evaporado" (Dawn, [Pakistán], 23 de enero de 2002). La total irracionalidad e irresponsabilidad de este aumento del presupuesto armamentista se refleja en el hecho de que ninguna de sus partes tiene que ver con alguna amenaza de bin Laden y sus fuerzas. Las armas desarrolladas para combatir los tanques soviéticos siguen avanzando, así como sofisticados nuevos sistemas de aviación y de defensa antimisiles, que difícilmente confrontan a bin Laden, pero que representan los despilfarros causados por el CMI y el apuro por llegar a una hegemonía de "espectro completo".
2. La nueva violencia: El Eje de Washington ha descubierto que enarbolar la bandera era precisamente lo adecuado para distraer al público de los temas relacionados con sus necesidades básicas, induciéndolo a que se deleite con juegos bélicos, enardeciendo a nuestro lado mientras aplastamos a otro pequeño adversario más, cuya suerte podría ser sufrida por otros. Como escribiera irónicamente el gran economista político, Thorstein Veblen, hace casi un siglo, "los sensacionales llamados al orgullo patriótico y a la animosidad obtenidos mediante victorias y derrotas... [ayudan] a dirigir el interés popular hacia otros asuntos, más nobles, institucionalmente menos peligrosos, que la distribución desigual de la riqueza o de las comodidades de los seres. Las preocupaciones belicosas y patrióticas fortalecen las virtudes bárbaras de subordinación y de autoridad preceptiva... Es lo que promete una política nacional voluntariosa" (Teoría de la Empresa de Negocios [1904].
El equipo Bush amenaza con golpear a todo el que "albergue terroristas" o quiera producir "armas de destrucción masiva" sin nuestra aprobación. Israel, por cierto, está excluido de esta regla y ha recibido carta blanca para aplastar a la sociedad civil palestina. Bush y sus manipuladores decidirán quiénes son terroristas, quién los alberga, y quién puede producir armas. Es fácilmente predecible que todo el que se resista al proceso de globalización corporativa y trate de mantener un camino independiente de desarrollo, se verá acusado de violar los derechos humanos, de albergar terroristas, o de amenazar de algún otro modo la "seguridad nacional" de EE.UU., con consecuencias nefastas. Ya que el actual proceso de globalización aumenta la desigualdad y la pobreza, las pobrezas y las emergencias continuarán ocurriendo. La respuesta de EE.UU. está expresada claramente en la "guerra contra el terrorismo" e impulsa simultáneamente el "libre comercio" y las reducciones en los gastos para la sociedad civil en el país y en el extranjero.
El Eje de Washington también mantiene una "guerra contra los pobres" que se identificará fácilmente con la "guerra contra el terrorismo," al llevar a los pobres a resistir, y esa resistencia será interpretada como terrorismo. Y así volvemos a una gran tradición de EE.UU., llevada a un nivel superior con el derrocamiento del gobierno democrático de Irán en 1953 y la instalación del Shah, el asesinato de la democracia guatemalteca por Eisenhower y Dulles en 1954, la guerra contra Vietnam, y el reemplazo auspiciado por EE.UU. de gobiernos democráticos por Estados de Seguridad Nacional en toda América del Sur en los años 60 y 70. Se pretendió que eran guerras contra la "Amenaza Soviética," pero en realidad eran guerras contra los pobres y contra la amenaza populista al "libre comercio".
Es obvio que el equipo de Bush amenaza con aún más violencia de la que hemos visto en la era anterior. La fuerza militar que controlan es relativamente superior y no enfrenta la coacción soviética. Con la ayuda de medios de comunicación más centralizados y comercializados, han llevado al populacho a un estado febril de juego bélico. Han vuelto a llevar al gobierno a algunos de los partidarios más fervientes del terrorismo y de los escuadrones de la muerte de los años de Reagan, tales como Otto Reich, Richard Perle, Paul Wolfowitz, John Negroponte, Elliott Abrams y Lino Gutierrez; gente que puede trabajar ahora en un ambiente más favorable a los asesinos.
3. Escalada del apoyo a los regímenes autoritarios: Estados Unidos ayudó activamente a llevar al poder y apoyó a numerosos regímenes asesinos en los años entre 1945 y 1990, con la excusa de la Amenaza Soviética, pero en realidad lo hizo porque esos regímenes eran adecuadamente serviles frente a los intereses estadounidenses y suministraron de buen grado el "clima favorable a las inversiones" (especialmente mediante la destrucción de los sindicatos). Al desaparecer la Amenaza Soviética, se tardó un cierto tiempo en encontrar racionalizaciones para los antiguos, y profundamente arraigados, prejuicios antipopulistas y antidemocráticos, pero ahora tenemos la "guerra contra el terrorismo," que viene de perillas. El Eje de Washington ya se ha lanzado a apoyar al dictador militar de Pakistán, al estalinista que es amo de Uzbekistán, y está bien claro que la disposición a servir a la "guerra contra el terrorismo" hará olvidar cualesquiera problemas resultantes de acciones desagradables de las dirigencias políticas. Al mismo tiempo, como en el caso de la escalada de Sharon en su ofensiva contra los palestinos o de Putin en Chechenia, la cooperación con la guerra significará conseguir apoyo para la violencia interna contra disidentes y minorías, formas de terrorismo estatal que serán interpretados con mucho gusto como parte de la "guerra contra el terrorismo". Igual que la militarización y la guerra no llevan a la democracia, los efectos de la movilización de países para apoyar la guerra del Eje del Mal de Washington dañará globalmente a la democracia.
4. Efectos de desestabilización: La globalización corporativa ha tenido un importante efecto desestabilizador en la economía global, causando un aumento del desempleo, reducciones en el presupuesto civil, migraciones internas y externas en gran escala, y destrucción medioambiental. La penetración más agresiva de los intereses petroleros, en colusión con los gobiernos locales en Nigeria, Colombia, y ahora Asia Central, y la nueva guerra contra el terrorismo, deberían intensificar las tendencias a la desestabilización.
5. La lucha contra la democracia en el país: El equipo de Bush ha luchado a todo nivel contra los elementos básicos de la democracia y ha intentado concentrar una autoridad gubernamental descontrolada en sus propias manos. La militarización misma es antidemocrática, pero el equipo ha intentado reducir el control sobre la CIA y la policía, limitar el acceso público a todo tipo de informaciones, y restringir la libertad de expresión. Ha creado un gobierno secreto y está llevando al país hacia un gobierno más abiertamente autoritario, y, si puede continuar por el mismo camino, la guerra sin fin contra el terrorismo que ha planificado, debería servir ese objetivo.
6. La "visión" de Bush contra el "Fin de la Historia": Este proceso no se ajusta bien a la visión de Francis Fukayama de un orden más pacífico y democrático que surgiría después de la desaparición de la Unión Soviética y del triunfo del capitalismo. Fukayama perdió el tren en tres cosas. No comprendió que el fin de la Unión Soviética y la desaparición de una amenaza socialista también terminaría con la necesidad de acomodar a los trabajadores con concesiones de seguridad social - en otras palabras, que habría un retorno a un capitalismo puro tal como Karl Marx lo describió en el primer volumen del Capital. En segundo lugar, no vio que la globalización corporativa y la mayor movilidad del capital produciría una "ejército de reserva laboral" global y debilitaría la fuerza de negociación sindical y su posición política. Finalmente, no vio que sin la "contención" por la Unión Soviética, Estados Unidos ya no confrontaría limitaciones para utilizar la fuerza al servicio de sus transnacionales, obligando a los países del Tercer Mundo a unirse al nexo del "libre comercio," impidiéndoles que sirvan las necesidades de sus ciudadanos (en vez de los intereses de la comunidad corporativa transnacional).
Como todo este proceso representará aún más polarización y conducirá a la miseria a tanta gente, las insurrecciones se han hecho inevitables, justificando más militarización y una escalada de la guerra contra el "terrorismo" en un ciclo vicioso. ¿Qué puede ser más aterrador y peligroso para el mundo que enfrentar el Eje del Mal de Washington, el poseedor abrumadoramente dominante de "armas de destrucción masiva," que trata de mejorar y hacer más utilizables, y que ha llevado la antigua arrogancia y el fariseísmo de las elites a niveles nunca alcanzados en el pasado, sin que se vea alguna fuerza que pueda restablecer el equilibrio? La amenaza de bin Laden no es nada en comparación. Lo que es más, la amenaza de bin Laden proviene de las acciones de EE.UU., que jugaron un papel crucial en la construcción de la red de al-Qaeda, y de las políticas que han convertido el Oriente Próximo en un infierno, y que han polarizado los ingresos y la riqueza en todo el globo. El ciclo de la violencia sólo se romperá si el Eje del Mal de Washington es derrotado, apartado del gobierno, y reemplazado por un régimen que desee servir a un público que trascienda las petroleras, al Complejo Militar-Industrial, a las otras transnacionales, y a la Derecha Cristiana.
Título Original: Axis Of Evil-- In Washington D.C.
Autor: Edward Herman, ZNet Sustainer Program, 16 de marzo de 2002
Link: http://www.zmag.org/content/TerrorWar/herman_axis-of-evil.cfm
Traducido por: Germán Leyens